¿Qué futuro imaginamos para las generaciones venideras? ¿Qué mundo imaginamos en el orden de la naturaleza y la energía? Este conjunto de ensayos plantea estas peguntas y desafía la visión que tenemos sobre el mundo contemporáneo, en el que la civilización basada en combustibles fósiles se tambalea.
Recuerdos personales, análisis científicos de corte ecológico, intuición y ciencia: Mauricio Lima expone paisajes en los que el crecimiento infinito choca con los límites físicos del planeta y propone un ejercicio de atención y responsabilidad.
Austeridad o barbarie no implica una advertencia apocalíptica, sino que es una invitación a mirar de otro modo, a imaginar futuros distintos y a participar activamente en la construcción de un porvenir más habitable.
Lima es profesor de la Universidad Católica de Chile, país donde desarrolló su actividad académica, y se doctoró en Ciencias Biológicas en 1998. En los últimos quince años su trabajo se ha enfocado principalmente en los procesos que gatillan los colapsos demográficos en las sociedades agrícolas del pasado y los desafíos del nexo entre dinámica poblacional, económica y energética de las sociedades humanas y su efecto transformador de los sistemas naturales.

Fotos: Javier Noceti
¿Qué libro de otro autor/a te afectó de tal manera que te gustaría generar ese mismo efecto en tus lectores?
Hay dos libros que me encantaron y que me provocaron (y aún me provocan) un fuerte efecto emocional al leerlos: Tortilla Flat (1935), de John Steinbeck y El Corazón de las Tinieblas (1899), de Joseph Conrad.
Top 3 de libros que más regalaste o recomendaste.
Dune (1965) y Dios Emperador de Dune (1981), de la saga de Frank Herbert siempre los recomiendo. De Ernest Hemingway me encanta recomendar Fiesta (1926), un relato amargo pero cálido de la generación perdida entre las dos guerras y las heridas físicas y emocionales que arrastran.
¿Qué sueño recordás más?
No tengo un sueño en particular que recuerde más. Hay sueños recurrentes que me llegan de noche en noche, como volver a jugar con Lucas, mi perro de la infancia. Otro sueño que tuve y a veces suele regresar (mucho antes que la serie Juego de Tronos pusiera dragones en la pantalla) es levantar la vista al cielo de noche, y ver sobrevolar un dragón gigante fosforescente sobre mi cabeza.
Si pudieras coescribir un libro con cualquier autor/a, vivo o muerto, ¿con quién sería y por qué?
¡Qué pregunta! A mi cabeza me vienen rápidamente dos autores: Ursula K. Le Guin y Raymond Chandler. Con Ursula K. Le Guin por su capacidad para crear e imaginarse mundos alternativos y habitables, como una manera de resistir a las historias de progreso y de crecimiento infinito que nos rodean. Su capacidad de encontrar protagonistas alternativos y diversos, así como lugares y territorios diferentes.
De Raymond Chandler me encanta la atmósfera bucólica, oscura, irreverente y dura de su personaje Philip Marlowe. Por alguna razón la novela negra me atrapó de adolescente, quizá como una manera de encontrar refugio en personajes marginales que no tienen nada que perder.
¿Qué cosas nunca pueden estar separadas?
El otoño y Montevideo.
Contanos qué estás leyendo ahora.
Varias cosas en paralelo; soy un lector en espasmos, paso días sin leer y de repente me activo y leo varias cosas, o me obsesiono con un libro. Ahora acabo de terminar de leer, Metamorfosis: La fascinante continuidad de la vida (2021), de Emanuele Coccia, The Pleistocene Social Contract (2021), de Kim Sterelny, y End Times: elites, counter-elites, and the path of political disintegration (2023), de Peter Turchin. Y estoy comenzando a leer la La tierra purpúrea (1885), de W. H. Hudson y Lo no dicho sobre la adicción, de Horacio “Tato” López
¿En qué te gustaría reencarnar?
¡Ni idea! En ese sentido, voy a citar a Emanuele Coccia: en realidad me reencarno todos los días cada vez que me alimento, todo el tiempo me reencarno en otras vidas, la de una vaca, un cordero, una merluza, una lechuga, tomates o lentejas, el vivir exige tomar otras vidas. Una termodinámica de la reencarnación
El primer verso que te viene a la mente.
Desde la escuela siempre me quedó grabado el “Ángel de los Charrúas”, de Juan Zorrilla de San Martín.
¡Cayó una raza inocente!
¡Sin dar un paso hacia atrás
dobló la bronceada frente!
¡Cayó una raza inocente
para no alzarse jamás!
¿Qué libro prestaste de tu biblioteca y hasta el día de hoy no fue devuelto? ¿Y al revés?
He perdido la cuenta de los libros prestados y perdidos, pero también tengo algunas pocas ganadas, algún libro que me prestaron y nunca devolví. Mi tesoro, Viajes con Charley: En busca de América (1962), de John Steinbeck.
