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Música
En sala

La mejor escucha posible de "Mediocampo" de Jaime Roos y "En familia" de Ruben Rada

En el marco de la exposición de música popular uruguaya en el Archivo de la Imagen y la Palabra, se escucharon dos discos emblemáticos.

05.04.2024 17:42

Lectura: 8'

2024-04-05T17:42:00-03:00
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Por Federica Bordaberry

Un niño que se crió en Ciudad de México, mientras que su familia estaba exiliada por la dictadura militar en Uruguay. En 1984, pasó su primer cumpleaños uruguayo, conociendo ese país del que venían sus padres. Le regalaron un walkman y el casete de uno de los discos más emblemáticos de la música popular: Mediocampo (1984) de Jaime Roos.

“Fue como conocer el alma de algo que estaba pasando y es el momento en que termina la dictadura”, dice hoy Juan Campodónico. Un disco, entonces, que no solo lo escuchó por primera vez a los 14 años, sino que además lo compró en vinilo y, cuando se hicieron las reediciones en CD en los 90, volvió a comprarlo. Y, cuando se reeditó una vez más con Bizarro, a pedido de Jaime, lo adquirió de nuevo.

Andrés Torrón. Fotos: Danilo Ernesto

Andrés Torrón. Fotos: Danilo Ernesto

En aquel 84, había otro adolescente, de 16 o 17 años, que escuchó de pronto en la radio ese mismo disco. Escuchó una cosa que sonaba new wave, pero que a la vez era totalmente uruguayo en un idioma de la calle. Y que, aun así, tenía puntos de contacto con lo que escuchaba Andrés Torrón en ese momento, The Police o Talking Heads.  

Ellos dos, Andrés Torrón y Juan Campodónico, que no solo son músicos de nuestro país, sino que además bastante expertos en lo que concierne a música popular uruguaya, montaron en octubre de 2023 una exposición que reúne a 11 músicos llamada “La milonga es hija del candombe, así como el tango es hijo de la milonga”.

Ese es el mensaje en sí mismo de esta exposición: nuestra música, su historia, sus relaciones. La frase que dio título a esta exposición montada en el Archivo de la Imagen y de la Palabra del Sodre, en coproducción con el Instituto Nacional de Música, en la Ciudad Vieja de Montevideo, es originalmente de Alfredo Zitarrosa, otro de los símbolos de la música popular uruguaya.

Juan Campodónico. Fotos: Danilo Ernesto

Juan Campodónico. Fotos: Danilo Ernesto

“Es una frase que es una poesía, siempre me impactó porque tenía esa cosa de la santa trinidad y fue un leit motiv”, dijo Campodónico a comienzos de marzo 2024 durante una de las escuchas de discos emblemáticos que planificaron junto a Torrón.

Una de las tardes fue dedicada a la escucha de Mediocampo (1984) de Jaime y, la otra, a En familia (1983) de Ruben Rada. “Esto, ahora en abril, se baja y se va a recorrer el interior, pero no vamos a tener este espacio que es tan necesario: un lugar donde exponer, contar y preservar grabaciones de nuestro acervo sonoro”, explica Campodónico.

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Es marzo de 2024 y, en la sala de escucha de la exposición, Torrón anuncia que Mediocampo cumple 40 años. “Un disco especialmente emblemático de la música uruguaya. Lo elegimos con Juan (Campodónico) porque es muy especial para nosotros dos, por lo que significa en nuestras vidas”, dice.

El disco con la tapa que tiene a Jaime Roos con la camiseta de mediocampista del cuadro de fútbol uruguayo, Fénix. Fénix, no porque Jaime sea hincha (de hecho, él es de Defensor), sino por el renacer de las cenizas. No solo de un Uruguay viendo nuevamente la democracia, sino también su propia vuelta al país. Y, claro, la simbología de su convertirse en el mediocampista de la música uruguaya.

“Estaba conectado con lo que estaba pasando en el planeta a todo nivel. Escuchabas el tema ‘Take On Me’ de a-ha, que es del año 84, y el sintetizador es el mismo que usó Jaime para hacer ‘Luces en el Calabró’, el Juno 6. Era un momento en que Jaime venía de vivir en Holanda, en un periodo en Europa y de tocar música allá. No solo estaba componiendo algo totalmente novedoso para acá, sino al mismo tiempo referenciando mucha de la cultura uruguaya”, explica Campodónico.

El disco anterior, Siempre son las cuatro (1982) es, por excelencia, el primer disco uruguayo. Los otros tres anteriores fueron hechos casi que en su totalidad en Europa. Candombe del 31 (1977) fue hecho mitad en Francia, mitad en Uruguay. Para espantar el sueño (1978) es completamente francés y Aquello (1981) también.

