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Contenido creado por Federica Bordaberry
Música
Lo que hacemos sonar #21

Las mujeres que nos construyeron sonoramente: nuestra playlist de la semana

En el Día de la Mujer, en este 2024, compartimos una selección breve de mujeres músicas que han marcado a las periodistas de LatidoBEAT.

08.03.2024 10:29

Lectura: 12'

2024-03-08T10:29:00-03:00
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Todos los viernes, el último día de la semana, LatidoBEAT reúne las canciones que sonaron en sus historias de Instagram, donde compartimos lo que vamos escribiendo. Recopilamos, entonces, el periodismo que hacemos y que contamos, la curaduría artística y cultural que trajimos al medio esa semana, los textos con los que narramos parte de la realidad. 

Pero esta semana, este viernes de 2024, es 8 de marzo. Mientras que miles de millones de mujeres se reúnen en el mundo, algunas extremadamente violentadas por hacerlo (al punto de la muerte) nosotras en Uruguay tenemos la libertad de poder marchar para seguir exigiendo aquello que corresponde: la igualdad en todas sus caras. 

Por eso, sin ánimos de festejar, porque es un día de conmemoración de lucha, de esfuerzo, de recuerdos dolorosos, dedicamos nuestra playlist semanal a las mujeres que han marcado el sonido de las periodistas detrás de este magazine cultural. Mujeres recomendadas por mujeres. Vistas por mujeres. Mostradas por mujeres. 

Si nuestro ciclo suele llamarse "Lo que está sonando", esta vez y solo por hoy, va a llamarse "Lo que hacemos sonar". Es simple: no suenan si no las hacemos sonar. 

Nico

Foto publicitaria de Nico con Velvet Underground en 1966.

Foto publicitaria de Nico con Velvet Underground en 1966.

Nico, así sin apellido, sin nada detrás. Porque su nombre no era ese. Christa Päffgen, dicen (aunque no se sabe del todo) nació en 1938 en la ciudad alemana de Colonia. Fue modelo y actriz, sí, pero sobre todo fue cantante y música. Su colaboración con el disco de The Velvet Underground, sí, pero también su trabajo solista fue excelente.

Dentro de lo cinematográfico, hizo unos pocos roles en películas, incluyendo una aparición en La Dolce Vita (1960) de Federico Fellini. Fue amiga y, por ende, colaboradora de la obra de Andy Warhol. Estuvo en varios papeles en sus películas experimentales, sobre todo en Chelsea Girls (1966). De hecho, por esa razón el primer disco solista de Nico (1967) también se llama así. Allí colaboraron artistas de la talla de Lou Reed, John Cale y Jackson Browne.

Por la insistencia de Warhol fue que cantó tres canciones en el debut de la Velvet Underground, haciendo el disco The Velvet Underground & Nico (1967). De ahí sale esa canción tan dulce llamada “I’ll Be Your Mirror”.

Y fue Morrison, el genial Jim Morrison, el que le sugirió que hiciera sus propias composiciones. Y lo hizo, pero lo mejor de todo es que lo hizo con un armonio, un instrumento para nada común en el rock. De hecho, después de Chelsea Girls, que tuvo poco éxito comercial, es que aparecen discos mucho más oscuros y experimentales (The Marble Index, Desertshore, The End), con la producción musical de Cale.

Nico vivió entre Nueva York y París, ciudad extremadamente importante para ella. No por eso Berlín, o Alemania en general, dejaron de serlo. Pero en los 70, en la capital francesa, fue que se encontró con el cineasta Phillippe Garrel, con quien hizo siete películas. Una de ellas, la conocida La cicatrice intérieure (1972).

Suenan en la playlist "I'll Be Your Mirror" y "Femme Fatale" del disco The Velvet Underground & Nico (1967), "These Days" del disco Chelsea Girl (1967), "Afraid" del disco Desertshore (1970), "Heroes" del disco Drama of Exile (1981).

Sinéad O'Connor

Sinead O'Connor en 1987.

Sinead O'Connor en 1987.

En 2005, el artista de reggae Burning Spear le hizo una entrevista para la revista de Andy Warhol. Ella, allí, dijo que su misión era rescatar a Dios de la religión. Sinéad O’ Connor, cantante y música irlandesa, era exactamente eso. En esa oración está perfectamente retratado su espíritu.

Nació en 1966 en Dublín y tuvo una infancia tronada de abusos y, por ende, reacciones conflictivas a nivel de comportamiento. Buscando suerte en Londres, logró incorporarse en la escena musical de finales de los 80 con su debut The Lion and The Cobra, en 1987. El éxito de ese disco fue rotundo y también lo fue su disco I Do Not Want What I Haven't Got (1990).

