Documento sin título
Contenido creado por Valentina Temesio
Entrevistas
Baile y protesta

Pat Pietrafesa: una vida de activismo y cómo Kumbia Queers la “volvió a hacer punk”

La banda de tropipunk argentina se presenta este jueves 9 de febrero junto con Kumbiarachas en Complejo Sala Show a las 20:00.

08.02.2023 19:50

Lectura: 9'

2023-02-08T19:50:00-03:00
Compartir en

Por Valentina Temesio

La primera vez que Kumbia Queers se presentó en suelo uruguayo fue en 2008. Según la bajista de la banda de tropipunk, Patricia Pietrafesa, fue una actuación “desopilante”. Compartieron fecha con Néstor en Bloque —cantante de cumbia villera argentino— en el mítico programa de los mediodías que conducía Omar Gutiérrez, De igual a igual.

Esa vez, Pilar Arrese, Inés Laurencena, Patricia Pietrafesa, Juana Chang, Flor Linyera y Ana Gua Gua —quien ya no integra la banda— se subieron al escenario a hacer playback por primera vez y les falló: les mandaron mal la pista. Pero los desperfectos técnicos son apenas un desvío del cuento.

Tuvieron que escaparse y esconderse en una habitación. “La gente nos quería pegar”, recuerda Pietrafesa ahora, 15 años después. Para la banda, esa reacción se deba por su aspecto: lucían “raras” y, por eso, les gritaban. Lo mismo les sucedía en Argentina.

Para Pietrafiesa “era como haber vuelto a ser punk”. La banda, que se formó en 2007, conserva la estética de una contracultura de la que fueron parte, pero con otro género musical: hacen tropipunk, protestan mientras, al mismo tiempo, hacen bailar.

Por eso, en 2008, Kumbia Queers era “peor que el punk”. Cuando Pietrafesa se dio cuenta, pensó: “Buenísimo estar viviendo esto de nuevo”. Lucían desprolijas, “demasiado incorrectas”. Usaban medias rotas, no calzaban en la norma hegemónica. Y eso hacía que la gente se impactara al verlas. La resistencia a lo distinto.

Con el tiempo, Kumbia Queers encontró su lugar en la música, tanto en la escena argentina como en la uruguaya, y también en otras partes del mundo. Son espacios diversos en los que hay un público que se indentifica, personas que “encontraron un lugar, un recital al que ir y sentir que está bien”. Pietrafesa describe cómo siente esta identificación: “Hacerme sentir cómoda porque estoy incómoda con la sociedad, o por mi cuerpo, o con un montón de cosas, y quiero protestar, bailar”. Kumbia Queers es un combo de protesta y baile, de protesta y de fiesta. “Porque también ha pasado mucho eso: hemos copado montones de protestas llevando fiesta”, dice Pietrafesa.

Así, después de escuchar canciones de Kumbia Queers hubo personas que “han podido expresar lo que les pasaba a nivel de su identidad sexual o genérica, o a su sentir con su cuerpo, con cosas que le disparó la banda o por vernos”, comenta. 

En Montevideo la banda tocó en distintas movidas de cumbia, en Bluzz, en La Trastienda, en la marcha del orgullo en 2016. “Todas las chicas de Kumbia Queers tenemos amistades con gente de Uruguay”, menciona Pietrafesa. Tanto que algunas escenas del segundo video de Kumbia Queers está filmado en Montevideo: “Kumbia dark”. Para la bajista, esta versión de la canción de The Cure es una de las mejores que hicieron.

“Por suerte”, dice, la idea de la alegría, el baile, el juntarse y pasarla bien, son valores que “hay que preservar”, así como también “cultivar” y “defender”. “A mí me parece súper increíble cuando tocamos con Kumbia Queers y vemos la cara de alegría de la gente, personas bailando, es como que me parece increíble estar produciendo un momento feliz a alguien”, dice.

El público de la banda va desde los 0 hasta los 80 años: “Es genial tener esa amplitud”, dice.

La música argentina sostiene que su agrupación es más que una banda, son “una forma de actuar”, de “moverse en el mundo”, de “continuar” y “transformarse”. “Es muy vital, muy importante en la vida de quienes formamos la banda”, agrega.

Y si bien no tienen la misma visión de todo lo que sucede en el mundo, comparten las causas “principales”. Una muy importante es la autogestión, la manera de trabajar que conocieron hace muchos años y nunca abandonaron. “Haber logrado llevar adelante nuestro propio proyecto de una buena forma, cooperando, generando, pensando en las condiciones en las que nos movemos en otras partes del mundo con otras personas. Tratamos de pensar todos los aspectos. Es muy lindo estar en un proyecto así”, dice Pietrafesa.

Este jueves 9 de febrero la banda, que ya adelantó dos canciones de su próximo disco, se presentará junto con las Kumbiarachas en Complejo Sala Show.

La vida punk

A la palabra “punk” la conoció cuando tenía 16 años. Fue mientras leía el Correo del Expreso Imaginario, una revista argentina con un enfoque alternativo. Para ella lo punk era algo “rarísimo, prohibido, súper shockeante” a todo nivel. Con el paso del tiempo, para Patricia, la palabra se resignificó: “Para mí es inevitable, también, verlo en términos contraculturales, porque mucha de las cosas que me gustan provienen de personas que en algún momento se sintieron tan impactadas como yo, y que, de alguna manera, ese movimiento les influenció en su forma de expresarse sea musical, literaria, visual, etcétera”.

