Por Federica Bordaberry
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Primero, existió Pendleton Ward. Es decir, primero vino Adventure Time, esa serie de animación americana que tuvo uno de los éxitos más reconocidos de Cartoon Network y que logró enganchar a toda una generación con historias y personajes de una complejidad mucho mayor de la que se espera de una serie animada.
Ahí es donde Ward, ya en su primera temporada, demostró su habilidad para hacer funcionar elementos que no deberían funcionar tan bien juntos. Demostró, en definitiva, que podía hacer una serie que tuviera superficialidad y profundidad al mismo tiempo. Una serie que tuviera el equilibrio de un yin y un yang.
Mientras que trabajaba en el desarrollo y producción de la serie, Ward conoció el podcast llamado Duncan Trussell Family Hour a través de un amigo que trabajaba con él en el programa. Ward diría en prensa, años más tarde, que se interesó en esos episodios por lo que implicaban: escuchar a dos personas hablando de filosofía y espiritualidad.
Entonces, después (aunque al mismo tiempo) existió Duncan Trussell. Comediante, escritor, actor, dueño del podcast Duncan Trussell Family Hour. También americano. Él participó de la creación de varios formatos de televisión modernos para los canales de Estados Unidos, pero se volvió especialmente conocido cuando comenzó con su podcast.
Ahí, Trussell lleva a sus invitados a través de una conversación abierta y distendida. La discusión, obviamente, varía mucho según la persona entrevistada y los temas a los que se han llegado van desde el uso de las drogas psicodélicas hasta reflexiones sobre la política y el budismo. Y los invitados son, a nivel profesional, de todo: periodistas, músicos, artistas plásticos, filósofos, comediantes, escritores.
Desde que lanzó el podcast en 2012, Trussell generó más de 500 episodios que tienen un promedio de un millón de descargas por mes.
Donde se unen esos dos cabos es en lo siguiente: Ward, fanático del podcast, se acercó a Trussell para decirle que le gustaba lo que hacía. Le dijo, cuando se juntaron a tomar un café, que tenía una idea de convertir ese podcast en animación. Sin embargo, al final de la charla, Pendleton dijo que no creía que tuviera tiempo para hacer otro show. Obviamente, lo invitó al podcast y Ward aceptó.
Un año después, Ward estaba dejando Adventure Time y, en una entrevista con la Rolling Stone, explicó que mantener control creativo sobre el show se había vuelto demasiado para él. Era 2014 y, cuando se le preguntó si tenía pensado crear una serie nueva, él contestó que eso sería una pesadilla, que no. Era mentira. Por esas fechas él ya estaba dando sus primeros pasos para hacer exactamente lo contrario.
“Y luego creo que fue al menos un par de años después, se acercó a mí y me dijo: '¿Por qué no seguimos con esa idea?' Y luego realmente lo hicimos", dijo Trussell al medio AWN. Eso sucedió también en 2014.
En 2018, Ward apareció nuevamente para mostrarle un borrador del concepto a Trussell. Usó una conversación sobre adicción a las drogas, que era parte de uno de los episodios del podcast, y lo puso sobre una animación del propio Trussell acompañado del presidente del mundo peleando en una invasión zombie.
De eso trata The Midnight Gospel, la primera serie animada de Ward para Netflix que estrenó el 20 de abril de 2020 con una sola temporada de ocho capítulos.
La serie lo sigue a Clancy Gilroy, un spacecaster (una persona que hace podcasts para el espacio), que es dueño de un simulador de multiversos ilegal. Mediante este aparato, que tiene forma de vulva, viaja a diferentes mundos que están a punto de sufrir sus propios apocalipsis y así entrevistar a uno de sus habitantes para su spacecast. Así es como Clancy progresa espiritualmente.
Él vive en la dimensión llamada “El lazo cromático”, donde cultivadores de simulaciones usan poderosas biocomputadoras para simular universos en los que pueden recolectar tecnología.
Estas charlas con personajes psicodélicos, típicos de Ward, se basan en entrevistas reales que derivaron del podcast de Trussell. Por eso, la voz de Clancy es la del propio Trussell. Cada capítulo de la serie trata, entonces, sobre los viajes de Clancy a planetas del simulador.
Los entrevistados de The Midnight Gospel son ocho personajes coloridos con características extrañas, que mantienen un discurso nuevo en sus propios términos (es lógico, son personas reales con contextos y profundidades reales). Mientras que eso sucede, lo visual del entorno empieza a tomar giros aún más extraños.
Al principio, puede parecer que lo visual está desconectado del audio y el cerebro del espectador va a precisar descansos para procesar cada capítulo. Posiblemente, necesite repetir visualizaciones para absorver todo.
Es que incluso la descripción más básica de cada capítulo demuestra qué tan bizarras pueden ponerse las cosas en la serie.
Ejemplo uno: el Dr. Drew Pinsky hace del presidente de un mundo invadido por zombies, cargando y disparando con una escopeta, mientras que habla sobre legalizar la marihuana.
Ejemplo dos: está la novelista Anne Lamott, como un hipopótamo carnívoro, que recuerda su camino hacia la sobriedad cuando. Mientras tanto, ella y Clancy se convierten en carne picada en un matadero dirigido por payasos asesinos.
Ejemplo tres: en un planeta acuático, Clancy se encuentra con el sobreviviente del corredor de la muerte Damien Echols, uno de los "Tres de West Memphis" de la serie documental "Paradise Lost". Él está representado como una criatura pez que habla sobre su preferencia por la magia, sobre la meditación budista tradicional y explica por qué realmente se siente agradecido por sus años tras las rejas.
Sin embargo, Para Trussell, el último capítulo es el más personal. Es un diálogo surgido a partir de la profunda tristeza que sintió luego de que su madre muriera de cáncer.
Así es como Ward se escapa de los conceptos “animación para niños” o “animación para adultos” (que suele vincularse al estilo de Adult Swim) y persigue grandes ideas. A medida que las historias individuales progresan, el recurso de desconectar el audio con lo visual se vuelve mucho más efectivo.
Por eso, en eso, es que The Midnight Gospel es una antítesis del show animado Rick y Morty. De hecho, se habla de que la serie de Ward y Trussell es como si Rick y Morty se hubiera juntado con The Joe Rogan Experience.
Es que la correlación entre lo que se puede ver y lo que se puede escuchar es mucho más obvia en Rick y Morty. David Opie, crítico de Digital Spy, afirmó que, además, ambos programas cambian la perspectiva de los espectadores sobre su forma de ver la vida.
Escribió: “Rick y Morty abarca el nihilismo más que otros, se desarrolla en el caos del punto de vista anárquico de Rick, pero el mundo termina realmente una y otra vez en The Midnight Gospel, dando un contrapunto cósmico a las enseñanzas introspectivas del spacecast”.
Durante una entrevista con Animation Magazine, Trussell explicó que en The Midnight Gospel siempre hay una oportunidad para crecer, incluso cuando el mundo se está, literalmente, desmoronando. Quizá esa sea la diferencia más esencial entre ambas series: su respeto por la humanidad.
Por Federica Bordaberry
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