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Música
Libertad sonora

Maxi Nathan: "La improvisación es la excusa principal, siempre está ahí y es el motor"

El músico uruguayo se presenta junto a Martín Ibarburu y Nacho Mateu el 13 de julio en Inmigrantes.

09.07.2024 15:06

Lectura: 9'

2024-07-09T15:06:00-03:00
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Por Sofía Durand Fernández
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Antes del vibráfono, Maxi Nathan primero tocó el violín. Su padre era violinista, pero pronto, conoció la percusión a través de la batería. Según él, le parecía más fácil. 

El vibráfono fue una casualidad. Con el objetivo de entrar en una orquesta, buscó instrumentos de percusión de altura definida. En un principio, había optado por el xilofón, el más conocido. Pero cuando conoció el vibráfono, entendió que le permitía tocar con más libertad. 

Entre el rock y el jazz, entre la improvisación y la formación académica clásica, Nathan transita su camino musical. No busca rotularse bajo ningún género o término. "La decisión es seguir creciendo y haciendo música con esa mixtura", explica en entrevista con LatidoBEAT

Este 13 de julio se presenta en Inmigrantes junto a Martín Ibarburu y Nacho Mateu. Las entradas se pueden adquirir aquí

Cortesía de la producción

Cortesía de la producción

Te presentás con Martín Ibarburu y Nacho Mateu, ¿ya has tocado con ellos? 

He tocado antes con ellos, pero siempre en diferentes proyectos, colaborando. Con Martín toqué una vez en el proyecto de Nacho Mateu, en un homenaje que se le hizo a Osvaldo Fattoruso, fue en Fray Bentos, hace un par de años. 

¿Esta presentación va a tener como base tu primer álbum? 

En parte es un poco del álbum, pero también hay otras composiciones un poco más nuevas de este año,  un poco de música que se fue gestando y naciendo en los últimos años, que he tocado en las residencias del Mingus y algunos proyectos con los que he estado de gira en España. Por supuesto que el disco es la base fundamental, pero han sucedido otros tipos de cosas con otros proyectos y esto un poco es para poner un pie en eso y mostrarlo.  

¿Va a haber improvisación también?

Eso siempre es la excusa principal. La improvisación siempre está ahí, es el motor.  

Comenzaste en la música con la batería y el violín.

En realidad, comencé con el violín. Es muy loco, después me fui a la batería, que era mucho más fácil y más en ese momento que tenía 8 o 9 años. Ese fue el comienzo, pero bueno en mi casa se respiraba un poco de eso.  

¿Tus padres son músicos? 

Mi padre es violinista, entonces fue bastante por ese lado. En paralelo, con mi hermano, tocábamos mucho juntos, hicimos una banda de rock. Incluso con una de las bandas de rock llegamos a la final del Pepsi Unplugged, que era un concurso que había en el 2000 o 2001. Ahí ya tocaba la batería.  

¿Cómo llegas al vibráfono?  

Yo mismo me hago esa pregunta siempre, llegué por el lado de la percusión sinfónica. Cuando uno estudia percusión clásica, "percusión académica", estudia percusión de instrumentos de altura definida. Percusión quiere decir que tiene notas, como por ejemplo, la marimba, el xilofón, el vibráfono. Entonces comencé a estudiar eso para tener más conocimiento y entrar a una orquesta por la música sinfónica.

Y ahí conocí el xilofón, primero, que es el más conocido y luego  el vibráfono. En la casa de un percusionista había un xilofón de metal, que era un vibráfono, claramente, con un pedal. En ese momento él me dijo, "bueno, esto se llama vibráfono", y lo tocaba y quedaba sonando, el sonido prolongaba y ahí me enamoré. El vibráfono se usa mucho en el jazz, y el jazz ya me gustaba de antes por la batería, entonces por todos esos causales fui a parar con ese instrumento. 

La prolongación del sonido tiene un pedal también, a diferencia de la marimba y el xilofón, que no tienen esa posibilidad. Me sedujo mucho más. Es mucho más seductor si le pegás a un instrumento y le podés pegar a muchas notas simultáneamente y quedan sonando.  

Cortesía de la producción

Cortesía de la producción

Te da más libertad sonora.

Sí, más libertad y me parecía que todo daba algo lindo. Es de esos instrumentos que tocás, y te devuelve algo bello. No sucede con una trompeta, con un violín, con un cello, que es como si tuvieras que aprender otro idioma para hablarlo. Esto es un lenguaje más simple.  

¿Cómo llega la idea de hacer un disco?  

La idea de hacer un disco llega, en realidad, en una época de  madurez y de bajar a tierra. Siempre me pasó que había muchas cosas en mi mente, tocaba con muchos amigues, tocaba en la orquesta, colaboraba en diferentes cosas e igual hacía música, componía, pero nunca tomé la decisión de grabar un disco, no me parecía útil.

