Por Carlos Dopico
Carlos Dopico
Es imponente la vitalidad que irradia Ney Matogrosso en esta charla virtual que nos conecta a más de 2.700 kilómetros, entre Montevideo y Río de Janeiro. En medio de un descanso previo a retomar la gira que lo tiene en movimiento desde antes de la pandemia, este multifacético artista oriundo de Bela Vista, Río Grande do Sul, confesó sentirse con sobrada energía para seguir andando: “Escucho a los demás hablar de mis 82 años, pero está todo bien, muy bien por ahora”.
El pasado año, Matogrosso celebró medio siglo de carrera desde que comenzó en el 73 con Secos & Molhados, una banda de pop progresivo o art pop que se convirtió rápidamente en un fenómeno musical en Brasil. Allí, Ney aportaba no solo su voz aguda, clarísima de contratenor, sino el desenfado performático de su coreografía enmascarada, con la que encontraba el resguardo perfecto de su identidad. Dos años después comenzaría su recorrida solista, edificando una carrera que logró consolidarse a partir del segundo álbum, Bandido (1976).
Desde el comienzo, su extravagancia estética, su provocador juego sensual y el repertorio elegido como intérprete le sirvió para encontrar un lugar de libertad en la escena. “La música siempre fue por la libertad, por despojarme de quien soy en mis pensamientos. No quise cambiar a nadie, busqué mi espacio para manifestar, y creo que lo logré”.
Ney había llegado al universo musical desde el teatro, buscando expandir las condiciones interpretativas, pero jamás fue un plan programado. “Fue intuitivo, lo fui descubriendo”, advierte Matogrosso, aún hoy sorprendido. Su arribo a Brasilia para trabajar en el laboratorio de anatomía patológica del Hospital de Base, impulsado por su primo, fue decisivo para cruzarse misteriosamente con Caetano Veloso y encontrar en el tropicalista una inspiración directa. “Aquel momento me produjo un shock tan grande que me dije a mí mismo: ‘si yo fuera alguna vez artista, quisiera provocar a las personas lo mismo que me acaba de provocar’”, confiesa con admiración.
Su recorrido artístico atravesó la dictadura en Brasil (1964-1985), un período de prohibición y censura que no logró extinguir su irreverente manifiesto escénico. Esta es su cuarta visita al Uruguay, tras su primer desembarco en 2003, y sus retornos contiguos en 2015 y 2017. “Bloco na Rua” es un espectáculo de base rockera que puso en marcha en 2019 y, a pesar de haber sido interrumpido por la pandemia, en 2022 retomó con enorme fuerza para asumir como uno de los mayores desafíos de tu carrera.
En esta charla para LatidoBEAT hablamos de la provocación, el movimiento y el retroceso en derechos consagrados; de referentes artísticos y comparativas distantes; del consumo de ácidos y la búsqueda trascendental; del aborto, la eutanasia y la muerte.

Fotos: Marcos Hermes
Esta gira toma el nombre de la canción de Sergio Sampaio, “Eu quero é botar meu bloco na rua”. ¿Qué significa para ti?
Significa dar inicio al movimiento de una cosa que va a andar, y que se empieza a mezclar. Eso es lo que está sucediendo, y que no puedo ni pensar en parar. Es una demanda tan grande del espectáculo que no puedo detenerlo. Tengo muchos viajes, voy y vengo de Europa... Tengo mucho trabajo aún por hacer. [N. de R.: Los próximos meses tiene en agenda un concierto en San Pablo, de ahí viaja a actuar a Londres y luego lo hace en Río de Janeiro].
Es un espectáculo prepandemia. En ese período sí estuviste obligado a parar. ¿Cómo viviste esa condición?
Fue horrible, como lo fue para todo mundo. Por suerte tengo un lugar en bosque, sobre el Atlántico, donde me quedé mucho tiempo. Ahí podía salir, caminar, tomar baños en las cascadas. Era mucho mejor estar allí, que en mi departamento de Río de Janeiro.
¿Cómo te sientes a tus 82 años?
Bueno, la edad no es ningún obstáculo aún. Escucho a los demás hablar de mis 82 años, pero está todo bien, muy bien por ahora. Soy magro, como lo necesario, hago gimnasia, entiendes. Estoy muy bien físicamente.
Es una gira que debe exigirte bastante físicamente sobre el escenario.