Es cierto, O'Connor vendía, era linda, su voz era increíble y sus composiciones extremadamente bellas. Pero, esto: quedó embarazada a los 20 años y la discográfica quiso que abortara por una cuestión de imagen, tenía la cabeza rapada, participaba de los debates políticos y públicos, convirtiéndose en una activista feminista y de la comunidad LGBT. Criticó, duramente, a la iglesia católica.

Tuvo varios incidentes a nivel público. Quizá, el más conocido, cuando, en 1992, en protesta por los casos de abuso sexual por parte de miembros de la iglesia, rompió una foto del papa Juan Pablo II en un show en Saturuday Night Live.

O cuando, dos semanas después de ese acto rebelde, participó en el tributo a Bob Dylan, llamado The 30th Anniversary Concert Celebration, que se realizó en el Madison Square Garden. Allí, el público la abucheó tanto que O'Connor no pudo cantar la canción programada. Entonces, le pidió a los músicos frenar y, en lugar de cantar, se puso a recitar su versión de “War” de Bob Marley. Cortó justo después de la parte en que se habla del abuso de menores, enfatizando su mensaje en el programa televisivo, miró al público en silencio y se retiró.

O, cuando en 1990, se negó a hacer un show en Nueva Jersey, a minutos de comenzar, si le ponían el himno americano antes de subir. O, cuando en 2018, se convirtió al islam, cambiando su nombre legal a Shuhada' Sadaqat.

Suenan en la playlist "Troy" y "Mandinka" del disco Lion and The Cobra (1987), "Nothing Compares 2 U" del disco I Do Not Want What I Haven't Got (1990), "Gloomy Sunday" y "Why Don't You Do Right" del disco Am I Not Your Girl? (1992). 

Hope Sandoval

Hope Sandoval en Nueva York, 2010. Foto: Jason Persse en Flickr.

Hope Sandoval en Nueva York, 2010. Foto: Jason Persse en Flickr.

Cuando toca en vivo, suele cantar casi que en la oscuridad, en la mayor cantidad de penumbra posible. Toca la pandereta, la armónica, el glockenspiel, la pandereta. Y tiene fama de ser timidísima. Han dicho que es tan retraída que parece prácticamente no reconocer que tiene una audiencia delante.

Eso dicen, pero qué importa. Con esa voz, esa delicadeza, ese sonido, qué importa. Hope Sandoval, nacida en 1966 en Los Angeles, con raíces tanto mexicanas como americanas. Mientras que crecía, fue un tiempo a una escuela secundaria en Alhambra, pero falló. Según el sistema educativo, Sandoval tuvo dificultades académicas y sociales, así que la enviaron a clases de educación especial.

Y a esas también faltaba por una simple razón: quería quedarse escuchando discos. A los 13 años, ha dicho, se enamoró de los Rolling Stones. En 1986, formó el dúo de folk llamado Going Home con Sylvia Gomez, gracias a lo que conoció más adelante a David Roback.

Roback, parte de la banda de los 80, llamada Opal junto a Kendra Smith. Allí colaboró Sandoval durante un tiempo, hasta que Smith se retiró abruptamente, dejando paso a Mazzy Star, el rock alternativo de Roback y Sandoval.

Esa, quizá, sea la banda por la que más se reconoce a Sandoval, pero es cierto que también tiene un proyecto solista llamado Hope Sandoval & The Warm Inventions. Y, por más que las bandas no han estado siempre en el mismo nivel de actividad, el sonido de Sandoval sale por ahí, aunque también ha sabido aparecer en discos como los de Massive Attack.

Suenan en la playlist "Paradise Circus" del disco Heligoland (2010) de Massive Attack, "Fade Into You" del disco So Tonight That I Might See (1993) de Mazzy Star, "Common Burn" del disco Seasons Of Your Day (2013) de Mazzy Star, "Butterfly Mornings" y "Drop" del disco Bavarian Fruit Bread (2001) de Hope Sandoval & The Warm Inventions. 

Rita Lee

Sala Credicard, São Paulo (2010). Foto: Alexandre Cardoso.

Sala Credicard, São Paulo (2010). Foto: Alexandre Cardoso.

 "Nunca fue un buen ejemplo, pero era buena gente”. Así decía Rita Lee que iba a ser su epitafio. Además de ironizar sobre qué pasaría cuando muriera. La falsedad de la gente, la conveniencia de la industria musical, la antipatía mutua que mantenía con los políticos. ¿Los únicos sinceros? Los fans, que le corearían "Ovelha negra". 

Porque Rita Lee fue una oveja negra. De la sociedad, de la industria, de las expectativas y el "deber ser". Llegó a este mundo en Sao Paulo, pero su madre era italiana y su padre, estadounidense. Para colmo, educada en un colegio francés. En una sola mujer cabía un mundo entero. 

Esto, por supuesto, sin tener en cuenta que agarró una guitarra y se subió a los escenarios en los años sesenta. Sin tener en cuenta que luchó por la libertad en tiempos de censura y dictadura. Sin tener en cuenta que habló de sexualidad desde la perspectiva femenina sin tapujos. "Las mujeres no pueden tocar rock, yo me ponía mis ovarios, mi útero y tocaba mi rock ´n roll", decía. 

