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Contenido creado por Sofia Durand
Música
Tantas cosas buenas

Santiago Motorizado: “Siempre estuvimos convencidos del camino que queríamos tomar”

El líder de Él Mató a un Policía Motorizado charla sobre el próximo show de la banda en el Auditorio del Sodre este 7 de junio.

02.06.2025 15:56

Lectura: 11'

2025-06-02T15:56:00-03:00
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Caballeros, galaxias y misiones: Él Mató a un Policía Motorizado ha estado más de 20 años construyendo un universo para una base de fanáticos que no ha hecho más que crecer y extenderse a lo largo de la región. 

Hay una raíz cinematográfica que nace desde la pasión cinéfila de Santiago Motorizado, quien recuerda con anhelo las veces que se recorría la ciudad en busca de VHS. Con espíritu barrial, la banda revolucionó el indie hasta convertirse en uno de los grandes nombres del género en español. Desde colaborar con Talking Heads hasta ser una referencia en el mundo de los memes del estilo "nombre de banda indie".

"Desde el primer día nos interesó tratar de buscar cosas nuevas todo el tiempo. Nos motiva, nos divierte y es lo que nutre un poco la vida de Él Mató", dice Santiago Motorizado en entrevista con LatidoBEAT

El 7 de junio se presentan en el Auditorio del Sodre. El show debería haberse realizado en 2020, pero la pandemia no lo permitió. Las entradas se pueden adquirir aquí

Cortesía de la producción

Cortesía de la producción

Este recital, en realidad, iba a realizarse en 2020 y fue cancelado por la pandemia. ¿Por qué saldar la deuda? 

La verdad es que aquella vez que nos invitaron yo no conocía el Sodre. Al principio dudé, porque solemos elegir lugares donde el público pueda bailar y saltar. Pero vi fotos del Sodre y me pareció tan espectacular que no me importó. El rock en teatros también tiene lo suyo.

¿Cómo adaptan el show para un teatro? 

La verdad es que no lo cambiamos mucho, no es que hacemos un show para teatro y otro para salas con gente de pie. Por más que el clima y la dinámica cambien, creo que cualquier tipo de show se puede disfrutar de las dos maneras. Incluso los shows que hacemos en lugares grandes tienen esas dos experiencias: tienen el campo y las plateas.

Hay una cosa histórica del rock en teatros, de una época cuando el rock no era tan masivo. Pienso en Buenos Aires, donde hubo muchos recitales históricos en teatros y se vive una cosa especial. En México hemos tocado mucho en el teatro Metropolitan, que es con butacas, y la verdad es que se genera un clima que está bueno. Esa cosa de la butaca, sobre todo para los shows de Él Mató que son muy festivos, da una estructura que el público quiere romper. El show invita a romper con esa estructura y se genera una pequeña chispa.

Has colaborado con varios artistas emergentes, entre ellos la banda uruguaya Niña Lobo. ¿Por qué es importante para vos apoyar a este tipo de artistas?

Me gusta hacer cosas con los artistas que me gustan. No estoy pensando mucho en lo otro. Siempre hay una simpatía especial cuando veo que es un artista nuevo, que está dando sus primeros pasos. Obviamente está toda la expectativa por delante, toda esa energía de los comienzos. Eso genera algo especial. Cuando me invitan a cantar, yo canto porque me gusta el artista, sea del lugar de donde sea y tenga la trayectoria que tenga.

Hay veces que confío mucho en el otro artista, que ve que mi voz puede servir para lo que está pasando y vivo esa experiencia. Tuve la suerte de cantar con un montón de gente de diferentes lugares, trayectorias y masividades, y todas fueron espectaculares. Son artistas que admiro mucho, como Niña Lobo, y estoy agradecido de poder compartir un momento con ellas.

Fuiste el encargado del nuevo soundtrack de Okupas (2000) y ahora también estás presente con tu música en El Eternauta (2025), ambos proyectos de Bruno Stagnaro ¿Cómo es el vínculo profesional y personal entre ustedes? 

Soy muy fan de Okupas desde la primera vez que la vi en el año 2000, por la televisión pública. Me enloqueció, me parecía que lo que estaba viendo era un antes y un después en la historia del cine y televisión argentina. En esa época no había YouTube ni nada, y la repitieron pocas veces, tuvo unas repeticiones en América, después en Canal 9. Y en una de esas repeticiones me desperté un poco y lo grabé en VHS. Esos VHS creo que los vi unas treinta o cuarenta veces. Y cuando Bruno me convocó, me emocionó mucho conocerlo, encontrarme con él, darme cuenta de que él veía en mis canciones algo que encajaba con su universo. Eso fue un honor y una emoción muy grande. Ahí empezamos a trabajar juntos en lo que fue la banda sonora de esa revisión, hubo que cambiarle la música y, para mí, fue de la cosas que más le agradezco a la vida en esta aventura con la música.

Ahora salió El Eternauta y me convocó para usar una canción de Él Mató en el final de un capítulo. Para mí fue espectacular, con todo lo que significa El Eternauta, que soy fan. Cuando me enteré de la noticia que se juntaban El Eternauta y Bruno Stagnaro fue como esos milagros que suceden muy pocas veces. La serie me emocionó mucho, me parece una genialidad como todo lo que hace él.  

Cortesía de la producción

Cortesía de la producción

Sos un amante del cine, incluso has hecho ciclos en La Plata. ¿Cómo se ha visto potenciada tu música por la influencia del cine?  

