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Contenido creado por Manuel Serra
Música
Esta es mi revolución

Los Cuatro Pesos de Propina: de la “calle, boliche y esquina” a la Orquesta Filarmónica

En conjunto, preparan un repertorio histórico del que participarán 80 artistas en escena. Un nuevo cruce entre lo clásico y lo popular.

15.02.2023 13:18

Lectura: 21'

2023-02-15T13:18:00-03:00
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Por Carlos Dopico
Carlos Dopico

A más de 20 años de su fundación y a 15 de la publicación de su primer álbum, la banda enérgica y mestiza del Uruguay, Cuatro Pesos de Propina, prepara una gala junto a la Orquesta Filarmónica de Montevideo. Serán dos jornadas consecutivas en el Teatro Solís, el 16 y 17 de febrero, en las cuales recorrerán un repertorio histórico de sus canciones.

Un espectáculo que fusionará el género sinfónico con los estilos musicales que destilan los Cuatro Pesos: ska, rock, reggae, dub, la música mestiza y el gypsy punk.

En la previa de esta parada especial en su carrera musical, LatidoBEAT conversó de forma independiente con Gastón Puentes (39) y Agustina García (24), las voces al frente de este proyecto musical, y con el maestro Martín García (46), director de la Filarmónica de Montevideo y responsable de guiar con su batuta a los más de 60 componentes que acompañarán a la banda sobre el escenario.

“La banda trae lo suyo y hace lo que hace y nosotros sumamos lo nuestro desde el instrumental de una orquesta sinfónica —que será numerosa— porque, además de la línea de cuerdas, hay una gran sección de vientos y también de percusión”, subraya quien está al frente de la Filarmónica desde 2022.

“Nos costó bastante seleccionar el repertorio porque hay que hilvanar una cosa medio histórica y pensar los temas con otra lógica. Aquí hay butacas. Las canciones funcionan de otra manera, tienen otra dinámica. Hay que imaginarse eso para hacer una lista armónica”, advierte, motivado por el desafío, Puentes, cantante, compositor y guitarrista de los Cuatro Pesos.

“Estamos trabajando con Franco Polimeni y Martin García [arreglador musical y director, respectivamente], quienes pasaron por nuestros ensayos para charlar y buscar los espacios donde interactuar con la Filarmónica. Este encuentro requiere de otra dinámica por eso se trabaja en conjunto”, precisa, por su parte, García, la ex No es Negocio que hoy es cantante estable en los Cuatro Pesos. 

Montevideo Portal | Javier Noceti

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Franco Polimeni es quien está zurciendo estos dos mundos musicales, ¿verdad?

Gastón Puentes (GP): Sí, la verdad es que es increíble verlo trabajar porque aprovecha toda la musicalidad de la banda y sobre eso se acopla. Amoldamos las canciones para que la orquesta tenga sus espacios y pueda explotar también.

Hacerse espacios y encontrar huecos desde donde sumar parecería ser una de las claves de la interacción.

Martín García (MG): Sí, ese es un gran desafío porque no hay que dar por sentado de que uno agrega un colchón sinfónico a un tema y de por sí funciona. Lo que decís es cierto; hay que encontrar los huecos, los puntos y las formas de hacer un aporte que sume a la propuesta.

Cuatro Pesos es una banda con fuerte esencia callejera; una banda mestiza que acompaña numerosas causas sociales. ¿Cuál es el desafío para vos como director de la orquesta ante esta experiencia?

MG: El gran desafío para nosotros es servir a la música de la manera más honesta y más inspirada que podamos. En este caso, dialogar con una banda que tiene una propuesta muy variada, muy rica y creo que por la esencia presenta un montón de posibilidades para la orquesta de encontrarse en los distintos sonidos. Los arreglos que tenemos nos permiten eso de una manera muy eficaz.

Hay un antecedente muy rico junto a La Triple Nelson, primero con Ciento 3 en el Teatro Solís y luego con la presentación en el Antel Arena.

