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Mariano Gallardo y un disco que es sueño suyo, no tanto de los otros

Año de nacimiento: 1990. Lugar: Montevideo. Profesión: músico. Curiosidad: su disco está editado en vinilo en Japón.

09.08.2022 16:39

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2022-08-09T16:39:00-03:00
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Por Federica Bordaberry

Su madre siempre le dijo que él nació con un parto llamado “parto explosivo”, que es rápido y enseguida. Su medio hermano también nació de esa forma, así que puede ser cosa de ellos o cosa de la madre. 

Una vez fuera, lo llevaron a lo que fue la casa en la que creció, la casa en la que vivió hasta que tuvo 24 años. De esa casa, y de su vida entera, tiene una primera memoria: una pared que se desmoronó por completo, él en el patio de la casa con su madre, piezas de ajedrez con las que jugaba, aunque no jugaba al ajedrez. Y la luz de ese día. 

Se trató de una casa grande, una casa de dos pisos, con una escalera muy larga, con muchísima música (discos, casettes, vinilos, un piano de cola que era de su bisabuelo, guitarras, instrumentos de percusión), gatos, una azotea, un patio interno, un alma viva (“mi madre le ponía mucha poesía también a los espacios”, dice). 

Su madre, es artista (danza, teatro) y es terapeuta. Mariano Gallardo cree que todo aquello, posiblemente, tiene que ver con su cuestión con la creatividad: “me llevaba a bailar a los lugares donde ella iba, eso también, con la danza desde adolescente, y a muchos espectáculos de danza”, recuerda. Su padre, es de las personas más melómanas que conoce. Y, posiblemente, eso también tiene que ver con su cuestión con la creatividad: “ama mucho la música y es muy coleccionista de música. Siempre compartimos eso nosotros, de pasarnos música. Mis padres viajaban mucho y siempre traían de los viajes colecciones de muchos discos. También me enseñó a tocar mis primeros acordes en la guitarra. No se dedica al a música, pero sí está vinculado conmigo y la música”, reconoce.

Y sus abuelos, quizá, también tengan algo que ver con esa cuestión creativa. El padre de su madre vivía en Suiza, aunque era de Viena, y dedicó su vida a la música. Dirigió coros, tuvo academias, escribió libros sobre música de pedagogía, trabajó la música con los niños, daba conferencias. Ese abuelo le regalaba un pasaje a él y a su madre, una vez por año, para que fueran a visitarlo.

“Eso, para mí, tuvo un impacto muy fuerte a todo nivel, sensorial y perceptivo, porque era como un cambio bastante fuerte. Íbamos un mes, en julio, que allá era verano. Me acercó también muchísimo a diferentes ámbitos de la música este abuelo”, comenta.

Y su medio hermano, Rodrigo, quizá haya tenido algo que ver. Siendo quince años más grande, cuando Mariano llegaba del jardín, él estaba estudiando piano en su casa. Él, al igual que su padre, también compartía la música de forma directa, mostrándole música muy variada.

A ese Mariano, al que creció y se volvió niño, le gustaba mucho dibujar. “De hecho, yo iba a ser dibujante. Lo tenía muy claro de niño. Siempre tuve como una línea clara de lo que iba a ser. Iba a ser dibujante y yo creo que, de ahí, inclusive, empecé a sacar mis armas creativas, del dibujo”, dice. 

Desde niño, recuerda, la actividad de la escucha de música era una actividad en sí misma. No era poner música a sonar, sino elegirla, ponerla y prestarle atención. Él, por aquellos años, ya tenía sus propios casettes de Elvis Presley. Aunque sonaba de todo, recuerda que aparecía seguido la generación brasileña de los ´60. Sobre todo, porque su padre viajó a Brasil un año a hacer un doctorado. También: música clásica, música de películas, música uruguaya como Rada, Jaime, Mateo. Los Beatles, Piazzolla. 

Ese niño creció hasta ser adolescente. En la escuela le fue bien, en parte porque en su familia había cierta exigencia para que así fuera. Pero en los años de liceo cultivó mucho la amistad con un grupo de amigos, lo que lo llevó a ser bastante más extrovertido que antes. 

