Cuando Simone era chica creía que su única pasión era el deporte. Recuerda que, más o menos, a los diez años comenzó a jugar al básquetbol. “No pensaba en ser cantante, yo era una deportista”, dice.

Sin embargo, su infancia estuvo rodeada de una familia “musical”. Sus padres escuchaban muchas canciones; su madre era profesora de piano y de guitarra. Cuando ella terminaba de dar clases, Simone intentaba tocar, pero era zurda y se le hacía difícil, todo le quedaba “al revés”.

Hasta los 17 años, su vida había transitado, sobre todo, por el deporte: “Me hizo de maravilla, me dio el colectivo, la disciplina, la convivencia con otras personas”. Pero, un día, cuando escuchó cantar a Milton Nascimento en un teatro de San Pablo, le “cayó la ficha”.

El tiempo pasó y Simone se convirtió en una de las voces más reconocidas de su país, también de América Latina. El 16 de noviembre, la artista recibirá un Grammy Latino a la excelencia. Dice que es la misma que empezó en 1973, pero con “una experiencia más grande”.

“Soy muy feliz con lo que yo hago, tengo mucha suerte de hacer las cosas que me gustan. Creo que eso un factor muy importante; tengo las mismas ganas que tenía cuando era más joven”, expresa. 

En el marco de To Voltando, la artista celebra sus 50 años de carrera. Así, llegará a Montevideo el 8 de agosto, para compartir junto con su público “un viaje musical”.

Hablás en español y, además, tenés un disco en esta lengua. ¿Cuál es tu vínculo con este idioma? 

La música. Desde niña que escucho cantantes en español. A mi madre y a mi padre también les gustaban, pero yo no entendía. Más de grande me gané un disco de [Armando] Manzanero, que me encanta, soy una apasionada de él. Fue la persona que más me dejó con los pelos de punta.  

¿Cómo fue crear en español?  

Me gustó, porque como yo soy una persona romántica, y las canciones que grabé, en general, son canciones muy románticas. Obviamente que es una cosa más difícil para mí, pero yo intento.

Tu música tuvo un impacto fuerte en el mundo de habla hispana. ¿Cuál es tu relación con Uruguay?

La primera vez que estuve en Uruguay fue hace muchos años. Después estuve con Vinicius [de Moraes] y Toquinho una vez en un pueblo; también toqué en Punta del Este. Estuve dos veces de vacaciones ahí. Hace 10 años grabé una canción de [Jorge] Drexler; de Uruguay me gustan los vinos, la comida, el arte, los colores, la ciudad. Ahora voy a rever las cosas, no tengo mucho tiempo para caminar, pero quiero hacerlo.

La gira se llama To voltando, igual que uno de tus éxitos más grandes. ¿A dónde vuelve Simone? 

Todos vivimos una pandemia que fue una cosa horrible. Entonces, es volver al futuro, a la luz, a las personas. Vivimos también otro problema en Brasil, políticamente estábamos muy tristes con la condición del país. Salimos para cambiar, un cambio que se dio hace unos meses.

Este 2023 hubo cambios en Brasil.

Sí, fue muy duro. Antes teníamos a una persona [Jair Bolsonaro] que no era generoso, ni con la ciencia ni con la población. Nunca fue a ver a una familia, a una persona que estaba mal en el hospital.

En esa época de pandemia te dedicaste a subir muchos lives. ¿La música te ayudó? 

La música me salvó. Los lives fueron muy importantes, no solamente para mí, también para las personas que estaban acompañando, porque era un tipo de comunicación que yo tenía con los fans, con personas que estaban necesitadas de escuchar, de salir de aquel momento que era muy triste, y llevar algo bueno, de luz, algo feliz. Teníamos un encuentro marcado todos los domingos a las 17:00, durante un año.

¿Cómo fue volver a los escenarios? 

Maravilloso. Primero porque salimos de esta cosa horrible, teníamos todo cuidado, pero siempre había un abrazo. En 2022, grabé un nuevo trabajo, Da gente, y nos encerramos en el estudio durante 10 días. Después, salíamos al show; el primero fue en Recife, justo en la tierra de la mayoría de las personas que participaron del disco.

En Da gente participan muchas personas del noreste de Brasil. 

Sí, con la excepción de Zélia [Duncan], porque es carioca, y Tiago Torres, casi todos son nordestinos.

¿Buscaste que sea así? 

Sí, porque yo quería grabar un disco con nordestinos. Hace mucho tiempo que quería hacerlo, desde 2015. Me encanta este trabajo de los nordestinos, como nosotros demoramos mucho en grabar las canciones. Me gustó mucho ser producida por un nordestino, estar acompañada de ellos. Es un trabajo que me enorgullece mucho. Fue una cosa nueva, con tres músicos, sin teclados ni piano.

¿Cómo va a ser el show del 8 de agosto?

Es un pasaje por mi vida, desde el 73 hasta el 22. Cantaré unas 20 canciones que elegimos, porque los compositores las escribieron para mí. Yo grabé todas las canciones, excepto una; hay de todo un poco. Es un viaje por mi carrera. Es un viaje musical. 

¿Cómo fue revisitar tu obra? 

Al mirar atrás, yo tengo mucho orgullo de todo lo que grabé e hice. Para elegir las canciones para este show, partimos de la premisa de que fueran canciones hechas para mí, cantadas por primera vez por mí y también grabadas por mí por primera vez. Teníamos casi 70 canciones, lo más difícil es sacar una. Lo que queda afuera es mucho más doloroso, porque siempre alguien va a querer una que no está. Pero no es posible.