MG: Es verdad, hay una relación de muchos años con La Triple y el pasado año en el Antel Arena fue impresionante. Esta experiencia nueva con Cuatro Pesos yo la recojo cuando asumo la dirección de la Filarmónica, pero la idea venía desde antes. Tiene que ver un poco con la impronta y el perfil de la orquesta desde hace décadas, de dialogar con los distintos géneros y aportar lo sinfónico sin perder la esencia de la orquesta y su relación con el repertorio canónico. Digamos que el público de Orquesta Filarmónica es más amplio que el público de los conciertos sinfónicos, justamente, porque apostamos a circular por distintos caminos y dialogar con distintos géneros. Es muy famosa la incursión que casi todos los años realizamos con el tango, o experiencias con cantantes populares. Este año tenemos, además, proyectos con artistas que podríamos situar a medio camino entre lo clásico y lo popular; un espectáculo con [N. del. R.: el pianista] Luciano Supervielle a mediados de año y otro con [N. del. R.: el violinista] Fede Nathan en el segundo semestre.

Montevideo Portal | Javier Noceti

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La experiencia de la Triple Nelson con la Filarmónica ¿fue una de las referencias para ustedes en este espectáculo?

GP:  Sí, de hecho, algo muy bueno que hay en la camaradería es que me los crucé y les pregunté: ¿Cómo estuvo? ¿Qué hicieron? ¿Cómo usaron el monitoreo? ¿Qué tipos de arreglos les rindió más? Todas esas experiencias están de más, no sólo por el hecho artístico en sí, sino porque nos hace crecer a todos los colegas; hay un conocimiento adquirido y eso se traspasa. La próxima vez que otro colega tenga que pasar por lo mismo ya va a tener más conocimiento aún y, quizás, tiene mejores resultados incluso. Es la gracia de los circuitos de la cultura, que hacen crecer toda la escena.

Chupar rueda de la experiencia y comunicarla al resto.

GP: Exacto, en pocas palabras eso mismo (risas).

En 1993, Níquel grabó en vivo su concierto junto a la Orquesta Sinfónica del Sodre para dar vida al show Níquel Sinfónico. Aquella experiencia les trajo un buen número de detractores, incluso algunas burlas radiales, atendidas en vivo por sus propios miembros.

GP: Creo que ha cambiado la cosa y la forma de vivir la música (risas). Quizá a alguien pueda gustarle más o menos la propuesta, pero de ahí a desarrollar un rechazo, un haterismo, digamos, no sé si es tan propio de estos días. En un mundo más como el de aquellos tiempos podía pasar; era todo más en plan Lejano Oeste (risas). Creemos que la gente lo va a recibir bien, como una experiencia y un experimento.

Agustina, ¿cuánto hace que te incorporaste definitivamente a la banda? En el 2020, en la presentación televisada del Montevideo Rock, eras aún invitada en Cuatro Pesos.

Agustina García (AG): Sí, se cumple un año de mi ingreso formal en breve. Pero el vínculo venía de muchos años antes, conociéndonos; era invitada. Un día llegué y ya no me fui más. Comencé cantando en bares, sola. Luego, con gente que conocí, formamos Carta Blanca, algo más colectivo. Y hace no mucho me había incorporado a otra banda con la que ya venía trabajando, No es Negocio. Hubo momentos en que tocamos en paralelo, pero finalmente yo seguí con los Pesos.

¿Conociste personalmente a los Cuatro Pesos a partir de tu pasaje por No es Negocio?

AG: Claro, porque hubo un toque conjunto. Yo estaba con No es Negocio y tocábamos en un festival donde cerraba Cuatro Pesos. Se había hecho tarde, y la grilla se fue moviendo, retrasando. Era lejos y los gurises de No es Negocio no podían volver tarde. Se fueron y yo dije: “Me quedo a ver a Cuatro Pesos”. Yo ya iba ver a los Cuatro Pesos. En eso me cruzo con el “Gordo” y me dice: “¿Querés cantar un tema con nosotros ya que no pudieron tocar?”. Y le respondí: “¿Dónde está la lista? Yo ya tengo tus arreglos… dale” (risas). A los quince minutos ya estábamos cantando.

