Por Catalina Zabala
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El pelo muy rojizo y en un estilo wolf cut que recuerda a Jim Morrison, o a un joven Mick Jagger. Lleva una camiseta blanca estrecha y con estampados de skate. Cinturón ancho de cuero, jean oversize y cadenas. Piercings, caravanas y tatuajes. Federico Kolo Rosotti lleva su filosofía en la primera línea de defensa. En su ropa, en su rostro, en su piel. Siempre se sintió cómodo con la música, pero no la que sonaba en la radio de la casa de su infancia, sino con la de los sótanos de Montevideo y del mundo. Una música que no responde a consumo, métricas o algoritmos.
Hoy compone, toca la guitarra y canta en una banda que creó con el fin de ser ellos mismos. El trío Obelisco está integrado por Federico Rosotti, Andrés Martínez a la batería y la reciente incorporación de Camila Sena en bajo, voz y letras. La banda sufrió transformaciones y cambios en su integración. Encuentra sus orígenes en una búsqueda de un "misticismo espiritual" que le dio su nombre, y hoy buscan mantener intacto aquello que representa una razón de ser grupal.
La banda se presentará este domingo en la Sala Rincón de Ciudad Vieja, acompañando a la banda argentina Buenos Vampiros, bajo la organización de El Bloque Radio. Se presentarán también otras bandas como Pólvora, Traumadoll e Incluso si Es un Susurro Soviético. El show tendrá lugar a partir de las 18:00 h y las entradas pueden adquirirse aquí.
Hablan de rock alternativo o de thrash pesado, entre otros. ¿Se identifican con un género musical concreto?
No, justamente creo que lo que tiene la banda es que somos medio multigénero. Siento que hoy todo es catalogable, incluso lo que es multigénero también puede meterse dentro de alguna bolsa. Creo que el pos hardcore sería lo más parecido a lo que es un género que nos representa. Evoluciona del hardcore, pero se abre a otras influencias y estilos, y nosotros hacemos un poco eso. Originalmente éramos una banda hardcore más al pie de la letra, y ahora mezclamos lo que tenemos ganas.
¿Cómo se forma la banda?
La banda la empecé yo con otros amigos, que luego fueron cambiando. Ahora somos los tres que estamos hoy en día, y todos nos conocemos de antes. Incluso ya habíamos tocado juntos en el 2010, tuvimos una banda con la misma formación, pero con otro nombre y un miembro más, que ya no vive en Uruguay.
¿Cambió mucho su perfil como banda, desde esa experiencia previa a lo que son hoy, o mantienen cierta base?
Yo creo que nuestra curiosidad por la música es la misma, pero al ser personas mayores de lo que éramos en ese momento, que teníamos 20 años y ahora tenemos 35-37, ya tenemos otra experiencia. Particularmente yo tuve bandas en el medio, pero ellos dos no, y retomaron ahora. Pero yo sí estuve en la escena de la música, y aprendí un montón también.

Foto: Javier Noceti
¿Qué rol juega la experiencia en lo creativo?
Ahora un montón, porque justamente a los 20 yo tocaba un género de música que no tiene nada que ver al que hago ahora. Quizás hay influencias, pero yo tocaba directamente thrash metal o crossover thrash, que era una rama de metal. Ahora, más allá de que tengamos influencia en el metal, no somos una banda de metal. A lo largo de los años he adquirido otras herramientas, sobre todo para componer, y puedo hacer lo que me guste con una mayor libertad en cuanto al género. Incluso Cami y Andrés también tienen gustos redistintos. Más allá de que tengamos ciertas conexiones, no estamos para la misma. No hay una banda que compartamos al 100%, capaz los Ramones es la única banda que nos gusta a todos por igual. Pero el resto, es todo muy variado.
¿Qué sentís cuando mirás para atrás, hacia tus primeras composiciones?
