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Contenido creado por Manuel Serra
Música
Llenos de vida, llenos de magia

La Vela Puerca copó el Velódromo y selló una vez más un pacto de comunión con su público

Una fiesta con quince mil almas, de más de dos horas, que recorrió treinta y tres canciones. Y confirmó nuevamente la mística de la banda.

21.11.2022 11:51

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2022-11-21T11:51:00-03:00
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Por Carlos Dopico
Carlos Dopico

Más de 15 mil personas se reunieron este sábado en el Velódromo Municipal para celebrar el regreso a casa de una de las bandas más populares del rock local. Tras una intensa gira, con la que después de dos años volvió a Europa y recorrió varios rincones de Sudamérica (aún les resta completar shows en Mendoza y Río Cuarto), La Vela regresó para presentar su álbum Discopático en un espacio que les es muy familiar. El Velódromo es claramente un terreno seguro para la banda, y sus fanáticos se apropian del lugar. Si bien fue trascendente su show en el Estadio Centenario, por el momento y por la dimensión, la tribuna sin campo quita buena parte de la efervescencia popular.

La lista de temas prometía una recorrida con acento en sus más recientes trabajos, pero guardaría un segmento también para las canciones más añejas, esas que ya se ganaron su lugar en el repertorio. El disco nuevo lo tocarían de principio a fin, pero de forma intercalada a lo largo de un concierto que estructurarían en ocho secciones.

La noche estaba en calma y el cielo, cubierto. Las horas previas habían tenido una temperatura inusual en Montevideo y el fresco era un bálsamo para todas las personas en el lugar. El show comenzó 45 minutos después de la hora prometida. Es que la previa contó con la apertura de Mocchi, el joven trovador rockero que tras un largo y trabajado concierto recibió los primeros aplausos. Acompañó su repertorio, claro y contundente, transfeminista e independiente, con una banda binacional conformada por bajo, teclas, guitarra y batería, pero que arregló casi en su totalidad con la inclusión de viola, violín y chelo.

“¡Buenas noches, casa! ¡Buenas noches, gente!”, saludaron los Sebastianes de La Vela —Sebastián Enano Teysera y Sebastán Cebolla Cebreiro— tras la primera batería de temas de su concierto que abrieron y cerraron con lo nuevo: “Contra el viento”, “Calle adicción”, “Casi todo”, “Buenas mascotas” y “Jugando con fuego”.

“Tomando en cuenta lo que pasamos en estos años oscuros, queremos decirles que somos conscientes del esfuerzo que hicieron para comprar las entradas y estar hoy acá. Gracias por llegar y regalarnos su cariño”, señalaron valorando el compromiso de su público.

Foto: Javier Noceti / Montevideo Portal

Foto: Javier Noceti / Montevideo Portal

Ya desde el vamos comenzarían a desfilar por el escenario algunos invitados. No demasiados; básicamente quienes se requerían para reforzar los nuevos arreglos: Mauricio Ortiz de No Te Va Gustar, con su saxo barítono; Martín Morón, un viejo convidado con su trombón; un chelista que se sumaría a la sección acústica; Federico Morosini de Julen y la Gente Sola; Clarita Lieutier, la hija del bajista Nicolás El Madril, que subió a cantar en un par de oportunidades, y Diego Arquero, el rapero sevillano-uruguayo con quién grabaron “La pastilla”.

“Voy caminando con lo que digo / Con lo que siento, con lo que olvido / Y siempre buscan algún defecto / Yo rompo todo lo que es perfecto”.

La banda se mostraba sólida y distendida sobre el mastodóntico escenario. Es que además del fogueo de la gira, La Vela venía de una dieta de ensayos descomunales. De hecho, el nuevo disco lo habían macerado durante mucho tiempo y edificado sobre riff de bajos, lo que otorgaba no solo una buena base, sino un pulso dinámico, bailable, que, sin necesidad de entrar en clima fiestero, bien podía sostener el viaje.

Con “Claroscuro” —novena canción— llegó el segmento acústico de la noche. El Enano subió a una pequeña tarima frontal con su guitarra electroacústica, con la que acompañaría también “La revancha”, “Para siempre” y “Soldado de plomo”, hasta promediar la mitad del largo concierto.

Con cada canción cantada por el Cebolla (“La revancha”, “Lo pactado”), Teysera aprovechaba para descansar la garganta y dosificar la energía hasta el final. Sabía que el extenso repertorio y la adrenalina de tocar en casa le irían provocando desgaste, y había que aguantar.

Foto: Javier Noceti / Montevideo Portal

Foto: Javier Noceti / Montevideo Portal

“¿Cómo venís de la voz?”, le pregunté días antes al Enano. “Si no me quedo sin voz en un concierto de 34 canciones no me la creo ni yo”, respondió en confianza, mientras que el Mandril, su socio y eterno escudero, le daba públicamente ánimo: “Yo le digo que viene muy bien con la voz porque está enamorado (risas). Y cuando uno anda bien, le salen las cosas”. Teysera dosifica el esfuerzo y busca compensar con el baile lo que antes desplegaba entre saltos y corridas. “Te cuento que en la gira he estado bailando arriba del escenario”, confiesa entre carcajadas cómplices del Mandril, y agrega: “Tiro pasos; no muy lejos, pero los tiro (risas)... Estuve mirando mucho a Michael Stipe y a Jarvis Cocker”. 

