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Contenido creado por Federica Bordaberry
Literatura
Lo bello que se presenta

Le hablo a los fantasmas (provocación y reacción)

Está provocación, resultante de una opinión muchas veces desacertada y cargada de dudas, genera todo tipo de reacciones.

09.06.2022 11:52

Lectura: 6'

2022-06-09T11:52:00-03:00
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Por Bruno Guerra
brunogdarriulat

La belleza se presenta dónde puede. Ante lo complejo, ante la ignorancia y de muchas formas que no sé explicar. Pero sobre todo creo que es más fácil contemplarla desde la inocencia, el don sagrado de la juventud.

Desde mi primera publicación en este medio, y con el transcurso del poco tiempo que llevo aquí, me he encontrado con saberes que desconocía tener y con un juego interesante de contradicciones que no creo poder resolver, pero no por eso son incomprensibles y mucho menos inaceptables. Creo que en algún punto, si se anda con cuidado, pueden ser muy enriquecedoras.

Una opinión lanzada a un receptor desconocido, alguien del que nada sabemos (un ejercicio bien literario), a una persona cuyos conocimientos, contradicciones, y auto-convencimientos son (para quienes estamos temporalmente de este lado de la hoja), un enigma. Esto resulta muchas veces en una provocación a los receptores. Un juego divertido de idas y vueltas que mucho tiene que ver con la ficción y con las máscaras.

Es como evocar un fantasma, algo atemorizante, pero que motivado por el morbo, por la intriga y, muchas veces por una incertidumbre escepticista (que tiene que ver, desde el punto de vista filosófico, con ir en contra de una verdad o un fenómeno, pero aceptar la resignación de no poder dar una explicación o respuesta. Algo así como un anticipo a la post verdad. Por eso Pirrión De Elis daba clases a sus discípulos en completo silencio).

Está provocación, resultante de una opinión muchas veces desacertada (asumida con un riesgo cabal de desacierto) y cargada de dudas e inseguridades, genera todo tipo de reacciones, todas interesantes y que invitan al pensamiento, todas (hasta la más incoherente, agresiva y carente de argumentación) quizá puedan hermanarnos. O en el peor de los casos, enfrentarnos en el disentimiento, pero lejos del odio. Para esto hay que aprender a leer entre líneas, las intenciones, y lo que está más allá de las palabras.

No estoy hablando de una especie de conflicto hegeliano, es algo mucho más sencillo. La reacción aparece como un reflejo, un movimiento generado al tocar una fibra (por más superficial que sea), y eso ya es motivo suficiente para invitarnos a cuestionar nuestros convencimientos. Pero sobre todo, preguntarnos si por sostener tanta seguridad, no nos estamos perdiendo de la maravillosa incertidumbre, que genera la contradicción, y tras la contradicción el movimiento.

Somos como personajes de una obra decidiendo nuestro arco evolutivo, nuestro papel de bolos en esta puesta absurda, como una broma infinita.

Yo le hablo a los fantasmas, les pregunto cosas, pero ellos se obstinan en ignorarme, entonces decidí empezar a provocarlos. Les piso las sábanas y levanto las copas del tablero sin pedir permiso. Para ver si, al menos, por las malas, me prestan algo de atención.

Las mejores obras nos increpan, nos movilizan y transforman, nos enseñan y lo hacen colocándonos en lugares que, a veces, no se nos parecen. El de empatizar con un tirano, por ejemplo, o con un borracho, o un suicida. Pero esto no se da solo en el arte. Si estamos atentos al entorno, si realmente buscamos agudizar el pensamiento crítico, debemos tener algo que, desde mi punto de vista, es el valor más grande de todos, el valor que tuvieron los mejores escritores, lo mejores actores del mundo, los músicos que más se han reinventado, los que alzaron el arte en general. Este es el valor de descreer. Algo a lo que no es difícil acceder, que requiere de una voluntad férrea y una exposición a veces desmesurada. Este es el valor de dejarse destrozar en pos de reinventarse. Eso es belleza, es amor y es arte.

La reconstrucción minuciosa de las palabras, de los juegos y de los mecanismos de antaño dan lugar a nuevas estructuras, y las distancias insalvables nos enseñan los caminos por donde no queremos ir, lo cual también nos hace madurar, sin embargo no hay que descartar ir a lo indeseable para, al menos, conocer los caminos que no queremos recorrer.

En un mundo de guerras y de una distribución totalmente injusta de la riqueza, los que no tenemos fusiles podemos levantarnos en palabras.

Los que más me han enseñado en mis peores momentos de hambre (literal y figurada), han compartido conmigo la mesa, las necesidades, el poco pan que tenían, y discusiones desde las antípodas de mi pensamiento. Ellos, junto con algunos libros que atesoro, me han salvado la vida.

Y si piensan que los libros son las expresiones literarias más importantes, les dejo un ejemplo contrario y contemporáneo, de una belleza desgarradora:

“I'm sensitive, I feel everything, I feel everybody

One man standin' on two words, heal everybody

Transformation, then reciprocation, karma must return

Heal myself, secrets that I hide, buried in these words

Death threats, ego must die, but I let it purge

Pacify broken pieces of me, it was all a blur”

(“Mother I sober” - Kendrick Lamar)

Podría nombrar millones de autores que son provocadores de distintas formas, pero voy a nombrar algunos que lo hacen desde una maravillosa sutileza: Whitman, Virginia Woolf, Melba Escobar, y Juan Rodolfo Wilcock. Seguir enumerando sería hacer otra lista de catálogos y, para eso, está mi irrupción anterior.

En mi primera participación dije que el arte es prescindible y lo sostengo firmemente. Lo que me faltó agregar es que está en nosotros destruir las formas y las pretensiones para hacernos un poquito más grandes entre todos, a ver si de una vez por todas nos bajamos del pedestal y miramos de nuevo al público.

Yo los invito a esta fiestita, el que no quiera asistir se lo pierde. No soy quién para juzgar malas decisiones.

Por mi parte seguiré agitando las aguas desde mi paralizante cobardía, porque es más fuerte la intriga de encontrar grandeza al otro lado para saber qué es lo siguiente que debo leer, qué autor debo descubrir, de que conocimiento me estoy perdiendo. Tengo hambre de saber y, como soy un descreído, hasta de mi propia inteligencia, necesito afilar las lanzas y combatir, junto con ustedes, la ignorancia, la mía, claro está, y la suya también, si es que me acompañan.

“I hope you find some peace of mind in this lifetime

I hope you find some paradise…

I grieve different”

(Untied in Grief - Kendrick Lamar)

Por Bruno Guerra
brunogdarriulat