Sí, por supuesto, y que me mantiene entrenado, además de la actividad física que hago aquí en casa con especialistas.
A lo largo de más de 50 años de carrera, has sido un provocador, un músico y performer que hizo del desafío moral y la libido parte consustancial de su proceso creativo. ¿Sientes aún necesario tener que provocar como un recurso fundamental de tus presentaciones?
Hay que ser aún más provocativo porque Brasil está más careta que nunca. El período de Bolsonaro provocó una regresión brutal en derechos consagrados. Todavía hay que provocar. De todas formas, a pesar de que Brasil está muy careta, el público que asiste al espectáculo, y que es una mezcla, lo disfruta mucho. Yo percibo eso.
¿En qué percibes lo más peligroso de esa regresión?
Hay una cosa evangélica que no existía. Te estoy hablando de lo más retrasado del universo evangélico. Yo no tengo nada contra ninguna religión, pero esto que se instaló ni siquiera diría que es la religión evangélica. ¡Es una cuestión muy retrasada! Como un episodio que acaba de sucederle a una niña, que por quitarse un feto de 22 semanas quieren enviarla presa. ¿Cómo pueden apresar a una niña que fue violada por querer quitarse ese embarazo? No estoy siquiera defendiendo el aborto, es una situación específica aberrante. De hecho, existe una ley en Brasil, que considera que criaturas que fueron violadas puedan quitarse el embarazo.
Pero, mira, el congreso brasileño intentó modificar esa ley y no lo logró. Las mujeres salieron en masa a la calla, nunca había visto algo similar en Brasil, hordas de mujeres se manifestaron juntas y ellos tuvieron que recular. Se instauró una mentalidad de la Edad Media. [N. de R.: El proyecto, que ingresó sin debate en comisión, buscaba equiparar el aborto con los homicidios e imponer penas de hasta 20 años por interrumpir embarazos de más de 22 semanas, incluso en casos de violación. Según datos oficiales, cerca de 20.000 menores de 14 años se convierten en madres anualmente en el país].

Fotos: Marcos Hermes
En estos años has creado tantos Matogrosso como te ha sido posible, poblando la escena de personajes. Más allá de esa enorme capacidad camaleónica, ¿cuál definirías como tu búsqueda permanente?
La música siempre fue por la libertad, por despojarme de quien soy en mis pensamientos. No quise cambiar a nadie, busqué mi espacio para manifestar, y creo que lo logré. Hoy en día, hay muchas personas trans… que sufren. Yo no soy trans, no soy una persona que quiera tener otro sexo al que tiene. Las personas deben tener libertad de expresarse, no tienen que vivir sometidas a nada ni tampoco esconderse.
¿Siempre sentiste el escenario como un espacio de libertad, un lugar de expresión total?
Siempre, a pesar de que fui prohibido muchas veces. Pasé dos años prohibido, impedido de actuar en Brasilia, por ejemplo, pero no era solo yo; estuve en gran compañía. Estaban conmigo Rita Lee, Gilberto Gil, Caetano Veloso, personas que tampoco podían pisar Brasilia.
De todas formas, no tuviste que sufrir el exilio.
No, solamente prohibición y algunas amenazas veladas.
Hace algunos años Joel Pizzini filmó documental sobre tu vida y obra, pero en estos momentos se está filmando una biopic, una película sobre tu vida que tendrá como título Homen com H, y recorrerá varias fases de tu carrera. Si tuvieses que señalar algunas etapas fundamentales en tu recorrido, ¿cuáles serían?
Bueno, no lo sé. Ellos están haciendo esa película que va desde la infancia hasta ahora. De todas formas, debo decir que no es la intimidad de mi vida contada, porque hay mucha cosa en mi vida que nadie sabe, ni sabrá. No cabe la vida de nadie en una hora y media de película. Es un punto de vista, un recorte. Claro que buscaron que fuera más aproximado a mi vida que el trabajo de Pizzini, que era muy viajado. Esta pretende ser más documentada, pero de cualquier forma, jamás será contada la historia de mi vida integra, eso es imposible.
Y en cuanto a tu recorrido artístico, ¿qué etapas crees fueron fundamentales? Imagino que Secos & Molhados fue el comienzo de todo.
