En Chile, entre los sonidos del folclore, creció Tiare Galaz. La chilena, conocida como Niña Tormenta, se dedicó hasta los 30 a la gestión cultural y producción. Sin embargo, en 2012, tuvo contacto con el sello independiente Uva Robot, y así, en ese colectivo en el que las personas pueden crear canciones sin ser pródigas de la música, comenzó a publicar tímidamente sus primeros temas. 

Desde aquel entonces hasta hoy, Niña Tormenta, sin buscarlo y de sorpresa, se posicionó como una de las voces de la música independiente en el país andino. Aunque a la chilena le costó empezar, pensaba que su arte no tenía valor, que era necesario saber mucho de música para mostrar sus temas. Pero, despacio y con pudor, se animó a que sus temas vieran la luz, sin ambición y con “humildad”, comenzó a tocar en ciclos de música que ella misma producía. En 2017 lanzó En vivo desde Valparaíso y Loza, su primer álbum de estudio.

Los temas de Niña Tormenta son un pasaje en el tiempo influenciados por el folclore, Violeta Parra, Eduardo Mateo, Los Varios Artistas, Diego Lorenzini y la música de su infancia, que, además, narran las cosas que ve. Escribe desde pequeña, lo hace todo el tiempo, ese hábito es una manera de decantar. Y, muchas veces, esas cosas que sus ojos ven y guarda trazadas en un papel, son las letras de sus canciones. Esas que ahora escuchan otras personas, pero que antes eran parte de un juego, que comenzó cuando una pareja le regaló un ukelele. 

—A mí el camino de la autogestión me hace sentido. Hay cosas que una necesita externalizar. Yo soy independiente, pero tengo un contrato con una distribuidora digital. Aunque es muy distinto, porque es como una plataforma que uno contrata para subir la música, más que ellos manejan derechos de mi música, es un trato distinto. Me parece mejor, me gusta tener control de lo que hago y de lo que se hace con lo que hago.

El camino de la autogestión a Niña Tormenta le funciona. Y, al menos por ahora, se quedará ahí. “No tengo esa fantasía del alcance masivo de la música”, confiesa. El próximo paso será lanzar su segundo disco, que tiene como fecha “máxima” para salir a principios de 2023. Sin prisa, con calma y siguiendo su esencia otoñal, Niña Tormenta volverá a hacer que esas imágenes que aparecen en su cabeza vuelvan a sonar.

Las entradas se pueden adquirir aquí.