Hay una fuente de inspiración infinita ahí, algo que me marcó mucho de chico. En mi casa no sobraba nada, era una casa de trabajadores, clase media tirando para abajo. Pero un día, mi papá se ganó en la oficina una videocasetera, en una época en la que nadie tenía en el barrio; era un aparato muy moderno y caro. Y a partir de ahí cambió mucho la dinámica del hogar y sobre todo esa educación artística que tiene que ver con el cine. Había que irse de aventura al centro de la ciudad —nosotros vivíamos en la periferia— a buscar películas por su portada, por la pequeña sinopsis que venía detrás de la caja de VHS. Era una búsqueda del tesoro. Toda esa potencia que hay alrededor de ir en búsqueda de algo forma parte de las cosas que ahora se van perdiendo, porque está todo a la mano. Volver a tu casa y mirar esa película, educarte con un montón de cosas raras que quizá la vimos una sola vez y nunca más, porque llegaba mucha cosa rara al videoclub. Por ahí, con el estreno del momento o con algo que sí tenía valor especial, la distribuidora te colaba un montón de cosas raras. Y eso es parte de un imaginario que lo usé mucho en la historia de Él Mató.

Tengo muy presente el recuerdo de las chicas que aparecieron en la portada de La síntesis O'konor (2017), que me remitió mucho a ese cine de ciencia ficción mezclado con estética medieval, como Conan el bárbaro (1982), que tenía un poco más de producción porque estaba Schwarzenegger. Pero había un montón de cosas alrededor que eran mucho de la clase B y el bajo presupuesto, había mucho de la intención, pero pocos recursos. Hoy en día, hay tanta facilidad con los efectos especiales que cualquier historia ya llega a un lugar de superproducción. En aquellos momentos, con la precariedad con la que se hacían las películas, había una estética tan especial que traté de retomarla un poco. Frases que pueden llegar a decir, por ejemplo, el nombre de la banda es la frase de una película. El cine es una fuente de inspiración infinita para todo y para nosotros particularmente.  

Él mató a un policía motorizado (2004), el primer disco de la banda, cumplió 20 años recientemente. ¿Cómo ha evolucionado el sonido de la banda en todo este tiempo?

Cambió mucho. Desde el primer día nos interesó tratar de buscar cosas nuevas todo el tiempo, nos motiva, nos divierte y es lo que nutre un poco la vida de Él Mató. A su vez, el año pasado se cumplieron los 20 años e hicimos una celebración, volvimos a visitar esas canciones. Fue extraño, pero fue muy divertido, nos sorprendió la respuesta de la gente. Cuando tocamos esas canciones para presentarlas, el público no superaba las cincuenta personas, y de repente ahora, entre todos los shows que hicimos, vinieron más de doce mil personas, fue algo inesperado.  

Lo que siento, sobre todo al haber vivido ese momento de recordar y repasar esas canciones, es que hay algo en la esencia que se mantiene. Hay ciertos patrones estéticos y de forma que son innegociables. Los recursos fueron apareciendo y todo fue más fácil con el tiempo, eso sí cambió mucho, y nuestra inquietud por explorar cosas nuevas también, aunque siempre está activa. Me gusta toda la recorrida que hicimos.  

El éxito pone en riesgo la esencia, sobre todo cuando los comienzos fueron en la escena independiente.

Eso lo tenemos claro, me daría vergüenza, en el sentido más puro, salirme de mi esencia. Nunca hicimos cosas que nos dieran esa sensación de estar incómodos. A mí me gusta que Él Mató empezó a llegar a un público nuevo, pero siempre manteniendo su esencia. Yo entiendo que con La síntesis O'konor, al haber ido a un estudio como el Sonic Ranch, que es uno de los mejores del mundo, logramos un sonido más limpio y un poco más amigable para el oído. Eso ayudó mucho y lo tengo claro. Pero no creo que con eso haya cambiado la esencia de Él Mató. Haber ido a ese lugar también es parte de un sonido con el cual crecimos, no es que solamente escuchamos lo-fi toda nuestra vida. Entiendo que eso ayudó a llegar a lugares, pero siempre estuvimos convencidos del camino que queríamos tomar.

Lo único que empieza a aparecer en una parte de tu cabeza es decir “uy, ojalá que lo nuevo que saquemos tenga la misma repercusión que el anterior”. Siempre querés eso, es lo único que puede estar ahí flotando. Pero creo que, con Súper Terror (2023), fuimos a un lugar que fue extraño para nosotros, para la gente que nos seguía, para los que le gustó La Síntesis también, vieron que hubo un cambio de sonido. A nosotros nos gusta y si les gusta a los demás genial, y si no, no pasa nada. Siempre vamos a estar atrás de eso que es lo que nos motiva, porque si no, no lo hacemos. Muchas cosas nos dan fiaca, desde sacarnos fotos hasta dar entrevistas en la tele. El motor de todo es ser fieles a lo que nos gusta. Si no está eso, a esta altura y después de tantos años, no hacés nada.  

¿Cómo fue colaborar con Talking Heads en el álbum tributo de Stop Making Sense?

Estuvimos de gira por Estados Unidos, volvimos hace poco. Y en Nueva York fui a la disquería y vi que estaba el disco ahí, con Él Mató. Me emocionó mucho. Es un momento que nunca lo terminás de creer del todo, siempre pensás que le está pasando a otro. Después te lo cruzás de casualidad, lo ves con la perspectiva del tiempo y emociona. Fue una locura cuando nos invitaron, cuando lo empezamos a grabar también. Había que pasar la letra; sí o sí queríamos hacerla en castellano, pero tenían que aprobarla los Talking Heads. Cuando la mandamos y la aprobaron fue emocionante. A la productora le había encantado, pero cuando le gustó a la banda fue una cosa muy loca. Se cruzaron dos universos. Suponíamos que iba a estar medio que al final del disco porque éramos lo menos conocido de esa lista de artistas y los de la productora nos dijeron que les gustó tanto que la pusieron medio que al principio. Un montón de cosas virtuosas que llevamos en el corazón.