Como lector, ¿qué te gusta encontrar en un cuento?
No lo podría describir con precisión. Simplemente encuentro una historia que me engancha, a veces es una descripción del lugar, o lo que está sintiendo o pensando el personaje y me dan ganas de seguir leyendo, pero no sabría definir qué cosas específicas me gusta encontrar. Es un ritmo, una cadencia de la forma de escribir y contar lo que me atrapa y me hace lanzarme a la lectura. De la misma manera a veces, leo dos páginas, no logro conectarme y cierro el libro para no abrirlo nunca más. Es un misterio.
Nacido para...
Morir.
Obligado a...
Transformarme todo el tiempo.
Imaginá que tenés la oportunidad de escribir una secuela para cualquier libro clásico. ¿Cuál libro elegirías continuar y qué dirección tomaría la historia en tu secuela?
¡Otra pregunta complicada! Más que la oportunidad de escribir la secuela de algún libro clásico, siempre me ha gustado la idea de capturar en un libro la esencia, nostalgia, cariño y cercanía que transmite John Steinbeck en Cannery Row (1945). Hay una nostalgia que flota a través de la novela, la de haber pertenecido a un determinado lugar, a las personas que eran en ese tiempo y a un ritmo, un modo de estar presente que siempre me ha capturado. Cada vez que leo algunas de las páginas de ese libro no puedo dejar de sentirme transportado a ese lugar, pero al mismo tiempo conectar con muchos personajes e historias que viví en la bohemia montevideana de finales de los 70 y los 80.
¿Qué escribirías en un muro? ¿Y en la pared de un baño?
En un muro: “Siempre habrá hacia un otro lugar y un de otro modo”. En un baño: “Algunos días es melange, otro amargo polvo”.
¿Qué libro nunca te aburrís de releer?
¡Varios! Dios Emperador de Dune, de Frank Herbert; ¡Bernabé, Bernabé! (1988), de Tomás de Mattos; Metamorfosis, de Emanuele Coccia; Islas en el Golfo, de Ernest Hemingway; Las ciudades invisibles (1972), de Italo Calvino, el cuento “Otra vez en Babilonia”, de F. Scott Fitzgerald, y la sección sobre California del norte que escribe John Steinbeck en Viajes con Charley.
¿Por qué Austeridad o barbarie?
La idea del título fue sacudirnos la modorra con la idea de futuros alternativos diferentes a las que nos proponen diariamente los líderes políticos y sus discursos dominantes. La intención no fue dar una visión premonitoria y pesimista del futuro, sino el nombrar a nuestro presente y pasado reciente. Austeridad o Barbarie son dos posibilidades ciertas en nuestro futuro como civilización global, y usar ese título sirve para ponerle un nombre a las cosas, un escenario y una narrativa, que ojalá pueda ser un conjuro que nos permita percibir lugares alternativos y escondidos a los discursos dominantes.
Fue un ejercicio de imaginación para pensar territorios habitables, donde la austeridad sea entendida como un acto de resistencia a la barbarie de vivir cada vez más aislados y autorreferentes, sin capacidad de relacionarnos entre nosotros y disolviendo cada vez más los vínculos y dependencias con los otros cohabitantes no humanos de este planeta. Es la barbarie de creer que las soluciones a problemas centrales de nuestras sociedades como la educación, la salud, la seguridad, el acceso al agua y la previsión social son de carácter individual. O la barbarie más absoluta: pensar que la compleja red de vida que ha evolucionado durante miles de millones de años es simplemente un recurso a nuestra disposición.

Fotos: Javier Noceti
¿Cuánto tiempo te llevó escribir este libro, desde la concepción de la idea hasta la publicación final?
Un poco más de un año. Comencé a escribir algunas ideas, párrafos e ideas de los ensayos durante el otoño del 2023, terminé el libro con las correcciones hacia la primavera del 2024.
¿Por qué elegiste ese epígrafe?
Porque me pareció que describe el mundo que estamos viviendo y el que van a vivir en el futuro algunas generaciones. Un mundo exhausto, reactivo y degradado, al que habrá que reconstruir, regenerar y transformar a través de nuestra retirada, que es el derivar la energía que consumimos hacia los ecosistemas. Y eso es un acto de renuncia y un desafío mayúsculo.
¿En qué momento te sentiste más vivo?
No tengo dudas de que ahora mismo, exactamente mientras escribo esta frase. Porque eso es la vida, el estar presente viviendo y quemando energía en tiempo real.
Si tuvieras que describir tu libro en una sola frase, ¿cómo la formularías?