En algún momento, con todos ellos, armó una banda y su vida empezó a girar en torno a la música, a tocar la guitarra, a ensayar. Aunque fue eso, una banda del liceo. 

Aquel momento lo llevó a proyectarse, de adulto, en la música y en el cine. Cuando terminó la secundaria, las opciones eran varias: Escuela de Música, la Universidad de Berkley, pero optó por primer hacer un verano en una academia de música que había fundado su abuelo en un pueblo en Suiza. 

“Había un profesor de guitarra clásica, fui a algunas clases de escucha, me acuerdo de pirar con esa técnica y de volver a Uruguay diciendo “quiero agarrar la técnica clásica, quiero estudiar eso”. Cuando volví, estudié un tiempo y ahí entré a la Escuela de Música, hice un año y medio de guitarra”, recuerda.

Además de eso, empezó a estudiar una Licenciatura en Comunicación Social, queriendo enfocarse en el mundo audiovisual, queriendo filmar. Incluso, antes de irse a Suiza, hizo seis meses en la Facultad de Bellas Artes. 

La Escuela de Música la dejó, en parte, porque empezó a componer cada vez más, en parte porque las horas de estudio técnico le quitaban tiempo de composición, en parte porque tuvo su primera banda para hacer sus canciones.

En esa banda, Los Niños Malditos, conoció a Antonino Restuccia, que sería importante en su camino musical, a futuro. Luego, vino otra banda, Lenk. Luego, dos más. Y alguna más. Pero, en 2020, apareció su primer disco solista: Los Sueños de Los Otros.

Un disco que fue hecho para ser escuchado por parlantes, pero que el 28 de octubre de este año se estará presentando en vivo. Un disco que se prepara para cambiar porque, justamente, será tocado en vivo.

Montevideo Portal I Javier Noceti

Montevideo Portal I Javier Noceti

¿Cuándo llegan Algodón y Mountain Castles? 

Como un año después. El vínculo ahí es a través de Agustín Piña, que tocaba la guitarra en Lenk, y también estaba tocando con otros músicos. Estaba tocando con Paul Higgs y esa gente, que después terminamos conociéndonos ahí, todo ese grupo. Mountain Castles es Nacho Vecino, que era el bajista de Lenk. Ahí se da una sinergia de gente, de músicos, como con cierto perfil cancionero, de hacer canciones y de diferentes edades también. Había como un rango de ocho años, capaz, del más chico al más grande.

Eso también hacía como un flujo de conocimiento que se iba traspasando. Muchas ganas de tener cosas, probar y experimentar con la música. Así nos juntamos, y empezamos a hacer cosas. Algodón es el proyecto de Paul y me llamó para tocar. Con Paul nos empezamos a juntar, a componer y a armar cosas. En ese momento, él ya estaba armando Algodón. 

Mountain Castles es el proyecto de Nacho y también me llamó para tocar en el proyecto de él. Lo que pasa es que éramos un grupo de gente que tocábamos en las bandas de los otros. Cada uno era compositor y tenía sus temas. En mi caso, por ejemplo, tocaba o el teclado, o la guitarra, o el bajo, o cantaba y componía, tocaba la batería. Dependía del proyecto. 

También fue una forma que encontramos de hackear Montevideo para poder tocar varias veces por mes en diferentes proyectos. Un día tocaba una banda y otro día tocaba otra. Éramos los mismos, pero habíamos cambiado. Las canciones eran otras y, por lo general, las personas que cantaban eran otras. Entonces, teníamos varios toques por mes.

¿Rotaba la formación?

Sí, exacto, entre ese grupo humano.

Paralelamente también estabas desarrollándote en el mundo audiovisual. A esa altura, ¿en qué estabas?

Recién había terminado la facultad. Había terminado de cursar cuatro años y había empezado a trabajar un poco en publicidad. También un poco freelance, filmando en productoras con gente de la facultad.

Apenas terminé la facultad, entré a una productora a dirigir. Estuve un año, pero realmente no me hallé en el medio de la publicidad. Entonces, fui volcándome cada vez más, tratando de hacer producciones más independientes o la música. Hasta que en un momento me abrí por completo de ese mundo. Lo último que hice fue trabajar como editor de publicidad. Al final, ya como en el 2016 o 2017, me abrí por completo, dejé el trabajo audiovisual y me puse a trabajar en un café para tener tiempo para grabar, porque ahí ya había decidido que quería grabar un disco mío.

