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Contenido creado por Sofia Durand
Música
Militante y combativo

Las manos de Filippi, la banda que cuestiona al capitalismo y abraza a las causas sociales

La banda argentina llega con su repertorio más rockero, como parte su gira “Milei se cae”, para sumarse a los festejos de Live ERA.

14.03.2024 17:45

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2024-03-14T17:45:00-03:00
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Por Carlos Dopico
Carlos Dopico

Su nombre es Hernán de Vega (1967), pero todos le conocen como “Cabra”. Lleva más de tres décadas al frente de Las Manos de Filippi, una banda con diez discos, combativa y pachanguera, que se ha valido de distintos géneros para confrontar al sistema. “No trato de suscribir a todo lo que digo, o de llevar mi pensamiento a todas las canciones. Quizá una canción pueda ser más anárquica que yo”, advierte de Vega.

Luego de trabajar desde chico en fábricas y frigoríficos, y dar clases de taekwondo para vivir, comenzó a despuntar un vicio musical: tocar sus canciones y alimentar un repertorio nacido desde la calle. En pleno gobierno de Carlos Menem y planes de convertibilidad, recorrió de punta a punta la peatonal Florida, sacando filo a un puñado de canciones y midiendo las reacciones de una prosa directa. “Mi primer público eran chicos de la calle, de Retiro, de la ranchada de Retiro, y los locos que andaban por la peatonal a la noche”, recuerda el hoy músico y lutier.

Desde entonces, ha bofeteado a todos quienes, según él, han ostentado el poder olvidando la clase trabajadora: Menem, Macri o Cristina Fernández de Kirchner. Recientemente, Las Manos de Filippi publicó “Milei se cae”, y tras el adelanto sobre el flamante presidente libertario, emprendieron una gira bajo ese mismo nombre. “Estos gobiernos que hemos tenido no ayudan para nada a que dejemos de hacer esas canciones de protesta”, justifica.

Hernán de Vega es el autor material de “Señor Cobranza”, el hit insurrecto que vomitaba Gustavo Cordera en sus años frente a Bersuit Vergarabat, y que incluyeron en el álbum Libertinaje. Era 1998, y Argentina comenzaba a arder tras casi una década del modelo menemista, que dejaba un tendido de corrupción y miseria.

Sin embargo, la canción había sido compuesta años antes por “Cabra”, y cantada cientos de veces a los gritos, en el under, sin la amplificación comercial. “Si bien en aquel momento hubo una pelea con la Bersuit por aquel tema, hoy entendemos que, si no la hubiesen grabado, “Sr. Cobranza” sería una canción desconocida más de Las Manos”, confiesa su autor a la distancia.

Su vínculo con nuestro país data de hace décadas, primero por la admiración férrea a Leo Maslíah y luego, desembarcando en 1994, para tocar en Cabo Polonio junto a Abuela Coca. Este año regresan a Montevideo para ser parte de los festejos de Live Era en su primer aniversario y prometen un show potente. “La banda sale re heavy, pero como siempre hicimos tiene también su parte más fiestera y pachanguera, es una lista bien divertida y de lucha”, afirma el músico. Las entradas se pueden adquirir aquí.

Cortesía de la producción

Cortesía de la producción

El contexto político actual en Argentina parecería ideal para el repertorio de una banda combativa como Las Manos de Filippi. Sin embargo, tus textos ya habían atendido tanto a Menem, como a Macri y a Cristina. ¿Esa es la razón de existencia para una banda como esta?

La banda siempre se caracterizó por ser anticapitalista. Por tanto, encierra a todos los presidentes que fueron desfilando desde que se armó en 1992. La banda, no solo hace ese estilo de protesta, como se le decía antes, sino que el estilo de Las Manos, desde el principio, fue poder hacer muchos estilos. Humor, ironía y protesta. Pero la verdad es que estos gobiernos que hemos tenido no ayudan para nada a que dejemos de hacer esas canciones de protesta.

Las Manos es uno de esos proyectos musicales con una línea bien definida y consecuente. ¿Sobre qué parámetros se establece el acuerdo artístico entre quienes la conforman?

