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Contenido creado por Federica Bordaberry
Música
Amores musicales

Meri Deal, la uruguaya con un sonido que juega entre la identidad y las influencias

La artista se estará presentando como show de apertura antes del concierto de Luis Miguel en el Estadio Centenario este sábado.

12.03.2024 14:23

Lectura: 17'

2024-03-12T14:23:00-03:00
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Por Federica Bordaberry

Cuando era muy niña, un amigo de sus padres se mudó a vivir con ellos. Esa persona fue quien trajo un piano a su casa por primera vez y, desde entonces, la música en todas sus formas fue parte del paisaje. Quizá, ese haya sido el origen de todo, el porqué Meri Deal (1996) hace música, el porqué sigue insistiendo en probar, crear, armar, jugar, con distintos géneros y sonidos. 

Aunque ella no lo sabe, en realidad. Eso dice, que no está segura de que haya sido eso, pero sí sabe que todo lo que la ha rodeado y con todo lo que ha crecido se ha convertido en parte inevitable de cómo suena lo que hace. Haber crecido en El Pinar, en Canelones, en una casa cerca de la playa, esa suerte de vida de balneario constante. Haber trepado árboles, andado descalza por el pasto, dos hermanos mayores, un padre arquitecto y una madre que enseña pintura. El piar de los pájaros, el ladrido de los perros, el viento resoplando e insistiendo, el mar acaparando gran parte de todo eso. Las cuerdas de las guitarras, principalmente las suyas y las de sus tíos o primos, las teclas de aquel piano y los que vinieron después. 

Las clases de canto y haber ido a un colegio que le da gran importancia a la comedia musical, también fueron clave. No es solo haberla conectado con ese mundo, sino que "fue una excelente formación para entender el compromiso, la responsabilidad, el sacrificio, porque es un disfrute pero es muy sacrificado también", dice Meri Deal a LatidoBEAT

Esas ganas constantes de dedicarse a la música fueron las que la llevaron, aún siendo menor de edad, pero en el liceo, a formar Toco Para Vos, una de las primeras bandas de un género de cumbia del que fue precursor Aggapornis. Esa banda, se le transformó en una familia. Bauti Mascia, guitarrista y cantante de la banda, y su primo. Pero el resto de los músicos también, al igual que gran parte del crew que los acompañó por América Latina. 

En todo aquello, presentó su proyecto como solista. Sin abandonar la banda, Meri mostró por primera vez a un público sus canciones más personales en la apertura del show de Ed Sheeran en 2019, una época pre pandémica. Y nunca paró. 

Pasó por Buenos Aires, por Medellín, por Miami, por Madrid, ahora por Ciudad de México, para seguir desarrollando su sonido que, sin querer encasillarse en géneros, se escapa hacia lugares completamente variantes. Desde la cumbia mexicana, hasta en reggeatón o el pop. La música de Meri Deal se da ese lujo: poder jugar para expresarse. 

En 2023, reunió varios de sus singles y compuso otras canciones para formar un disco llamado Amores náufragos. Colaboró con artistas internacionales como Morelli, SAIBU o Juan Vegas, y armó eso que es tan Meri: sonidos varios, ritmos tan latinos como pop, referencias literarias (la canción "Hades" hace guiño al dios del inframundo de la Antigua Grecia) y una cotidianidad inevitable que va desde letras que hablan del café de la mañana hasta el amor y el desamor.

Este próximo sábado 16 de marzo, Meri Deal se estará presentando como show de apertura del concierto de Luis Miguel en el Estadio Centenario, a voz y guitarra. Las entradas pueden adquirirse acá

Foto: Javier Noceti

Foto: Javier Noceti

Hace un tiempo que vivís en México, ¿sentís que has incorporado algún sonido mexicano por eso?  

Estoy convencida de que todo lo que uno escucha, inconscientemente, lo vas absorbiendo y te queda. En la información que tenés procesada, el sonido, capaz que referencias, inspiraciones. El año pasado quise explorar un poco más la cumbia en distintos vértices. En el disco que lancé, solo con una canción, con "Me gusta". Pero, después, en canciones que estuve escribiendo exploré mucho más la cumbia mexicana.

De hecho, "Me gusta" es cumbia más mexicana que otra cosa. Entonces, sí. También, al trabajar con productores de allá, eso se empieza a integrar, el vocabulario de ellos con el mío. Escuché a muchos artistas de allá, al explorar la cultura, la arquitectura, a cada lugar que vas. Vas a un restorán y escuchás música tradicional de allá. Todo eso lo empezás a apreciar, a mirar, te empieza a entrar en tu ADN. A la larga es un recurso, un color más, que inconscientemente tenés adentro tuyo. 