Empezaste a acompañar a Antonino Restuccia en algún momento, y a tu hermano Rodrigo.

Más o menos. A Antonino sí. En ese momento en que yo estaba grabando mi disco, lo empiezo a ver a Antonino de vuelta. Estaba súper activo, tocando un montón de cosas. Nos juntamos, empezamos a hablar y nos damos cuenta que estamos en una sintonía muy similar. Antonino viene al poquito tiempo. Viene un día a mi casa y me dice, “quería invitarte a que grabes los pianos del disco que quiero hacer”. Yo dije, “Antonino, me honrás con todo con eso que me estás diciendo, no puedo creer, pero yo no sé tocar eso que vos tocás, no puedo”. Y el Nino me dice, “no, vos tocá lo que vos sabés tocar”. Acepté ese tremendo desafío, el cual fue un crecimiento enorme para mí en todo sentido, haber grabado ese disco con Nino y Juan Ibarra.

¿Cómo se llama ese disco?

Otro Camino. Hermoso, ese proyecto de tocar con ellos y un aprendizaje enorme para mí, realmente un crecimiento, les agradezco eternamente esa experiencia, haber grabado con ellos. 

Y, con mi hermano, en realidad, lo que hicimos fue, después de no verlo a Rodrigo por un tiempo y yo estar en un momento medio complicado, emocional, se me ocurrió juntarme con él a hacer música, proponerle hacer un concierto juntos, él y yo, acercanos. Acercar también un poco a la familia, de alguna manera. Y Rodri me dijo inmediatamente que sí, que le parecía genial la idea. Lo preparamos un poco a distancia el estando allá.

Cuando vino hicimos unos ensayos con músicos amigos de acá, poquitos, y tocamos. Fue un toque muy mágico. Había algo más allá de la música que se transmitía, que llegaba e iba para afuera. Fue un toque muy lindo ese, tocamos juntos ahí.

En algún momento llega la necesidad de hacer un disco solista. Tú solo. ¿Por qué? Porque hasta el momento venías con bandas, aunque sean proyectos tuyos, o no, estabas acompañado.

Yo tenía ganas de probar las ideas que tenía, de ver qué pasaba con las ideas que tenía y volcar toda una serie de ideas. También de conocerme, cómo era yo grabando. Y para hacer eso de manera profunda decidí que lo iba a hacer de eta forma, conocerme grabando.

¿Cuándo empieza ese proceso? ¿En qué año?

Ya venía generando un poco de material, grabando y conociéndome con los programas y con las maneras de grabar. Termino diciendo “voy a focalizarme solo en esto”. También fue una decisión bastante intensa porque fue “voy a dejar todo acá, a ver qué pasa”. Eso fue a principios de 2017, en marzo. 

¿Y eso implico que dejaras de lado otros proyectos musicales y te enfocaras solo en eso, o era simultáneo?

Sí. Me di cuenta de que la forma en la que a mí me sale hacerlo, la dedicación que sí me gusta ponerle es esa, la total. En ese momento, sí, para este disco fue así. Yo lo vinculo también con un momento de mi vida, como un momento de conocimiento, de auto conocimiento. En términos creativos, sí, me di cuenta de que así también me daba el espacio para lo que quería hacer y lo que quiera probar y experimentar. Es un terreno muy impresionante ese de la creatividad y ese espacio. Y me di ese espacio, me lo permití.

¿De dónde sale el nombre de Los Sueños de Los Otros?

Es el mismo nombre que tiene un tema del disco. En ese momento, cuando me pongo a grabar ese disco, y al parar todo, hago como una especie de revisión de por qué hago música. Me cuestioné muchas. Por qué hago música y, en realidad, cuál es mi lugar para hacer música, desde dónde puedo hacer música yo.

Ahí me di cuenta de hay un montón de ideas de cómo hacer música, cómo se puede hacer, qué se supone que tenés que hacer, cómo te tiene que ir, etc. De hecho, te encontrás con eso todo el tiempo. Yo hablaba con personas que me devolvían imágenes o ideas preconcebidas de cosas con las cuales yo no sé si estaba tan de acuerdo, no sé si con las que yo conectaba o sintonizaba. De ahí viene un poco lo de Los Sueños de los Otros, cuáles son los sueños de los otros.

