Expresiones como "manejar el auto", "chocar", "estacionar" y "poner nafta" son recurrentes en la conversación; Martín Rivero (voz) y Javier Vaz Martins (bajo) entienden la historia de Astroboy como una carretera. Les mostró sus baches, sus curvas más pronunciadas, incluso cuándo era necesario poner balizas y parar un rato.
Persiguieron sueños con los que hoy ya no sueñan. Probaron, ensayaron, experimentaron, dispararon en diferentes direcciones. Dejaron de sentir. Pero 15 años después, extrañaban la creación. De repente, 15 años de sus vidas les arrojaban una verdad que ya no podían eludir: se veían los unos en los otros. Nunca habían dejado de existir.
Así volvió Astroboy. Una banda que desde los albores de los 2000 representa a un sector específico de nuestro rock nacional y sus adeptos. Reversionaron la canción que cuenta la historia de una identidad simplemente destinada a ser. Una banda de seis integrantes cuya formación sufrió sus cambios, pero que hoy tiene un rumbo claro al cual perseguir.
A lo largo de este año, regalarán al público una canción por mes hasta la llegada de agosto. Y con él, su presentación al público. Un público que no les soltó la mano y que se prepara para revivir con ellos una historia de reinvención. Las entradas se encuentran disponibles y pueden adquirirse aquí.
Comenzaron en 2002. ¿Cómo recuerdan esos años? ¿Cómo influyó en su música haber comenzado en ese momento y no en otro?
Javier Vaz Martins (J.V.M.): Yo toco desde los 15, pero soy de Colonia y me vine a vivir acá a Montevideo a estudiar Comunicación. Si bien yo no tocaba mucho, en Colonia jugábamos a hacer música con amigos. Cuando llegué a Montevideo me puse a buscar a alguien para hacer lo mismo, y Martín estudiaba en la misma facultad. Preguntaba por los pasillos por alguien que hiciera música, yo sin conocer a nadie. Me dijeron que había un chico que cantaba, y ahí nos conocimos nosotros, en un principio. Fue en el 2001 y la idea, obviamente, era hacer una banda. De los dos lados empezamos a llamar a amigos y fue un poco así.
Martín Rivero (M.R.): Yo no era músico. Había aprendido solo un poquito de guitarra, pero me encantaba cantar en la universidad. Había tenido una banda, pero era más como una pose, porque ninguno sabía tocar. Ponerle nombre a una banda era juntarse el fin de semana y tomar cerveza. Me gustaba más la música en inglés y la onda británica, cosas "garageras" que estaban pasando en Estados Unidos. Realmente Javi fue, después de mi círculo de amigos cercanos, que eran cuatro, la primera persona que vino a proponerme hacer algo como The White Stripes o The Strokes. Lo primero que me dijo fue: "Quiero hacer una banda, me dijeron que te gustan los Whites Stripes".
J.V.M.: Eso era lo que estaba pasando en ese momento en el mundo.
M.R.: Exactamente, era conectar con esa sintonía que estaba ebullendo en ese momento y a mí me copó. A partir de ahí nos formamos: Javi trajo a dos amigos suyos de Colonia y yo fui con Pablito, que era el baterista de Astroboy y la persona que conocía que tocaba la batería. Además, le gustaba la misma música que a mí. Pero realmente yo no conocía a mucha gente, porque ese género no era popular. Yo no fui de escuchar mucho rock uruguayo, y creo que formamos Astroboy para poder ir a ver a una banda que nos gustara.
Con la perspectiva de hoy, ¿se sienten identificados con el rock nacional?
M.R.: Yo creo que sí.
J.V.M.: Totalmente. Nosotros tocamos entre 2002 y 2008, una cosa así. En ese momento pasaron un montón de cosas; millones de bandas, festivales, la escena de Montevideo agarró un color realmente importante. Y nosotros, de alguna manera, fuimos parte de eso, escribimos un trozo de ese momento, sin duda.