“En 1982, pensaba quedarse en Uruguay, pero después de un show en el Teatro de Verano lo llaman de la Dirección de Inteligencia para decirle que no puede tocar más en vivo, lo prohiben, es el último por la dictadura”, explica Torrón y sigue: “Jaime se va de vuelta a Holanda y ese año que pasa allá es el último de la dictadura, pero en ese año en Holanda compone todas estas canciones. Es curioso ver que estas canciones súper uruguayas fueron compuestas todas en Ámsterdam”.

Es que eso sucede, y es bastante común para los uruguayos: “cuando uno está lejos, empezás a mirar con otros ojos, o a revalorizar cosas que acá las tenías al lado, que son características de nuestra cultura popular”, dice Campodónico.

Fotos: Danilo Ernesto

Fotos: Danilo Ernesto

Y, quizá, esa es la razón por la que Mediocampo cuente con canciones tan emblemáticas como “Durazno y Convención”. Según Torrón, es un disco súper ecléctico que fue pensado como un viaje por el dial de una radio, como si uno fuera pasando por distintas estaciones de radio y una agarrara candombe y la siguiente rock. Incluso, agrega Campodónico, en las primeras ediciones de vinilo venían instrucciones de Jaime Roos para la difusión, como “para tocar en CX36”.

Antes de comenzar la escucha, aclaran: que esta es una nueva pasada de las cintas originales con el pitch corregido, que hay algunas mejoras en el setteo del aparato, que el sonido está en 192 kilohertz y 24 bits, que es un material entregado por el propio Jaime, que los parlantes son Genelec y que son probablemente unos de los mejores en calidad a nivel mundial.

Fotos: Danilo Ernesto

Fotos: Danilo Ernesto

“Es una calidad audiófila que nadie escucha, pero hoy aquí sí lo vamos a hacer”, dice Campodónico.

“Es la mejor escucha posible”, acota Torrón.

Y, posiblemente, lo sea.

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“Perdón por sacar esta bella música, esto que estaban escuchando es la playlist que está acá en la exposición todo el tiempo”, dice Torrón, ahora previo a la escucha de una rareza de la música popular uruguaya.

Es aun marzo fecha, y en la sala de escucha del Archivo del Imagen y la Palabra del Sodre, sonará a través de los parlantes Genelec el disco En familia (1983) de Ruben Rada. Un disco que ya no tiene master guardado, pero que, por ejemplo, está subido a YouTube. Un disco que no aparece dentro de la discrografía de Rada en Spotify y que lo hizo a principios de los 80 en Buenos Aires, pero que tiene uno de sus hits: “Blumana”.

“La milonga, el tango y el candombe están siempre presentes y, en esta exposición, son como las tres afluentes para llegar a ese río de música uruguaya. Dentro de los artistas conocidos está, obviamente, Rada, que simboliza al candombe”, dice Torrón.

Y agrega: “es el fundador del rock uruguayo”.

Fundador, explica, junto a otros exponentes de lo popular uruguayo como Eduardo Mateo. Un rock con raíces uruguayas que, con Totem, siguió mostrando raíces africanas del rock, mezclándolo con candombe e incluso con jazz y jazz rock. Que también apareció con Opa, junto a artistas como Hugo Fattoruso en los 70.

Fotos: Danilo Ernesto

Fotos: Danilo Ernesto

A comienzos de los 80, en un Argentina con auge del rock nacional por la Guerra de las Malvinas, fue que Rada se instaló en Buenos Aires. “Un gran auge del rock argentino porque no se pasaba música en inglés y Rada como que fue parte de esa movida del rock argentino sin ser del todo rockero y sin ser argentino”, comenta.

“Empezó a hacer una serie de discos, donde está la canción “Rock de la calle”, que fue como su primer mega hit y salió en un disco del año 80. En el 82 grabó este disco, que sale en el 83, con una tapa muy políticamente incorrecta, y es el primer disco con todas canciones nuevas”, sigue.

Una tapa con una estética “más bien del Chavo del 8”, acota Campodónico. En ese disco es que prácticamente se conforma la banda que estará en cerca de Rada el resto de sus años: Osvaldo Fattoruso en batería, Ricardo Nolé en teclados y haciendo arreglos, Ricardo Lew en guitarra eléctrica, Urbano Moraes como invitado en coros, Héctor Pineda en el bajo.

Fotos: Danilo Ernesto

Fotos: Danilo Ernesto

“El hit del disco es Blumana, que es la canción que abre el disco. Una canción que puede ser tomada como una cosa muy divertida, poco seria, pero que es como una especie de canción de protesta de la época. Cuando él dice que tiene mucho miedo de que venga la mana, está diciendo en realidad la cana. De tanta censura, ni si quiera se animó a decir cana”, cuenta Torrón.

De pronto, en la segunda escucha de la exposición, decreta: “vamos a dejar de hablar un poco y escuchar”. Suena, entonces, “Blumana”.

Por Federica Bordaberry