Montevideo Portal | Javier Noceti

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Los Cuatro Pesos de Propina se formaron en el 2000 pero consolidaron su propuesta en 2004. Un año más tarde, ya con un repertorio consolidado, abrieron el show de Manu Chao en el Cine Plaza de Montevideo. En 2007 publicaron su debut discográfico Se está complicando al que sucederían otros cinco álbumes de estudio: Juan (2010); Surcando (2013); La llama (2019) y el más reciente Respirar una vez más (2021). En medio, publican su registro en el Teatro de Verano Muerto pero vivo (DVD - 2015).

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El origen de los Cuatro Pesos tiene lugar entre las clases de liceo, murga joven y la Escuela de Música —de la que provienen aquellos con mayor formación técnica musical—, pero ¿cuál es la esencia que los nucleó desde un principio?

GP: La esencia misma es la amistad; gente amiga que se juntaba a hacer música. Desde el principio nos unía la canción propia. Claro que en los inicios hubo covers pero siempre estuvo el pulso de una canción propia, quizá pretencioso para unos gurises de quince años que tocaban cuatro acordes (risas). Pero ya estaba eso. Después todo fue mutando, el eje, el foco, el grupo; todo fue agarrando una forma, una identidad. En un comienzo era una búsqueda…

Bien sobre los comienzos, incluso dos años antes de debutar discográficamente, en 2005 fueron banda de apertura del show Manu Chao en Montevideo [N. del R.: dentro de la gira Siberie m’etait contée]. ¿Cuánto influyó eso en el espíritu y estética musical de la banda?

GP: ¡Un montón! Quizás era nuestra primera vez en un escenario tan pro, no tan rústico como lo que teníamos transitado. Manu ya era una influencia muy fuerte para nosotros y luego de esa experiencia lo fue más. Me acuerdo de ir llegando a ese toque y ver toda esa infraestructura de sonido. Era increíble. Nosotros llegábamos con un amplificadorcito de 45 watts y la mochilita con dos pedales berretas. Ellos estaban probando repro; ni siquiera usaban amplificadores… Nosotros ya teníamos calle y quizá esa cantidad de gente pero no reunidas en un recinto con más tres mil personas. Fue una experiencia también conocerlo. Me acuerdo que había venido Bush y luego de una manifestación habían metido presa a cuatro personas. Estábamos muy vinculados a los gremios estudiantiles y me acuerdo que iba a subir una piba a leer. Hablamos antes con Manu Chao y le dijimos cómo era la cosa y él se re interesó en el tema y propuso incluso que subiera en su show. Al final subió con nosotros.

Y musicalmente, ¿sienten haberse impregnado de aquella energía?

GP: Sí, cien por ciento. Hay muchas cosas que en ese sentido te marcan. Ver un gran show desde adentro; tocar; tocar con Manu Chao y ver de cerca una banda que se sonaba todo nos marcó. También nos marcó mucho empezar a viajar por Argentina; entender cómo trabajan. Ir a Europa también, traer el Drum ‘n’ Bass, probarlo y jugar con esas estéticas sonoras. Ir a Brasil nos re cambió la forma de vivir el show por cómo se dialoga en el vivo. Conocer gente de la nueva escena de allá; rica, variada, diversa… Todas esas cosas te van dando forma. Lo de Manu Chao fue un punto de inflexión.

Es interesante, porque como productor observás el proceso de profesionalización de la banda; el relato va por ese lado.

GP: ¡Claro! Me acuerdo que esa vez fue la primera que tuvimos que llevar un iluminador (risas). No sabíamos bien ni qué iba a hacer. Los Cuatro Pesos, por su origen, se fueron curtiendo en la profesión. Los comienzos eran más de calle, boliche, esquina; como la mayoría de las bandas. Pero eso de ser profesionales es algo que fuimos aprendiendo.

A pesar de eso, y de experiencias en salas teatrales como esta que van a recorrer, ¿sienten que es importante la escena de la calle para los Cuatro Pesos?