M.R.: El rock de los noventa yo no lo sentí muy presente en Uruguay, no sé si hubo muchos representantes. Pero después apareció el rock de los 2000, y ese fue un momento de explosión. Si vos pensás, antes de eso no había grandes festivales ni teatros pensados como fue La Trastienda, o lugares similares pensados para eso. Fue una construcción a partir de los 2000, y se aprendió pila sobre cómo montar un escenario, cómo hacer sonar a las bandas, cómo manejar un proyecto musical. Es realmente otra escena, otra dimensión de lo que es la industria musical nacional. Antes no había festivales en Uruguay. El Festival Primavera 0 fue uno de los primeros, más allá de los que hubo en los ochenta.
J.V.M.: Con un perfil con una pata un poco afuera también, porque si bien existían los Montevideo Rock, eran muy de acá. Eran algo muy identitario montevideano. También nos han considerado en algunos libros, en los papeles tenemos credenciales como para ser parte.
M.R.: Formamos parte del rock nacional siendo Astroboy, una banda que trataba de proponer un camino distinto. No es que esté mal o bien, simplemente era otra propuesta. Nosotros apuntábamos a los sesenta, éramos como vintage o retro. Nos gustaba cantar en inglés, hacer melodías de ese tipo, que son como bien particulares y distintas tal vez al rock americano, al heavy metal, o al rock latino, que era lo que más se escuchaba. Estábamos dentro del rock nacional y de la música, pero con nuestra impronta. No somos una banda de otro país, somos una banda uruguaya que hace esa música. Eso está bueno, porque así como otras bandas similares abrieron las puertas para que Astroboy pudiera existir, nosotros también les abrimos las puertas a un montón de bandas y artistas que vinieron después de los 2000, para que también existieran. Es como todo; una vez que aparece una cosa que es distinta, tiene resistencia, pero hay algunos que lo consumen, y eso va abriendo o disipando algunos prejuicios.
¿Sintieron resistencia hacia ustedes?
M.R.: Obvio, cien por ciento.
J.V.M.: Pero nos gustaba, también. Era parte del chiste de la cuestión. Resistirse a la resistencia nos dio un lugar.
M.R.: También pensá que en esa época nosotros nos vestíamos con pantalones oxford, como imitando los sesenta, todos coloridos. Usábamos pañuelos, el pelo relargo, entonces éramos un poco un cómic o una caricatura. También éramos objeto de burla o de bullying, y ese bullying que nos hacían nosotros lo reflejábamos y lo contestábamos. Además, como dice Javi, era una postura de tratar de ser distintos. Había resistencia, nosotros nos oponíamos, era una especie de juego y un lugar en el que nos paramos. Porque ocupamos ese lugar de ser los raros, los diferentes, y está buenísimo porque justamente sos minoría. Estás dando visibilidad a otras personas que les gusta escuchar música que no es la preestablecida. Eso es interesante, es un lugar relindo para ocupar.
Foto: Matilde Campodónico
Astroboy tuvo 15 años de pausa. ¿Cómo fue esa etapa y qué aportó a lo que son hoy como banda?
J.V.M.: El principio de la pausa fue fácil, porque veníamos de una especie de saturación de la relación y de la intensidad que le poníamos al proyecto. Era realmente mucho, y yo creo que varios de los logros que tuvimos en ese entonces fueron porque había cinco personas con un único objetivo. Cinco mentes conectadas todo el día y todos los días pensando ideas. Teníamos mucha fuerza como grupo.
M.R.: Era como una secta musical. Estábamos mucho juntos, vivíamos juntos, siempre estábamos ahí.
J.V.M.: El recreo vino bien, porque sobre el final había un poco de cansancio de todo eso. Lo bueno es que en ningún momento nos desconectamos. Martín juntó unas canciones y grabó un primer disco solista, y ahí Leandro Tuco Boné y yo tocamos. También con Emilio, que es otro amigo de la órbita de Astroboy. Después, Francisco Paco Risso y Pablo Fiallo hicieron Dormidos al Volante. La conexión seguía existiendo. No bajo el paraguas de Astroboy, sino como ese grupo humano que se había formado. Con más distancia, con menos diálogo, pero seguía existiendo.
