Documento sin título
Contenido creado por Agustina Lombardi
Literatura
Los libros y sus autores

Nicolás Alberte: “Nos damos cuenta de la felicidad cuando ya pasó, esa es nuestra miseria”

El poeta y novelista presenta “La fuente de la juventud”, una obra en honor a Gustavo “el Príncipe” Pena.

01.12.2022 14:46

Lectura: 5'

2022-12-01T14:46:00-03:00
Compartir en

Nicolás Alberte es montevideano y nacido en 1973. Publicó seis libros de poesía: El cuidado que ponemos diariamente en no morirnos (2004), Vacío en partes iguales (2005), Una palabra más larga que la noche (2006), Montevideanas (2008), Escritos a la luz de las cosas que no se ven (2009) y Área de Broca (Tercer Premio Nacional de Literatura, 2015; publicado en 2020). En narrativa publicó las novelas Ópera prima (2007), Te odio, eternidad (2018; Segundo Premio Nacional de Literatura, 2020) y Amantísima (Primer Premio Nacional de Literatura, 2019; publicado en 2021). Ahora presenta La fuente de la juventud, una obra en honor a Gustavo el Príncipe Pena que repasa su música y propone un acercamiento al artista a través de entrevistas a personas fundamentales en su vida.

Foto: Javier Noceti / LatidoBEAT

Foto: Javier Noceti / LatidoBEAT

¿Cuándo empezaste a escribir?

Poesía a los 12 o 13 años. Narrativa a los 18 o 19.

¿Te acordás de cuál fue el primer libro que te marcó?

Una antología de César Vallejo que había en la biblioteca de mi padre.

¿Dejar de leer o dejar de escribir? ¿Por qué?

Las dos o ninguna. En mi caso, la escritura surge como una necesidad de diálogo con las cosas que leo y me interpelan. Si no leo, no tendría que escribir; si leo y no escribo, me vuelvo insoportable.

¿Qué estás leyendo ahora?

Cosas que los nietos deberían saber, la autobiografía de Mark Oliver Everett, La era del individuo tirano, de Éric Sadin, y Cráteres artificiales, de Rosario Lázaro Igoa.

¿Cuáles son tus escritores uruguayos favoritos? ¿Identificás influencias? ¿Cuáles? ¿Alguno que te guste recomendar?

Onetti, Levrero, Morosoli, Hamed, Milán, Appratto y Baccino fueron influencias importantes en mi escritura y en mi manera de entender la literatura.

¿Sos de releer? ¿A qué libro solés volver?

No suelo releer narrativa. Poesía, sí. De hecho, creo que siempre estoy leyendo lo mismo porque el poema no se acaba nunca: Ashbery, Milán, Lihn, Parra, Lezama Lima, Montalbetti, Lorca, L. Cohen, Eliot, Wallace Stevens, Strand, Vallejo…

Recomendanos un libro, un disco y una película para este fin de semana.

Un verdor terrible, de Benjamín Labatut; 10 milles per veure una bona armadura, de Manel; Licorice Pizza, de Paul Thomas Anderson.

Contanos sobre esa vez que un lector te reconoció en la vía pública.

No me ha ocurrido (por suerte).

Tu autobiografía en una frase.

El cuidado que ponemos diariamente en no morirnos.

Tenés que convivir un mes con una autora o un autor: ¿a quién elegís?

Me habría encantado compartir un mes con Ernesto Cardenal en Solentiname.

Un lugar para volver.

Luz-Saint-Sauveur. Y de ahí, en bicicleta, a Luz Ardiden, Hautacam, Aubisque, Tourmalet, Cirque de Troumouse y Gavarnie.

El primer verso que te viene a la mente.

“La resaca de todo lo sufrido”.

¿Para qué literatura en el tiempo del desamparo?

Para agrupar, como fragmentos a su imán, a los que quieran ir por el desierto durante el tiempo que nos toque, que no es mucho pero es cada día más difícil. Ni siquiera Heidegger, con toda su potencia intelectual, se dio cuenta, al formular la pregunta original, de lo difícil que sería. ¿O sí?

Lo último que comiste va a ser el menú para toda tu vida ¿qué es?

Un asado hecho por mi abuelo y, de postre, una isla flotante de mi abuela.

Tu idea de felicidad y tu idea de miseria.

“Antaño, si mal no recuerdo, mi vida era un festín donde se abrían todos los corazones, donde todos los vinos fluían. Una noche, senté a la Belleza en mis rodillas. —Y la encontré amarga. —Y la injurié. Me armé contra la justicia. Y huí. ¡Oh brujas, oh miseria, oh aversión; es a ustedes que fue confiado mi tesoro!”, dejó escrito Rimbaud en la puerta del infierno del sujeto cartesiano. Nos damos cuenta de la felicidad cuando ya pasó, esa es nuestra miseria, pero también es el origen del arte que vale la pena.

Sobre La fuente de la juventud 

El caso de Gustavo Pena Casanova, más conocido como el Príncipe, es quizás único en la historia de la música uruguaya. Ninguneado o simplemente ignorado en vida por el público en general, admirado e incluso venerado por muchos músicos importantes y por unos pocos seguidores, se vuelve una figura reconocida con el paso de los años.

Nicolás Alberte, uno de los escritores uruguayos más destacados de los últimos veinte años, no solo admira y conoce al dedillo la obra de este músico tan peculiar, sino que además fueron amigos. Es por la azarosa y afortunada conjunción de estos factores que hoy podemos presentar este libro que amenaza con convertirse en lectura obligada para todos aquellos que se interesen por la obra del Príncipe.

Con una prosa vibrante y poderosa, con comentarios musicales que revelan una profunda comprensión de su música, y con la información obtenida a través de entrevistas a personas fundamentales en la vida y la obra de este compositor, Alberte nos educa y nos deslumbra con un libro definitivo que combina la admiración con un riguroso análisis musical.