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Música
Outsider

Mala Rodríguez: “Lo que he sembrado no era para mí, sino para las que vinieron después”

La rapera española conversa sobre su último álbum y su gira por Latinoamérica, que incluye a Montevideo.

27.08.2024 18:01

Lectura: 9'

2024-08-27T18:01:00-03:00
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Por Sofía Durand Fernández
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"Yo me siento un poco outsider", dice María Rodríguez, mejor conocida como "Mala". Siempre se ha sentido un poco así, pero no comulga con fórmulas mágicas para alcanzar el éxito, ni con la música como un canal de ostentación.

Para la Mala, el premio es ser feliz.

Para la Mala, la música se trata de poner el alma y el corazón en las canciones. 

No es raro que se defina como una outsider. Con una carrera musical que comenzó cuando tenía solo 19 años, se abrió paso en el rap hasta llegar a ser una de las voces más respetadas del género en español. Pisando fuerte y con cosas para decir, no tiene miedo de opinar y de llevar esta visión a sus canciones. "Cuando tienes la oportunidad de cantar, hay que cantar con el corazón, y si vas a decir algo, que sea algo verdadero", dice, en entrevista con Latido BEAT.

Un mundo raro (2024), su séptimo álbum, juega con diferentes géneros musicales como el trap y el flamenco, y explaya en sus letras algunas de las preocupaciones de Rodríguez sobre la actualidad y la escena musical.

En el marco de su gira por Latinoamérica, se presenta el 3 de septiembre en La Trastienda. Las entradas pueden adquirirse aquí.

Venís de una familia de mujeres fuertes, ¿qué tan determinante fue ese origen en tu forma de ser y en tu carrera artística?

A mí me ha dado una oportunidad para no dudar. Porque como he tenido siempre la imagen de mi madre trabajando y con una actitud muy segura de sí misma, no he visto otra cosa. Ver a mis tías cuando nos hemos reunido, cómo se manejaban con sus trabajos. Yo no he visto flaquezas, no he visto ninguna inseguridad, he visto mucha energía creadora. Como no he visto otra cosa, no me he sentido menos, ni me he sentido incapaz de ser así. Tenía a mi ejemplo más grande, que es mi madre, siempre trabajando y yo siempre he querido ser como ella.

He aprendido que el mundo es chiquitito y que el tiempo es muy poco. Creo que hay que aprovechar cuando tienes a alguien sabio y escuchar y que cuando tienes la oportunidad de cantar, hay que cantar con el corazón, y si vas a decir algo, que sea algo verdadero.

Tu último disco se llama Un mundo raro. Hoy en día, en el género urbano abundan letras aspiracionales sobre tener éxito y dinero. Además, está el mundo de las redes sociales. ¿El título de tu álbum tiene que ver con tu postura sobre esto? 

Hace 20 años que todo esto viene cocinándose y ha explotado, me parece que todo es mucho más materialista, sí. Hoy en día, parece que todo el mundo se ha leído el manual de instrucciones, y antes la gente estaba un poco jugando. Ahora, todo el mundo sabe que hay que hacer paso 1, paso 2, paso 3 y "así ya me hago rico”. Lo que no saben es que ese no es el premio. El premio no es hacerte rico, el premio es ser feliz, la paz, tu paz. Eso es complicado, porque tú tienes que tener un llamado interno para darte cuenta de que tienes que buscar algo más. Tienes que querer algo más, porque hay mucha gente que simplemente con tener esto ya están en paz, ya están felices y tranquilos. Hay otra gente que tiene otras metas, y yo veo que el género promueve que la meta es ser millonario. Yo creo que el mensaje de la música urbana tuvo varios momentos de manipulación por parte de los gobiernos para hacerle llegar a la gente mensajes chungos para que sea gilipollas.

Todo lo que había antes de Public Enemy era hablar sobre ti mismo, tu crecimiento interior, compartir con los demás, explorar, amarte a ti mismo y a la comunidad, unidad, paz, respeto. Luego, vino Public Enemy, muy contestatario al gobierno, y luego ya empezó una onda aspiracional, en plan, "ten joyas, ten putas, págalas, que salgan en tu video, así es cómo funciona, así te pasas el juego". Entonces los mensajes se iban confundiendo, porque la comunidad del hip hop no era así, era bastante distinta. Por eso se diversificó y se habla de un rap consciente y un rap comercial a partir de los 2000. Yo siempre he respetado a todo el mundo, que cada uno haga con su vida lo que quiera. Yo solo he entendido que el rap, para mí, es demostrar tu estilo, es arte. Yo no voy a juzgar a unos u otros por lo que hagan, por lo que escojan hacer cuando agarran un micrófono. Pero es cierto que a mí me llena el alma cuando escucho Canserbero, y si escucho una canción más livianita, está guay, pero no llena mi alma. Pero tampoco somos todos iguales. Yo veo que en la escena, hoy en día, está muy por encima ese afán materialista, y si no vas detrás de eso, eres tonto. Yo me siento un poco outsider, siempre me he sentido así, pero la verdad es que amo cuando la gente le pone su alma y corazón a las letras y habla de cosas más profundas. Pero también me gustan canciones que no dicen nada.