AG: Sí, porque es un poco los ideales que uno abraza y por las cosas con las que se quiere embanderar. Cuando hay una ocupación como la de Magisterio, a principio de año, había que estar. Son los escenarios más directos, los que tienen menos distancia, donde ves la cara de las personas. Están ahí. Sentís que hay alguien que está luchando contigo y viceversa.

GP: En la calle está la posibilidad de cubrir una necesidad. Cuando se necesita convocar y mover, está bueno estar. La calle nos convoca, por eso es que la calle es parte de la vida de Cuatro Pesos; de alguna manera, está esa cabeza de ir donde se nos convoca.

De alguna forma es siempre volver a la raíz.

GP: Sí, exacto, es nuestra escuela. Después vino un escenario grande con Manu Chao y hasta poder viajar a otros países, pero el germen de la banda es la calle. Por eso es un lugar que nunca abandonamos.

¿Es cierto que eras fan de los Hanson? A pesar de que en tu casa se escuchaba mucho Sumo, Redondos e incluso Metallica y The Beatles.

GP: Sí, es verdad (risas). Cuando tenía doce años y los pasaban en MTV solo veía pibes de mi edad tocando y me partían la cabeza. Después, mi recorrido musical me llevó por el rock nacional: Buitres, Abuela Coca, la Vela Puerca; me acuerdo que tenía un cassete de ellos grabado. Pero mi vieja sí: Sumo, Redondos, por ese lado.

Agustina, ¿vos eras fanática también de alguna banda bochornosa?

AG: No, qué se yo (risas). En cuanto a lo que escucho, no le tengo miedo a nada; me gusta todo. En cuanto a lo que me siento cómoda, me gustan mucho las cantantes con voz profunda y carácter tipo Amy Winehouse o Alicia Keys.

Recientemente fueron parte de Late [N. del E.: festival de verano organizado por la Intendencia de Montevideo] y el escándalo desatado tras la publicación del monto de los distintos cachet artísticos. Independientemente de eso, les pregunto: ¿Qué postura tienen respecto de que el Estado financie espectáculos gratuitos?

GP: Creo que es una política cultural muy efectiva, de hecho, es la mejor manera de llegar a la gente. Podemos discutir si queremos invertir en cultura o no, creo que va por ahí la discusión de fondo. Y después están los pormenores de ¿cuánto cobró cada uno o cuánto salió? Pero esa es la superficie del tema; lo llano, no lo medular. El tema es si te parece bien que se invierta en cultura. Como política cultural, financiar un toque me parece una acción directa y la mejor manera de invertir plata. Si pienso en Late, un festival que fue una fiesta a la que pudieron asistir 140 mil personas, con una grilla que representa muy bien lo que está sucediendo en la música rioplatense, me parece que fue súper eficiente. No sé cuánto suma el total de caché, pero si hacés la división por cabeza, terminás dándote cuenta que quizás no fue más que uno o dos dólares por cabeza; me parece súper eficiente (risas). Es la mejor forma de invertir en cultura, poner un escenario en la calle, pagarle a los artistas y que la gente pueda verlo. Lo veo en todos lados y me parece genial. Hay que intentar hacer la lectura más allá de los colores partidarios. Me parece bárbaro el Durazno Rock o los festivales por todo el interior, donde la gente se congrega, donde pasan un montón de cosas súper importantes, también para la economía. Para un país como Uruguay —que es un país joven— le hace muy bien. Es un país donde brota cultura; hay una densidad importante de artistas en todo rubro. ¿Por qué no invertir ahí? No tiene mucha discusión…

Este 2023 se cumplen una década de Surcando (2013), el álbum con el que sin dudas traspasaron la primera trinchera de la escena y alcanzaron cierta masividad con temas como: “Náufrago”, “No hay tiempo” o “Mi revolución”. ¿Cómo sienten, en retrospectiva, aquel trabajo?