El punk es una herramienta que la acompaña hasta el presente, que le llegó en pleno mundo postdictatorial. A Patricia Pietrafesa, una persona “sin recursos económicos, habiendo terminado la escuela, teniendo que pensar si estudiar o trabajar, sin acceso a cosas culturales, más que a las que podía haber en la calle o en alguna revista”, lo punk la “puso en contacto con un mundo intelectual, rebelde”, del que ella “no tenía idea”.

En la década de los 80, “se generaba una complejidad con el tema de manifestarse políticamente”, dice Pietrafesa, quien tiene familiares que fueron asesinados en la dictadura. Sin embargo, en ese momento, el punk fue “una herramienta muy impactante en un mundo en el que para todo tenías que tener un título o una habilitación, un permiso. De pronto, tuvimos a mano un conjunto de ideas que te animaban a que no tenías que ser especialmente brillante ni talentosa ni nada particular para poder expresarte. A mí me llegó así, creo que fue tan popular porque, tal vez, en el mundo le pegó a muchas personas que no tenían acceso a contraculturalidades ni pensamientos así. Creo que fue muy popular”, reflexiona.

El camino la llevó a esa idea. Alguien le dio un periódico anarquista, ella fue a una biblioteca anarquista, vio algunas películas y leyó un par de libros. “No estaba el activismo transfeminista en las calles, no había mucho para elegir. De hecho, yendo a las primeras manifestaciones conocí a algunas lesbianas, ahí, bien lejos, cuando recién empezaba a poder juntarse en las plazas para algunas fechas claves”, cuenta.

Una parte de esa realidad que se vivió en Argentina cuando finalizó la dictadura la cuenta en el documental Desacato a la autoridad, que dirigió junto con Tomás Makaji. “Refleja, aunque sea, un poquito cómo hace 30, 35 años era todo tan diferente. Cómo, por suerte, ha cambiado todo muchísimo, aunque faltan mil millones de cosas. Pero, en ciertos aspectos, es innegable que no es lo mismo. Solo pensar que por estar vestida de negro te podían detener y quedar presa una semana, es como algo que nadie se lo puede imaginar ahora. Y, sin embargo, antes era una cotidianidad”, recuerda.

A Pietrafesa la llevaron presa, como a “todas las personas que andaban por la calle de una manera un poquito fuera de lo que se esperaba”. La detención era sistemática, dice. Por eso, después de la primera vez que estuvo detenida (que duró ocho días) comenzó a informar acerca de los edictos policiales y “lo que estaba sucediendo en las calles”, mediante el fanzine Resistencia

Y, también, a través de la música. Tocó en Sentimiento Incontrolable, Cadáveres de Niños, Cadáveres, She Devils y Barflies.

Ahora, en 2023, también es archivista y editora en Alcohol y Fotocopias.

“El aborto ilegal asesina mi libertad”

En 1997, las bandas She Devils —trío de punk rock que integraron Pilar Pila Zombie Arrese, Patricia Pietrafesa e Inés Laurencen— y Fun People  —banda de hardcore punk que integraron Carlos Nekro Rodríguez, Carlos Gori Loncharich, Darío Pelado López y Marcelo Chelo Vida— lanzaron un disco que se tituló El aborto legal asesina mi libertad. Pusieron en práctica todo lo que sabían del tema, que por experiencias personales les atravesó. “Fue como relógico: vamos a buscar info, vamos a poner la poca que tenemos sobre nuestras experiencias abortando”, dice Pietrafesa. La edición física tenía una tapa que contenía información sobre el aborto y estaba diseñada para que el público la fotocopiara, hicieran flyers y lo pegaran por la calle.

“Nosotros pensábamos que era un disco más, no pensábamos: ‘Che, nadie habló de esto’. Nos sorprendimos cuando presentamos el disco y se armó tremendo escándalo, fue muchísima gente a la presentación: había personas que estaban en contra, sacó mucho debate”, recuerda.

La presentación fue en Cemento, el mítico boliche bonaerense por el que pasaron muchas de las bandas que hoy son parte de la historia de la música argentina.

Entonces, una vez más, Pietrafesa estaba involucrada en un proyecto colectivo, que daba información, que contaba lo que no salía en los principales medios de comunicación.

Patricia Pietrafesa. Foto: Montecruz fotos

Patricia Pietrafesa. Foto: Montecruz fotos

“Siempre me alegró mucho que, al pasar los años, me fui encontrando con personas que son regrosas de pensamiento, activistas, etcétera, que me siguen diciendo: ‘Ingresé a este tema [el aborto] por medio del disco cuando tenía 15 años’”, menciona.

La historia con Montevideo

A Montevideo llegó por primera vez en 1992, cuando tocó con una de las bandas que integró, Cadáveres. Desde ahí, su vínculo con la capital uruguaya se fortaleció. Hizo amistades musicales con la banda Pirexia, con Andy Adler, con las Brainers. Por eso, hasta hace dos años atrás en su bajo tenía un sticker de la cerveza Patricia.

“Mis amigos de Montevideo me traían los stickers de Patricia, desde la primera vez que fui. Primero, traía las etiquetas, que las tenía desde los 90. Después los stickers de las heladeras”, cuenta. 

Y, a pesar de que ese sticker ya no está cada vez que toca, protesta y hace bailar, el vínculo con Uruguay se mantiene, siempre desde lo colectivo.

Por Valentina Temesio