Primero con Os Mutantes, la banda psicodélica y admirada por músicos como David Byrne y Kurt Cobain, con la que alcanzó el éxito y la fama. Luego, como solista. Con su pelo rojo fuego, sus lentes y botas excéntricas y la irreverencia como bandera. 

Desde su arresto en 1976 por posesión de marihuana, hasta en su despedida de los escenarios en 2012, cuando fue detenida por desacato. Insultó a la policía que custodiaba el show y los acusó de agredir al público. 

Falleció el 8 de mayo del año pasado a causa de un cáncer de pulmón. Pero, entre los tantos colores que habitaban en Rita, hay uno trascendental, que no conoce de la muerta física y que se mantiene latente para recordar que las mujeres pueden hacer rock, y también lo que quieran.

  Suenan en la playlist "Lança Perfume" del disco Rita Lee (1980), "Amor E Sexo" del disco Balacobaco (2003), "Corre-Corre" y "Mania de Você" del disco Rita Lee (1979) y "Todas as mulheres do mundo" del disco Rita Lee (1993).

Amy Winehouse 

Eurockéennes. Francia (2007). Foto: Rama

Eurockéennes. Francia (2007). Foto: Rama

Desde muy pequeña escuchó jazz. Su padre le cantaba canciones de Frank Sinatra. Poco sabría esa niña que, años más tarde, lanzaría un álbum debut llamado "Frank", en honor al gran crooner

Rebelde de nacimiento. Desde el piercing en la nariz que le hizo ganarse la expulsión de una escuela de teatro, los tatuajes y un carácter que no le permitía ser otra cosa más que alguien completamente auténtico. Vivía y cantaba lo que sentía. Con una voz que le daba la libertad de hacerlo. Con un aspecto y estilo característicos, criticados por algunos, venerados por otros, entre ellos, Karl Lagerfield. 

Las presentaciones de Amy remitían a una época y un estilo que parecía haberse extinguido. Así fue que se ganó el respeto de grandes como Tony Bennet, con quien grabó una canción. Años más tarde, sería él quien anunciaría que Back to Black ganó el Grammy por Grabación del año , en una escena de película. 

Porque detrás de esa forma de hablar, de esa actitud desafiante, había una mujer sensible. Una mujer a la que el amor la llevó a lugares oscuros, a adicciones perras, a la autodestrucción. En el medio, la prensa amarillista que la tenía como blanco de ataques. 

Es doloroso saber que se fue con 27 años y solo dos discos, magistrales, pero insuficientes si hablamos de un talento como el suyo. 

  Suenan en la playlist "Some Unholy War" y "Tears Dry On Their Own" del disco Back to Black (2006) y "You Sent Me Flying", "In My Bed" y "October Song" del disco Frank (2003).

Stevie Nicks 

1980. Foto: Awil916

1980. Foto: Awil916

Su figura en un escenario dando vueltas, los velos de su vestido, negros o blanco, siguiéndola. En algunas ocasiones, también con una capa por encima. Las ondas de oro de su pelo que acompañan el movimiento, los golpes a la pandereta. Aunque su madre le contaba cuentos de hadas, Stevie Nicks eligió ser bruja. 

Abriéndose paso en el mundo de la música junto a su entonces pareja, Lindsey Buckingham, llegaron juntos a Fleetwood Mac. En poco tiempo, Stevie se convirtió en el eslabón clave de la agrupación. Tras años de caos, la banda se separó momentáneamente, pero ella siguió haciendo música como solista. 

En medio del éxito, presentándose con músicos como Bob Dylan y Tom Petty, su consumo de cocaína la dejó al borde de la muerte, obligándola a rehabilitarse. Pudo recuperarse para seguir haciendo lo que más ama, que es hacer música. Tan es así, que relegó varios aspectos de su vida personal para dedicarse a su carrera.

Sin Stevie Nicks, no existirían Florence Welch, ni Taylor Swift o Lana del Rey, al menos no como las conocemos. La imagen de la mujer del rock sería algo aun más difuso, menos plausible, más fantasioso. Una mujer que uso su arte para expulsarlo todo, el amor, el dolor y el despecho, pero también para contar historias.

Un ejemplo es Rhiannon, canción que ella misma afirma que "trata sobre una bruja". La asociación del público a Nicks como parte del aquelarre es tal, que apareció en American Horror Story, actuando de sí misma pero apodada como la "Bruja Blanca". 

  Suenan en la playlist "Rhiannon" del disco Fleetwood Mac (1975), de la banda de nombre homónimo, "Edge of Seventeen" y "Stop Draggin´ My Heart Around" de su álbum debut Bella Donna (1981), "Gold Dust Woman" y "Silver Springs" del disco Rumours (1977) de Fleetwood Mac.