Una barra protagoniza. Una barra que comienza de un lado de la habitación, se alarga unos metros y hace un giro hacia atrás. En el medio, una estantería con las botellas de alcohol, la caja, los y las mozas atendiendo, ofreciendo la carta, sirviendo. Lxs mozxs.

En una de las butacas, un hombre de 30 años. Toma de un vaso, mientras que el otro brazo lo tiene apoyado, codeando la barra. Al lado suyo, una mujer de menor edad. Una cronista. La cronista. Esa noche, lx cronistx. Del otro lado, un hombre de unos cincuenta años también codeando la barra. Está parado, en vez. Lo mira. Le sonríe. Lo busca con la mirada.

El treintañero mira hacia abajo. No se cruza con el otro. Por atrás de él, pasa un hombre, más cercano a su edad, y frena. Lo saluda. Le apoya la mano en la espalda mientras que le habla. Luego, se la baja. Apenas, sutil. Se va. Queda a la vista, entonces, una mujer alta, rubia, que no habla en español. Le explica a la moza qué quiere pedir, con las manos.

A esa hora, esa noche, todavía hay poca gente en Chains, el boliche del centro montevideano que, ese sábado, aloja la fiesta Música de Trolxs. Se transforma, así, en una pista queer, pop, “libremente marica”, un espacio amigable para la comunidad LGBQT en Montevideo.

Fotos cedidas por Música de Trolxs (@generacionpop_ , @maria.piriz.inchausti, @whtevrw, @antomolti)

Desde mayo de 2022, que la fiesta se hace prácticamente todos los sábados. “Nos hemos convertido en una nueva pista de baile, punto de encuentro en la ciudad intentando que la diversión sea cada vez más un acto político en lugar que un simple encuentro superficial”, dice la producción de Música de Trolxs a LatidoBEAT. Aunque los ciclos de este 2023 terminaron, ya tienen novedades para el futuro 2024.

Comienza, en realidad, con un grupo de amigxs que llevan años organizando fiestas queer en Montevideo. “Notamos que la ciudad necesitaba un nuevo espacio queer para compartir, y sentimos que Música de Trolxs sería el lugar perfecto para construirlo. No solo buscábamos un lugar para divertirnos y escuchar la música que no está sonando en otros lugares, sino un refugio donde nuestra comunidad pueda habitar y crecer. Este proyecto surgió entre amigues y es esa conexión lo que lo hace tan especial”, agregan.

KitKat o el Berghain en Berlín. DLRO Live o Medias Puri en Madrid. El Klub o el COX en París. Candy Darling o La Casa de la Pradera en Barcelona. Tom’s Leather Bar o La Purísima en Ciudad de México. En Montevideo, es Música de Trolxs, que construyó su propia identidad.

Priorizan al público queer, aunque bienvenidos son todos siempre. Bienvenidxs todxs. Siempre y cuando, se respeten las normas de convivencia: no al acoso, consumo cuidado, respeto, entre otras.

Son fiestas que se han convertido en un refugio, un lugar amigable y un punto de encuentro para una comunidad que históricamente ha sido puesta en peligro debido a las reglas que dominaban el mundo. En algunas partes, aún lo hacen. “Nos inspiraron sin dudas fiestas que sucedieron antes en Montevideo, como las que organizaba nuestra referente Andy Spark”, dice la producción.

Fotos cedidas por Música de Trolxs (@generacionpop_ , @maria.piriz.inchausti, @whtevrw, @antomolti)

Aunque no es solo Música de Trolxs. También está Música de Travxs, donde el equipo de producción, arte, DJs y demás participantes está constituido por personas trans, fomentando la creación de oportunidades laborales dentro de esa comunidad. Hicimos el primer festival de electropop rioplatense y han realizado colaboraciones con otras propuestas queer de la ciudad, como Tortas al Bar, Fancy Latin y houses de la escena ballroom.

Ese sábado es Halloween. La luz se mantiene como siempre, como en los boliches: baja, oscura, tenue. Cuelgan telas de araña de la cabina del DJ, del techo, de la barra. Candelabros con velas falsas que derriten cera roja. Una bola de disco. Suena música pop, algunas cumbias, Shakira. Canciones, más bien, vinculadas a lo femenino y a lo gay. Canciones que un macho, posiblemente, no bailaría.

De hecho, Música de Trolxs comenzó con una fiesta de disfraces que uno de los amigos de la producción decidió hacer ahí. El objetivo fue, y es, ocupar y habilitar espacios para la comunidad queer.