M.R.: Sí, siempre estuvimos comunicados y seguimos siendo amigos. Como dice Javi; a veces con más distancia, algunos de nosotros nos fuimos a vivir a otros países, pero siempre manteniendo la amistad. El grupo de WhatsApp de Astroboy existía; mucho menos constante, pero estaba. Pero ese espacio nos permitió desarrollarnos como personas individuales. Fuimos padres, tuvimos familias, hicimos otras cosas que son incluso mejores que Astroboy. Yo hice discos con Juan Campodónico, un montón de cosas que tal vez no habrían sucedido si hubiera estado solo en Astroboy tratando de perseguir una idea que ya había caducado.
El corte enriqueció al cien por ciento, musical y humanamente. También nos dimos cuenta de que nos extrañábamos físicamente. Estar juntos en un lugar, ensayar, pasar tiempo juntos. Una cosa es saber que sos amigo y verte cada tanto, y otra cosa es, ahora que reactivamos el proyecto, compartir comidas, fines de semana haciendo música, ideando cosas. Es algo lindo que nos une, también es una excusa para juntarnos.
J.V.M.: Sí, también desde el punto de vista de compartir con otros colegas músicos. En un punto era hasta demasiado endogámico lo nuestro. Se puede tocar con otra gente, ver cómo se hacen las cosas de otra manera. El otro día hablando con mi cuñado me di cuenta de que había vendido un equipo de bajo que nunca tendría que haber vendido. Pensé que nunca más iba a tocar el bajo.
M.R.: Es que en esa pausa en la que no estaba Astroboy, uno pensaba que no iba a volver, y realmente el Astroboy de nuestra posadolescencia no volvió. Apareció otra cosa.
Si pudieran volver atrás, ¿cambiarían algo de lo que hicieron?
M.R.: Esa pregunta no vale. Si cambiás algo capaz que no estaríamos acá haciendo esta nota. Quiere decir que estamos sacando un disco nuevo que nos encanta, que sabemos manejar el auto, que estamos tratando de ir por los carriles correctos. Yo no volvería.
J.V.M.: Yo esto de ahora no lo relaciono mucho con el pasado, pero de cierta manera estamos haciendo lo que nos aconsejaron en ese momento. No es eso lo que nos mueve a estar ahora grabando de nuevo y componiendo en español. No viene de ahí, pero si lo querés pensar, de alguna manera estamos haciendo lo que quizás nos pedían que hiciéramos.
M.R.: O lo que no hicimos porque no supimos. Está bueno eso que dice Javi, que no hay muchos puntos en común, más allá de que seamos las mismas personas. Cambiamos mucho como individuos, es otra la mentalidad, nos abrimos muchísimo. Toda esa experiencia y esos años que pasaron nos hicieron más abiertos, nos dio bagaje. Es como cuando viajás y conocés el mundo, lo entendés mejor. Big for the City proponía eso, eras muy grande para la ciudad y tenías que salir, y creo que fue lo que pasó. Salimos, cada uno recorrió sus propias aventuras y volvió con más sabiduría.
Compusieron un nuevo álbum, Ver para creer, y lo lanzan este año. ¿Cuál fue la idea disparadora del proceso?
J.V.M.: Era imposible no considerar el volver a juntarnos y estar arriba de un escenario tocando, eso primero que nada. Se cumplieron 20 años del primer disco, la cosa era medio melancólica en algún punto. Pero una vez que subimos y empezamos a tocar, entendimos que no era solo recordar. Canciones siempre hubo, Martín compone.
