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Música
Tonight

Phoenix: crónica de una primera presentación en Montevideo llena de entrega multigénero

La banda francesa apareció por primera vez en Montevideo, presentándose en La Trastienda con su disco "Alpha Zulu" el pasado 13 de marzo.

14.03.2024 13:53

Lectura: 5'

2024-03-14T13:53:00-03:00
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Por Federica Bordaberry

Un, deux, trois. Así cuenta Thomas Mars (Versalles, 1976). Cuenta en francés: lo dice en francés, lo comunica en francés, da el pie en francés. Aunque cantará en inglés. 

Enseguida empieza a sonar “Lasso”, quizá una de las canciones más conocida de la banda francesa, a la que se asocia frecuentemente a otros como el dúo Air o a Daft Punk. Esto, por una cuestión de contexto, de historia, de necesidad de poner en una corriente musical a un conjunto de bandas disruptivas que aparecieron en los 90 en Francia.

Y, aunque todas tienen algún vínculo, lo que suena en Phoenix es solo de ellos: un camino entre el pop, el rock, lo electrónico, lo indie, lo new wave.

Where would you go?
Not long ago, I've been thinking out loud
Why so suddenly? D-d-don't you know?
Don't do it, what you do, oh, what you do to me

Eso canta Mars, que es la primera estrofa de “Lasso”, la primera vez que se presenta en Montevideo, el pasado 13 de marzo en La Trastienda. Lo acompaña la banda de siempre, esos otros tres músicos que lo siguen desde que es niño y de los que nunca se separó: Deck d’Arcy (bajo, teclas, voz), Christian Mazzalai (guitarra, voz) y Laurent Brancowitz (guitarra, teclas, voz). Pero también se encuentra, en el fondo, Thomas Hedlund que, desde el 2005, ha sido el baterista fijo de la banda.

Foto: Javier Noceti

Foto: Javier Noceti

En algún momento del show, de forma bastante silenciosa, serán seis en vez de cinco. Robin Coudert, acompañante en percusión, aparecerá pasada la mitad del show como también aparecerán otros elementos inesperados.

Inesperados, quizá, para un público que ve por primera vez a Phoenix en su ciudad natal.

Foto: Javier Noceti

Foto: Javier Noceti

Pero el concierto no comenzó con “Lasso”, aunque podría haberlo hecho. El escenario aún vacío, con las luces tenues, dio entrada a la música clásica. Una mujer, en la primera fila, abrió Shazam y se consternó cuando la aplicación le mostró que en realidad estaba escuchando a Mozart.

Foto: Javier Noceti

Foto: Javier Noceti

De pronto, esto: entran los músicos y retoman el sonido, prácticamente sin saludar, tocando “Lisztomania”, otro de los singles más conocidos del disco Wolfgang Amadeus Phoenix (2009). Llegan los gritos, los saltos, las manos alzadas. Y llega Thomas Mars a apoyarse de espaldas sobre el público, sin demorarse, cumpliendo con la expectativa, sabiendo que lo esperan.

Foto: Javier Noceti

Foto: Javier Noceti

Ese disco, que no solo fue el que abrió el show, sino que el que lo cerró, y del que hubo más canciones tocadas del repertorio de 20 previstas, es la clave de todo. Es el mediocampista inevitable.

Es el que los llevó a ser artistas de reconocimiento internacional. Un Grammy por música alternativa, lugares en festivales como Coachella, Primavera Sound. Puestos en los charts franceses, pero también en Billboard. Fue el despegue.

Foto: Javier Noceti

Foto: Javier Noceti

Pero también fue el primer disco que produjo Phillipe Zdar, músico y productor conocido por ser parte del dúo de Cassius. Él fue, y en cierto sentido sigue siendo, el productor de la música de Phoenix hasta 2019, cuando falleció.

Parte de su espíritu, de su presencia, y del luto de la banda, fue lo que formó el sonido de Alpha Zulu (2022), el último disco de Phoenix. Un disco que fue grabado en el Louvre durante pandemia y que dio nombre a la gira que, en definitiva, logró que llegaran a Uruguay.

Foto: Javier Noceti

Foto: Javier Noceti

El escenario:

Cinco músicos (en algún momento seis) vestidos como se visten los franceses (elegancia, simpleza, también rock). Una barra de luces en el piso que pasó por el arcoiris que acompaña el logo de Phoenix, que pasó por iluminación completamente roja, por focos estroboscópicos, por colores blancos y por apagones repentinos. Una batería de madera. Una figura disfrazada con una máscara de Venecia, al estilo Eyes Wide Shut de Kubrick. Un guitarrista del lado derecho del escenario saltando y haciendo solos, como si tuviera veinte años. De a ratos, Mars tomando del cuello y acercando su rostro con alguno de sus amigos de infancia.

Foto: Javier Noceti

Foto: Javier Noceti

Entonces, fueron primero “Lisztomania”, “Entertainment” del disco Bankrupt! (2013), “Lasso”, “Too Young” del disco United (2000). Cuatro canciones antes de que apareciera “Alpha Zulu”, la que abre su último disco. Y, de un repertorio programado de veinte, solo cinco pertenecieron al disco.

Foto: Javier Noceti

Foto: Javier Noceti

Posiblemente, uno de los tantos actos de generosidad de Phoenix con el público uruguayo. Dejar de lado la promoción del disco, que de todas formas estuvo presente, y armar un show de trayectoria.

Pero la entrega estuvo en varios puntos. En la prolijidad del sonido. En la energía sobre el escenario. En la complicidad de los músicos para quienes los escuchan. En la invitación a saltar, a bailar, a cantar. En Mars diciendo que los uruguayos han sido amorosos con él, en su intento de recitar algunas palabras en español.

Foto: Javier Noceti

Foto: Javier Noceti

En la incorporación de Ti Amo (2017) al repertorio, que contiene ritmos latinos y de italo disco. En amagar a irse dos veces y, las dos veces, volver con un puñado de canciones. En recibir con los brazos abiertos el “olé, olé, olé” de los uruguayos. En Mars metiéndose entre el público y permitiendo que lo levanten, entre todos, a riesgo de caer.

En éste recibiendo, desde la altura, un vaso de cerveza y alzándolo en el aire. Brindando. Saludando. Agradeciendo.

Foto: Javier Noceti

Foto: Javier Noceti

Foto: Javier Noceti

Foto: Javier Noceti

Foto: Javier Noceti

Foto: Javier Noceti

Foto: Javier Noceti

Foto: Javier Noceti

Foto: Javier Noceti

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Por Federica Bordaberry