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Contenido creado por Agustina Lombardi
Cine
¿Dibujitos japoneses?

Suzume: un anime sobre conexiones humanas, tragedias y la pérdida de la memoria colectiva

Makoto Shinkai lanzó su última película, “Suzume”, una tensa historia fantástica de una pareja improbable en una carrera contra el tiempo.

18.04.2023 13:00

Lectura: 12'

2023-04-18T13:00:00-03:00
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Por Nicolás Medina
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La historia del anime japonés (llamado popularmente y con un dejo despectivo “dibujitos chinos”) se remonta a los albores del cine, en 1907, cuando Kitayama Koichi creó Katsudo Shashin, un cortometraje de tres segundos en el que un personaje escribía en una pizarra el título de la película, que se traducía literalmente como “imágenes en movimiento”. Diez años después, en 1917, surgieron varios cortometrajes experimentales que presentaban ciertos aspectos que serían importantes no solo para el anime, sino para el cine japonés en general.

Uno de los cortometrajes destacados de esa época fue Namakura Gatana, de Jun’ichi Kouchi, considerado uno de los padres del anime. En este corto de cuatro minutos se narra la historia de un samurái que compra una catana sin filo. El anime comenzó a incorporar elementos estrechamente relacionados con la cultura oriental. La filmografía nipona se enfocó en retratar y registrar su historia, su folclore, sus costumbres y su cultura, elementos fundamentales para la exposición y descubrimiento del cine oriental por parte de Occidente después de la Segunda Guerra Mundial. La globalización y la distribución de este tipo de cine se vio favorecida por su exotismo, que jugó un papel importante en la percepción occidental del cine japonés.

Namakura Gatana de Jun’ichi Kouchi (1917)

La popularidad del anime no llegó a su punto máximo hasta la llegada de Astro Boy a la televisión, en 1963, una obra de Osamu Tezuka, adaptada del cómic homónimo. Esta práctica de adaptar mangas (cómics japoneses) a anime se volvió cada vez más popular, y aunque la animación japonesa cuenta con una inmensa cantidad de autores centrados en la creación de obras originales, es innegable afirmar que las fronteras occidentales (y en especial latinoamericanas) que ha atravesado el anime se deben, precisamente, a la cantidad de series que comenzaron a captar la atención de jóvenes a partir de los años 90. Dragon Ball Z, Supercampeones, Los caballeros del Zodíaco y Sailor Moon fueron algunos de los títulos que abrieron las puertas de Occidente al anime. A principios de los 2000 surgieron otros títulos como Naruto, One Piece o Bleach, que hoy en día conviven y compiten con el increíble éxito de Demon Slayer: Kimetsu no Yaiba, Jujutsu Kaisen, My Hero Academia o Attack on Titan. Estas series han aprovechado el amplio alcance y la popularidad del anime para expandirse a nivel mundial, creando comunidades de fans en todo el mundo y generando una cultura global en torno a la animación japonesa. Su éxito ha demostrado el poder del anime como un medio de entretenimiento y ha llevado a su inclusión en plataformas de streaming como Netflix, Crunchyroll y Funimation, lo que ha hecho que el anime sea más accesible que nunca para los espectadores de todo el mundo.

Y mientras estas series de anime explotaban en las pantallas de televisión durante décadas ininterrumpidamente, algunos directores prefirieron centrar su obra en el cine. Cualquier conocedor de la materia debe haber visto, o al menos escuchado hablar de Hayao Miyazaki (Mi vecino Totoro, La princesa Mononoke, El viaje de Chihiro), Mamoru Oshii (Ghost in the Shell), Isao Takahata (La tumba de las luciérnagas, La princesa Kaguya) o Satoshi Kon (Perfect Blue, Paprika, Tokyo Godfathers), autores de obras con una calidad técnica, narrativa y de una complejidad conceptual y temática que refuta esa afirmación de los animes como “dibujitos” para niños.