M.R.: En el momento de tocar, ver la conexión con el público y que las entradas se agotaban nos dio ganas. Entendés que hay lugar para hacer cosas de vuelta. No es que vas a hacer un esfuerzo y no te va a ir a ver nadie. Había público y eso nos dio más nafta para componer, para pensar en un disco, para proyectar un poco más lo que queríamos hacer. En un principio, obviamente la idea era hacer ese show y nada más. En el camino, cuando empezó a funcionar y estábamos entusiasmados, salió la idea de hacer esa canción que se llama "Magia", que fue como un ejercicio para ver si lo lográbamos. Si llegábamos al final del camino.
Salió, nos encantó, fue como una especie de experimento a ver qué pasaba, y un registro de ese momento. Sacamos una foto musical que se traduce en ese tema. Nos ayudó a darnos cuenta de que estaba buenísimo volver a escuchar los arreglos de Javi en un tema mío, o los arreglos de las guitarras. El sexto integrante de Astroboy es cuando nos juntamos y esa cosa única aparece.
Ya que ven su carrera dividida en dos etapas tan diferentes, ¿nunca pensaron en volver con otro nombre?
M.R.: En un momento sí, pensamos en cambiar el nombre. Lo que pasa es que tenemos toda una construcción hecha y una identidad a la que está bueno no zafarle. Seguimos siendo Astroboy.
J.V.M.: Igual nos queda un poco lejos el nombre.
M.R.: Claro, refiere mucho a cosas lejanas como a ese robot niño, a un dibujito, pero también es algo que queremos y con lo que nos sentimos identificados. Capaz que si nos hubiéramos llamado "El sur nunca muere", lo habríamos cambiado por Astroboy. Pero el nombre ya tiene su fuerza, entonces hay una construcción que no quisimos perder.
J.V.M.: La construcción es eso de decir que queríamos volver a tocar, y haber convocado mucha más gente de la que esperábamos. Eso también te pone en un compromiso, porque toda esa gente fue por Astroboy.
M.R.: La música creció sola, en todo ese tiempo de pausa no hubo una necesidad de alimentar nada. No había Instagram, no había nada, dejamos de poner a Astroboy en la cara de la gente para que nos escuchara y la sorpresa fue esa: que la música, aunque vos no hagas nada, sigue moviéndose. Por suerte en nuestro caso se multiplicó.
El productor del nuevo álbum fue Juan Campodónico. ¿Cómo fue trabajar con él?
M.R.: Estuvo tremendo, nos pasó que queríamos trabajar con alguien que aportara una visión diferente y no nos conociera de experiencias anteriores. Para nosotros es un lujo haber trabajado con Juan, que es uno de los productores más grosos, al menos de Latinoamérica. Realmente aportó muchísimo, porque nos ayudó a sonar de nuevo de una manera fresca y novedosa, pero al mismo tiempo mantener el espíritu de Astroboy. No es otra banda, es lo mismo.
Realmente ayudó muchísimo y también nos sirvió a nosotros para poder seguir a alguien y no tener tanta confianza como para imponernos. Por un tema de practicidad y logística, teníamos que seguirle la cabeza a alguien que supiéramos que sus decisiones iban a estar buenas, nos gustaran o no. Teníamos esa premisa, y además nos encantan las canciones que hace. Su manera de laburar y de abordar las cosas. El proceso estuvo relindo.
J.V.M.: La otra persona que es como un padrino para nosotros es Mariano Esain, que había laburado en los discos anteriores. Pero eso ya era un ticket al pasado.
M.R.: Era trabajar de nuevo con un amigo que capaz que nos concedía un montón de cosas, y nosotros queríamos a alguien que nos dijera "no, buscá otra cosa". Teníamos muchos demos y habíamos llegado hasta un lugar, y nos dábamos cuenta de que se necesitaba cambiar, pero ninguno podía aportar la idea correcta u adecuada. Es mucho laburo y está bueno que venga alguien de afuera con ideas frescas. Estuvo muy lindo, el disco me sigue encantando y me sorprenden los arreglos que hicimos. Es un disco muy enérgico y dinámico y eso me encanta. Me dan ganas de escucharlo en la carretera, correr, te contagia una energía linda que creo que es la misma de Astroboy.
