Por Sofía Durand Fernández
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“Estoy en el lugar en el que debería estar ahora, que es allá afuera con la gente, amplificando el amor”, dice Lenny Kravitz desde el otro lado de la pantalla. El amor como leitmotiv de su carrera aparecerá varias veces durante la conversación. Con una trayectoria de más de tres décadas, el sonido —un espectro en el que se puede hallar soul, blues, rock y funk— y la estética de Kravitz lo han consagrado como un artista inconfundible, con hits como “Again”, “It Ain’t Over Till It’s Over” y “Are You Gonna Go My Way” que resisten al tiempo.
Desde su debut en 1989 con Let Love Rule, Kravitz ha mantenido una racha de lanzar álbumes cada dos años, o a más tardar, cuatro. Tras seis años que estuvieron marcados por la pandemia y el lanzamiento de su libro de memorias, el artista volvió con Blue Electric Light (2024). La influencia de artistas como Prince y el rango de géneros se hacen visibles en el correr de la escucha. En sus palabras, es una “celebración a la vida” y el álbum que le hubiera gustado grabar cuando era un adolescente. También es la razón por la cual se presentará por primera vez en Uruguay este 1 de diciembre.
Afirma que se siente “muy en casa” cuando visita Sudamérica por la similitud de espíritu que encuentra con sus raíces. Criado entre Bahamas, Los Ángeles y Nueva York, admite que le gustan los contrastes y los extremos: “Me siento cómodo en cualquier lugar al que vaya, puedo vivir en un palacio o en una carpa, no me importa”.
Las entradas para el show en el Estadio Centenario se pueden adquirir aquí.
Definiste a Blue Electric Light como el álbum que te hubiera gustado hacer cuando eras adolescente. Se percibe la influencia de Prince y la variedad de géneros, como el funk. ¿Cómo lograste reunir todos estos elementos en el proceso creativo?
No me di cuenta mientras lo estaba haciendo. Creo que lo que pasó fue que había terminado de escribir mi libro, Let Love Rule (2020), que salió al comienzo de la pandemia y trata sobre mi vida, aborda desde mi nacimiento hasta mi primer álbum. Pasé mucho tiempo reflexionando sobre mis años de adolescencia y de escuela secundaria, en los que probablemente nunca había pensado tan a fondo como ahora. Entonces cuando fui al estudio y empecé con el álbum, tal vez porque había escrito este libro y estaba haciendo tantas entrevistas al respecto, apareció ese momento de mi vida. A su vez, empecé a sacar piezas de equipo que usé en esa época, algunos sintetizadores viejos, cajas de ritmos y diferentes cosas que creí que sería interesante volver a usar. Simplemente empezó a suceder, y cuando avancé con algunas canciones me di cuenta de que estaban muy relacionadas con mis sensibilidades de aquella época, con lo que estaba haciendo en ese entonces. Así que fue un hermoso paso hacia adelante y hacia al pasado al mismo tiempo. Realmente me divertí mucho haciendo este álbum.
Tu último lanzamiento había sido en 2018, con Raise Vibration. Pasaron seis años, ¿cómo fue volver al estudio después de tanto tiempo?
Fue genial. Siempre estoy entrando y saliendo del estudio, y también hago giras durante largos ciclos. Así que saqué el último álbum, estuve de gira durante dos años, iba a hacer un tercer año de gira, pero llegó el Covid, así que tuve que parar. Luego estuve en Bahamas durante tres años creando y trabajando en mucha música. Así fue cómo pasó el tiempo. La gente siempre se pregunta por qué tardó tanto tiempo. Bueno, estuve de gira dos años, y luego tuvimos tres años de Covid, esos son cinco años, y después me tomó un año reunir todo, así que pasaron seis. Pero cuando no me ven o no me oyen, estoy siempre siendo creativo. Fue un momento maravilloso, no en términos mundiales, pero a nivel personal, en el estudio, teniendo la oportunidad de sentarme en un solo lugar a simplemente grabar y absorber toda esta música que estaba surgiendo. Así que prepararme para volver a la carretera me tomó un tiempo, cuando no estoy de gira durante unos años lleva tiempo volver a ese modo, especialmente cuando estuve solo en el estudio por tantos años, simplemente haciendo lo mío. Ahora estoy de vuelta desde el verano, y se siente tan bien. Estoy en el lugar en el que debería estar ahora, que es allá afuera con la gente, amplificando el amor.
Aunque tenés una carrera extensa y prolífica, tu guitarra mantiene un sonido característico. Es una firma identitaria que se destaca en todas tus canciones. Una consecuencia de ello es que tu música trasciende generaciones. ¿Qué valor tiene esto para vos?
