Por Sebastián Chittadini
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En 2012, el gobierno de España puso en marcha la “Marca España”, una iniciativa que tenía como objetivo mejorar la imagen del país en el exterior y entre los propios españoles a través de la divulgación de aspectos positivos a nivel social, cultural, científico o turístico.
Pero sabido es que no siempre se construye una imagen exterior basada en aquellas cosas que pretendemos promover. Muchas veces, hay señas particulares que se imponen a la hora de establecer la manera es que algo es visto desde afuera. También los países. También España, país al que de forma indefectible se asocia con algunas instituciones de renombre mundial. Por ejemplo, el Real Madrid, considerado como la entidad deportiva más importante y exitosa del planeta, además de ser “Marca España”. Siendo el club más conocido a nivel global y el que tiene mayor número de seguidores, ha sido siempre un embajador natural de España en el exterior. Ya en los tiempos de la presidencia de Santiago Bernabéu, el nombre Real Madrid era una de las imágenes más asociadas a España fuera de sus límites.
Y si se pensara en el Real Madrid como una persona, ¿quién sería? Tal vez alguien que encarnara alguno de los valores que transformaron al club blanco en una entidad universal. Quizás, cierto cantante podría ser visto como la personificación del madridismo a la hora de ejercer como un embajador de España y la españolidad en el mundo.
Mucho antes de que a alguien en el gobierno español se le ocurriera la idea y el término, Julio Iglesias era la “Marca España” en sí mismo. Un símbolo universal al que una vez le pagaron 18 millones de dólares por aparecer en una campaña de Coca-Cola, un artista que en Brasil vendió más ejemplares de su disco “Momentos” que los que Michael Jackson vendió de “Thriller”, un fenómeno al que vieron más de cuatrocientos millones de televidentes en su primer concierto en China, país en el que nadie vendió más discos que él. Nunca fue designado como embajador, pero actuó en recepciones oficiales para presidentes como Ronald Reagan, Jacques Chirac o Bill Clinton. Sin entrar en gustos artísticos o en debates sobre calidad, nadie puede negar que Julio Iglesias es casi un sinónimo de España para mucha gente en el mundo.
La vida sigue igual (a las películas)
"Al final las obras quedan, las gentes se van, otras que vienen las continuarán… la vida sigue igual...”.
De esta forma termina la canción que en 1968 lanzó a Julio Iglesias al estrellato y al año siguiente daría nombre a una película protagonizada por él. En “La vida sigue igual”, Iglesias hacía de sí mismo como un arquero suplente del Real Madrid que se dedicaba a la música tras un accidente automovilístico. Aquello no fue fruto de la frondosa imaginación de un equipo de guionistas, sino que se limitaba a reflejar la propia experiencia de vida de Julio como arquero del Juvenil B y del equipo amateur “Merengue” entre noviembre de 1959 y setiembre de 1962.
Un día, sin que sus padres se enteraran, fue junto con algunos compañeros de estudios a las pruebas de acceso al equipo juvenil del equipo de sus amores: el Real Madrid. El club estaba presidido en ese momento por Santiago Bernabéu y aquellos entrenamientos fueron supervisados por el legendario arquero Ricardo “El Divino” Zamora, quien dio el visto bueno para el fichaje del joven Julio Iglesias. El 12 de diciembre de 1959, conseguía la licencia como jugador del Juvenil B del Real Madrid y en poco tiempo, pasaba de ver a Paco Gento, Ferenc Puskás o Alfredo Di Stéfano junto a su padre en las tribunas a compartir vestuario con ellos.
Es curioso cómo la representación humana del Real Madrid se forjó en las propias entrañas del club más famoso del mundo. Incluso, atajándole una vez un penal a Alfredo Di Stéfano en un entrenamiento en el que los juveniles se enfrentaban a las estrellas del primer equipo. Eran días en los que el crack argentino dictaba el ritmo a fuerza de goles, títulos y récords para “La Casa Blanca” del fútbol. Años después, Julio Iglesias diría a los cuatro vientos que el club había sido un segundo hogar para él.
Llueve y está mojada la carretera
El 22 de setiembre de 1962, un día antes de cumplir 19 años, Julio salió a festejar su cumpleaños saliendo con sus amigos. Con su Renault Dauphine rojo destrozado sobre la ruta, se frustrarían sus ilusiones como deportista profesional. La hemorragia interna en el sistema vertebral se complicó formando una tumoración quística que le comprimió la médula, causándole dolores insoportables en la espalda que fueron el preámbulo de un diagnóstico demoledor: iba a quedar parapléjico. Tras la certeza de que sus días como arquero del Real Madrid habían quedado atrás, llegó una larguísima recuperación que lo tuvo postrado durante casi dos años. La leyenda dice que le regalaron una guitarra y así, el fútbol ganó un espectador y la música una estrella.
