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Cine
El cine y el velero

Pablo Mazzola: "Escuchamos a una comunidad que nos permite ser agentes culturales"

Del 14 al 20 de mayo, el JIIFF está en el Festival de Cannes, llevando el cine uruguayo al mundo y fortaleciendo su imagen.

16.05.2024 16:34

Lectura: 7'

2024-05-16T16:34:00-03:00
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Por Federica Bordaberry

Un monólogo. Hubert Minel en blanco y negro. Adora a su madre, pero no soporta ser su hijo, explica mientras que habla. Antes, cuando era más joven, el vínculo entre ambos era mejor, dice.

Ese es el comienzo de Yo maté a mi madre (2009) la película en la que Xavier Dolan debutó como director, ya habiendo desarrollado una carrera como actor. La película se estrenó ese año en el Festival de Cannes. Ganó tres premios en la Quinzaine des Réalisateurs (Quincena de Realizadores), de ese mismo festival, y recibió un aplauso de 8 minutos. 

Esa misma película, fue la primera en proyectarse en otro festival, en otra parte del mundo. En 2011, apareció e las pantallas del José Ignacio International Film Festival (JIIFF), en José Ignacio, un poblado de la costa este de Uruguay. Habiendo empezado en aquella conocida bajada de pescadores, ahora se trata de un festival de cine internacional con acceso gratuito que tiene lugar una vez al año en enero, durante la temporada alta de verano.

Los años le dieron al JIIFF varios crecimientos. La cantidad de días de festival, que actualmente es de 10 días. La cantidad de películas programadas, la cantidad de sedes. Y, además, la cantidad de eventos y situaciones que han vuelto del JIIFF un actor cultural dentro del cine uruguayo. 

Ahora, hay una Competencia de Largometrajes Internacionales y una Competencia de Cortometrajes Uruguayos. Hay un laboratorio de cine para chicos. Hay un programa llamado Programa Benefactors. Hay un espacio de industria llamado Working JIIFF que tiene como objetivo reunir, durante 4 días en José Ignacio, a productores, realizadores, guionistas, referentes de la industria cinematográfica local, regional e internacional, para impulsar proyectos de coproducción; pensar las nuevas formas de producción, exhibición y audiencias; e impulsar un mercado audiovisual de ficción entre Uruguay, Latinoamérica y el mundo. 

"Esta posibilidad de hacer JIIFF con sus distintas unidades es porque también vamos escuchando a una comunidad que nos permite ser agentes culturales de una manera u otra", dice Pablo Mazzola, cofundador, programador, director de Working JIIFF, en conversación con LatidoBEAT.

Y, lo dice, desde un velero que está amarrado al puerto de Cannes, donde se está llevando a cabo ese famoso Festival de Cannes, el mismo que estrenó Yo maté a mi madre de Dolan. Allí se encuentra como parte de la delegación del JIIFF que asiste por segundo año consecutivo a la ciudad francesa, instalándose a bordo de Alhambra, un barco que durante una semana será sede del cine uruguayo.

El objetivo es este: potenciar el impacto de JIIFF a nivel internacional y contribuir al impulso del cine nacional. 

Por eso, uno de los anuncios más importantes de este año, sobre todo para un cine que prácticamente siempre vive de fondos y coproducciones internacionales, es la presentación del Fondo Pfeffer del Sur que otorgará un premio de 50.000 dólares a un proyecto iberoamericano de largometraje de ficción seleccionado para formar parte en JIIFF Lab.

Pero, además, la Agencia de Cine y Audiovisual de Uruguay (ACAU), presidida por Facundo Ponce de León, tiene allí su espacio de oficina para generar encuentros de coproducción y alianzas estratégicas con delegaciones de otros países.

Para ver qué películas pasar en el JIIFF recorren varios festivales. El Berlinale, Locarno, San Sebastián, BAFICI, Cannes, etc. ¿Qué tipo de cine buscan para llevar a Uruguay?

Buscamos que las películas sean en principio premiere, justamente para Uruguay, pero al mismo tiempo que tengan un carácter para una experiencia de verano como es en enero el JIIFF. Si bien abordamos el entretenimiento, a lo largo de estos años fuimos construyendo una audiencia que nos pide un cine que no tenga cierta liviandad, sino más bien un encuentro para pensar y debatir. En definitiva, películas amables que sí o sí nos interpelen y nos propongan un desafío de pensamiento.

