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Música
Viajes en el tiempo

La máquina del tiempo, ese concierto que está (casi) solo recordado en letras

En 1984, Eduardo Mateo realizó la primera edición del show mítico con músicos reconocidos que no sería casi registrado.

18.04.2022 11:08

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2022-04-18T11:08:00-03:00
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Por Federica Bordaberry

Era 1984 en Montevideo. Eso quiere decir que Uruguay estaba saliendo de un período oscuro de dictadura militar y que, por lo tanto, se encontraba sensible al retorno a la democracia después de diez años. Quiere decir que el fenómeno de la música popular estaba en alza. En 1983, el año anterior, Los Olimareños habían salido de la censura. La voz de Daniel Viglietti volvía a sonar. El 31 de marzo de 1984, retornaba Alfredo Zitarrosa.

Que fuera ese año también quiere decir que Eduardo Mateo habría terminado de publicar su disco Cuerpo y Alma y que se realizaría, por primera vez, ese concierto llamado La máquina del tiempo.

El 14 de julio se estrenó el espectáculo en el Teatro Millington Drake, hoy el Teatro Anglo. De aquello participaron Jaime Roos en el bajo, Gustavo Etchenique en la batería, Alberto Magnone en el piano y el sintetizador, Walter “Nego” Haedo en la percusión, el trío Travesía (integrado por Mariana Ingold, Estela Magnone y Flavia Ripa) en las voces y Gastón Contenti en la trompeta y el fliscorno.

Se realizó en cuatro funciones durante dos fines de semana. El repertorio incluyó, además de canciones de Mateo, algunas de Travesía. Aunque ese show no se trataba, en lo más mínimo, de canciones que ya hubiera hecho Mateo. Ni siquiera tocó alguna grabada en Cuerpo y Alma, que acababa de salir.

Las canciones que aparecieron ahí tenían que ver, más bien, con una idea nueva. Con dejar de lado los aires bossa novicos y enfocarse en temas metafísicos. Tenían que ver con eso que Guilherme de Alencar Pinto, en 1995, en su libro “Razones Locas. El paso de Eduardo Mateo por la música uruguaya”, llamó pensamiento mágico de Mateo. En definitiva, en algo más experimental.

La temática de todo giraba en torno a las paradojas de espacio/tiempo y a los viajes espaciales. Nada de eso quedó grabado en un estudio, pero algo existe.

Escúchelo:

Eso es, quizá, lo único que exista publicado de La máquina del tiempo y proviene del archivo de Estela Magnone. El sonido de sala es de Romancho Berro y la grabación de Julio Pelossi. La semana pasada, Beat realizó una entrevista en profundidad con la artista y, sobre aquel concierto, dijo lo siguiente:

Me acuerdo de que una amiga de Mariana dijo que se le paró el reloj cuando empezó la función, “¿cómo que se te paro el reloj?”. “Claro”, dijo Mateo, “si es la máquina del tiempo”. Era así. Él había inventado, además, toda una cosa entre las canciones, había unas cosas grabadas que había hecho con Huguito Hasa, que trabajó mucho en esa época. Había unos sonidos raros, inventaba toda una puesta en escena tremenda, luz negra.

También dijo esto:

Me acuerdo de que cuando estábamos ensayando La Máquina del Tiempo, ensayábamos en mi casa y no podías ni respirar, tenías que estar ahí todo el tiempo.

Tengo algunas cosas grabadas de ese espectáculo y era un disparate, era rarísimo en la parte rítmica. Por ejemplo, había un tema en el que nos dimos cuenta de que todos teníamos la tierra en distintos lados. Entrábamos todos bien, pero lo que para uno era el 1 para otro el 3, y así. Eran cosas rítmicas muy complejas. Eso era él, los temas eran de él. “Hay que ir”, decía él, “vos vas y después vemos”.

Ese show fue, en cierto sentido exitoso (en términos musicales) y en cierto sentido un fracaso. Los críticos de la época, según Alencar Pinto, no dieron una opinión muy positiva. Incluso, llegaron a calificarlo de “indescifrable” y de “divagante”.

Es que Mateo, en su totalidad, estaba fuera de época para el Montevideo de aquel entonces.

La máquina del tiempo, en el Anglo, es considerado un concierto legendario, especialmente para quienes son músicos. Incluso, tuvo dos versiones posteriores y dio origen al disco Mateo/Mal tiempo sobre Alchemia (1987).

En 1985, el Taller Uruguayo de Música Popular organizó el segundo ciclo en el teatro La Máscara y se lo llamó La máquina del tiempo / 2. Este contaba solamente con Mateo, su guitarra y una televisión prendida que mostraba imágenes al azar. El mismo año, como espectáculo de la primera edición del Circuito Cultural Municipal ideado por el Departamento de Cultura de la Intendencia de Montevideo, se desarrolló el tercer ciclo en vivo de La máquina del tiempo.

En 1986, Mateo se dedicó de forma breve a dar clase de guitarra, a grabar el disco Botija de mi país junto a Ruben Rada, a colaborar en Todo depende, primer disco solista de Mariana Ingold, y a realizar su ciclo de La máquina del tiempo en el bar Templo del Sol. El proyecto fue abandonado ese mismo año.

En 1987, empezó a proyectarse la grabación del disco con Ediciones Tacuabé través del sello Ayuí / Tacuabé. Ese año, salió Mal tiempo sobre Alquemia. Lo último que habría de Mateo sería La Mosca, editado en 1989, que retoma las ideas de La máquina del tiempo, aunque de otra forma.

Por Federica Bordaberry