La letra de la canción habla de eso, en el sentido de guarda, de cuidado con los sueños de los otros, de que si vos empalmás con eso, genial, es tu vida, está buenísimo, pero si vos no empalmás con eso también podés encontrar tu espacio y permitirte la creatividad para buscarlo.

Eso es Los Sueños de Los Otros. La canción, inclusive, arranca diciendo que pila de tiempo vivís dentro de sueños de otros. De otros, en general, otres. Y, además, también me parece que la frase “los sueños de los otros” era poética y literaria, en el sentido de que vos te podés meter. Entonces, como concepto tiene que ver con lo que decía al principio, que es que vos puedas meterte y hacer tu recorrido con esas palabras que juntas forman ese concepto que vos le das tu forma o tu acepción.

Me contabas recién que lo hiciste prácticamente solo al disco, ¿qué beneficios tiene eso y que te puede generar en contra?

En contra, en mi proceso, es que se hace muy largo. Porque cuando vos trabajás con otra persona, la energía de esa persona en el cuarto es muy responsiva, o al menos si vos la leés, estás atenta o atento a eso, hay como una respuesta que ya llega en el momento, porque es como un peloteo, de una o más personas.

Si trabajas solo, capaz que eso es más largo, porque sos vos con vos mismo. Ya hay un par de voces adentro tuyo que están opinando diferentes cosas y depende del ánimo con el que estés, no tenés tanto contraste. Eso hace que el proceso sea más largo. Al mismo tiempo, que haya sido largo, algo bueno que tiene es que ya contiene el filtro del tiempo. Entonces, son canciones que yo, en este caso, sostuve durante mucho tiempo y no caducaban para mí. Lograba que por la manera en la que eran hechas, no caducaban. Y eso me parece que le aporta a la música una calidad que es interesante, que es lo atemporal.

Haciendo este disco te fuiste a encontrar a ti para ver quien eras, ¿quién sos?

No lo encontré. Tampoco creo que se encuentre. Creo que encontrarlo sería una manera de rigidizarse, una manera que no me interesa, que tampoco creo que me ayude a mí, ni que ayude a nadie. Pero sí encontré algo en lo que me gusta reflejarme. Ese reflejo cambia. 

Montevideo Portal I Javier Noceti

Montevideo Portal I Javier Noceti

También dijiste que este disco es un anti góndolas de supermercado, ¿qué quiere decir eso?

Que siempre me costó. Creo que, también hablando con otra gente, es difícil de clasificar. Anti góndolas en el sentido de que vos querés un paquete de galletitas y decís, “va acá”, te llegan unos chorizos y decís, “va acá con los chorizos”. Este disco es no sé bien en dónde, exactamente, colocarlo dentro de las góndolas.

¿Si tuviéramos que hablar de géneros?

Yo creo que el que más le queda podría llegar a ser pop orquestal, me parece, algo así. Es muy difícil. Siempre me parece difícil definir, salvo que hagas premeditadamente un género, pero si no hacés eso, cuando lo que vos hacés es un mix, inclusive deliberadamente hacés un mix de cosas, yo no me planteo sacar de un solo lado. Es más intuitivo el proceso. La idea baja, la idea la empezás a escuchar, la sentís, y ese mix está abierto a todas las influencias, a todos los géneros que escucho. Entonces, es difícil plantear un género, pero yo creo que el que más le queda podría llegar a ser ese.

Justo ahora estamos hablando de un caso particular, que es tu disco, pero hablando de Mariano en un total, ¿hacia qué géneros tendés?

Lo que pasa es que estoy haciendo cosas muy diferentes ahora. No lo voy a medir en géneros, lo mido en la cápsula que pueda, que logre contener emoción. Yo, cuando compongo, ese es el filtro, me tiene que emocionar. ¿Qué emoción es? Creo que una emoción compleja, que no tenga solo una dirección, que contenga un día entero, una cosa más así, que pueda tener varias cosas. Creo que por eso las canciones van cambiando por momentos.

