Un matrimonio interrumpido. Aprender a postergarse. La capacidad de atravesar los eventos más oscuros de la experiencia vital y exprimir sus frutos. La aparición del conocimiento y el aprendizaje. El redescubrimiento erótico escondido tras la culpa.
En El cuerpo del amor (2025), Mayra Nebril expone todos los sensores vitales a través del concepto del amor. Es psicoanalista y escritora, y adaptó la obra a la dramaturgia partiendo de su interés por el lenguaje dramático. Como resultado, obtuvo un texto multiplicado. Un juego de espejos.
Publicó las novelas Inédita herencia (2019), Segundo Premio Nacional de Literatura, y El ajolote de Althusser (2023), Primer Premio Lussich de Literatura. Magíster en creación literaria en la Universidad de Valencia, participó de varias antologías de cuentos y ensayos. Hoy, reversiona una historia ya contada a través de diferentes formatos y las posibilidades que proponen.
¿Qué libro de otro autor/a te afectó de tal manera que te gustaría generar ese mismo efecto en tus lectores?
Manifiesto contrasexual (2000), de Beatriz Preciado (aún se llamaba así). Me obligó a repensar asuntos que parecían obvios, pero no lo eran tanto.
Top 3 de libros que más regalaste o recomendaste.
En el último tiempo los libros que más he regalado son: Las aventuras de la China Iron (2017), de Gabriela Cabezón Cámara, El matrimonio de los peces rojos (2013), de Guadalupe Nettel, y Clara y confusa (2024), de Cynthia Rimsky.
¿Qué sueño recordás más?
Empecé a escribir alrededor de los 20 años, pero publiqué Inédita herencia (2019) recién a los 45. Recuerdo mucho cómo soñaba durante esos años con la publicación.
Si pudieras coescribir un libro con cualquier autor/a, vivo o muerto, ¿con quién sería y por qué?
Con Gabriela Cabezón Cámara. Me maravilla cómo trabaja la lengua: la hace decir de un modo que parece que la tuviera domesticada. Me gustan muchísimo las historias que elige contar. Sus libros son feministas en el mejor de los sentidos, potencian pensamientos y lecturas que abren el mundo. Me encantaría escribir un libro con ella.
¿Qué cosas nunca pueden estar separadas?
El calor y el aire acondicionado.
¿Qué te llevó a hacer de este libro dos textos, una obra y una novela?
Hace tiempo que me interesa y me divierte aprender el lenguaje de la dramaturgia. Escribí la novela El cuerpo del amor en el 2019. Vino la pandemia y el manuscrito quedó a la espera. En mi pensamiento, el texto cobró nuevas formas: una sucesión de escenas que me entusiasmaban mucho. Hice el ejercicio del traspaso (como quien lleva líquido de un vaso alto a uno gordo). No me convencía el resultado. Nos reunimos con Leonor Courtoisie en varias oportunidades. Fue un trabajo muy enriquecedor, aprendí mucho. Luego vino el proceso de la creación del libro como un todo. Darle lugar a la novela y a la obra; que fueran dos versiones que potenciaran una misma historia, pero sin repetirla. Me gustó el proyecto y quedé muy contenta con el resultado.

Foto: Javier Noceti
Contanos qué estás leyendo ahora.
Tipos de agua (2018),de Anne Carson, y Autobiografía de mi madre (1996), de Jamaica Kincaid.
¿En qué te gustaría reencarnar?
Me gustaría reencarnar en un bosque.
El primer verso que te viene a la mente.
Se escribe
como se lanza botella al mar:
soñando con una playa
un lector, una lectora, de Cristina Peri Rossi.
¿Qué libro prestaste de tu biblioteca y hasta el día de hoy no fue devuelto? ¿Y al revés?
En caso de amor: psicopatología de la vida amorosa (2025), de Anne Dufourmantelle. Es un libro que quise prestar hace poco, y ahí fue que detecté que no estaba. No tengo idea de quién lo tiene, agradecería que me lo regresara. Por mi parte, devuelvo todos los libros que me prestan, creo.
¿Como lectora, qué te gusta encontrar en un cuento?
Me gustan los cuentos que me conmueven en cuerpo y pensamiento. Los últimos de Samanta Schweblin me encantaron.
Nacida para...
Leer, escribir, comer y conversar.
Obligada a...
Solucionar quehaceres domésticos, trabajar y recorrer infinidad de tiendas para encontrar ropa de mi talle.
Imaginá que tenés la oportunidad de escribir una secuela para cualquier libro clásico. ¿Qué libro elegirías continuar y qué dirección tomaría la historia en tu secuela?
La metamorfosis (1915), de Kafka. Gregorio Samsa salió de una suerte de hibernación y descubrió que era una buena época para ser un animal exótico. Vagabundeó con libertad y encontró otros animales como él. Se congregaron alrededor de un bar llamado La Metamorfosis. Samsa se convirtió en el animador de un show de freaks y transformistas. Ahora, con el avance de la derecha, La Metamorfosis atraviesa una crisis legal y económica. Samsa y compañía darán todo de sí para salir adelante en esta maravillosa secuela.