GP: Es cierto, una década. Me acuerdo de Surcando como una etapa muy linda en la vida, y la sensación de que ya cuando estábamos maqueteando el disco teníamos algo importante. Nos habíamos mudado juntos con Rodrigo Baleato [N. del R.: saxofonista y compositor de la banda]; sin niños en la vuelta y unos florecientes veinte y pocos años… Estábamos mucho tiempo escuchando, manijeándonos y creando. Cuando fue pintando la maqueta ya lo veíamos venir; yo, al menos, sabía que iba ser un quiebre. Nos habíamos cruzado con Hugo Fatturoso y nos había comentada que Francisco iba a llegar en unos días. Dijimos: “Mandémosle ya un mail, antes de que se llene de cosas para hacer”. Y se re colgó; vino a casa a escuchar la maqueta y dijo: “¡Yeah!”. Cuando pusimos la maqueta de “No hay tiempo” se le abrieron los ojitos (risas). Era 2012 y la maqueta era súper reggeatonera. Nosotros éramos una banda de la que algunos tenían expectativas de rock, pero podían decodificar que la batería estaba tocando un patrón de reggaetón (risas). Eso le resultaba interesante a Francisco, provocador. Surcando fue eso; una sumatoria de varias cosas. De ahí surgieron canciones icónicas, hits de la banda. De alguna manera, fue un quiebre porque algunos temas lograron masividad y la banda logró otro sonido, otra estética y una manera distinta de encarar un disco.

¿Esa fue la primera de las tres colaboraciones con Francisco Fattoruso?

GP: Sí, exacto. Después hicimos “Muerto pero vivo” y “Respirar una vez más”.

Y vos, Agustina, ¿cómo lo veías de afuera al “Surcando”? ¡Tenías 14 años!

AG: Sí, muy fuerte. Te proponía otro panorama. Surcando tenía eso de la sorpresa, de me vengo a quebrar las caderas y termino en un pogo hermoso (risas).

En Respirar una vez más, su último trabajo, apostaron a un disco breve, con la energía del vivo; algunas canciones se plantean más idílicas como “Rumbo invicto estelar”, pero hay otras más confrontativas como “Quién lo diría”, un manifiesto sobre la reciente experiencia pandémica, en la que denuncian una sociedad de control y ese proyecto de mundo que expira.

AG: ¡Ahí está la calle!

GP: El disco es así, en esa búsqueda de dialogar con el ahora. Nos propusimos eso de que las canciones dialogaran lo mejor posible con el presente. Y “Quién lo diría” es una de esas; un cuestionamiento de un montón de cosas, luego de un sacudón grande. Y el resto del disco va también por ese lugar. “Chispita” es una canción en plan más cómo estamos; te plantea un personaje alterado, que no está del todo en paz (risas). Está en conflicto. Esas emociones son bien representativas de la época de Respirar una vez más. De alguna manera, vino a ayudarnos a mantener el grupo. En una época en la que sufrió mucho lo colectivo para nosotros fue una forma de juntarnos y crear.

Cuando vamos a hacer un disco sabemos que tiene que haber un ambiente para eso; tiene que haber canciones o una intención de búsqueda sonora… En el caso de Respirar una vez más fue más en plan: vamos a juntarnos y hacer música, que nos mantenga unidos.

Todo el arte del nuevo material está sustentado en tatuajes casi tribales de cada una de las canciones, además de la portada. ¿Cómo llegaron a ese concepto de llevar el arte en la piel?

GP: Cuando hablamos de Cuatro Pesos, no hablamos sólo de las nueve personas sobre el escenario. Uno de esos casos es el de Dani Beracochea [N. del R.: ilustradora] que ideó esto de los tatuajes. Ella es la diseñadora histórica de la banda; ha hecho todos los discos y todos los afiches… Hace 17 años que es parte de la banda, entonces tiene muy claro todo el trayecto. No hay que explicarle nada. El colectivo se nutre mucho de eso, como de Emilio, el técnico de sonido. Él es el que nos hace sonido en vivo, pero en su estudio es dónde hemos grabado todos los discos, desde Juan (2010) en adelante. Y es re importante porque hay creatividad en cómo ecualizás o microfoneás… Dani pensó en esta estética de algo súper carnal, como en contraste a la virtualidad que imperaba aquellos días. Queríamos  explorar eso del arte en los cuerpos; que fuese un arte vivo y perezca en los cuerpos. Son siete tatuajes; seis canciones y la tapa. Todo basado en los conceptos del disco, del humano y su expansión…

“Llenar de amor mi sangre y si reviento que se esparza en el viento…” decían diez años atrás, y ahora insisten en ir “Por la ruta del amor, en esta eterna y rebelde odisea”. ¿Creen que el mensaje conciliador, de amor, es aún la mayor revolución?