Una de las características del disco es que la mitad de las cosas que están ahí fueron compuestas antes, en tu casa, y la otra mitad durante la grabación, ¿cómo fue la composición de ese disco? 

El orden que tiene el disco nunca lo cambié, siempre fue ese, porque creo que también es narrativo. Yo terminaba un tema y decía, “¿y ahora qué quiero escuchar?”. La narrativa emocional, estética, dónde tiene que ir para construir una cosa entera. Entonces, así iba, como terminando un tema y pasando al siguiente. 

Otra cosa que hice fue que no armaba temas en paralelo, terminaba un tema y pasaba al otro, y así. Tendríamos que ver cada tema, cómo se compuso, porque cada uno tiene su historia, cada uno tiene su momento, de cómo fue hecho, su lugar, de dónde fue compuesto. En alguno puede haber sido que estaba buscando un arreglo para una parte de un tema, y ese arreglo terminó siendo un tema entero aparte que salió de ahí. Y también muchos tenían que ver con temáticas que a mí me estaban atravesando en el momento, entonces esa temática la metía en una canción.

Tapa del disco Los Sueños de Los Otros

Tapa del disco Los Sueños de Los Otros

Te concentraste en hacer música que sonara por parlantes y ahora anunciaste un toque en vivo de este disco. También estuviste con Residencia Ottonello en vivo. ¿Cómo crees que va a ser pasar de un lado a otro? De la computadora o de la sala de grabación, al escenario.

Lo que estoy haciendo ahora es rearreglando la música para el vivo. En un momento, dije “esta música está hecha para que salga por parlantes, ¿cuál es la manera de técnica etc., de lograr eso?”. Y esa es la investigación de este disco, de hacer un disco y que salga por ahí. Ahora, estoy agarrando estos temas, sumado a que pasó un tiempo de que salió el disco. Entonces, estoy escuchando otras cosas, estoy pendiente de otras estéticas, estoy adaptando eso.

En un momento, hice el disco que quería escuchar, digamos. Una mezcla, porque tampoco es tan directo, te termina saliendo lo que vos podés hacer y punto. Ahora, estoy haciendo lo mismo con el vivo, estoy tratando de componer y armar el vivo que a mí me gustaría ir a ver.

Que es distinto al disco que grabaste.

Que es distinto al disco que grabé, sí, es la experiencia del vivo. Cuando lo vayan a ver van a entender de qué estoy hablando.

Si voy al show, entonces, ¿voy a estar yendo a ver Los Sueños de los Otros? ¿o qué voy a estar yendo a ver?

Sí, son esas canciones. Ese es el nombre del disco y es el disco que estoy presentando. No sé cómo explicar ese cambio, tampoco, porque, me gusta que sucedan las sorpresas que generan las cosas, parte del craft narrativo que contiene. Yo creo que lo que vas a ver es el devenir de los sueños de los otros.

Este disco está en plataformas de streaming, pero además se editó en vinilo en Japón, ¿por qué vinilo siendo una época donde el streaming es mucho más barato? 

El contacto con Japón es el siguiente. El disco se sube en streaming, lo subo yo desde mi casa. Hago un click y se sube. Creo que a los dos o tres meses de que sale, me escriben de Japón. Me dicen “hola, escuchamos tu disco, nos gustaría publicar, editar, tu disco en formato físico en CD en Japón, ¿te interesa?” Digo que sí, por supuesto. 

Yo creo que ellos llegaron a través del disco de Nino. Leyeron quién era, quiénes son los que tocan, pianista, investigaron, justo había sacado un disco yo, les re gustó, me escriben de Disc Union, que es como una distribuidora de música muy grande en Japón, que además tienen como subsellos que se encargan de editar los géneros a los formatos que más se adaptan a ellos.

Y me escriben desde un subsello que se llama Ink Records. Yo entro y encuentro unos artistas brasileños que yo estaba escuchando y eran lo más. Pasamos el contacto, un contrato, yo me encargo del diseño, ellos se encargan del hobby, que es lo que le ponen al costadito que es una cosa hermosa, y sale allá. 

Yo calculo que el mercado japonés es diferente, y allá se ve que siguen haciendo venta de CDs, que inclusive cuando me preguntaste por el vinilo, el vinilo sí es un formato que está en boga. Mencionaste el tema de que es más caro, eso obviamente, pero sí es el formato físico, me parece, más perdido. 