A mí me regustan, más que nada porque me gusta verlas en su contexto. Hoy en día no haría eso, pero lo veo en su contexto y me parece que estaba bueno. Sobre todo en lo musical, quizás las letras no tanto. En ese momento escribía letras en inglés, como con una cabeza más destructiva joven y que no me identifica hoy en día. Pero en lo musical sí, me regusta lo que hacía.
¿Cómo surge el nombre "Obelisco"?
Cuando nos juntamos en la formación original, todos estábamos como en un plan de misticismo, de meterle una cabeza medio espiritual mística a las letras. El obelisco era un símbolo espiritual egipcio de acercamiento al cielo, y fue un poco por ese viaje. También queríamos un nombre fácil de recordar, que fuera concreto y simple, que eso es algo que estábamos tratando de hacer también en los mensajes de las letras. Que sean cosas fáciles y nada muy rebuscado, sino simplificar las cosas.

Foto: Javier Noceti
Lanzaron Sueños y jardines en 2024. ¿Qué lo distingue de los otros discos? ¿Marca una etapa?
Para empezar, es el primer disco que hacemos con esta formación, así que vendría a ser el "primer disco" de la banda que somos hoy en día. Los discos anteriores fueron un trabajo de mutación y representativos de otras etapas un poco más experimentales. Sueños y jardines es más concreto y nos identifica bastante a los tres. Cambió mucho por la entrada de Cami a la banda, que fue lo que le dio toda esa otra cara más sensible. Una mujer tiene una sensibilidad que un hombre quizás no tanto, y eso está muy marcado en su lugar en la banda. Desde que entró le dijimos que estaría bueno que cantara varias canciones, y que pudiera meterle toda su perspectiva. Solo por eso, ya nos diferencia un montón del disco anterior, y le da otra gama de sonidos y sensaciones que en lo personal me encantan. Amo sus canciones, son mis favoritas.
¿Ella también escribe las canciones?
Sí, en Sueños y jardines ella escribió las letras de tres canciones, y las canta ella. La música ya la había compuesto yo, pero ella le puso sus letras. Ahora ya estamos trabajando en cosas nuevas; algunas ella las compone de cero, y otras les agrega la letra a bases de música que escribo yo. Desde su entrada, la banda cambió al 100% para bien. Fue un cambio increíble para mí, y creo que para todo el mundo que sigue a la banda desde antes. Nos fue mucho mejor desde que Cami entró, y para mí eso fue un punto clave.
Los contrastes están muy presentes en su música, como sucede con el grunge. Suavidad y explosión, melodía y rabia. ¿Cómo lo ven ustedes?
Siento que el grunge está influenciado por las mismas cosas un poco pregrunge, como por ejemplo los Pixies. Los Smashing Pumpkins también están en el grunge, pero quizás no lo son del todo. Es ese rock alternativo de finales de los ochenta, que también estuvo muy marcado por lo que hizo Kurt Cobain en Nirvana, y por eso quizás el grunge se define así. Musicalmente, no sé si nosotros somos tan fans del grunge como género de por sí. Nirvana sí me encanta, pero no soy muy seguidor del resto de las bandas de grunge conocidas. Para mí los Pixies son clave en Kurt Cobain. En todo eso de tocar suave y que de repente explote y se vuelva regritado, y que después vuelva a lo tranqui.
Trabajaron con el Tuka Solana, de Hablan por la Espalda. ¿Cómo fue esa experiencia?
Yo iba a ver a Hablan por la Espalda desde que tenía 14 años. Era mi banda local favorita de acá en ese momento, y estaban haciendo una música que para mí sigue siendo influencia en lo que hago o lo que hacemos hoy con la banda. A él lo conozco de toda la vida de esa época, y él también venía siguiendo lo que hacíamos. Ya habíamos hablado un par de veces de colaborar alguna vez, y cuando estábamos por hacer este disco pensamos en decirle al Tuka, a ver si se colgaba a estar ahí con la producción. Básicamente escuchaba las canciones, fue a algunos ensayos, nos dio su opinión, estuvo en la grabación, siempre opinando y aportando. El primer día de la grabación también estuvo Pau, de Alucinaciones en familia, y me ayudó con el sonido de la guitarra. Fuimos a los viejos conocidos, quizás dentro de lo under, pero gente que sabía lo que hacíamos nosotros.