Foto: Javier Noceti
¿Qué escribirías en un muro? ¿Y en la pared de un baño?
"La risa ella sola ha cavado más túneles útiles que todas las lágrimas de la tierra". Esa frase de Cortázar la escribiría bien grande en un muro. En la pared de un baño, el verso de Cerati: "Sacar belleza de este caos es virtud".
¿Por qué El cuerpo del amor?
Es un título simple y bello que refleja varios planos de la trama.
¿Cuánto tiempo te llevó escribir este libro, desde la concepción de la idea hasta la publicación final?
Más de seis años.
¿Por qué elegiste esos epígrafes?
El epígrafe que elegí es la fábula de Esopo, cuya moraleja nos pide que no hagamos alarde de los bienes ajenos como si fuesen propios. En la página siguiente escribí una versión libre de ese texto. El cuerpo del amor es un libro que dialoga con muchos autores. Es un cuerpo hecho con los restos que sedimentaron de esas miles de lecturas. ¿Qué es propio y qué es ajeno? ¿Acaso se puede escribir sin los bienes ajenos?
¿En qué momento te sentiste más viva?
Cuando me atreví a viajar sola.
Si tuvieras que describir tu libro en una sola frase, ¿cómo la formularías?
El cuerpo del amor es una geografía que propone un recorrido a través de una novela, textos de otros autores, ilustraciones y una obra de teatro. Un libro en el que se cuentan dos historias de amor (raras y potentes como todas las que nos atrevemos a mirar de cerca).
Si de la noche a la mañana pudieras hablar de manera fluida cualquier idioma, ¿cuál sería y a qué lugar viajarías para probarlo?
Francés. Intenté aprenderlo, pero no salí del nivel de la palabra suelta. Quería ir a París VIII a tomar clases con filósofos, literatos, críticos. Pero solo me dio para ir a los barcitos que hay cerca y pedir una copa de vino.
Contanos sobre una lectura que haya tenido un impacto significativo en tu vida.
La balsa de piedra (1986), de José Saramago. No recuerdo cuántos años tenía cuando lo leí, pero ya era lectora. Recuerdo que noté que cada vez que leía unas cuantas páginas, el mundo se enlentecía y mi pensamiento también. Para alguien que tiende a la aceleración, ese descubrimiento fue invaluable. Aprendí que la lectura sería mi manera de meditar.
Escribir para...
Darle una forma propia al mundo y a la lengua. Además, es muy divertido inventar historias.
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Fragmento de El cuerpo del amor
Mujer Escrita
En mi niñez las carnicerías eran de los comercios más prestigiosos del barrio. A la carnicería solo iban los entendidos en carnes. Los hombres. Pero a veces sucedía que tenía que ir alguna de las mujeres, Entonces se arreglaba el cabello, la ropa, se ponía brillo en los labios y, una vez delante del carnicero, decía: «No entiendo mucho de carnes, usted, ¿sería tan amable de elegirme un buen pedazo?». El hombre, sin dudar, elegía un trozo, que exhibía antes de embocarlo dentro de la bolsa de nylon y lanzarlo sobre la balanza. Detrás de los carniceros con sus delantales de hule manchados de sangre y sus cuchillas, Colgaba un póster en marcado de una vaca segmentada en muchos trozos. Cada uno de esos pedazos tenía un nombre: el de los cortes de carne sanguinolentos exhibidos en la vitrina. Mi silueta, a diferencia de la de aquella vaca, está hecha de veintisiete cortes de carne. Catorce de frente y trece de espalda, pero conserva los mismos nombres.

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