¿Hay un tipo de cine pensado para el público uruguayo? ¿Algo que se sepa que al uruguayo le interesa más?

Pensar en un público uruguayo me parece un abordaje demasiado amplio. Siempre hay una audiencia o un espectador que se encuentra con películas. Sí podríamos decir que el espectador uruguayo es profundamente diverso y está dispuesto a mirar todo tipo de cine. Nosotros, en particular desde JIIFF, trabajamos el cine de ficción, así que proponemos una forma de cine. Pero somos conscientes de que no podemos abarcar a toda una audiencia. Hay cine para diferente tipo de gente que quiere ver diferentes tipos de representaciones.

Si hay algo que sucede en los festivales a los que van, de ese talante internacional, es el estreno de muchísimas películas. Es decir, hay películas que esperan para estrenarse ahí. ¿El JIIFF apunta a lograr ese nivel de relevancia para la industria?

Sí, JIIFF apunta a lograr el nivel de relevancia para la industria en términos de estrenos. Nosotros buscamos que el distintivo, en principio, sea por primera vez ver las películas en Uruguay. Como estamos construyendo otras experiencias de industria al mismo tiempo, quizá algún día sean como premieres internacionales, pero la verdad es que nos significa mucho más lo que podríamos decir un buen cine que la neurosis de que el cine sea de premiere internacional. Queremos que el espectador se encuentre con un cine que le signifique, que le interese, que le guste, eso es lo fundamental.

Obviamente, de a poco el JIFF fue tomando roles que antes no tenía. Desde el Working JIFF, las competencias, ahora el fondo iberoamericano, ¿por qué abrirse tanto hacia el lugar de ser agentes culturales?

El cine es una industria que abarca infinitas facetas y formas posibles. Esta posibilidad de hacer JIIFF con sus distintas unidades es porque también vamos escuchando a una comunidad que nos permite ser agentes culturales de una manera u otra. Es un canal de comunicación importantísimo como para desarrollar en una comunidad como José Ignacio. Poder ocupar ese rol, creemos que sí o sí es fundamental.

Estando ahí por segunda vez, ¿has podido ver qué tiene el cine internacional para aportarle a Uruguay, y qué tiene el cine uruguayo para aportarle al internacional?

El cine es una representación global. Son manifestaciones culturales que dialogan. Algunas más masivas y poderosas, otras mínimas y destacadas. También el cine representa fuentes de trabajo. Hacer cine de ficción, en este caso, significa generar trabajo. Así que el distintivo y el valor agregado, desde el punto de vista local, no solo está dado por los relatos o las historias que surgen en Uruguay, sino por posibilidades de expandir el trabajo. El cine es un diálogo permanente. El cine se vive nutriendo entre todas las formas de manifestaciones. Es propiedad de contar.

¿Qué óptica se tiene desde afuera sobre el cine uruguayo?

En este momento la óptica que hay sobre el cine uruguayo es relevante. Están sucediendo cosas para que se visibilice, obviamente, porque hay un trabajo muy significativo por parte de la ACAU. Desde JIIFF también nos propusimos ser un faro de acompañamiento a la industria cinematográfica uruguaya y los hechos demuestran que poder tener una base tan fuerte, por ejemplo, en el Festival de Cannes, sí o sí hace que resulte un llamado de atención.

¿Qué diagnóstico podrías hacer, desde tu lugar en la industria, del cine uruguayo? ¿Qué está necesitando y qué hace muy bien?

Creo que es un momento de una riqueza y de un trabajo enorme como para que estén sucediendo cosas importantes.

Se dice que si hay algo que hacemos bien los uruguayos es hacer buenas películas con poco presupuesto, porque nunca hay fondos. ¿Te parece que ese carácter podría aflojarse si aparecen más fondos?

El buen cine, para mí, puede ser con escasos recursos. Tener más recursos puede ir acorde a un cine significativo, pero, finalmente, lo que importa son esas ideas posibles de ser plasmadas. Seguramente, con más fondos lo que podemos decir es que se amplía más la industria. Son más posibilidades de trabajo, que al mismo tiempo, desarrolla más creatividad.

Por Federica Bordaberry