Salió el CD allá, y después acá conozco a Mauro, de Little Butterfly Records, y él me propone editar en vinilo, a lo que le digo que sí y ahí hablamos un poco de la duración. Es más largo de lo que entra en uno solo. Entonces, le digo, “¿alguna vez hiciste un vinilo doble?”. Ahí, medio que a los pocos días me escriben de Japón y me dicen, “¿no te gustaría editarlo en vinilo?”. Entonces, Little Butterfly se pone en contacto con Japón, ellos precompran una cantidad de discos, lo cual financia gran parte y así es cómo se edita el vinilo, que también trabajé yo el diseño de la edición.

Hice ese trabajo con mi primo que es diseñador, y trabajamos muchísimo en ese diseño, que quedó una edición realmente hermosa. La verdad es que les fue muy bien en ese vinilo. Es un disco que se ve que me gusta, porque trasciende el mundo ese de la música que es etéreo en el sentido en que la materia musical está en el aire. Y es algo que llega al formato físico y la gente se ve que lo quiere tener también así. Y le está yendo muy bien a ese vinilo, Little Butterfly, por suerte, está apoyando muchísimo y ese vinilo también está en Japón.

Montevideo Portal I Javier Noceti

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¿Qué creés que puede sentir un japonés escuchando tu disco?

Yo creo que mi música tiene un mix muy grande de influencias, un poquito de esto, un poquito de lo otro, un poquito de allá, y mucha cosa condensada en ese revoltijo que terminan siendo esas canciones, y son influencias que realmente son muy variadas y amplias. Entonces, yo creo que un japonés capta muchas de esas influencias que también le llegaron por otros lados, siente cierta familiaridad en algunas de esas cosas. Después, te soy sincero, no conozco personalmente a ningún japonés, no conozco tanto su sensibilidad cultural. Es algo que me encantaría hacer, ir. Capaz que termina siendo un misterio para siempre eso.

Fuiste nominado como mejor artista nuevo en los Premios Graffiti 2020 y 2021, ¿te importan los premios?

Sí y no. O sea, me parece que es un lindo reconocimiento, pero también es un engaño pensar que lo haces por eso. Al no hacerlo por eso no es algo que tenga tanta trascendencia, no tiene trascendencia. Por supuesto que si pasa es reconfortante y también te ayuda en la carrera, pero como no lo hacés por eso seguís haciendo lo tuyo.

Montevideo Portal I Javier Noceti

Montevideo Portal I Javier Noceti

¿Cuál fue el día más feliz de tu vida?

Alguno que va a venir. 

¿Por qué?

Primero, porque no me quiero comprometer con un solo día, porque también sería injusto con otros que también fueron felices de manera diferente. Entonces, para jugar el juego que me hiciste de quedarme con uno, te contesto con uno que no paso todavía.

¿El día más triste?

No sé cuál es el día más triste. También, siento que siempre que decís uno es como que no me quiero quedar con un día más triste, no me quiero comprometer con uno para darle más importancia que a los demás días tristes, que también fueron re tristes.

¿Cuál fue el momento en que sentiste mayor libertad en tu vida?

Yo creo que debe haber sido tocar. Hay muchas experiencias de haber estado tocando en que sentí eso. Tiene que ver con mucha conexión, mucha expansión, como que te conectás con tantas cosas al mismo tiempo tocando, que te expandís muchísimo. Conectás, conecta todo. De alguna manera sentís que hay como alineaciones cuando estás tocando y pasa eso. Es lindo también que me pueda dedicar a algo que implica la práctica de eso. 

¿Algo que la vida te haya hecho aprender a los golpes?

La vida me está haciendo aprender a los golpes algo muy zarpado que es a bajar mi exigencia, respecto a exigencia creativa, me están mandando señales por todos lados.

Si murieras hoy, ¿irías al cielo o al infierno?

Estoy pensando qué me divertiría más. Capaz que me divertiría más estar ahí abajo. No sé, a dónde me iría no sé. Pero diría esto: yo creo que me iría al cielo y me quedaría con ganas de ir al infierno. 

Por Federica Bordaberry