A veces, en su casa, le daba por la nostalgia de quedarse mirando sus guantes de arquero, las largas medias blancas y el buzo de cuello alto con el escudo del Real Madrid. Julio Iglesias sabía que aquel arquero había muerto. En 1971, ya consagrado, diría en una entrevista con el diario AS: “Daría todo lo que he conseguido cantando por ser el portero titular del Real Madrid”.
En la obra Historia viva del Real Madrid, publicada por el diario ABC en el año 1987, se incluye un reportaje dedicado al cantante en el que recuerda su paso por la entidad merengue. “Julio Iglesias: Del Bernabéu al infinito”. Allí, habló de que se sentía cómodo en el puesto más ingrato del fútbol y que le decían que tenía cualidades. También hablaba de los sueños que lo tenían como protagonista de hazañas ocupando el lugar de los arqueros Miguel Ángel o García Remón, o de cualquier arquero de la liga española. Y en 2008, en una entrevista reflejada en su biografía Julio, de Oscar García Blesa, confesaba: "Nunca fui un gran portero. Entrenaba con los profesionales, estaba en un equipo grande, pero no era un grandísimo portero. Tenía mucha ilusión, pero no era un crack ni un portero para la historia".
Sin embargo, también se dice que Puskás, el legendario delantero húngaro del Real Madrid, dijo una vez que no sabía si Julio llegaría a ser un gran arquero, pero que sería el primero en lo que decidiera ser porque estaba hecho de la madera de los campeones. Y no se equivocó.
(No) me olvidé de vivir
Como todo el mundo sabe, la vida de Julio Iglesias transcurrió bastante bien luego de que no se diera lo de ser arquero el Real Madrid. Y, si hablamos de cuestiones que pueden hacer pensar en equipararlo con el club al que defendió en su juventud, los valores son un aspecto central.
Basta entrar a la web oficial del club madrileño para identificar cuáles son esas características que lo han hecho un referente mundial: liderazgo, leyenda, mito, grandeza y universalidad que ameritaron la designación como “Mejor Club del Siglo XX” por parte de la FIFA. Valores que perfectamente pueden asignarse también a Julio Iglesias, el ex arquero de las juveniles del Madrid devenido en cantante de éxito y fama global.
Mientras la web madridista pone énfasis en la excelencia como un valor indiscutible, el presidente de la CBS define a Julio Iglesias como “El español del Siglo XX”. Si se habla del espíritu ganador del que hace gala el club blanco, el cantante puede decir que ha sido reconocido como el artista que más discos ha vendido en más idiomas en el mundo, además de ser el artista latino que más música ha vendido en la historia y el cantante europeo con más éxito comercial a nivel internacional hasta hoy. Más de 250 millones de dólares en ganancias certificados por los Guiness World Records, 80 álbumes, canciones en 14 idiomas, más de 2600 Discos de Oro y Platino y más de 5000 conciertos en los que cantó para más de 60 millones de personas. Julio Iglesias es tan ganador como el Real Madrid, en España y en China.
Otro de los valores que engrandecen a la marca Real Madrid es su presencia en todos los rincones de la tierra. Como pretendía Bernabéu, ha sido un símbolo de la españolidad que el Estado español ha utilizado para fortalecer su imagen. Hay hinchas y socios del Madrid en todos los continentes, el madridismo es universal. Y si hablamos de universalidad, nadie puede negar la de uno de los emblemas de la cultura popular española. Bien entrado el Siglo XXI, ahora que llega a sus ocho décadas –nació un 23 de septiembre de 1943– de vida, el mundo sigue hablando de Julio Iglesias. Aunque sea mediante memes, sigue siendo recuerdo y presente. Tal vez, nadie ha hecho más y mayor publicidad de la “Marca España” durante toda una vida llenando estadios y cantándole al amor en todos los idiomas conocidos. Como el Real Madrid, Julio Iglesias ha sabido vender un estilo. Luego podrán gustar o no, podrán caer o no simpáticos, se les podrá asignar cargas políticas o sociales; pero nadie puede negarlos como embajadores de un país y su cultura.
Por Sebastián Chittadini
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