¿Creés, entonces, que los lugares donde uno va viviendo se transforman de, alguna manera, en parte de su obra?

En mi caso, sí. Tu contexto tanto familiar, educativo, dónde vivís, lo que mirás, cómo percibís las cosas, si estás cerca del mar, si sos de la ciudad, si estás en un clima gris o si estás en un clima soleado, todo eso te penetra y uno escribe desde adentro para afuera. Estas cosas que te van penetrando es inevitable que sean parte de tu proceso creativo y de lo que generás, al final.

Ni que hablar las cosas que vos escuchás, las cosas con las que creciste escuchando, las cosas que vas a ver o el tipo de shows que vas a ir a ver. Mismo, las cosas que son de tu país, sus ritmos. Justo este año quise explorar bastante más lo que es el carnaval, el candombe, los tablados, la murga, que es algo con lo que sé que crecí, porque es parte del contexto, pero a lo que no había tenido la oportunidad de ir. Fui alguna vez, pero mi familia como que nunca me llevó a ese tipo de cosas. Ahora, ya adulta, empecé a decir cómo es que yo no estoy tan metida y sumergida en este mundo que está en mi ADN, está en el inconsciente colectivo uruguayo. Necesito. Entonces, empecé a meterme justamente ahí para empezar a apropiarme también de todo eso. 

¿Cuánto hay de contexto y cuánto de uno?

Todo sale de uno, cuando crea. Entonces, es más parte de uno que otra cosa, pero es inevitable, para mí por lo menos, no encontrar ciertas referencias artísticas, sin querer. Ni si quiera es que yo escribo pensando en cómo escribe tal, pero de repente cuando escucho por fuera digo, "esto tiene inspiración de acá, esto tiene influencia". Es re lindo cuando encuentro esas coincidencias, porque tienen influencias que tienen total sentido. Y, sí, obvio, si lo escuché toda mi vida, cómo no me va a influir. De hecho, me enorgullece en algunos casos que me lo diga un tercero, porque cómo voy a decir yo que tengo influencia de tal, pero yo lo siento un poquito. 

Has vivido entonces en el DF, en Montevideo, en Buenos Aires aunque no de forma estable, ¿qué aprendiste de esas ciudades? 

A adaptarme. La verdad es que uno a veces tiene muchos miedos y hay ciertas situaciones en las que uno se arriesga, y dan vértigo. Cuando te encontrás en ese lugar y lo lográs, sacás algo tan increíble de esas experiencias. También es enfrentarse en momentos difíciles con la soledad, con no estar en la comodidad de tu casa, tu familia, tus amigos y tu entorno. Todas esas cosas empiezan a generar un movimiento, ganas de decir, ganas de expresar. A mí, en lo personal, me sirve mucho eso para crear. Es la incomodidad.

La incomodidad, a la que después uno se adapta y ya no es una incomodidad. Pero todo ese movimiento, todo ese desafío que uno se obliga a vivir, son siempre oportunidades de crecimiento y de aprendizaje. Ni que hablar que, en lo creativo, son incentivos constantes. Estar lejos, estar cerca, estar en movimiento, estar súper divertida también porque a veces estás viviendo un sueño que es una locura, que estás todos los días haciendo lo que te gusta, de noche yendo a lugares que te gustan, conociendo gente increíble. De repente algo se vuelve más estable y tenés que acomodarte de vuelta a eso. Son constantes sorpresas que uno tiene que recibir y adaptar.

Sos una artista que siempre estuvo súper vinculada a la naturaleza y a ese ritmo de vida más calmo, más reflexivo. Obvio que por haber crecido en El Pinar, pero también hay algo tuyo que siempre buscó ese vínculo con la naturaleza. Sin embargo, el género que hacés se le podría llamar pop urbano, dentro del paraguas que eso abre en términos sonoros. ¿Cómo conviven la María urbana y la María más bien natural?

Capaz que la María urbana es parte de una etapa musical, un ciclo que no quiere decir que cerró, pero sí quiere decir que estoy en otro ciclo. Creo que tuvo corta duración esa referencia urbana. Tiene más que ver con nuevas cosas que vas escuchando y que vas incorporando y, de repente, nuevas influencias que tienen más que ver con eso, con explorar eso. Es más eso, que algo que me defina tal cual a mí de donde vengo, de dónde soy, qué escuché, con qué crecí y qué cosas yo me pasé escribiendo más tiempo de mi vida, que no eran tanto por ahí.