Después de Public Enemy, se acabó el rap contestatario porque vino N.W.A. y con "Fuck the Police", a mí me parece que tiene algo de trampa. Siento que los disturbios con la policía, parecía como que alguien quisiera que los negros se pelearan con los negros y hubiera toda esta criminalidad.

Cortesía de producción

Cortesía de producción

Si bien habían figuras como Lil Kim, la idea de una mujer en el rap protagonizando el videoclip, siendo una artista, no era tan común como ahora. ¿Cómo notás ese cambio estando dentro de la industria musical? 

Para mí es una locura, porque veo que hay muchas mujeres con sus propuestas, con una libertad hermosa, con un soporte de otras mujeres que las apoyan. Yo siempre tengo que agradecer a todas las persona que a mí me apoyaron y me dieron alas para seguir rapeando y seguir haciendo mis propuestas medio locas, yo no me quedé en mi primera canción. Ahora mismo hay un espectro femenino tremendo, maravilloso. No hay dos iguales, hay mucha versatilidad femenina en la escena musical, me pone los pelos de punta. Ya no es que sean raperas o no, son mujeres artistas. Antes habían muy pocas, antes habían marionetas.

¿Qué tan presente estás en las decisiones artísticas que se toman en torno a tu carrera musical?

Yo siempre pongo todo, incluso en el álbum. Yo siempre pongo todo aunque no ponga mi nombre, siempre he estado ahí. Es verdad que antes ponían el nombre de él, pero yo también estaba aquí haciendo cosas. Lo que pasa es que ahora, si estás en una habitación creando, todos los que están presentes son nombrados. Eso es guay, porque antes precisamente era todo lo contrario. Cuando era chica, entiendo que mucho menos porque era, “tú no sabes ni de qué va este programa”, y era como, "hola, me sé perfectamente cómo funciona toda la mierda esa, la llevo viendo por años". Son los shades que quedan ahí, pero creo que cualquier mujer de 40 años, que ha estado en la industria musical, sabe de lo que hablo, nosotras estábamos ahí, pero a lo mejor, un poco silenciadas.

De cara a tu visita, ¿qué encontrás de especial en tu público latinoamericano? 

Ha ido creciendo, ha ido cambiando, hay gente que me ha conocido en las últimas épocas y gente que me sigue desde el principio y le emociona poder acompañarme en un directo. Es muy bonito yo me fui sin nada, en plan, "voy a hacer un concierto en Puerto Rico, en México", a la suerte, todo era sembrando, siempre sembrando. Realmente estaba sembrando y me doy cuenta que, de verdad, todo lo que he sembrado no era para mí, sino para todas las que estaban viniendo después.

Cortesía de producción

Cortesía de producción

Escribiste Cómo ser mala (2021), un libro autobiográfico. ¿Cómo manejás mostrarte vulnerable y abierta a tu público? 

Todos tenemos un lado agresivo y otro mucho más dulce y delicado. No creo que sea algo a ahogar. Cuando yo estoy en el escenario, poseída por las letras, sale toda esa rabia, un montón de sensaciones y sentimientos. Pero yo no tengo ningún problema de hablar de cosas que me hagan ver débil.

Mi público es muy bonito, son personas que no tienen complejos ni prejuicios, de mente muy abierta, amorosas y tolerantes. Yo creo que mi público es hermoso y es gente rara, como yo. Yo creo que si te gusta la Mala o la has escuchado es porque en algún momento en tu vida ha habido algo retorcido. Algo alternativo a todo lo más comercial, y me encanta porque me identifico a cómo yo viví mi adolescencia.  No era de las populares, era al revés.

¿Haber nacido en una familia trabajadora es lo que te ayuda a mantener los pies en la tierra?

No me ha dado tiempo de fliparme, no me ha dado tiempo de nada. Yo nací en una familia bien humilde, mi madre trabajaba todo el día. Cuando cumplí 18 años, me fui de casa, trabajando. Luego me casé, tuve dos niños y los crie sola. El rap. ¿Cuándo me ha dado tiempo a mí de decir, "me voy a ir a una isla griega"? No me ha dado tiempo de fliparme, me ha dado tiempo de encontrarme con situaciones muy reales todo el tiempo y de luchar por tener un estatus, una paz y una coherencia con lo que siento, pienso y con cómo me encuentro. También, de vez en cuando, pegando un desliz, perdiendo un poco el control, porque nadie es perfecto. Pero no me ha dado el tiempo de estar sola y con todo para mí, siempre he estado con responsabilidad.

Por Sofía Durand Fernández
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