Los parámetros son bien amplios porque somos luchadores de la libertad total para crear. Todos los que fuimos integrando en estos años e integramos la banda llevamos un acuerdo político. Éramos todos anticapitalistas y críticos a los gobiernos que hemos tenido. En ese sentido, no hubo nunca diferencias ni problemas para avanzar sobre las intervenciones. Somos una banda que está en todas las movilizaciones piqueteras. Muchas bandas no tienen la posibilidad de hacerlo por diferencia entre los músicos, nosotros por suerte siempre estuvimos del mismo lado.

“Milei se cae” es una de las más recientes creaciones de Las Manos de Filippi, un tema que reza: “Milei se cae si salimos a la calle. Como hacen los piqueteros, ganando la calle, con la huelga general”. ¿Qué repercusiones les trajo?

Las repercusiones en los shows que estamos teniendo es positiva, un poco lo que también esperan quienes siguen a la banda. Repercusiones más masivas no te puedo decir porque a pesar de ser una banda de más de treinta años, todavía tenemos cerrado el acceso a los grandes medios donde se podría generar algo más grande. Creo que tiene que ver mucho con la sensación que se está viviendo hoy en día. Es una canción que invita a salir a la calle, que es lo que necesitamos en este momento.

En el disco Hasta las manos (2002) ya habías reivindicado los métodos piqueteros: “Corte de ruta y asamblea. Que en todos lados se vea, el poder de la clase obrera”. ¿Pensaste alguna vez que canciones como esas tendrían tanta vigencia más de dos décadas después?

La verdad es que nunca pensamos en lo que pueda durar cada canción, pero esa de “Los métodos piqueteros”, no solo tomó más importancia con el tiempo sino que las mismas organizaciones piqueteras —que no las había tan grandes cuando hicimos el tema— se la han apropiado: movimientos piqueteros, la unidad piquetera. Eso es algo que nos va sorprendiendo.

En 1998, el disco Arriba las manos, esto es el estado incluye finalmente “Sr. Cobranza”, un tema que cantabas desde 1994 y que años más tarde versiona Bersuit Vergarabat, propulsando un himno generacional. ¿Qué lectura hacés hoy de aquel suceso, más de un cuarto siglo después?

Esa canción tuvo una época en la que la cantábamos en todos los shows, desde que la hicimos hasta que la grabó la Bersuit. Una vez que ellos la grabaron, conocimos, y nos dimos cuenta de las diferencias que hay entre una banda independiente y lo que es una compañía con todos los medios, sobre todo en esa época. Arrancaban con sus productores artísticos (Gustavo Santaolalla).

Si bien en aquel momento hubo una pelea con la Bersuit por aquel tema, hoy entendemos que si no la hubiesen grabado, “Sr. Cobranza” sería una canción desconocida más de Las Manos. Así que en cierto punto, estamos agradecidos de que haya pasado. El tema viajó por todo el mundo, y nosotros hemos ido detrás, siguiéndolo.

Frases como: “¿Qué nos queda? Elección o reelección, para mí es la misma mierda (...) Ellos tienen el poder y lo van a perder”, son consignas bastante anárquicas. ¿Hoy suscribís las sentencias de aquel texto?

Yo soy militante del Partido Obrero desde antes de armar la banda, pero no trato de suscribir a todo lo que digo o llevar mi pensamiento a todas las canciones. Quizá, la canción pueda ser más anárquica que yo. Yo creo que la salida será luchando, organizándonos, siendo parte de organizaciones políticas. La música tiene una libertad que no tiene la militancia, puede exagerar o meterse en la piel de alguien que está mucho más enojado que uno. Así, y todo, acuerdo con todo lo que dice esa frase. 

Si bien tu militancia más visible es la artística, lanzando proclamas desde el escenario, también hay un activismo político concreto desde el Partido Obrero. De hecho, fuiste candidato a cargos legislativos en dos oportunidades por la ciudad de Buenos Aires. ¿Desde qué lugar crees que podrías lograr mayor conciencia o efectividad?