GP: Sí, es una parte importante ahí. No sólo en lo que se hace sino en cómo se hace y por qué. Hay bastante de esa parte interna en la que se hace hincapié. Hay una cosa muy sincera en la banda que esa veta esperanzadora.

Ese espíritu más nihilista del Uruguay de los 80, del no future, no es algo que corra por las venas de la banda. ¿Para los Cuatro Pesos siempre hay dónde ir?

GP: Claro, sí (risas). No quiere decir que no haya cuestionamiento ni conflicto, pero también hay de lo otro. Sinceramente es algo que siempre sale en nuestro repertorio.

AG: Yo constato que si tanto se habla del amor es porque se vive. Yo entré y me encontré con tremendo grupo humano; gente profesional pero también amigos que juntan a tocar por tocar.

En un show de ustedes fue una de las últimas veces que vi al Dino [N. del R.: Gastón Ciarlo falleció el 7 de noviembre de 2021] sobre un escenario. ¿Cómo vivieron su pérdida?

GP: Con dolor. Estábamos muy al tanto de cómo andaba por aquellos días. Pero también con la alegría porque fue hermoso haber compartido junto a él, como invitado al Montevideo Rock. Le habíamos propuesto incluso mientras el festival se iba a llevar a cabo de forma presencial. Dijimos, tiene que suceder. Con la alegría de haber podido compartir con él no sólo en el escenario sino también en la compinchería que se generó con un monstruo de la canción, un emblema de la música nacional. Dino es de esos que no solo escuchaste de chico, sino que ya escuchaba mi madre... ¡Esa me la guardo, esa me la quedo! Hay ahí un artista que podemos seguir descubriendo y disfrutando porque hay un montón de Dino.

Van a presentarse junto a la Orquesta Filarmónica de Montevideo y llevar sus canciones a un lugar sinfónico. ¿Hay un tipo de canciones en concreto para ser arregladas y abordadas desde ese lugar?

GP: Amerita hacer una especie de relato cuatropesístico por nuestra historia (risas). Pero fue muy difícil armarlo y sentir que estamos la historia completa.

¿Pueden mencionar tres canciones que van a ser parte del setlistPodría presumir que “Mi revolución” es una de esas…

GP: Sí, es una cantada. “No hay tiempo” es otra de las que está; es muy versión muy interesante. Y otra que vamos a hacer es “Hoy sopa hoy” del Choncho [N. del R.: Lazaroff, 1950-1989], una versión bastante homenaje de este músico uruguayo. Después, lo lindo es que nos buscamos un repertorio para pasar por todos los momentos; que no falte el kupá kupá, que no falte el rock ni la cancioncita, etc. No queremos quedarnos con ninguna duda de cómo sonará (risas).

Montevideo Portal | Javier Noceti

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Martín, ¿cómo se viven estas experiencias en la interna de la Orquesta Filarmónica?

MG: Es un encuentro muy enriquecedor y, además, hay otra cosa que no podemos perder de vista: los músicos de la orquesta disfrutan mucho de este tipo de cosas. Recordemos que muchos de ellos trabajan en actividades de la música popular y disfrutan a la par del repertorio sinfónico clásico que habitualmente tocamos. Es algo que se palpa cada vez que hacemos este tipo de propuestas

¿Cuántos músicos van a participar de este concierto?

MG: El total, la orquesta cuenta con 96 músicos; es una gran orquesta. En este caso, sobre el escenario van a haber unos sesenta y pico, más los Cuatro Pesos. Va a ser una cosa muy sonora, muy importante.

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Lugar: Teatro Solís

Espectáculo: La Filarmónica y Cuatro Pesos

Fecha: 16 y 17 de febrero

Por localidades, información aquí

Por Carlos Dopico
Carlos Dopico