En este marco aparece la obra del director Makoto Shinkai, que inició su carrera a finales de los años 90, trabajando en cortometrajes. No fue hasta 2004 que dirigió su primer largometraje. Entre 2004 y 2013 dirigió cuatro películas, en las que fue dejando migajas de los temas que le interesaba abordar, su estilo visual innovador y, sobre todo, el fuerte componente emocional que unía todas sus obras. Tras el estreno de El jardín de las palabras en 2013, el cineasta originario de Nagano desapareció hasta 2016, cuando presentó al mundo entero Kimi no Na Wa, también conocida como Your Name. Esta película marcó un antes y un después en la historia del anime a nivel mundial. Your Name se convirtió instantáneamente en la película de anime más taquillera, tanto en Japón como en el resto del mundo. Fue uno de los primeros títulos de anime en regresar a las salas de cine en Uruguay y Latinoamérica, principalmente con funciones limitadas, ya que los exhibidores no confiaban por completo en el alcance del anime en las salas de cine. La película no solo consolidó la marca autoral y los intereses de Shinkai, sino que también recuperó y combinó elementos de todas sus películas anteriores. Logró crear un guion y un lenguaje cinematográfico con un atractivo televisivo fácilmente digerible para todo tipo de público, pero con un tratamiento visual altamente superior al de las series televisivas. Pero, sobre todo, lo distintivo de la película es cómo logra combinar la historia de amor y la fantasía de una manera sorprendente y emocionante, hilando elementos que dejan ver la continuidad temática y emocional que ha caracterizado la obra del director.

Foto: cuadro de Your Name

Foto: cuadro de Your Name

En 2019, y luego del éxito meteórico de Kimi no Na Wa, llegó Tenki no Ko (El tiempo contigo). La película contaba con un guion que, nuevamente, permitía hacer conexiones temáticas entre las películas del maestro nipón. Sus personajes tienden a ser una dupla (chico-chica) que mantienen cierta distancia (puede ser la edad, el tiempo, el espacio físico), pero que están conectados de una manera que va más allá de esto. Estas conexiones tienden a interpretarse como intereses románticos, aunque no necesariamente lo son. Shinkai toma muchos elementos de lo que se conoce como shôjo, el anime y el manga que tiene como público objetivo mujeres adolescentes y que generalmente se toma como un equivalente a lo que sería el romance occidental, no obstante, trata sus relaciones de una manera que trasciende esto y se centra en cómo se relacionan personajes que se encuentran en etapas muy distintas de sus vidas. A su vez, siempre ha habido en su filmografía una importante presencia del clima, del medio ambiente y de cómo este impacta (a veces de manera literal) en las vidas de sus personajes. En Your Name, un meteorito que arrasaba con un pueblo establecía el conflicto de la película; en El tiempo contigo, una lluvia interminable sobre Tokio era el punto de partida para que los personajes entablaran su relación. Mientras tanto, los guiones siempre se hacen cargo de plantear diferentes temas que el director interpreta como conflictos actuales en la sociedad japonesa que hacen a sus personajes, al universo y a sus conflictos. Y de la mano de todo esto, una gran cuota fantástica que iba desde viajes en el tiempo a habilidades sobrenaturales, generalmente relacionadas a la mitología japonesa, les daba un atractivo extra a las historias.

Entregándose por completo a la fantasía, pero sin abandonar este hilo conductor que une a las personas a través del tiempo, el espacio, la edad, que los ubica en un mismo mundo condicionado por las mismas problemáticas, las mismas catástrofes y en el que cada uno debe lidiar con sus propios conflictos para salir adelante, es que llega Suzume.

Suzume es el nombre de la protagonista de la nueva película del director de animes más importante actualmente. La historia gira en torno al viaje que hará esta chica de preparatoria a través de Japón, con el fin de evitar una catástrofe que ella misma ha desatado. Una mañana, camino a clases, Suzume se cruza con un chico universitario al que decide seguir, y, al hacerlo, esta termina abriendo una extraña puerta que parece conectar con otro mundo. Lo que Suzume no sabe es que, al abrir esta puerta, ha desbloqueado el poder de un “gusano” que habita en un universo subterráneo, y que de no ser contenido causará un terremoto que podría acabar con la vida de millones de personas. Acompañada por Souta, el chico universitario que ha sido maldito y convertido en una silla infantil de tres patas por Daijin (un misterioso gato mágico), Suzume deberá recorrer Japón para cerrar todas las puertas a tiempo y evitar la tragedia.

