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Contenido creado por Manuel Serra
Historias
Gone but never forgotten

Rambo Stevens y John Lydon: una amistad eterna contada desde una parrillada uruguaya

Hace un mes, nos dejó el legendario manager, guardaespaldas, y, sobre todo, mejor amigo del rey del punk. Qué nos dejó su paso por Uruguay.

09.01.2024 15:05

Lectura: 6'

2024-01-09T15:05:00-03:00
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Escribe Marco Moscardi | @marcomoscard1

Gracias a mi trabajo en la producción musical – se desempeña como colaborador de Gaucho, así como emprendedor independiente –, he tenido la inmensa fortuna de conocer a varios artistas increíbles, algunos de mis ídolos y varios de esos que nunca pensé que podría conocer. No tengo fotos, lo considero casi como una traición a la intimidad que compartimos. En estas líneas, no tengo la intención de revelar detalles personales, sino más bien compartir algunas anécdotas arbitrarias y experiencias inspiradoras que estas personas me han brindado a lo largo de los años.

La música es muy mágica y no recuerdo un show donde no hubiese un enrabado de relaciones de amistad incondicional que son el alma de la cosa. Damon Albarn y Smoggy, Vicentico y Flavio Cianciarulo o Iggy Pop y su manager Henry.

Esta es una historia de amistad, lealtad y admiración. Hace un tiempo, leí una frase atribuida a Aristóteles que decía: "La amistad es un alma que habita en dos cuerpos; un corazón que habita en dos almas, amor mutuo y la virtud compartida". Esta definición encaja perfectamente con la relación entre John Lydon y John Rambo Stevens.

Corría el año 1977 en el Reino Unido, y se celebraba el Jubileo de Plata de la Reina Isabel II, conmemorando el 25º aniversario de su ascenso al trono. Mientras todo el país se sumía en celebraciones y desfiles, los Sex Pistols lanzaron "God Save the Queen", una canción que muchos interpretaron como un desafío a la monarquía. Como si esto no fuera suficiente, organizaron un paseo en barco por el Támesis el 7 de junio de 1977, donde tocaron "Anarchy in the UK" frente al Parlamento. El resultado fue predecible: un gran despliegue policial y todos arrestados.

Esa fiesta reunió a punks, cineastas y periodistas, pero el único que no estaba y se moría por estar estar allí era John Rambo Stevens. El problema era que, en ese momento, Rambo, quien fuera el mejor amigo, guardaespaldas personal y manager de John Lydon, estaba trabajando como escolta de la Reina Isabel. ¡Imaginen si se enteraban!

Rambo me contó esta anécdota en la puerta de la parrillada La Otra, mientras Lydon me "obligaba" a fumar un Marlboro con él. Acto seguido, ambos se pusieron de pie y comenzaron a cantar canciones del Arsenal (ambos eran fanáticos del equipo). Rambo me mostró las cicatrices en su rostro causadas por su lealtad con el Arsenal y por proteger a su mejor amigo desde los 15 años. Las anécdotas no pararon durante toda la noche.

Conocí a esta extraordinaria dupla en 2016, cuando PIL (Public Image Ltd, la banda de John Lydon post-Pistols) vino a tocar a La Trastienda. Normalmente, los artistas llegan poco tiempo antes del espectáculo, pero estos dos amigos llegaron solos varios días antes. La única condición para su hospedaje era que las habitaciones de Lydon y Rambo estuvieran conectadas, ya que eran inseparables.

Hasta hace poco, tenía el número de teléfono de Rambo. Un día antes del concierto, me llamaron para decirme que querían ir a cenar a un lugar lindo pero no demasiado elegante, ya que eran personas de clase trabajadora a las que les gustaba vestirse bien para salir a cenar. Los llevé, precisamente, a la parrillada La Otra, donde nos prepararon una fiesta. Durante la cena, Lydon compartió cómo había hecho un anuncio de manteca para conseguir la plata para juntar la banda. Para él, los sellos discográficos no importaban, lo que le importaba era reunir a sus amigos. Rambo y John hicieron chistes con ese comercial toda la noche.

El día del concierto, nunca se separaron, se gastaban todo el tiempo, se tiraban algún dardo y, al mismo tiempo, Rambo se aseguraba de que todo estuviera en orden. Estar con John Lydon es un viaje: nunca en tu vida pensás que vas a pasarte unos días con un personaje tal, con el tipo es que viste en televisión, y también que descubrís que es una persona increíble, muy graciosa y llena de ironía. Rambo no se le separaba, nunca.

Este concierto tenía algo especial. Rambo ocupaba un lugar casi en el escenario, con dos monitores para escuchar y ver a John. Era increíble, ¡estaba en el escenario! Su papel era dar seguridad física y emocional, asegurándose de que su amigo estuviera bien. Rambo formaba parte del espectáculo. El show fue sublime.

PIL era alucinante. Durante mucho tiempo, fue la única foto que tuve con un artista, y obviamente era de John y Rambo juntos. Se me perdió en algún cambio de celular, ahora que todo está ahí y todo es efímero a la vez.

Cuando regresamos al hotel, me pidieron que los ayudara a conectarse a Internet, ya que ninguno de los dos sabía cómo hacerlo con el iPad de John. Lydon me advirtió que vería dos tipos de habitaciones: una caótica y otra impecable. Entramos, y la ropa de Rambo estaba por todo el cuarto y había un par valijas abiertas en el piso, mientras que la habitación de Lydon estaba perfectamente ordenada.

Mientras yo conectaba el iPad, Rambo trajo varios paquetes de ropa envueltos en papel blanco. Abrió uno y me mostró la etiqueta del saco, que decía "Rambo", cosida a mano. Luego, me mostró otras más pilchas con la misma inscripción. "Es el mismo sastre que vistió a Elvis", me dijo, canchereando.

Mis últimos minutos con ellos transcurrieron desde el hotel hasta el aeropuerto, a eso de las 5 de la mañana. Ambos estaban vestidos de manera impecable, y a John le quedaba pintado el collar amuleto que una fan le había regalado. En un momento, cuando hablábamos del show, John dijo: "Me preocupo mucho y soy muy crítico conmigo mismo, y Rambo me ayuda un montón".

El 11 de diciembre, Rambo Stevens dejó este mundo para convertirse en una leyenda. Fue el propio Lydon quien lo anunció: "Ningún minuto de silencio será suficiente; necesitamos el homenaje más estruendoso en respeto a un hombre que nos hizo a todos mejores".

Rambo Stevens, un amigo, un guardián, un confidente y una parte esencial de la historia de la música, se ha ido, pero su legado y su amistad perdurarán para siempre.