Secos & Molhados, claro, para una persona que, además, no imaginaba ser cantante. Yo quería ser actor y sabía que cantar era útil para el actor. Pero para mí, sin tener certeza en aquel momento, fue decisivo en mi vida, porque me puse en un camino que es el que hasta hoy transito.
Fue un descubrimiento también para ti.
También, y no sabía que aquello que hice existía en mí, no sabía que era posible, no tenía ni idea de la capacidad de aquel personaje. Fue intuitivo, lo fui descubriendo.
¿De qué forma conviviste con el tropicalismo y toda aquella generación transformadora de la escena cultural?
El primer puntapié en la puerta fue Caetano, y se lo he confesado directamente. Cuando vivía en Brasilia, como un simple funcionario público, [N. de R.: Ney trabajó en la unidad de pediatría del hospital de distrito], fui a tomar un helado en la única heladería del único hotel en Brasilia por aquel entonces. Te estoy hablando del 65, Brasilia fue inaugurada en el 61 y aún no estaba pronta.
Yo sabía que estaba sucediendo un evento cultural que mezclaba música con moda. Sabía, además, que estaban Caetano, Rita Lee y Gil como parte de la grilla artística. Pero fui por un helado al único hotel en Brasilia. Y de repente veo a Caetano salir rumbo al show. Me impactó muchísimo. Estaba totalmente vestido de rosa, desde el cuello a los pies. En aquel momento nadie usaba ni las medias rosas. Aquel momento me produjo un shock tan grande que dije a mí mismo: “Si yo fuera alguna vez artista, quisiera provocar a las personas lo mismo que me acaba de provocar”. No sabía exactamente qué haría, ni pensaba en eso, pero fue un impacto muy fuerte. Creo que lo conseguí, a mi modo, mi forma provocar desde aquel día.

Fotos: Marcos Hermes
Rita Lee, con quien tuviste una cercana amistad, tanto que hasta fuiste el cupido para su matrimonio de más de 45 años, te definió como el David Bowie de la música brasileña. Me gustaría pedirte una definición de Rita, de Bowie y preguntarte: ¿Cómo te sientes con esa comparación?
Siento mucha distancia entre David Bowie y yo. Él es inglés, yo brasileño. Ya con eso, todo es diferente. Rita fue la primera persona, la primera artista transgresora que conocí, en el completo sentido de la palabra. Rita apareció en 1964 cantando con “Os mutantes” en un festival de música de O Globo, toda vestida de novia y con una enorme barriga de embarazo. Cuando la vi, no lo podía creer. Aquella linda jovencita tan atrevida era increíble. Ella hacía ese tipo de cosas. Yo la adoraba, la adoro a Rita.
Sobre Bowie, creo que la mayor distancia es que mi manifestación es latinoamericana y eso lo cambia todo. Yo soy un artista brasilero que presta mucha atención a la cultura latinoamericana. En los 60, la radio aquí pasaba música cubana, argentina, de América Central, música inglesa, americana, todo. Después de la dictadura, se comenzó a pasar solo música americana. La música brasileña llega a todo el mundo sin imposición y es respetada en todo el mundo. Yo admiré mucho la figura de Bowie, pero nunca caminé por aquel camino, tuve mi propio rumbo. De todas maneras, entendí claramente cuando Rita hizo la comparación. Sé que también había una relación por lo andrógino.
¿Crees que lo andrógino tuvo que ver?
Sí, claro. Cuando me dijeron andrógino tuve que ir al diccionario para ver qué era lo que me acababan de decir. Creo que nos movimos en áreas similares, pero no era lo mismo.
Rita Lee, Os Paralamas, Chico Buarque, Sergio Sampaio son parte de los artistas que recorres en el show. ¿A quiénes más versionas en este concierto?
Hay canciones de Caetano Veloso, por ejemplo “Como dois e dois”. ¿Esa es de Caetano o de Roberto Carlos? Ahora entré en la duda…
Creo que es de Caetano, pero es cierto que hay una famosa versión de Roberto. (Caetano tiene tres canciones grabadas por Roberto Carlos, compuestas especialmente para él: “Como dois e dois”, “Muito romântico” e “Força estranha”.)
