Mototaxi es su segundo libro de cuentos. Antes, Rodolfo Santullo publicó ocho libros de narrativa; Papel Manila, Luces de Neón, Cementerio Norte, Matufia y Los cazadores del rey, entre ellos. También tiene más de 35 novelas gráficas que circulan por América, Europa y China. Fue guionista de La teoría de los vidrios rotos. Y trabajó como periodista en distintos medios. Rodolfo Santullo escribe. Nació en Ciudad de México, pero vive en Montevideo desde, casi, siempre.

¿Cuándo empezaste a escribir?

Cuando era niño había una máquina de escribir en casa y, alrededor de los nueve años, empecé a escribir cuentos. Después en la escuela, en quinto año, hubo un concurso de cuentos y participé. Desde ahí, más o menos, no he parado.

¿Te acordás de cuál fue el primer libro que te marcó?

Difícil, pero si tengo que elegir uno sería Sandokán de Emilio Salgari.

¿Dejar de leer o dejar de escribir? ¿Por qué?

Dejar de leer, imposible. De escribir, podría llegar a ocurrir si algún día veo que me estoy repitiendo o quedando sin historias para contar, pero espero que nunca pase.

¿Qué estás leyendo ahora?

Estoy terminando de leer completa Alvar Mayor, una historieta imprescindible de Carlos Trillo y Enrique Breccia, reeditada en tres hermosos tomos en Argentina por Loco Rabia hace muy poco. También me traje de España una recopilación de todas las novelas de Fafhrd y el Ratonero Gris de Fritz Leiber, que vengo avanzando lento con eso también.

Foto: Javier Noceti

¿Cuáles son tus escritores uruguayos favoritos? ¿Identificás influencias? ¿Cuáles? ¿Alguno que te guste recomendar?

Favoritos, unos cuantos. Henry Trujillo primero que nada, a quien me gustaría creer también como influencia, pero yo no soy quién para decirlo. Me gustan mucho también Mario Arregui, Mercedes Estramil, Lalo Barrubia, Horacio Cavallo, Pedro Peña, Rafa Massa, Manuel Soriano (que no es uruguayo, pero lo tenemos adoptado ya), Mercedes Rosende, José Arenas, en fin, la lista es interminable y me estoy dejando afuera muchos.

¿Sos de releer? ¿A qué libro solés volver?

Ahora no mucho, antes capaz que sí. Hay un libro que leí muchísimas veces que es Sombras de la sombra, del mexicano Paco Ignacio Taibo II, y no hace mucho volví a releerlo. Tengo un enamoramiento especial con esa novela.

Recomendanos un libro, un disco y una película para este fin de semana.

La última novela que terminé: Joyride de Jack Ketchum; disco: Serial del Peyote Asesino; y película Qué bello es vivir de Frank Capra.

Contanos sobre esa vez que un lector te reconoció en la vía pública.

Una vez en el puesto de quesos de la feria me saludaron por Matufia.

Tu autobiografía en una frase.

Hice lo mejor que pude y me divertí bastante en el camino.

Tenés que convivir un mes con una autora o un autor: ¿a quién elegís?

Pedro Peña, una de las mejores personas que conozco.

Un lugar para volver.

San Francisco, en Maldonado.

El primer verso que te viene a la mente.

Aquí me pongo a cantar                   

al compás de la vigüela,                   

que el hombre que lo desvela                       

una pena estraordinaria,                   

como la ave solitaria  

con el cantar se consuela.

Y es probablemente el único que me sé, junto al arranque de la Ilíada.

¿Para qué literatura en el tiempo del desamparo?

Porque leer nos libra del desamparo, siempre.

Lo último que comiste va a ser el menú para toda tu vida, ¿qué es?

Mate y galletas de campaña.

Tu idea de felicidad y tu idea de miseria.

Felicidad es vivir día a día con mi familia y amigos. Miseria es no tener lo anterior.

Sobre Mototaxi

¿Hay algún inocente a bordo de ese barco que navega por el Paraná? ¿Quién es el alemán? Hasta la última línea del relato “Fuego en el río” el lector apenas tendrá tiempo de hacer estas y otras preguntas mientras contiene el aliento. Un arco tensado con una flecha que da en el centro.

Un mago asesinado a puñaladas en una carpa de trapisonderos y lanzadores de cuchillos de gira por pueblitos olvidados del interior. Todos sospechan de todos y “Abra Kadabra” enseña que quizás la verdad no siempre trae luz.

Un incidente banal en la madrugada y las consecuencias en “Música a medianoche”.

O ese viaje sin retorno a esa especie de Sodoma de la Triple Frontera, donde llevar un inocente paquete es el boleto al infierno en “Mototaxi”.

Estas son las piezas magistrales e intensas del mejor noir que componen este nuevo libro de Rodolfo Santullo. Una joya narrativa que quedará por mucho tiempo resonando en el lector.

Por Renzo Rossello