La verdad es que no sabría describirlo, me gustaría que estos ensayos fueran invitaciones a los lectores para imaginarse otras maneras de habitar y vivir, que nos ayuden a reflexionar sobre nuestros problemas comunes. Volver a sentirnos plebeyos y frágiles de nuevo en un mundo que nos susurra al oído lo poderosos, creativos y libres que somos.
Si de la noche a la mañana pudieras hablar de manera fluida cualquier idioma, ¿cuál sería y a qué lugar viajarías para probarlo?
Tengo una lista larga de idiomas que me gustaría hablar de manera fluida, pero si tengo que elegir uno, me quedo con el italiano para poder probarlo en algunos de los pueblos costeros del Cilento, o el Golfo de Policastro entre la Campania, Basilicata y Calabria.
Contanos sobre una lectura que haya tenido un impacto significativo en tu vida. ¿Qué libro fue y por qué fue tan importante para vos?
¡Otra pregunta difícil! No fue un libro en particular, me vienen varios a mi cabeza. Pero lo que tuvo un impacto significativo en mi vida fue leer la colección de los cuadernos de Marcha que se publicaban mensualmente y que mis padres guardaban como un tesoro. Recuerdo que incluso quedaron en un baúl en la casa escondidos durante los primeros años de la dictadura. Recuerdo también haber leído de adolescente el El país de la cola de paja (1960), de Mario Benedetti, y que me causó un impacto fuerte en ese momento. Otra cosa que me impactó en relación con la lectura fue el club del libro de radio Sarandí, recuerdo las portadas de color negro y a los 15 años me introdujeron a montones de escritores, Hemingway, Scott Fitzgerald, Kafka, Melville, Steinbeck, Virginia Woolf, Pirandello, Dostoievski y tantos otros.
Escribir para...
Darles cuerpo, hueso y carne a los pensamientos y las emociones, una manera de darle fisicalidad a los mundos imaginados. A mí se me asemeja al ejercicio físico: cuesta, duele pero a medida que lo prácticas encontrás recompensa y placer.
________________________________________________________
Fragmento de Austeridad o barbarie:
Me llega, desde un lugar de mi infancia, el recuerdo de una noche cálida de febrero en el tablado callejero de la calle Guaycurú entre Ascencio y Enrique Martínez. Miro las bombillas de luces amarillas que atraviesan la calle, el empedrado, las banquetas de madera apoyadas en bloques de cemento para sentarse en el medio de la calle y el escenario donde una murga comienza a entonar la canción de retirada. Vestido con un frac negro, camisa blanca, corbatín y galera, Tito Pastrana dirige la retirada de la Nueva Milonga. Como si fuera hoy, recuerdo el estilo candombeado de la batería y los pasos cortos mezclados con saltos y giros de Pastrana acompañando las voces del coro. La murga comienza a despedirse del escenario. A medida que se van alejando de los micrófonos, la canción se va apagando y perdiéndose en la noche, mientras los murguistas –siempre cantando–, se retiran del tablado para mezclarse con la gente que canta con ellos y los acompaña hasta el camión que espera. Sentado en primera fila veo a un niño flaquito, con el pelo peinado con un cerquillo gracioso, una remera a rayas horizontales, pantalón corto y unos championes Pampero que mira a la murga bajar por la escalera del escenario, añorando tener también la cara pintada y el disfraz.
Por un breve instante nos miramos y me sonríe, quizás creyendo reconocer a alguien familiar. Decido darme vuelta, irme del tablado y dejarlo con sus amigos. El niño no percibe que ese hombre entrado en años que lo observa es su propio reflejo medio siglo más tarde. Me despierto del sueño con el hocico húmedo de Juno, mi perra, recordándome que es hora de levantarse y hacer el desayuno. Mientras me visto, creo escuchar el eco de la retirada de una murga. A la civilización construida por la generación de la Gran Aceleración le ha llegado el momento de cantar su propia retirada. Nosotros, los hijos de esa época, hemos disfrutado de los mayores beneficios materiales y sería bueno que aprendamos, antes que el resto, a renunciar de manera drástica a nuestro estilo de vida. Comenzar a imaginarnos un nuevo viaje, una metamorfosis para que las nuevas generaciones humanas y no humanas puedan tener un lugar que habitar.

_____________________________________________________________
Playlist
https://open.spotify.com/playlist/16MuBF9QjQOPD9BakN1aCY
Acerca de los comentarios
Hemos reformulado nuestra manera de mostrar comentarios, agregando tecnología de forma de que cada lector pueda decidir qué comentarios se le mostrarán en base a la valoración que tengan estos por parte de la comunidad. AMPLIAREsto es para poder mejorar el intercambio entre los usuarios y que sea un lugar que respete las normas de convivencia.
A su vez, habilitamos la casilla reportarcomentario@montevideo.com.uy, para que los lectores puedan reportar comentarios que consideren fuera de lugar y que rompan las normas de convivencia.
Si querés leerlo hacé clic aquí[+]