Son dos lugares bien diferentes. Desde un escenario podés incitar a la organización o llamar a la conciencia, pero eso es algo que podés hacer o no. Creo que es más importante la militancia política como trabajadores. Como artistas, que después cada uno tenga la libertad de hacer la música que quiera.

Creo que es más importante que el músico sea parte de la lucha de clase, ya sea en asambleas vecinales, sindicato de músicos, que participen de esta gran asamblea por la cultura, luchando contra todo el ataque de la privatización de la cultura. Por eso, es más importante el rol del músico como trabajando, luchando que el rol del escritor de canciones de protesta. Está bueno que el músico que escribe canciones de protesta relatar cómo los músicos se van organizando como trabajadores.

¿Qué aprendiste en la calle?

En la calle aprendí todo, a tocar, a componer, a observar para escribir. Creo que fue mi gran vidriera para escribir. Tuve tres temas y ya me fui a la calle a mostrarlos. Luego, lo que escribí después fue de verlo en la calle y empatizar con los problemas de la calle que son todos.

Yo empecé a laburar desde muy pibe en distintas fábricas, pero a los 17 años, también di clases de taekwondo. En esa época arranqué a tocar la viola y con solo tres temas empecé a salir a la calle. Sentía necesidad de mostrarlos y se me ocurrió ir a la calle Florida. En esa época me iba a laburar a la fabrica en la mañana, a la tarde a dar clases de taekwondo y la noche me iba a tocar a Florida. Lo hacía solo para curtir. Mi primer público eran chicos de la calle, de Retiro, de la ranchada de Retiro y los locos que andaban por la peatonal a la noche.

Después, cuando lo empecé a hacer más seriamente, iba desde las 10 a las 13 y luego volvía. Seguía viendo locos y chicos de la calle, pero mezclado con oficinistas, cadetes, y motoqueros. Esa necesidad de mostrar los temas la mantengo hasta hoy; los vuelvo locos a todos, y voy modificando la canción según la reacción.

Los textos de tu autoría no persiguen un umbral poético ni tejen complejas metáforas o alegorías, sino que hay una clara preferencia por la frontalidad y el mensaje directo, ¿por qué?

Es un estilo que supongo que se me debe haber formado por muchos lados. A mí, las cosas que me gustan escuchar son las que te invitan a hacer, las cosas más simples. Tengo una necesidad de que se entienda lo que estoy diciendo. También tiene que ver con que el rock en castellano, en Argentina, en épocas de la dictadura tenía que forzarse por ser metafórico, poético, porque corrías con la desventaja de que te chuparan, te desaparecieran o te mataran si decías algo que no le gustaba al gobierno. Cuando yo salí a cantar a la calle ya eran los principios de la democracia y fue como una forma de decir: ¿A ver, qué tan libre es esta democracia? ¿Hay que dar vueltas para decir las cosas?

¿Cuál es tu mejor canción no política?

De hecho, me gustan más las canciones más humorísticas que las más políticas, en las que logro, con ironía, mezclar el humor y la crítica política. Me gusta “Un cagado en el bondi”, por ejemplo, y me gusta una que hicimos ahora, y que saldrá próximamente, que se llama “El Libertario”. Me gustan mucho las letras humorísticas. Creo que me gusta más hacer reír que hacer pensar, pero a la vez me gusta que un show haya de todo, que sea balanceado.

¿Sentís que aún existe una brecha entre lo que se dice en la calle y lo que se canta? ¿Crees que el rap o el trap más recientemente han tomado la posta de la crónica barrial y la canción de protesta?

La música estuvo mucho tiempo atrapada en el comercio, sobre todo cuando las compañías estaban a la cabeza de todo. Cuando las compañías, en busca de un negocio, van tan solo repitiendo fórmulas y latiguillos de venta, van alejando lo que se canta de lo que se vive. Para ellos, el fin no está en cantar o mostrar nuevos talentos, sino en hacer plata. Creo sí, que desde que apareció el trap y toda la movida indie, se acomodó la música y la creatividad. Ahora, siento que está otra vez en manos de los jóvenes, como cuando surgió acá el rock en castellano. Creo que es muy importante que cada generación tenga su música y su experimentación en la cultura, en el arte. Esto ayuda a que los chicos puedan cantar todo lo que les pasa.