Bueno, hay canciones de Caetano y también de artistas más contemporáneos, nuevos, muy importantes. Liniker fue un artista que yo invité al homenaje que me hicieron hace un tiempo, un artista transexual paulista que me impresionó muchísimo por su forma de cantar. Lo recomendé incluso cuando hablé con el coordinador del festival de jazz de Montreal. Ganó un Grammy en los Estados Unidos [Índigo Borboleta Anil recibió el Grammy Latino en 2022]. La banda quedó de boca abierta cuando subió a cantar. [Filipe] Catto también; es otro artista trans, nacido en Río Grande do Sul, de enorme talento. [N. de R.: Ambos encabezan el movimiento de artistas LGBTQIA+ de la música brasileña.] En el show hubo dos mujeres, dos artistas trans y yo. “¡Tava otimo, no precisava de mais nada!”
Has visitado nuestro país en varias oportunidades: 2003, 2015, 2017. Esta sería la cuarta. ¿Tienes amistades del mundo artístico que visites cada vez que llegas? ¿Qué es lo que más disfrutas del Uruguay?
Disfruto mucho de ir a Uruguay, lo siento muy próximo. A quien conozco verdaderamente es a Jorge Drexler. Lo conocí aquí en Brasil, cuando fui a verlo y quedé muy entusiasmado. Luego grabé “Sea”.

Fotos: Marcos Hermes
Hace muy poquito leí una entrevista en la que te pronunciabas sobre el consumo de ácidos. Decías que habías consumido unas 20 distintas variedades, pero siempre para emprender una búsqueda de autoconocimiento, no como divertimento, y que también así concebías la marihuana. ¿Era una búsqueda artística o una experimentación trascendental?
Siempre fue una búsqueda humana. Estamos hablando de los años 60. El primer ácido que tomé fue en Búzios, un lugar que nada tiene que ver con este foco turístico de hoy. Lo tomé solo, mirando el mar y cuando “bateu” [“me pegó”] agarré un puñado de arena y entendí todo, todo era igual, todo tenía el mismo valor, nada era más que lo otro. ¿Entiendes?
Y mira que interesante, hace muy poco vi una entrevista de Rita Lee en la que también cuenta su primera experiencia con ácidos, también tomó un puñado de arena y comprendió todo. En aquel momento recuerdo que entendí todo, el principio de las cosas, Dios, todo. Me detonó la cabeza y también mis sentimientos. De todas formas aquel título fue un juego que establecimos con el periodista que me estaba entrevistando: “Se eu estiver morrendo, bota ácido da melhor qualidade na minha boca e me deixe”. [“Si estuviese muriendo, pon el mejor ácido en mi boca y déjame”].
Casualmente, el Uruguay lleva varios años tratando de concretar una ley que regule la eutanasia. A partir de esa afirmación, ¿crees que debería estar legalizado poder decidir cuándo morir?
Bueno, de todas formas, aquí no sería una eutanasia porque ese ácido no me mataría. Pero creo que la eutanasia debería regularse. ¿No somos dueños de nuestra vida? Creo que es una decisión válida que debería estar regulada. De todas formas, yo no lo haría. Cuando me refería al ácido no era para matarme sino para atravesar la muerte viajando.
En ese caso sería para despertar un estado de mayor conciencia o despedirte inconsciente.
No, no inconsciente, sino con un grado mayor de conciencia. Todas las veces que tomé acido fue para despertar conciencia. Nunca tomé para irme de fiesta. Para tomar ácidos siempre vestí con ropa blanca, por ejemplo.
¿La muerte es algo que te preocupa o estás dispuesto a desafiarla y burlarla como tantos otros miedos que has vencido en tu vida?
Con la mayor naturalidad, porque sé que es lo único seguro en la vida. La miro sin miedo, espero que no sea pronto, pero estoy tan acostumbrado con la idea que no le temo.
Por Carlos Dopico
Carlos Dopico
Acerca de los comentarios
Hemos reformulado nuestra manera de mostrar comentarios, agregando tecnología de forma de que cada lector pueda decidir qué comentarios se le mostrarán en base a la valoración que tengan estos por parte de la comunidad. AMPLIAREsto es para poder mejorar el intercambio entre los usuarios y que sea un lugar que respete las normas de convivencia.
A su vez, habilitamos la casilla reportarcomentario@montevideo.com.uy, para que los lectores puedan reportar comentarios que consideren fuera de lugar y que rompan las normas de convivencia.
Si querés leerlo hacé clic aquí[+]