Hacer murales en total soledad, para que después sean contemplados por transeúntes. Subirse a un escenario con una guitarra frente a un público. Un rango entre la creatividad en soledad y la exhibición musical en público. Marina Fages juega en esos dos polos al mismo tiempo.

Aunque afirma, en entrevista con Latido BEAT, que presentarse en vivo llegó a generarle malestar, Fages fue telonera de Metallica en 2022, frente a un Campo de Polo abarrotado de gente. 

Ha expuesto sus obras en Buenos Aires y Londres, e hizo murales en lugares como Alemania. También ha participado con colegas musicales, como con Zum, con quienes realizo Osaka Sessions (2023). 

El domingo 4 de agosto se presenta en el ciclo de música independiente Contumancia, junto a Dani Umpi, Centeiia Fútbol Club y Eros White como DJ. 

Cortesía de la producción

¿Qué expectativas tenés de tu fecha en Montevideo? 

Me encanta viajar, así que ya sé que va a estar muy bueno viajar con las chicas, va a ser divertido. Después, lo obvio, tengo muchas de mostrar mi música y ver qué pasa.  

El mundo pequeño (2023) fue seleccionado como uno de los 5 mejores discos de Argentina de 2023 según Rolling Stone, ¿cómo te sentiste con esa noticia?

No tengo idea, no me lo esperaba, estuvo re bueno. Obviamente, es un halago, sé que igual los rankings... Pero, me parece zarpado.  

¿Cuál es tu vínculo con Dani Umpi?

Nos conocemos hace muchos años, tocando acá en Buenos Aires. Empezamos a compartir fechas gracias a un proyecto que se llama "Varias artistas", donde él cantaba varias canciones y yo cantaba una en el último disco. Pegamos re buena onda, después compartimos algunas otras fechas en las que ya éramos nosotros dos, nomás. 

Además de ser música, también sos artista plástica. ¿Cómo se relacionan esas dos disciplinas en tu vida? 

Las hago hace tantos años que siento que están conectadas, por lo menos conceptualmente. Sobre todo ahora, viéndolo más en perspectiva con los años. Me doy cuenta de que hay épocas de composición que se reflejan, o se condicen, con épocas de ciertas paletas de colores o ciertas cosas que pinto.  

¿El proceso creativo es el mismo?

El proceso creativo no es el mismo, lo que creo que tienen en común son ciertos temas que voy tratando, o formas de aproximarme a esos temas, de acuerdo a la época. Pero la realización y la manifestación de las dos cosas son completamente distintas. La música es en un escenario, con un montón de gente y con mi banda. Es una experiencia completamente distinta a estar en mi taller, pintando, re sola. Es un proceso más cerrado, también. No muchas veces está abierto a la interacción con otras personas. Sí lo está, pero una vez que ya se terminó.

Por ejemplo, cuando pinto un mural, tiene un montón de interacción con las personas, pero no están en el proceso a tiempo real cuando se crea. En cambio, la música es algo que sucede en ese momento, es a tiempo real y cualquier cosa que pase, hasta la cara de una persona, me distrae.  

¿Te gusta presentarte en público?

Me costó un huevo, la verdad. Me daba mucha vergüenza tocar en vivo y sentirme observada, hasta el punto de temblar o que me den ganas de vomitar. Pero con los años me fui acomodando y cambió muchísimo. Ahora es algo que disfruto un montón, y capaz la sensación de haberme divertido en un show y haberlo hecho bien me dura muchos días. Cambió mucho mi experiencia.  

¿Subirte con compañeras te ayuda a sentirte más cómoda? 

Total, aparte las pibas tocan tres veces mejor que yo. Sobre todo, llega un momento en el show que yo suelto la guitarra y ellas tocan. Yo solo me dedico a cantar y eso es un relajo increíble, porque sé que ellas hacen que funcione toda la parte musical y está buenísimo. Pero además, la previa y el post es buenísimo, por eso sé que viajar con ellas ahora a Montevideo va a ser muy divertido.  

Cortesía de la producción

En los últimos años, la representación femenina en el rock ha cobrado valor. ¿Tu decisión de que sea una banda íntegramente de chicas tiene que ver con eso? 

