Primero sonó la armónica, un soplido suelto que se elevó por sobre las conversaciones entremezcladas de las personas que esperaban al músico y les avisó que se torcieran a verlo. Eran varias mesas dispersas dentro de un bar de madera que mira al mar en la costa de Maldonado. Segundo sonó la guitarra, que repitió el punteo varias veces y le dio entrada a la voz de Santiago Moraes. Y avanzó hasta cantar: “Soy del río”. El azul, el marrón, el verde, el gris, el grande, como dice su canción que funciona como eufemismo para referirse al Río de la Plata, el que divide —o une— a Argentina y Uruguay, y le devuelve la identidad a Moraes. 

—“Soy del río” habla de eso, justamente, de que no me siento de ninguno de los dos lugares. —Desde que en 2020 lanzó el sencillo junto con su banda Transeúntes, pasaron dos años, una gira veraniega por Uruguay que le hizo quedarse más de lo previsto y un disco nuevo que grabó entre los dos países y se llama Hogar