Es cierto que, a primera vista, la trama de la película puede parecer rebuscada, absurda o incluso infantil. Sin embargo, la realidad es que Suzume es la película más oscura y tensa de Makoto Shinkai hasta ahora. Cada elemento presentado en ella tiene una contraparte en el mundo real, o al menos dentro de la mitología y folclore japonés. La idea del “gusano” está inspirada en la criatura mitológica Namazu, un gran pez que, según la cultura popular japonesa, causa terremotos. De hecho, Japón ha sido víctima de una gran cantidad de desastres naturales a lo largo de su historia debido a su ubicación geográfica en el Cinturón de Fuego del Pacífico, una zona de alta actividad sísmica y volcánica. Esto ha generado el abandono de muchos espacios, especialmente en zonas rurales y ciudades en declive demográfico ya que, aparte de los desastres naturales, Japón tiene una alta tasa de migración de los jóvenes a las ciudades, una baja tasa de natalidad y una alta tasa de envejecimiento.

En Suzume, todos estos datos no son secundarios. Las puertas que busca la protagonista se ubican en espacios abandonados, destruidos, con historias trágicas detrás y caídos en el olvido.

Suzume. Foto: Sony Pictures Uruguay

Suzume. Foto: Sony Pictures Uruguay

Otro factor innovador en el filme es que funciona a la perfección como una película de carretera o road movie desde sus primeros minutos. Suzume inicia su odisea casi de manera accidental, pero una vez iniciado este viaje pasará de ser solo físico para ser también emocional. A medida que el relato avanza, iremos conociendo más a Suzume y empatizando con ella y sus decisiones (en principio) totalmente inverosímiles. En el transcurso del viaje, la cerradora de puertas entablará nuevas relaciones con diferentes personajes, cuyos subtextos estarán subordinados no solo a lo más frío y conveniente de la historia y el conflicto principal en sí, sino también a los ejes temáticos que busca tratar Shinkai en su nueva película. Todo para que, a su vez, la chica que le da nombre a la historia sea capaz de crecer, aprender y desafiar sus conflictos internos mientras aprende a confiar en el otro.

El constante movimiento, que funciona casi a modo de cuenta regresiva, genera en la narración un efecto de in crescendo que también se ha vuelto una marca autoral en el cine de Shinkai, el que funciona perfectamente como gatillo emocional, dado que cuanto más tiempo pasa y más nos acercamos a lo que creemos será la resolución del conflicto, más altas estarán nuestras expectativas sobre esto, y más dura será la caída cuando el animador nos de uno de sus clásicos y funcionales giros de tuerca que se sienten como una puñalada en el pecho y que, en Suzume, se sienten más reales que nunca.

Suzume. Foto: Sony Pictures Uruguay

Suzume. Foto: Sony Pictures Uruguay

Como ya es costumbre, la película cuenta con la banda sonora de la banda japonesa de rock RADWIMPS, frecuentes colaboradores del director. La música, compuesta específicamente para las películas, funciona muy bien, dado que la banda es capaz de crear canciones que complementan perfectamente la historia y el ambiente de esta. Estas son a menudo emotivas y melancólicas, pero también se adaptan a los momentos de mayor acción y tensión de la película, logrando un equilibrio perfecto entre las emociones y la narrativa visual. Además, la música de RADWIMPS en Suzume también juega un papel importante en la construcción de la atmósfera de la película, ayudando a crear un ambiente de ensueño y poesía que se ajusta perfectamente al estilo distintivo de Makoto Shinkai.

Este anime es una excelente película que hace un uso eficiente de los recursos disponibles para contar su historia. No obstante, en comparación con otras películas del director, se siente algo extensa. El guion se detiene en ocasiones en personajes secundarios y acontecimientos menores, que, aunque contribuyen al desarrollo de la trama, podrían haberse abordado de manera más ágil. Este enfoque no parece deberse al temor de que el público no comprenda la historia, sino a la devoción del director por sus personajes.

Suzume es una muestra más del talento y la habilidad de Makoto Shinkai para crear una experiencia cinematográfica única e inolvidable para el público que desmitifica la idea de que la animación —y el anime particularmente— es exclusivamente para niños, aparte de rendirle cierto homenaje a todo el camino recorrido por la animación japonesa hasta el momento. Se trata de una obra que reflexiona sobre la pérdida de la memoria colectiva y el olvido de la historia de los lugares, así como sobre la compleja relación entre la naturaleza y la humanidad.

Suzume se acaba de estrenar en cines (podés chequear todas las funciones en nuestra cartelera) y ya se encuentra entre las cinco películas de anime más taquilleras de la historia. Las películas anteriores de su director, Your Name y El tiempo contigo se encuentran disponibles en HBO Max.

Por Nicolás Medina
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