Agregan que, hasta ahora, que “el espacio es itinerante. Se hace en pubs, boliches, festivales, espacios públicos, eventos, etc. Incluso estamos planeando hace un tiempo llevar Música de Trolxs a otras ciudades”

.

Fotos cedidas por Música de Trolxs (@generacionpop_ , @maria.piriz.inchausti, @whtevrw, @antomolti)

El corredor por el que se ingresa a al boliche, que deriva en la barra, se cubre de cuero acolchonado. Como si fuera un cabaret. Tres mesas a lo largo que, antes de las doce, permanecen vacías. De pronto, llegan. Se sientan los disfraces. Se sientan personas que esa noche no serán quienes son, que decidirán vestirse de personajes que rara vez son humanos. Un fantasma con lentes de sol. Una gatita sexy. Una marinera de pollera corta. Chuky y una novia muerta que se besan, cada uno con un cuchillo en mano.

Y Él. Him. Eso. Camina, pasea, alguien vestido de uno de los antagonistas de las Chicas Súperpoderosas. Un demonio poderoso y extravagante que, en esta realidad, tiene el rostro maquillado, un traje rojo y unos tacos negros altos estilo Bratz.

Camina, pasea.

Camina, pasea.

Desfila, se muestra.

Fotos cedidas por Música de Trolxs (@generacionpop_ , @maria.piriz.inchausti, @whtevrw, @antomolti)

"Música de Trolxs es lo que escuchamos, nació en una fiesta de disfraces entre maricas, tortas y travas. Es una declaración festiva y única de nuestra identidad. Tomamos un insulto y lo transformamos en un símbolo de libertad, diversidad y celebración. Este nombre nos representa”, explica la producción. Una fiesta, entonces, que representa lo queer montevideano.

Diverso allí es todo. Incluso, lo musical. Pop, house, música tropical, techno y nuevos géneros y fusiones que van del hyperpop al aleteo. Varios ritmos uruguayos (uruguayxs) y rioplatenses. Según los productores y creadores, Música de Trolxs cree “en la música como una herramienta de construcción. Evitamos los mensajes de odio, machistas, sexistas, transodiantes o racistas. Queremos que nuestra pista de baile sea un espacio amigable, que contemple todas las identidades queer”.

Una mujer se acerca a la barra y pide cigarrillos. Lx cronistx la escucha, la mira, la sigue cuando le indican que ahí dentro no venden, pero que puede salir a un kiosko a media cuadra a comprar, que el sello que le pusieron en la mano cuando ingresó sirve para volver a entrar a la fiesta.

Fotos cedidas por Música de Trolxs (@generacionpop_ , @maria.piriz.inchausti, @whtevrw, @antomolti)

Afuera, el tránsito hacia el kiosko existe. Es un camino de hormigas extravagantes que se dirigen y que vuelven. Van y vienen. Algunas estacionan en el medio y arman un tabaco, un porro, se fuman un industrial.

El lugar donde venden todo aquello tiene pocos metros cuadrados disponibles. Allí, no se circula. Se pide en un mostrador improvisado con una tabla de madera. A las dos de la mañana de un sábado, en el centro de Montevideo, sigue abierto al público. La mujer ingresa y, mientras que pide al kioskero, también ingresa Él. Tres cabezas arriba de ambos, baja el cuello y pide, también, algo.

En Música de Trolxs, dicen, se celebra la multiplicidad de expresiones musicales. La escencia de la convocatoria radica, justamente, en la curaduría artística que impulsa la diversidad musical y visual. “Inspirándonos en arte gráfico icónico referente de la cultura queer, nuestro equipo de diseño trabaja semanalmente para crear una presentación visual única que se destaca dentro de la ciudad”, explican.

Fotos cedidas por Música de Trolxs (@generacionpop_ , @maria.piriz.inchausti, @whtevrw, @antomolti)

Aquel 28 de octubre, el sábado previo a la fecha original de Halloween, la noche del 31 de octubre, tocaron los DJs Fabi Callejas, Josué Araya, Hema Toma, Saant y Latuca, acompañados de un show en vivo de Marte Lupardo (porteña, popera).

Y la Halloween Kiki Session, un grupo de bailarines queer que se juntan a bailar música de estilo Vogue: saltan de cuclillas, marchan, se tocan el pecho, se tiran al suelo. Desfilan. De hecho, lo hacen dentro de una ronda de personas que los arenga, que les aplaude, que les grita, porque es una competencia de baile. 

Fotos cedidas por Música de Trolxs (@generacionpop_ , @maria.piriz.inchausti, @whtevrw, @antomolti)