Algunos amigos me habían dicho que debería, “si estamos tocando esto, vamos a sacarle una foto a este momento”. Grabar un disco siempre era algo alejado. Para grabar el disco, yo tenía que ser más conocido y tenía algunos juicios al respecto de la idea. Hace no tanto, dije, “el disco es una foto de un momento, voy a sacar esta foto de lo que está pasando hoy y listo”. Tomé esa pequeña decisión, entre otras. Ahí fue que lo grabé, pero no fue hace tanto, porque ya venía tocando con mi hermano, con amigues, con otro proyecto. La decisión fue de sacar una foto de ese momento.  

¿Cómo pasaste del rock a este tipo de música?

Lo definiría como seguir un poco lo que va pasando alrededor mío y dentro de mí. Hasta ahora, tampoco tengo muy claro hacia dónde voy en el tema de géneros. Siempre estuve como la turbulencia del avión. El aire frío y el aire caliente. Un poco conviviendo y tocando con eso. Pasa que creo que lo asumo más y me hago responsable.

Estuve con el aire frio de la música clásica, de la orquesta, de que estudié académicamente y por otro lado lo demás, que vino más de tocar, de cómo se fue dando todo, de tocar en proyectos amigos, de tocar, ver y escuchar jazz y rock, que lo escuché muchísimo en la adolescencia. Con esos dos aires, aún no he tomado la decisión. La decisión es seguir creciendo y haciendo música con esa mixtura. Se fue dando, al rock lo sigo teniendo adentro y por eso conecto con amigos que hacen proyectos tan lindos, con mi hermano, pero eso sale en la música que hago, si bien no es rock, yo siento que está. Entonces, la transición es un poco rara, un poco ebria.  

¿Como logras conjugar la academia, que puede llegar a complicar en términos creativos, con tu proyecto?  

Yo creo que uno puede hacer lo que quiera, uno puede estar estudiando Música y Psicología, y puede estar estudiando Arquitectura. Pero también puede ser muy difícil, depende lo que uno haga con eso. Me acuerdo que un profesor vibrafonista en Berlín me dijo que para hacerlo bien, tenía que dedicarme solo a eso, porque en ese momento yo también quería hacer música clásica. En parte tenía razón, pero creo que también hay otros colores y posibilidades. Yo creo que tomando un poco de cada cosa puede ser algo muy grandioso, viendo bastantes colores se puede formar uno nuevo.

En eso me parece que es algo que suma, porque si uno viene de la formación clásica, o totalmente de la otra, pero del extremo, si se topa con algo nuevo, va a ser como agua fría y si sabe qué hacer con eso, lo puede hacer muy bien. Ya sea primero para divertirse, porque esta bueno que todo comience desde el lugar de la diversión, y que después ya se formé algo más rutinario. Cuando te querés acordar, te pasaste al otro bando. Ya estás leyendo música o improvisando, a veces es algo más mental que dice “improviso” o “no puedo improvisar”.

Me acuerdo también de la masterclass que dio el baterista de Rubén Blades en Montevideo, que dijo: “Si leen música está bien, y si no leen música está perfecto también”. No pasaba nada, no es algo excluyente, y académicamente asusta un poco.  

En estas instancias con músicos, ¿se da un intercambio y un aprendizaje?

Sí, exactamente. De hecho, mi excusa para tocar con ellos es aprender, es que surja ese intercambio, me parece básico. Así como el encuentro con una persona, en la que charlás o escuchás, me parece fundamental escuchar músicos diferentes. Por ejemplo, ahora fui a tocar a un festival de percusión en la Patagonia, y yo sentí que tocaba con ellos hace meses y la música la ensayamos tres días. Gente nueva, que toca diferente y hay data nueva. Ese es mi anhelo de tocar con músicos que admiro tanto como Ibarburu y Nacho Mateu.  

Cortesía de la producción

Cortesía de la producción

¿Sentís que el público uruguayo con este tipo de eventos es más receloso?  

Ahora está un poco más vivo eso, se percibe mucho más este tipo de música. Eso en el contexto de que creo que se consume más cultura, se les presta más atención a cosas nuevas. En Montevideo están pasando muchas más cosas, hay más ciclos, nos enteramos más de cosas. Dentro de ese contexto, hay mucho más lugar para esta música.

También, después de la pandemia, creo que también nos despertamos un poco más en salir a ver cosas en vivo y música nueva. Igual creo que falta mucho todavía, pero va en un camino muy bueno, porque hay muchos artistas nuevos uruguayos con un público que los sigue y hacen cosas diferentes, así como pasa en otros países.  

¿Estás pensando en grabar un nuevo disco?  

Es como la ansiedad, el amor y las ganas de abrazar a alguien que no ves hace tiempo, tengo esas ganas de hacer un disco. Antes quiero frenar un poco y prestarle atención a ese frenar, porque un disco también es super romántico, quiero detenerme y ver un poco esa parte. Pero sí, ya tengo ganas de grabar música. Creo que también es parte de un artista, tener la necesidad de sacar la foto.  

Por Sofía Durand Fernández
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