Llevar la complejidad matemática al ámbito más terrenal. Traducir su naturaleza inabarcable y volverla seductora para quien quiera conocerla. Develar su omnipresencia en la vida cotidiana y dar cuenta de ello. Porque se trata de una red de cálculos invisibles que sostienen a nuestra sociedad.

Roberto Markarian es matemático y profesor de la Facultad de Ingeniería (IMERL, Udelar). Entre sus distinciones figuran el título de doctor honoris causa de dicha Facultad, el reconocimiento como investigador emérito del Pedeciba y del Sistema Nacional de Investigadores, y su condición de miembro emérito de la Academia Nacional de Ciencias del Uruguay (Anciu). A través de una serie de ensayos, el autor revela cómo la matemática no se trata solo de números y fórmulas. 

Porque el verdadero eje de la obra no es la matemática en sí, sino esta como herramienta humana. El uso que le damos en nuestro día a día. Con rigor y un lenguaje llano, la obra busca acercar la matemática a la cultura general, mostrando su impacto y su innegable conexión con nuestra forma de pensar y de vivir en este mundo.

Foto: Javier Noceti

¿Qué libro de otro autor/a te afectó de tal manera que te gustaría generar ese mismo efecto en tus lectores?

Depende de la época de mi vida, soy veterano. Cuando tenía 20 años, Un héroe de nuestro tiempo (1840), de Mijaíl Lérmontov. A los 30, El recurso del método (1974), de Alejo Carpentier. A los 40, Los Buddenbrook (1901), de Thomas Mann. A los 50, ¿Qué son las matemáticas? (1941), de R. Courant y H. Robbins.  A los 60, Lenin (1924), de Gyorgy Lukács. 

Top 3 de libros que más regalaste/ recomendaste.

Un héroe de nuestro tiempo, de Mijaíl Lérmontov, Relato de un náufrago (1955), de Gabriel García Márquez y el mío, La dimensión humana de la matemática (2025).

Si pudieras coescribir un libro con cualquier autor/a, vivo o muerto, ¿con quién sería y por qué?

Richard Courant, alemán-polaco, y Andréi Kolmogórov, ruso-soviético. Ambos matemáticos, muy preocupados por la estructura y la enseñanza de la disciplina.

¿Qué cosas nunca pueden estar separadas?

La falta de temporalidad de la pregunta me dificulta contestarla. Responder "el cuerpo y el alma" es excesivamente trivial, aunque se van separando con el paso de los años.

Si estuvieras en la Biblioteca Nacional de Uruguay y te pudieras robar un libro sin que nadie lo supiera, ¿cuál sería?

Sería incapaz de robar un libro de la Biblioteca Nacional, es demasiado importante para el acervo cultural de la nación. Lo hice en alguna otra.

Foto: Javier Noceti

Contanos qué estás leyendo ahora.

Leo sistemáticamente dos semanarios. Terminé de leer más o menos en simultáneo: Todo rojo (2024), de Hugo Rodríguez Almada, Ningún Max (2004), de Antonio Larreta y La flor de lis (1988), de Elena Poniatowska. Ahora leo: Anarquismo en el novecientos rioplatense (2017), de Leandro Delgado y Ten Short Stories (2000) de Roald Dahl, para practicar el inglés.

¿En qué te gustaría reencarnar?

Solo imagino utopías más posibles.

El primer verso que te viene a la mente.

“A galopar, a galopar, hasta enterrarlos en el mar”, de Rafael Alberti.

¿Qué libro prestaste de tu biblioteca y hasta el día de hoy no fue devuelto? ¿Y al revés?

Una biografía novelada de Calouste Gulbenkian (creo que de Ralph Hewins). ¡Ojalá quien lea esto y se lo haya quedado, me lo devuelva!

No devolví, entre otros, Le Royaume Arménien de Cilicie (1993), de Claude Mutafian.

Como lector, ¿qué te gusta encontrar en un cuento?

Una trama convincente y brevedad. Nacido para vivir feliz, obligado a pasarla mal muchas veces.

¿Qué libro nunca te aburrís de releer?

Leí pocos libros varias veces. Recuerdo Eugenia Grandet (1833) de Honoré de Balzac, muchos trozos de la Ilíada, el Quijote y Ulises (1920), de James Joyce. Logré leerlo con placer, completo, hace pocos meses. Consulto reiteradamente, por razones variadas, trozos de Historia social de la ciencia (1973), de John Bernal e Historia social de la literatura y el arte (1951), de Arnold Hauser. 

¿Por qué La dimensión humana de la matemática?

Creo que los científicos debemos tratar de divulgar las cosas que estudiamos o investigamos con ahínco, con un enfoque historicista y comprometido.

¿Cuánto tiempo te llevó escribir este libro, desde la concepción de la idea hasta la publicación final?

Es una reedición ampliada, distingo las dos etapas: la primera edición, un año y medio. La ampliación, un año. 

Foto: Javier Noceti

¿En qué momento te sentiste más vivo?

No entiendo la pregunta, vivo me siento siempre. Si se trata de entusiasta o algo parecido, cuando volví a estudiar matemática al salir de prisión. Me sentía joven, y floreció.

¿Por qué esa dedicatoria?

José Luis Massera fue, entre varios, mi gran maestro en la ciencia. En la política, en el rigor intelectual. También de varias generaciones de matemáticos latinoamericanos, como lo digo explícitamente.

Si tuvieras que describir tu libro en una sola frase, ¿cómo la formularías?

Es sobre la matemática, no de matemática. Sin captar todas las ideas que quiero transmitir, más de la mitad se puede leer sin saber mucha matemática. 

¿Cuál es la reacción más inesperada qué recibiste con este libro?

Que hay demasiada gente que “descubre” que la matemática es muy útil, y que existimos quienes nos entusiasmamos con ella y vivimos como gente más o menos normal.

Si de la noche a la mañana pudieras hablar de manera fluida cualquier idioma, ¿cuál sería y a qué lugar viajarías para probarlo?

Soy muy malo para los idiomas. Ahora querría hablar chino mandarín, y volvería a viajar al país donde más se habla.

Contanos sobre una lectura que haya tenido un impacto significativo en tu vida. ¿Qué libro fue y por qué fue tan importante para vos?

Dialéctica de la naturaleza (1925), de Friedrich Engels. Su capítulo “El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre” me ayudó a abrir las puertas para ver el mundo evolucionando con ojos críticos. A apreciar cómo con pocos datos se puede llegar a conclusiones a veces equivocadas, pero con métodos que son aplicables de manera enriquecedora, a ámbitos muy variados.

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Fragmento de La dimensión humana de la matemática 

Capítulo 5 “La matemática del caos y otros caos”

Creo que no es exagerado decir que, entre las palabras de uso científico no vinculadas con la medicina, caos es hoy una de las que más atrae el interés de diversos tipos de gente. Sea porque se la vincula con aquel dios primigenio de la mitología griega (citado en la Teogonía de Hesíodo), luego asumido por la elaboración judeo-cristiana como la confusión inicial de los elementos del universo (recordar la referencia bíblica a la creación, en el libro del Génesis); sea porque parece extraño que científicos serios estudiemos el desorden cuando nuestra notoria obligación es descubrir y enseñar leyes (lo ordenado); sea porque para muchos el mundo anda cada vez más caótico. Por cualquiera de esas motivaciones, y muchas más, el tema interesa y se nos pregunta qué es lo que estudiamos y decimos saber. Este capítulo trata de esos fenómenos caóticos, tal como los físicos y los matemáticos los entendemos, y discute algunos de los intentos de generalizarlos a otras ramas del saber.

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