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Música
Autopoiética

Mon Laferte, la cantante chilena que tapó los sonidos callejeros con su propia voz

La artista se estará presentando en el Antel Arena este próximo 2 de abril, en Montevideo, como parte de su gira Autopoiética Tour.

29.02.2024 15:47

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2024-02-29T15:47:00-03:00
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Por Federica Bordaberry

Dice que nació y que cantaba bonito. Que la vida se le dio más fácil dentro de las dificultades del contexto en el que creció. Que su familia tenía, justamente, dificultades económicas. Que, cuando cantaba, se daba cuenta que la vida era linda, que le aplaudían, que las maestras la elogiaban. Que se le abrían puertas y conocía gente de otros mundos que la llevó a saber cantar.

“Ni si quiera lo elegí, sino que me eligió”, dice Mon Laferte a LatidoBEAT.

Que se le dio saber cantar, que todo fue más fácil porque pudo empezar a trabajar muy joven, que de pronto tuvo la gran fortuna de darse cuenta que en cualquier parte del mundo siempre puede empezar de nuevo: “me paro en una esquina y canto, y ya, voy a tener para el día”, agrega.

Entonces, ¿por qué empezó a hacer música? “Por comodidad, supongo, o por facilidad”, comenta.

Esa es Norma Monserrat Bustamante Laferte, nacida en 1983, en Viña del Mar, Chile. La misma que hizo de México su segundo hogar en 2007, la que entre 2012 y 2014 fue cantante de las bandas Mystica Girls y Abaddon. La que a los 9 años se le entregó una guitarra por obtener el primer premio en un certamen convocado por su escuela Orlando Peña Carvajal, y así desarrolló su interés compositivo.

La que a los 13 consiguió una beca para estudiar música durante un año y medio en el conservatorio de su ciudad natal. La que comenzó a tocar en bares de de Viña del Mar, claro, y de Valparaíso. La que cobró fama pública a través del programa de talentos de televisión "Rojo fama contrafama". La que, de allí, logró sacar el disco La chica de Rojo, con Warner, que se convirtió en disco de oro y platino.

La que ya lleva algo así como ocho discos editados, la que hace unas semanas lanzó un single que mezcla todo lo suyo, que es bastante inmenso (balada, pop, heavy metal, bolero, vals, cumbia, ska, entre varios otros géneros), con sonidos más electrónicos. 

Ese single, "Obra de Dios", y la gira en honor a su último disco, Autopoiética Tour 2024, son la excusa para que muchísimos periodistas de América Latina dialogaran con Mon Laferte en una ronda de prensa a través de una videollamada.

Una gira que hará de norte a sur, y de sur a norte, el continente americano. En Uruguay, se estará presentando en el Antel Arena el 2 de abril, siendo su segunda presentación en el país. Las entradas que todavía quedan disponibles pueden obtenerse acá.

Tuvo, al comienzo, una etapa de artista independiente y más bien callejera. De aquellas épocas, recordó en la ronda de prensa, cuando salía a tocar en el metro y repartía flyers y discos para que la recordaran.

“A veces me regresaban los discos, onda no quiero tu disco. Otros, a veces, muy lindo, les daba un disco y me daban un billete. Hace poco encontré un flyer entre mis cosas y fue muy bonito porque ese momento era lindo, era divertido, y cada vez que alguien regresaba o aceptaba el disco era muy especial para mí”, recuerda.

Una romántica que nació en la época equivocada, cree. Que escuchaba radio AM de adolescente y que soñaba con tener un programa de radio por la magia de no saber quién está detrás de la voz.

En aquel entonces, cuando empezó como “creadora, my jovencita”, se propuso algo que hasta el día de hoy la sorprende, que es ser siempre una mejor artista. La meta máxima en la vida fue, desde entonces, crecer artísticamente.

“Siempre tratar de mejorar en un sentido general como artista y también en mi etapa como productora, que es algo con lo que me gusta mucho involucrarme. En cada álbum he estado involucrada en la producción y lo mismo en el en vivo. Como intérprete siempre quiero cantar mejor”, dice.

De joven creía que lo más importante era cantar fuerte, en parte porque luchaba contra los sonidos de la calle. Cantaba alto y con potencia para impresionar. Los años le han dado otra certeza: también está bien encontrar intimidad en la voz.

Esa ha sido la guía: escuchar los comentarios de otros, escucharse a sí misma, pero siempre ir moviendo las piezas para ser mejor artista. Así, ha logrado ocho discos en su carrera: Desechable (2011), Tornasol (2013), Mon Laferte Vol.1 (2015), La Trenza (2017), Norma (2018), Seis (2021), 1940 Carmen (2021) y Autopoiética (2023), el más reciente.

Foto: cortesía de la producción

Foto: cortesía de la producción

Con ellos se ha presentado en escenarios inmensos y llenos de prestigio como Coachella, Vive Latino, Viña del Mar, Walt Disney Hall, Lincoln Center, Movistar Arena Chile y Argentina, Auditorio Nacional de la Ciudad de México, entre varios otros, lo que le ha valido a esta altura cuatro Latin Grammys y dos nominaciones a los Grammy. En 2017, se convirtió en la artista chilena con más nominaciones (cinco) en una sola edición de los Latin Gammys.

Gran parte de su carrera estuvo vinculada a trabajar con discográficas, pero ahora volvió a lo independiente. Declaró sentirse libre, en esta nueva etapa de su carrera, pero que “uno siempre es libre, aunque un papel diga de quién son los derechos de tus canciones, igual uno es libre”.

La diferencia está ahí: entre ser libre y sentirse libre. Lo primero, en su caso, está dado. Lo segundo, está llegando. “Siento que esta es mi primera gira después de ser mama, la última vez que me fui de gira mi bebé tenía tres meses y yo todavía me sentía como mamá, no Monserrat”, dice.

Y acota, enseguida: “Estaba cantando y se me salía la leche, ahora es como que de nuevo soy yo”.

Con esa misma claridad, y esa seguridad sobre quién es y lo que hace, a esta altura de su vida, dice cosas como “soy ignorante en el tema y sería irresponsable hablar sobre política específica de Argentina”.

Que “estoy en una etapa muy bonita de aceptarme. Aceptarme con todo lo que soy, con todas mis contradicciones. No soy una buena persona, miento a veces, no como bien, todas estas cosas que hacemos, me quedo en el celular a veces hasta tarde, y todo eso con lo que uno pelea todos los dias porque se levanta y dice hoy seré una mejor versión de mi misma y de repente es como no lo soy, soy una simple mortal y está bien”.

O que le interesa que la escuche toda la gente, “que llegue la música a toda la gente, yo tengo público que no tiene plataformas. Osea, si nos vamos al México profundo la gente también sigue escuchando radio, y la gente más mayor también escucha radio y para mí es importante estar en todos los sitios. A mí me interesa que me escuche la morrita, el adolescente. Si tengo que estar en TikTok en las plataformas que sea, está bien, yo no me peleo ni tengo rollo con nada ni con nadie, pero también me interesa estar en la radio, me interesa llegar a esas personas, y me interesa llegar a esos sitios, en donde la radio sigue siendo protagonista”.

Y, con todo eso, en octubre del año pasado Mon Laferte tenía una base electrónica, medio envolvente, que le dio la idea de generar la canción “Obra de Dios”. Una canción que trae esa aceptación de sí misma. “Soy una obra de Dios y merezco darme cosas buenas porque mi existencia es tan poco importante en la historia, en el mundo, soy nada y somos nada. Entonces, ¿qué hago? Pues mejor me la paso bien, me acepto y ya”, dice.

Por Federica Bordaberry