La verdad que el balance estuvo en los viajes, en los viajes de música, en Medellín, en Miami, en México, en Argentina, en España. Entonces, en estos distintos lugares a donde fui, donde compuse, donde escribí con otros artistas, donde dejé combinar sus influencias con las mías y ahí se generó todo este mundo. Por mi lado, toda la parte de la naturaleza que es algo que 100% me define, es mi forma de ser más bien calma. Siempre busqué, por lo menos ,estos espacios más verdes, o estos breaks. Yo estoy en el estudio y me doy un break. Salgo, camino un poco, si encuentro algo más selvático, más verde, ya me hace bien, me conecta.

Trato de buscar el balance entre lo que es más encerrado, trabajando, o creando, al momento de recargar inspiración y recargar identidad. Algo donde digo "acá estoy yo". Lo que sí hice en mi álbum Amores náufragos (2023) fue involucrar en todas las canciones el lado orgánico de instrumentos grabados en vivo, que eso por ahí no es tan urbano, para combinar justamente los dos mundos. Por ahí el beat fue más urbano, pero tiene guitarra eléctrica, guitarra acústica, y un montón de elementos como bajo, piano, cosas que hoy en día capaz que en el género urbano no están tan presentes. Desde ese lugar combiné esos dos mundos.

Pasa mucho con los artistas nuevos que una vez que empiezan a sacar música, el público tiende a encasillarlos en un género, o una identidad musical, y se olvidan de que la música en cierto punto es expresión y también es juego. Es la posibilidad de poder ir variando entre géneros y sonidos, dentro de una búsqueda artística. ¿Hacía dónde te gustaría ir que todavía no has ido?

Eso que decís es tal cual. La industria de la música, como industria, es difícil porque limita. Quiere limitar. Y uno como artista, al menos hablando de mí, encuentra un montón de versiones de mi persona, de lugares donde me encuentro, de lugares donde me hallo en pureza.

Me parece que definirse en solo un sonido, en solo un género, solo un ritmo, o solo un tipo de letras, o solo un tema específico del que vas a hablar o defender, es muy limitante. Vivo en esa lucha de encontrar algo con lo que se me pueda identificar, pero no limitar. La verdad es que me permito jugar, me permito explorar. También es una búsqueda, entonces, a veces, tener que tener resuelta la búsqueda genera un poco de inseguridad, de nervios, de miedo, de ansiedad, y no está bueno porque esas cosas limitan.

Desde ese lugar, yo siempre quise explorar la influencia un poco más rockera, más del rock del sur, que crecí escuchando, que amo, que me hace vibrar, que los conciertos me divierten. Estoy en una búsqueda, justo ahora, de combinar el mundo del rock con el pop, no alejarme tanto de lo que ya hice, obviamente. También es una cuestión de unir sonidos locales con internacionales. Eso es un trabajo no tan fácil y por algo me lleva mi tiempo y me paso días y días en el estudio, y soy muy exigente con eso. De repente, hay cosas que me fascinan y que estoy re convencida, y capaz hasta me da nervios mostrarlas al equipo porque siento que no las van a entender como yo, pero estoy en un momento en mi vida en el que no me importa y quiero hacer lo que quiero hacer. Y voy para adelante. 

¿Cómo se hace para abrir paso a la identidad de uno, en términos musicales, en una industria que se dedica a repetir fórmulas?

Esa es la parte más difícil, donde uno a veces se marea y cuando te das cuenta tenés que volver a tu centro. Por suerte tengo gente que me conoce. Tengo un entorno con unos pilares en mi vida tan sólidos, tan increíbles, que me conocen muy profundamente, entre los cuales están mis amigos, mi familia, y que cada tanto en una charla con mi mamá me dice "esto es bien vos" y me muestra un ejemplo. Y tiene toda la razón.

Te pueden gustar tantas cosas, tantos géneros, y te podés encontrar y sentirte identificada en tantos lugares que de repente decís, "esto está buenísimo, hagámoslo, juguemos, probemos", pero yo no quiero dejar de hacer aquello otro que, por más que no es obvio y no es lo que está sonando, a mí me resuena. Si a mí me resuena, lo voy a hacer con toda el alma, va a ser muy verdadero, muy real y alguna persona va a conectar con eso. 

Foto: Javier Noceti

Foto: Javier Noceti

Estás trabajando con Martín Buscaglia, él como productor. ¿Qué es para ti un buen productor? ¿Qué hace?

Martín es un artista y productor que yo admiro mucho. Desde la primera vez que lo vi en vivo, hace algunos años. Piré. Tiene un talento, un magnetismo arriba del escenario, te atrapa, va contando una historia con su música, se va divirtiendo, tiene ritmo adentro, un vocabulario increíble, una manera de decir las cosas, de expresarse, es como un juego. Es como un niño súper profundo que tiene mil millones de influencias musicales, como que él trajera historia también. Tiene una carga de personajes históricos uruguayos importantes que marcaron acá y él creció con eso, también. A la vez, él encontró su propio camino, su sonido, es un explorador. 