Re. En el sentido de que yo laburo con mi banda y les pago. En algún momento decidí que si voy a elegir una persona para trabajar, pagarle y darle visibilidad, prefiero que sea una chica. Aún hacen falta más chicas en el escenario, aunque ya estemos a años luz de hace dos décadas o más. Pero sí. Por otro lado, es una cuestión más emocional de que me siento muy cómoda, en los ensayos hay un código de humor y un montón de cosas que lo aprecio mucho.  

¿Podés compararlo con experiencias junto a músicos hombres?

Toqué un montón con músicos hombres, pero también era otra instancia de mi carrera, y eran amigos, era distinto. Igual, ahora casi todas las chicas de la banda son amigas. Pero es distinto, pasan cosas distintas. Son distintos momentos también, los chabones con los que toqué eran gente muy grosa, que les copaban mis canciones y querían tocar conmigo, pero en la banda siempre hubo chicas, siempre estuvo mezclado. Algunas formaciones sí eran todas de chicos, pero era otro momento, eran cosas mucho más independientes que ahora.  

¿Cómo fue la experiencia teloneando a Metallica?

Tuve que obligatoriamente subir un nivel como una piña, porque me avisaron una semana antes de eso y tenía que cambiar la formación, tenía que ir con menos músicas. Tuvimos que prepararnos bastante, yo en ese momento no estaba tocando la viola en vivo. Estuvo buenísimo, de muchas formas. Por suerte, lo disfruté.  

Mi manager no quería decirme nada para ni que me ponga nerviosa, ni me ilusione, me candidateó y hasta último momento no se decidió. Yo ni siquiera sabía que estaba postulada. Fue un flash, nunca había tocado en un escenario tan grande, nunca había visto tal nivel de profesionalidad como en el armado de todo. Había entradas distintas para el escenario, todo un protocolo muy profesional que no había visto en mi vida.  

¿Eras fanática de Metallica?  

No, conocía los temas que conoce todo el mundo. Pero de escuchar asiduamente, no. Habían varios protocolos, no compartías el mismo espacio. En un momento, antes de que ellos toquen y después de que nosotras tocamos, nos llevaron a conocerlos y hablamos un rato. Re buena onda, que los chabones en ese lugar se presten a conocer a la banda que abrió me pareció muy bueno. 

Cortesía de la producción

Sacaste las Osaka Sessions, un disco unplugged, ¿cómo fue bajar dos cambios?  

Mi primer disco es más así, super acústico y es algo a lo que me gusta, cada tanto, volver. De hecho, en los shows, cuando son muy largos, capaz hago una primera parte acústica solamente con la guitarra y después entra toda la banda. Pero también sale de la propuesta de Zum, que es este trio de un argentino y dos japoneses que tocan con guitarras acústicas. Cuando estuve con ellos de gira era un plan mucho más tranqui. Está buenísimo lo que hacen y me gusta mucho cómo quedaron las canciones. Aparte está grabado todo en ese momento, la voz también.  

¿Tenés influencias de la cultura y el arte japonés? 

Re, yo creo que toda nuestra generación creció mirando animé y yo sigo viendo anime, me encanta. Pero sí, estilísticamente o gráficamente, escucho mucha música de anime. En algún momento, empecé a estudiar japonés. Primero, en realidad, porque uno de mis hermanos me empezó a enseñar, que es medio superdotado y es diez años más chico que yo, pero me empezó a enseñar porque me interesaba y me pareció muy divertido. Después seguí estudiando, ahora estoy medio vaga, pero ya voy a volver.  

¿Del City Pop agarrás algo, por ejemplo?

En general el City Pop es como pop 80, que está buenísimo. En ese sentido, el electro pop me encanta, por algo creo que compartimos tantas fechas con Dani, porque me re gusta la música que hace. En mi tercer disco hay un poco de influencia de electro pop. Me gustan todos los tipos de música, salvo algunos específicos. Pero bueno, después una cosa es que te gusta y otra es que lo tomes y lo toques. El City Pop está buenísimo, hay unos discazos.