Bonnie Tyler aparece espléndida del otro lado de la pantalla: su pelo rubio y con un volumen como recién salido de la peluquería, sus ojos celestes se destacan todavía más porque están maquillados con una sombra oscura y profunda. Tiene 71 años y, por su estilo, también parece llevar varios de rock.

—¿Cuándo comenzaste a percibir que tu música se escuchaba en Latinoamérica?

—Lo he sabido por muchos años y nunca he podido entender por qué, hasta ahora, no me han pedido hacer una gira por aquí. —Al momento de esta entrevista, Tyler se encuentra en San Pablo con muchos shows por delante y solo dos por detrás, en esa ciudad y en Curitiba. —Las personas vienen en manada. Invito a que la gente cante conmigo las canciones y a ellos les encanta. Mi show es muy rockero. Tengo una banda fabulosa y disfrutamos mucho sobre el escenario.

La carrera de la cantante galesa es eterna: 18 discos de estudio, una operación que transformó su voz dulce en voz rasposa y distinta a las demás. Hits como “Total Eclipse of the Heart” o “Holding out for a hero”.

—Tu último disco se llama The best is yet to come [Lo mejor está por venir] y fue lanzado en 2021. ¿Qué lo inspiró?

—Lo grabé antes de la cuarentena. Yo no escribo las canciones, yo las canto. Elijo qué canciones cantar. Me encanta este escritor que no logro recordar… Steve Womack. Es un escritor fabuloso y me entiende muy bien. Ya tengo un puñado de nuevas canciones con él para hacer un nuevo álbum el año que viene. Escribe canciones geniales, al estilo de Springsteen.

Tyler describe The best is yet to come como un retorno a los 80: pop rock, sintetizadores y guitarras eléctricas. Y el amor como tema central, que siempre estuvo. 

—Al tener 18 discos de estudio y 50 años de carrera, ¿cómo hacés para elegir el repertorio de tus shows?

—Bueno, depende del país en el que esté. Algunas canciones han sido más exitosas en determinados lugares. En Brasil no sabía qué esperar, y en Uruguay tampoco. Solo espero que todos vengan al show y disfruten lo que hago. Canto todos los hits, solo incluyo una o dos de las nuevas canciones y creo que van bien con la audiencia. Hasta ahora creo que la gente lo ha disfrutado.

—Y en todos estos años, ¿qué te sigue motivando a hacer música?

—Las canciones —suspira como una enamorada. —Nunca paré de grabar. Aunque no he tenido éxito en todos los momentos de mi carrera, hice shows en todos los momentos. Estar sobre el escenario está en mi ADN desde que soy pequeña. —La primera vez que Tyler cantó en vivo fue en una iglesia de su pueblo natal en Gales. —Salí del colegio sin cualificaciones porque me iba muy mal en los estudios, siempre quise ser cantante.

Lo natural, entonces, no fue que su camino haya seguido la universidad, sino los bares del pueblo, donde comenzó su carrera musical.

—Nunca, nunca, me imaginé que sería una cantante exitosa, yo ya era feliz cantando en los bares. Pero me descubrieron por accidente. —Un señor llamado Roger Bell, un caza talentos, o “talent scout” en palabras de Tyler, la fichó cantando en Townsman Club, en el pueblo de Swansea. —En realidad no había venido a verme a mí. Él había escuchado acerca de otra banda de chicos que tocaba en el piso de arriba, pero se equivocó y me escuchó cantar.

Lo próximo fue aceptar la invitación para ir a Londres a grabar un demo; la distancia del éxito para Taylor que, en 1975, era, en realidad, Sherene Davis. Los managers, productores y escritores de sus canciones también vienen con la recomendación de cambiar su nombre, que se convirtió en Bonnie Taylor. Aunque su nombre de nacimiento fue Gaynor Hopkins. 

—Lo próximo que supe es que estaba en Londres grabando “Lost in France”, que fue mi primer hit. Desde ese entonces nunca paré de grabar.

El 30 de noviembre Bonnie Tyler se presenta en el Auditorio Nacional del Sodre. Será la primera vez que la voz rasposa cante en Uruguay en sus 50 años de carrera. Las entradas están a la venta en Tickantel.