Tengo una canción que habla del Uruguay, que es una canción para mí muy linda, muy especial. Que escribí con otro artista. El otro artista no lo conocía a Martín y le mostré unas cosas, y se copó. Hablé con Martín con toda la humildad del mundo de tener miedo de que no le interesara, pero yo quería trabajar con él. Se re copó, me dijo que sí. Nos entendimos enseguida, fue como hablar el mismo lenguaje. Nunca tomé una decisión tan acertada como pedirle a Martín que produjera esta canción. Es una canción muy simple, no tiene grandes locuras de producción, pero muy pura y él captó esa esencia.

Para mí un buen productor trae ideas, algo que te refresque, que te vuele el bocho, pero que también te escuche a vos cómo querés producirla. Hay productores que no dan tanto lugar a la decisión de uno y eso para mí es un poco irrespetuoso y no me gusta nada. No es por ahí. Martín, con lo grande que es, la trayectoria que tiene y el artista que es, se pone en un lugar súper humilde donde somos pares y te hace sentir así. Es esa pasión por lo que hacemos, que se empieza a intensificar porque la compartimos.

Ahora estás por abrir el show de Luis Miguel, pero ya has abierto shows de artistas importantísimos, ¿qué se aprende de esas experiencias?

Cada uno de los shows que abrí fue diferente por las exigencias del artista. A veces dice que quiere un artista que toque con una guitarra, a veces dicen tres instrumentos, a veces dicen banda completa con toda la furia. Uno se tiene que acomodar a esas situaciones, se tiene que adaptar y preparar algo con mucho respeto a lo que va a venir después. Tenés que hacer algo que es tuyo, pero que tenga que ver con lo que va a venir después.

Entonces, desde ese lugar, trabajo mucho el show de apertura. Me parece un desafío re lindo y me genera, obviamente, muchos nervios, porque es querer estar a la altura de semejante show, con los recursos que podés tener. Porque no es tu escenario, ni tu show, tenés que acomodarte con lo que tenés. En el caso de Luis Miguel, por ejemplo, me pidieron guitarra y voz, nada más. Estoy preparando un show para esto, que a mí me encanta, porque el show acústico lo que tiene es que las canciones van mucho más puras y genuinas y van al alma de la canción. Te permite como conectar con ellas desde ese lugar, sacando todo lo demás que son accesorios, que son ideal en la producción, pero que cuando lo tenés que defender a guitarra y voz es otro sonido, otra intención y otro acercamiento a la canción y a la gente.

Es mucho más de corazón abierto. Te exponés muchísimo más, pero es una exposición que a mí la verdad me encanta. Tomo este espacio con mucha humildad, con mucha responsabilidad, porque entiendo que la gente viene acá viene a ver a Luis Miguel. A muchos les va a interesar llegar después del momento de la apertura, capaz, y muchos van a venir con el corazón abierto, con respeto, con ganas de escuchar y con ganas de dejarse sorprender. Y con ganas de tomar esto como otra cosa más.

Cuando uno está consciente y presente, baja y mira las cosas con cierta claridad, siento que las recibís de otro lugar. Que si yo vengo al show abierta a escuchar lo que se me presente, voy a estar con ganas de saber quién es, qué puedo sacar de acá, y no voy a estar ansiosa porque llegue lo que llegue después, que va a llegar. Desde mi lugar entiendo esa emoción, cualquiera de las dos. Yo soy más de la que le gusta conocer siempre. A mí cualquier tipo de show me encanta, soy muy de ir a ver música en vivo. Sea lo que sea.

Sé lo que es estar ahí arriba y por eso soy una espectadora que va con mucho respeto y con mucha apertura, a pesar de que a veces te puede llegar o no llegar lo que el artista tiene para dar. Hay que entender que la persona que está ahí arriba está dando y es para que vos recibas, o no, pero desde un lugar de apertura y de gratitud. Capaz que de desinterés también, no pasa nada.

No me ha pasado, pero sí hay público que viene como con bronca. Me ha pasado de estar en el público, ver a un show de apertura, y notar a gente diciendo "que se vaya". Y ya va a venir el otro. Va a venir aunque este toque o no toque. Va a salir a la misma hora. Así que, por lo menos, disfrutemos este momento. Para mí es importante hacer una invitación a la gente desde ese lugar. Yo voy a estar ahí dando lo mejor de mí, haciendo algo para los que están ahí, para que tengan un rato de disfrute antes del show y espero que vengan con apertura y ganas de escuchar. 

Por Federica Bordaberry