Por Sofía Durand Fernández
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Para Juan Campodónico, todas las personas, en mayor o menor medida, son freaks. “Hay lugares donde encajás perfecto, pero otros en los que no encajás para nada y te sentis raro”, explica en entrevista con LatidoBEAT.
Hay un imán que no nos deja ir.
Y no paramos ni para dormir.
Estos son solo algunos versos de “FRIK”, la canción que inaugura su proyecto solista. Fue productor de artistas como Jorge Drexler, Zoe Gotusso y El Cuarteto de Nos, entre otros. Además, integra El Peyote Asesino y es creador del proyecto musical “Campo”.
Campodónico, esté directamente mencionado o no, subyace en la construcción de la música uruguaya de los últimos 20 años. Es un sello. ¿Por qué, entonces, surge ahora la necesidad de crear música bajo su nombre? “Es una larga historia”, contesta el músico y productor. Según él, se trata de la búsqueda de una visión más íntima y personal, a partir de la inquietud de “cambiar la óptica”.
A pesar de estar construyendo un proyecto solista, afirma que el trabajo colectivo le gusta y reconoce que es algo que aprendió de su padre, director de teatro, un rol que requiere "ordenar todas las piezas". "La suma de talentos te lleva a lugares que no podés llegar solo. Suma información y riqueza". Pero también expresa que los proyectos colectivos surgían desde una idea madre para la cual trabajar. Pone a Bajofondo como ejemplo: “La idea era explorar la historia de la música rioplatense y el tango con las herramientas nuevas de la tecnología del remix, hip hop, electrónica. Había algo conceptual de una exploración”. Al entrar a su perfil de Spotify, se encontró con dos remixes, y nada más. Lo vio como una página en blanco para escribir.
“FRIK” busca reflexionar sobre la singularidad de las personas, que, a veces, puede llevar a sentirse “sapos de otro pozo”. “Si mirás de cerca, todos somos raros, no hay nadie normal”, reflexiona. En un principio, la escribió junto a Martín Rivero. Destaca, también, el componente crítico, la alusión a hacer una revolución, pero lo contrasta con el mundo de hoy, más irónico, y con la era del "todo ya, el consumo, y el porno".
Bajo ese pensamiento, da comienzo a un proyecto que se construye bajo la mirada del público. El disco no está terminado, y fue una decisión intencional. “Se va develando mientras se termina. Me gustaba la idea de no tener todo terminado y no hacer una estrategia de publicación, está en construcción, y va a seguir así hasta fin de año”, explica. De esta experiencia, valora que puede recibir el feedback de los lanzamientos, pero también manejar sus tiempos y compromisos.
Entre esos compromisos, se encuentra la producción del primer álbum de cantautor mexicano Jósean Log. Fue durante este proceso que surgió la colaboración de este en “FRIK”. Campodónico lo define como una persona muy particular. Log estudió Ciencías Políticas, hizo un máster en Filosofía, pero también estudio música en Berklee. “No es un loco que salga a hacer recitales o notas de prensa o lanzamientos con un sello, es todo totalmente espontáneo e independiente”, explica el músico uruguayo. Aun así, los temas del mexicano se hicieron sumamente virales en redes.
El vínculo entre ellos nace a partir de dos motivos: la trayectoria como productor de Campodónico, y los amigos uruguayos que Log se hizo durante su estadía en Barcelona. Aun cuando la fecha de inicio de producción era para marzo de ese año, Log llegó un mes antes a Uruguay, con ansias de conocer el país.
Si bien el músico uruguayo afirma que no podría haber logrado el punto de vista que tiene esta canción en ninguno de sus otros proyectos, reconoce que el aporte de Jósean la enriqueció: “Era un tema mucho más oscuro, y cuando entró él, que es mexicano y mucho más cálido, le agrego luz. Le agregó otra impronta con la interpretación”.
Está la versión de estudio, la versión acústica y otra bajo árboles en Bella Vista, grabada en video y en la que "no hay nada regrabado". Además, publicaron una conversación en formato podcast, término que a Campodónico le suena "trillado" y prefiere resumir en "un intercambio sobre el proceso creativo que también nutra al trabajo en sí".
Tiene sentido que un productor hablé de la importancia del contexto de una obra. Si se tienen en cuenta los patrones de consumo de la actualidad, aún más. "Hoy en día, muchas veces llegás a la música algorítmicamente y, a veces, las cosas no tienen ni contexto. A mí me encanta saber el contexto para que las cosas tengan más sentido. Si las sacás de ahí, empiezan a perder interés, profundidad y conexión. Me gustaba que, al lanzar la canción, pudieras agarrar de varios lados para darle contexto, identidad y profundidad al tema. Hicimos todas estas piecitas, que no son las habituales, porque por lo general, te piden que hagas un video, pero este es el espacio para probar otras cosas", dice.
No es el primer trabajo que Campodónico realiza en pos de fomentar una escucha activa y consciente de la música. Meses atrás, y junto a Andrés Torrón, presentó la exposición “La milonga es hija del candombe así como el tango es hijo de la milonga”. El objetivo era ordenar la historia de la música uruguaya, pero además, permitir una escucha de calidad del repertorio: "No tiene nada que ver la percepción que podes obtener de escuchar esas grabaciones en el teléfono a hacerlo en una sala con un equipo de Hi Fi".
Aunque contrasta y asume que la música también tiene una dimensión primaria, inmediata y que permite que funcione incluso fuera de contexto, insiste con que conectar los puntos le da más identidad. "Estamos empachados de información. La programación de las plataformas todavía es básica, está la idea falsa de que van a saber tus gustos mejor que vos mismo", expresa.
También recuerda las idas en su juventud a un boliche llamado Amarillo, donde escuchó por primera vez a artistas como Bjork o Rage Against The Machine. Del proceso de tener que ir a una disquería, pedir los discos, encargarlos y esperar 20 días hasta que llegaran. "La música traía mucha información sobre estilo de vida, moda, estética. Los libritos de los discos contenían un montón de información a la que le prestabas atención porque no había otras vías donde pudiera circular. Hoy en día hay infinitos caminos, podés expresarte individualmente de mil maneras. La música ocupa un lugar muy importante, pero, a veces, ante la catarata y el volumen, se pierde que le prestes atención a lo que estás escuchando", afirma.
Define la viralidad como un fenómeno algoritmo, que no sabe si es predecible, pero tampoco le importa: "Yo creo que todas las cosas musicales que hice nunca fueron el sabor del mes, nunca fueron número uno. Pero todo lo que he hecho, pasado el tiempo, ha perdurado y sigue vigente. Hay una manera de perdurar, y es hacer un producto más rico, con más sentido y conexión que, a veces, va por otro camino que no es la viralidad. Para mí, es la manera que te dicen que tenés que encajar en ese libreto de cómo se hace música hoy en día, pero somos freaks. Hacemos las cosas de otra manera y con ganas de relacionarte con la música de otra manera, hacer música que sea significativa".
Por Sofía Durand Fernández
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