Por segundo año consecutivo, representantes de JIIFF se encuentran en el Festival de Cannes. El fin es claro: potenciar el impacto del festival uruguayo y, a su vez, contribuir al cine nacional. 

"Lo importante es que se puedan crear estos lazos y Cannes es el lugar para hacerlo", afirma Mariana Rubio, cofundadora, programadora y líder del equipo de Comunicación del festival. Junto a los demás cofundadores y programadores, son parte de exhibiciones y presentaciones de películas, con el objetivo de realizar la curaduría de títulos que se proyectaran en la edición en celebración por los 15 años del festival. 

Además de funcionar como una vidriera de Uruguay al mundo, la Agencia de Cine y Audiovisual de Uruguay (ACAU) cuenta con un espacio que posibilita encuentros de coproducción y alianzas estratégicas con delegaciones de otros países como España, Italia, Alemania, Bélgica, México, Colombia y Brasil, entre otros. 

De un cineclub a un festival y, ahora, a un festival internacional con un fondo iberoamericano privado para aportar a la producción de cine uruguayo. ¿En qué momento se tuvo que dar un salto a nivel de comunicación profesional en el JIFF?

Con JIIFF siempre consideramos que la relación de comunicación era lo más importante. Claro que el festival ha ido creciendo y con el crecimiento uno va consiguiendo objetivos como intentar comunicar, tanto a nivel local como internacional, las maravillas que estamos haciendo en el festival. Por lo tanto, siempre tuvimos muy presente que queríamos tener relación con la prensa para que se conociera el festival y todo lo que estaba pasando a su alrededor.

Gracias a los Pffefer, estar en Cannes nos ha permitido este año tener un alcance a escala internacional con los distintos medios que están aquí como Variety, Deadline y Screen Daily. Son momentos emocionantes para nosotros, porque nos están dejando claro que estamos cada día un poquito más cerca de conseguir que José Ignacio International Film Festival tenga una mirada internacional y que sea un punto de encuentro entre miembros de la industria.

El cine carga con ese carácter de que si nadie lo ve, podría perfectamente no existir. Es decir, depende de sus espectadores para tener razón de ser. ¿Cómo se alcanza a la gente desde JIIFF? Teniendo en cuenta que José Ignacio no es necesariamente un lugar céntrico.

Para nosotros el cine está siempre presente, quizá, porque somos programadores. Pero para que el cine se vea tiene que tener un lugar y nosotros hemos querido dar ese lugar en José Ignacio. Empezamos apostando por la gente local, compartíamos el cine con el pueblo, con los pescadores, con la gente que veraneaba en el balneario. Con tiempo y dedicación hemos llegado al punto en el que la industria (cineastas, productores, directores, realizadores, escritores) venga a JIIFF a ver películas y a encontrarse con otros colegas haciendo del festival un lugar en el que tenés que estar para saber qué es lo que está pasando. Por lo tanto, lo lindo es poder compartir en un mismo sitio y en un mismo momento todas estas experiencias a la vez.

A la hora de comunicar qué películas va a haber en el festival, asumo que se hace énfasis en las fortalezas o en lo atractivo de cada una. ¿Qué es lo atractivo para comunicar de una película?

Nosotros esperamos a tener todas las películas para anunciarlas. Hay que tener en cuenta que nuestro festival incluye unas seis o siete películas que tenemos en competencia oficial. A esa selección llegamos luego de que trabajamos todo el año viendo 200 películas. Por lo tanto, las vemos todas y queremos ofrecer lo mejor cuando lo comunicamos y llegado ese momento. Estas películas han tenido trayectoria y ya la gente está hablando de ellas. Por lo tanto, es emocionante saber que las vamos a compartir con nuestra audiencia, que es tan fiel y confía tanto en la programación que ofrecemos.

Obvio que para la gente especializada en cine, los atractivos pueden ser cosas tan de nicho como el montajista. Pero, para el espectador común, ¿qué se busca mostrarle?

Cuando veo cine, busco historias. Para mí el cine son historias que nos tienen que conmover. No hay nada que me guste más que salir conmovida de una película por la historia, por entender otra cultura, por entender una mirada diferente de filmar. Tú ves que el director ha entregado su vida, su vida es un poco dramática, pero cuando ha encontrado un propósito en esta película y tú entiendes que lo que más le importa es que lo vea la audiencia, ahí es lo que busco cuando veo cine. Sentir esa pasión a través de ese proyecto. Por lo tanto, ¿si pudiera pasarme el día viendo historias cinematográficas? Madre mía, sería un sueño.

Lo mismo con respecto al Festival de Cannes, ¿qué se busca mostrar del cine uruguayo? ¿Qué virtudes?

Para nosotros lo importante es contar historias, que el espectador se siente y disfrute de una experiencia audiovisual, cinematográfica, que pueda transportarse al mundo, al género, a la cultura de distintos países. Deseamos que puedan olvidarse de dónde están, al menos en el momento que están viendo la película, y absorber esta historia con los brazos abiertos.

¿Qué puede aprender, en ese sentido, el cine uruguayo a la hora de mostrarse? ¿Qué podríamos hacer mejor?

En todo lo que hacemos también tenemos muy presente a Uruguay, con el ACAU. Aquí en el barco, los encuentros que tenemos de coproducción entre países y cineastas son para apoyar la industria local, pero también para atraer a países y directores a generar coproducciones con cineastas uruguayos y que tengan la experiencia de filmar en nuestro país. Lo importante es que se puedan crear estos lazos y Cannes es el lugar para hacerlo, ya que aquí es donde empieza la temporada en el sentido de mercado, al menos para muchos proyectos. Nuestro deseo es ayudar a motivar y a generar encuentros y dar un espacio físico para potenciar alianzas.