Foto: Mauricio Minacapilli
¿Cómo es tu visión del panorama actual del rock nacional, en comparación con otros géneros que están pisando cada vez más fuerte en cuanto a lo mainstream?
El rock que me gustó a mí nunca fue mainstream, yo escucho la misma música desde que soy chico. Desde los 10 años escucho punk y siempre estuve por esa rama. Incluso por ahí, en 2004-2005, que fue cuando empecé a salir de adolescente, la movida era muy parecida a lo que es ahora. Las bandas que estaban tocando en festivales grandes, como el Pilsen Rock y todo eso, a mí no me gustaban. Nunca me gustó el rock nacional. No sé si realmente existe eso de que explotó y murió, sino que en realidad la movida under estuvo quizás en un momento más quieta, y ahora está fuerte como lo estuvo hace 20 años o más, como en los noventa. Pero las bandas de los géneros parecidos a lo que hacemos nosotros, en Uruguay nunca fueron muy grandes en realidad.
Siento que es algo que siempre está ahí; con sus altibajos, pero se mantiene. Gente con bandas siempre hubo, incluso en los momentos en los que parece que no hay nada, si te ponés a buscar en YouTube hay alguna banda que sacó discos y hay cosas interesantes, artistas muy creativos y con buena personalidad. Siento que acá, a diferencia de otros lados, las bandas tienen una personalidad que se desata bastante de copiar otras cosas. En Argentina hay bandas que me encantan y que suenan exactamente igual a una banda yankee, pero acá no existe eso. No hay una banda que sea igual a otra. Incluso la escena misma, como en la que tocamos ahora, no parece haber un género solo, es todo variado. Flor Sakeo es más heavy metal. Después Los Walrus son algo más Stroke, y tienen toda una movida redistinta.
Todos tocan juntos, pero cada uno tiene su viaje. Creo que llamarle "alternativa" a esa movida me parece lo más acertado, por el hecho de que es una cosa variada. Está la movida mainstream, con La Vela Puerca y ni idea quién más, y después la movida alternativa, que está por fuera de eso. Yo te nombro estas porque son con las que más me relaciono, pero hay miles de bandas. Ahora estamos en un momento en el que de miércoles a domingo podés ir a ver una banda y va a haber gente.
Se dice muchas veces que el músico uruguayo no tiende a la copia de referentes externos porque entiende que acá no se puede vivir de la música, y que por eso hace lo que realmente le gusta. ¿Qué opinás sobre eso?
Sí, claro. Y no solo en la música, sino en casi todas las ramas del arte. El uruguayo que hace arte es porque hace lo que quiere hacer para expresarse y para ser él o ella. No intenta pegarla, o si lo intenta es diferente. Para mí la definición de pegarla es tocar y que vaya gente. No es hacer plata, porque lo veo como algo casi inaccesible. A nosotros capaz nos va bien porque vendemos remeras, hacemos toques y generamos algo de plata para invertirla para grabar alguna cosita, y eso ya es un éxito. Poder hacer eso y autosustentar tus propias movidas es un lujo. Ya con eso estamos contentísimos, y está pasando ahora bastante. Hay buena energía en el ambiente.
¿Cómo ves el futuro musical de la banda?
Ya tenemos casi terminado el siguiente disco, y tiene un poco la misma aproximación de canciones distintas entre ellas. En este, Cami está incluso más presente todavía, y somos mitad y mitad en cuanto a las canciones. Hay algunas un poquito más heavy, más como tirando al metal, y otras ya casi garage rock, por así decirlo. Un punk más vintage de los ochenta.
Por Catalina Zabala
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