Promediaban las 22:40 de la noche y Manolo, el stage manager de la banda (líder de Los Vespas), subió también a cantar: “Colabore”, el tema que compuso Ossie Garbuyo —el mítico líder de Bufón— y grabaron para El impulso: “Colabore para no desaparecer / Saben dónde están, van apareciendo. / Saben dónde van, esquivando el peso del tiempo, / llorando por hoy ser la carne, / mi cañón les va a disparar”.

“En tu suelo”, “Para no verme más” y “Dice” conformaron el tramo más introspectivo de la noche, en el que Teysera advirtió: “Ahora vamos a bajar un poquito”. Escoltado por un chelo, y acompañado de la voz de Clara Lieutier, el Enano se adentró en una penumbra que conoce y un laberinto del que ya sabe salir. “Como dice el Indio: vivir solo cuesta vida”, dijo al recordar a amigos y colaboradores de la banda que este año les tocó partir. “Les pido un fuerte aplauso”.  

Tras el recorrido “Si fuera por mí”, “Plan de fuga”, “Sin avisar” y “Me pierdo” llegó el momento de “Tormenta”, el tema que el Enano comparte vocalmente con la magnética Andrea Etcheverry —la colombiana al frente de Aterciopelados— y para el cual convocaron al escenario a Fede Morosini, líder de Julen y la Gente Sola. Su convite fue un gran acierto, alcanzando el contraste vocal exacto para el contrapunto del tema.

El tramo final hizo que mucha gente abandonara la distancia y corriera hacia la hoguera del pogo central. “Quiero pedirte un favor, quiero volverte a ver / Quiero que sepas que hoy esta Troya va a arder”, canta el Enano en “Sin avisar”, tema bisagra de Érase (2014). Y subieron la temperatura del show en la última recta: “No sé”, “Todo el karma”, “Haciéndose pasar por luz” y “Llenos de magia”, para el que volvieron a convocar a Diego Arquero y desatar la fiesta.

“Este ha sido un año difícil para La Vela. Acá andamos, lamiéndonos las heridas por los rincones”, confesó Sebastián Cebolla Cebreiro antes de comenzar el puñado de bises con el que cerrarían la noche de ayer y prometer que “¡Algún día va a escampar!”.

Foto: Javier Noceti / Montevideo Portal

Foto: Javier Noceti / Montevideo Portal

Es que este año, la banda de Punta Carretas tuvo que despedir varios amigos: El Poroto, de los Chin Chin, la cuerda de tambores que ha acompañado desde los principios las procesiones barriales de la Vela; Guillermo González, su productor y manager en Argentina, con el que han recorrido miles de kilómetros de norte a sur por las provincias, y Lucas de Azevedo, baterista fundacional y miembro hasta el 2004, justamente el año en el que editaban A contraluz, álbum en el que participa de invitado Toto Méndez (también fallecido este 2022 y al que también recordaron) y en el que entonan la canción “Hoy asume lo que venga, / sea para bien o todo mal. / Y aunque pierda lo que tenga / se va a morder para aguantar”. Ese fue seguramente uno de los coros más al unísono de la noche, un canto colectivo que sirvió para abrazar a esta banda amiga y aguantarle el corazón.

De ahí en más, una lista final de hits para cerrar la noche: “Zafar”, “Vuelan palos” —único tema que tocaron de Deskarado—, “El Viejo” y “El Profeta”.

Que faltaron canciones, sin dudas: entre estas, su emblemática “Mi semilla”, pero recorrieron 33 temas que mantuvieron siempre la llama encendida.

Días antes, Nico Lietieur me confesó que cada tanto mandan al freezer algunas canciones: “Por momentos algunas pueden saturar, pero las idea es antes mandarlas al freezer para que no nos agoten. Y después, cuando se extrañan y nos dan ganas de volver a incluir, se incluyen. Ahora venía del freezer ‘José sabía’. Entró este año en la gira y está feliz”.

La canción no estaba programada —de hecho, no figura siquiera en su lista impresa— pero, a pesar de eso, fuera de libreto y tras el saludo final, Teysera entonó —acompañado tan solo de su guitarra— casi sin voz: “José sabía que no puede ser, / que esos amores no pueden durar. / Y que la vida es así, / que te da solo pa’ quitarte…”. Una canción de despedida y celebración en la que levantaron las copas al dolor.

Solo resta decir una cosa: La Vela volvió a Montevideo y fue una fiesta. ¿Cuándo no?

Foto: Javier Noceti / Montevideo Portal

Foto: Javier Noceti / Montevideo Portal

Por Carlos Dopico
Carlos Dopico