J.V.M.: Queríamos hacer un disco corto y ponerle energía a menos canciones. Lograr un producto del cual estar cien por ciento orgullosos, y no diluirlo en un álbum de 12 temas que había que llenar.
M.R.: Seguro que nos íbamos a enredar, el proceso iba a ser más largo y conocemos nuestras realidades. Sabemos manejarlas y estamos tratando de ser efectivos en el tiempo que le dedicamos a la banda.
Fotos: Matilde Campodónico
La idea es ir sacando una canción del álbum por mes, hasta su presentación oficial en agosto. ¿Por qué decidieron lanzarlo así?
M.R.: Como es un disco corto, pensamos sacar primero dos temas y después los otros tres. Pero luego, viendo cómo habían trabajado otras personas, cómo son los lanzamientos de Spotify y eso, tirar todo el disco de una también es un poco un desperdicio. Era gastar todas las balas en un solo tiro. De esta manera, podemos mantener un poco la atención sobre Astroboy, ir sacando una novedad cada mes hasta completar ese disco corto. A mí me gusta la propuesta y creo que es eso, acompaña un poco la manera de escuchar de hoy en día. Capaz que si fuera un disco de ocho temas, hubiéramos sacado tres y luego el resto.
J.V.M.: Eso también se habló con Juan Campodónico, el cómo salir, qué grabar. Una vez que decidimos que era un EP, intentamos darle la mayor permanencia posible. Aprovechamos todo el trabajo hecho e intentamos que ocupara todo el tiempo posible.
Por ahora sacaron un primer tema del nuevo álbum, "Dillom, Paco y Rosalía", y hace referencia a diferentes figuras del panorama musical actual. ¿Qué opinión tienen sobre este y cuál fue la idea que dio lugar a la canción?
M.R.: Ese tema lo hice en un auto mientras manejaba. Pero Dillom, Paco, Ca7riel y Rosalía son tres de los artistas que más me gustan hoy en día. Cosas que escuchamos en la vuelta y que me sorprenden. Me gusta cómo hacen la música, la manera en la que comunican, y quise jugar con eso, con lo referencial del panorama actual. Es un poco una broma, pero al mismo tiempo un statement, un manifiesto. Es el manifiesto del looser que quiere ser winner como los artistas que admira. Porque además nombra a The Beatles, a Gardel, a Björk, a Adele. Me parece que es divertido.
J.V.M.: Hablando del panorama actual, justo en el nombre del tema están los artistas que uno escucha. La canción habla de la ansiedad de las redes, y vos los ves a ellos y no podés creer. El trabajo autorreferencial que hicieron ahora Paco y Ca7triel hablando de la industria, hacen todo bien. Dillom también, sacó dos discos seguidos. Rosalía agarró un género tradicional y lo dio vuelta, rompió todo. Ves a una mina española que no hablaba ni inglés cuando estaba en Estados Unidos, y ves que le sale todo bien. Habla un poco de eso, de esa cuestión de agarrar el teléfono y que parezca que está todo bien, pero después salís a tu vida y no es tan así. Ese es el humor de la canción. Algo loco que tiene también es que habla de todo esto, pero a la vez el formato te lleva un poco a Calamaro y a Nino Bravo, a The Strokes, a Él Mató a un Policía Motorizado.
En agosto presentan oficialmente el álbum. ¿Cómo va a ser?
M.R.: Vamos a tener un show para celebrar que se completa la salida del disco, que va a ser el 23 de agosto en la Sala del Museo. Va a venir a tocar Nahuel Briones como artista invitado, que es de Argentina y nos recibió en su casa hace poquito. Estuvo increíble y él tiene un show tremendo. Queremos también recuperar ese lazo que teníamos con Argentina, y él es un lindo artista para ver. Estamos con ganas de tocar un poco más y de cambiar el modelo. Tenemos material nuevo y queremos darle un poco más de vida. Pero bueno, habrá que ver para creer.