Durante mucho tiempo, Las Manos oscilaron entre la pachanga y “el rock” político, contrastando temas como “La cumbia del cucumelo” (compuesta dentro del proyecto paralelo Agrupación Mamamis) con “Cutral co” o “El Sistema”. ¿Cómo se da la convivencia en el repertorio de una misma banda?

Habíamos empezado a escuchar Mano Negra o Maldita vecindad, y con esa idea nos motivamos en armar Las Manos. De hecho, en Argentina fuimos la primera banda de rock en hacer una cumbia, “La cumbia del cucumelo”, en una época en la que la cumbia y el rock eran como enemigos, era impensado juntarlos. Eso fue algo que intentamos mantener hasta el día de hoy. Próximamente vamos a sacar un EP con tres cumbias.

En más de 3 décadas has compartido escenario y micrófono con figuras internacionales de la talla de Manu Chao, Residente o Zack de la Rocha de los Rage Against The Machine, ¿cuál crees que es el mensaje común entre todos ustedes?

Nuestra llegada con ellos tuvo que ver con cuestiones políticas. Así que, más allá de ser colegas, también somos músicos que ponemos nuestro arte al servicio de luchas que creemos nobles y que hay que apoyar. Eso es lo que nos hermana con todos estos artistas.

¿Cuán peligrosa crees que es la paz social?

En un momento donde el gobierno ataca a los trabajadores y jubilados, como está sucediendo ahora, la paz social es lo que necesitan los presidentes para seguir adelante con su agenda. Hay que salir a la calle para buscar la verdadera paz social.

Has venido ya muchas veces a nuestro país, ¿con qué bandas o artistas del Uruguay te identificas o has desarrollado una mayor relación?

Vamos a Uruguay desde el año 1994, cuando tocamos en un festival en Cabo Polonio junto a la Abuela Coca. Pero somos muy amigos, hermanos de los chicos de La Vela, a quienes hace poco les abrí los shows acá en Buenos Aires. Fue una invitación que me llenó de alegría porque es gente que quiero mucho. Y después también, 4 pesos de propina. Pero la verdad es que soy fanático de Leo Maslíah.

Buena parte de tus comienzos en la música tienen que ver con él. ¿En qué te influyó? ¿El lo sabe?

Maslíah me rompió la cabeza. Cuando empecé a escribir era súper fanático. Mirá, Maslíah era el músico al que más veces había visto en vivo, creo. Él hacía un ciclo en unos colegios por esa época y yo me iba a todos sus recitales. Me gustaba el hecho de romper las estructuras de las canciones.

Yo me sentía el Masliah argentino, imagínate, pero con tres acordes... Siempre fui medio perro para tocar la viola. No tuve la suerte de conocerlo pero sí de hacerle llegar un tema que se llama “Homenaje a Maslíah”, se lo mandé por Internet y me dijo que era la primera vez que era protagonista en una canción, así que me imagino que le habrá gustado.

¿Qué podemos esperar del próximo show en Montevideo? ¿Cómo conformarán el repertorio?

El show que estamos dando ahora, “Milei se cae”, tiene más que ver con toda la parte rockera de Las Manos. Es la parte que sobresale del show en la lista, ya que estamos con dos violeros espectaculares, dos jóvenes, Gabi Kerman y Karim Benegas (el resto del septeto lo integran: “Pecho” Anzoategui, Christian Fabrizio, Pablo Marchetti y Guido Duran). Karim produjo “Milei se cae” y Gabi esta produciendo “Libertario”. Son dos tremendos violeros así que la banda sale re heavy, pero como siempre hicimos tiene también su parte más fiestera y pachanguera, es una lista bien divertida y de lucha.

Por Carlos Dopico
Carlos Dopico