Es el regalo más grande ver que tu público está cambiando y volviéndose más joven y mayor al mismo tiempo, lo he estado observando en estos últimos años. Desde niños hasta personas mayores, es hermoso, porque de eso se trata. No hay límite de edad ni de tiempo para mi música, para el amor, que es para lo que estoy acá, lo que quiero representar. Cada noche, cuando salgo a tocar y veo a toda esta gente de múltiples generaciones, reuniéndose para celebrar la vida juntos, me siento extremadamente agradecido. Esa es la razón por la que me subo al escenario y salgo de gira.
¿Qué encontrás de especial en tu público sudamericano?
La gente es vibrante. Nací en Nueva York, pero soy de Bahamas, paso mucho tiempo e incluso viví allí. Crecí rodeado de muchas personas del Caribe, y encuentro que la gente de Sudamérica es muy similar en espíritu, en su apertura y en su hospitalidad; somos de sangre caliente. Me siento muy en casa cuando estoy en esa parte del mundo, así que lo disfruto muchísimo.
Además de Bahamas y Nueva York, pasaste mucho tiempo de tu infancia y adolescencia en Los Ángeles. Además de ser lugares eclécticos y cargados de información, los últimos dos pertenecen a costas opuestas de Estados Unidos. ¿Qué influencia tuvo este ritmo de vida en tu música?
Mi vida siempre ha estado llena de contrastes. Ya sea entre cristiano y judío, viviendo en el Upper East Side o en Bed-Stuy, Brooklyn, teniendo dinero o no. Simplemente sucedió, pero los extremos tienden a gustarme, los puntos intermedios no tanto. Están bien, pero realmente me gustan los extremos, así que esa ha sido mi vida. Y todo eso me ha dado una educación, me ha alimentado, me ha enseñado. Me siento cómodo en cualquier lugar al que vaya, puedo vivir en un palacio o en una carpa, no me importa.
Encuentro la alegría de la vida en cualquier experiencia, siempre hay una experiencia hermosa por vivir. Esos contrastes han hecho que mi vida sea maravillosa.
¿Cómo te mantenés abierto a las experiencias después de haber vivido tantas cosas y haber tenido éxito? ¿Evitar caer en prejuicios requiere de un ejercicio constante?
De hecho, eso me ha hecho ser más abierto. Al haberme dedicado a esto, y al haber sido bendecido con la longevidad que mencionaste anteriormente, soy más abierto. Estoy más hambriento, sigo estando muy motivado e inspirado, así que no creo que requiera tanto esfuerzo como puede parecer. Se siente bastante natural y me siento más abierto que cuando comencé, si bien podría parecer que la mayoría de las personas van en la dirección opuesta, tal vez, no lo sé. Pero el camino se expande y continúa expandiéndose, y estoy abierto a ello. Tenés que estar abierto, tenés que desearlo, y yo lo deseo. Creo que este viaje es tan increíble, que tengo sed de más. Más conocimiento, más entendimiento, más compasión, más amor.
También tuviste la oportunidad desde muy joven de estar en contacto con algunos de tus ídolos e íconos de la música, como Mick Jagger o John Paul Jones. ¿Recordás algún consejo que te hayan dado o algo que hayas visto en su forma de trabajar que hayas decidido adoptar?
Creo que solo por conocerlos fui educado por ellos. Empezó con Miles Davis, obviamente, con quien crecí; era un adulto que formaba parte de mi vida. Todos los musicos de jazz que conocí cuando era un niño, como Duke Ellington, Ella Fitzgerald, Sarah Vaughan y toda esta gente. Yo solo lo absorbía, me estaban educando incluso antes de darme cuenta de que lo estaban haciendo. Y después, cuando empecé a hacer lo mío y empecé a conocer gente, conocí a Curtis Mayfield, que me permitió tomar a su bajista para que sea parte de mi primera banda y me animó. Personas como Robert Plant, que vino de gira conmigo y fue el invitado especial en el “Are You Gonna Go My Way Tour”, que fue absolutamente ridículo que eso siquiera sucediera, pero fue un regalo y me enseñó mucho. Prince, James Brown, Bootsy Collins, Bob Dylan, David Bowie, Mick Jagger, Michael Jackson. También Tom Petty, que me llevó en mi primera gira. Cuando los conocés y trabajás con ellos, que son personas que te educaron y que de repente estás con ellos, creando en conjunto, es asombroso que termines en la misma arena, haciendo lo que amás y lo que está dentro de vos, que es lo que te enseñaron. Así que eso ha sido un gran regalo, el hecho de que se interesaran en mí y respetaran lo que hacía fue toda la validación que necesité. A los críticos podría gustarles o no lo que hacía, no importaba, lo hacía por mí. Y las personas que me enseñaron, estas leyendas, se convirtieron en amigos y en grandes apoyos para mí. No necesitaba nada más.
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