Documento sin título
Contenido creado por Agustina Lombardi
Historias
The beggining (not The End)

The doors are open: a 55 años del debut de la legendaria banda del Rey Lagarto

Los americanos rompieron con la escena de los sesenta con un disco que, a la postre, podría ser una recopilación de grandes éxitos.

04.01.2023 14:08

Lectura: 7'

2023-01-04T14:08:00-03:00
Compartir en

Por Diego Paseyro
dpaseyro

El año 1967 comenzó un domingo, al igual que el recientemente estrenado 2023. Tres días después, el miércoles 4 de enero, se publicaba un LP que sería un parteaguas en la historia del rock. Hablamos del inconmensurable álbum debut de la banda californiana The Doors. En la portada de su primer disco homónimo aparece, de manera destacada, el rostro de su frontman estrella, y, en el fondo, los otros tres integrantes, tan virtuosos como imprescindibles. Sería el único LP donde Morrison aparece de manera destacada. A partir del segundo álbum, Strange days, lanzado en octubre de ese mismo año, ningún integrante sobresaldría sobre otro. Sin dudas, a los efectos comerciales, en aquella ópera prima, tener a Jim en la portada era más que un anzuelo para una banda que estaba emergiendo y que llevaba tan solo dos años tocando en bares y pubs angelinos.

Un detalle no menor, con relación al protagonismo de cada integrante, es que, en todos los temas, figuran como compositores los cuatro integrantes y no se detalla en ningún caso quién aportó qué a cada canción. De hecho, antes de la grabación del disco, Jim le dijo al resto de la banda que se animaran a componer porque no tenían suficientes temas. Quien dio un paso adelante allí fue el guitarrista Robby Krieger, que nunca había pensado en escribir, pero, ante el pedido de Jim, se animó a hacerlo. Su debut compositivo fue con “Light my fire”, a la postre, el sencillo mas vendido de la banda. Robby no sabía sobre qué escribir y Jim le propuso que eligiera un tema universal, como, por ejemplo, los cuatro elementos. “Un tema que sobreviviera un par de veranos”. Robby tomó al pie de la letra los consejos del cantante y se despachó con uno de los íconos y marca registrada de la banda y de la historia del rock. El tema tiene más de siete minutos de duración ya que, el tecladista, Ray Manzarek se despacha con un solo de su Hammond, y, luego, Robby hace lo propio con su Gibson. Sin embargo, el tema tuvo que ser recortado para su difusión en la radio. Este estandarte de la banda fue el caballo de Troya para entrar en todos los hogares americanos y lograr que todos los adolescentes compraran el disco y se comenzaran a preguntar quién era ese muchacho con pantalones de cuero y botas tejanas, que oscilaba entre tonos dulces y melodiosos con una furia ancestral.

El 17 de setiembre de ese mismo año, la banda se presentó en The Ed Sullivan Show, un programa que se emitía los domingos de tarde y cuya audiencia era la familia norteamericana. Por allí pasaron The Beatles, Elvis Presley, entre tantos. “Girl, I couldn’t get much higher” no era una línea que fuese con el perfil del show, así que el mismo presentador se acercó al camerino antes de que la banda saliera en escena y les propuso cantar: “Girl, I couldn’t get much better”. Si bien la banda pareció haber accedido al pedido, una vez al aire, Jim cantó el tema sin modificación alguna, lo que enfureció a Ed Sullivan y les juró que nunca volverían a su programa. El baterista, John Densmore, respondió: “No pensábamos volver, solo queríamos venir un vez, saludos”.

“Light my fire” abre el lado B del álbum, seguido por la versión del blues de Willie Dixon, “Back door man”, la que aparece en el álbum en vivo Absolutely Live, que también tiene a “Soul Kitchen” y “Alabama song”, y que nos permite apreciar lo que la banda podía ser y hacer en vivo. Tal vez, uno de los mejores discos en vivo de la historia del rock por su cadencia, fidelidad y furia. Luego le siguen “I looked at you”, “End of the night”, otro de los cuatro sencillos, “Take it as it comes”, y, finalmente, para cerrar un disco que nació destinado a ser de culto, aparece el viaje épico, psicodélico y edípico de 11 minutos de duración: “The end”. Originalmente, este tema nació para ser más naif y breve. Una canción de amor: “This is the end, beautiful friend”. Pero, conforme la banda lo iba tocando en vivo, fundamentalmente en el Whiskey A Go Go y en el London Fog, pub en el que debutaron como grupo, Morrison le iba agregando líneas, y así se fue convirtiendo en lo que, a la postre, fue: un ícono del rock psicodélico. Francis Ford Coppola lo tomó como leitmotiv de su exuberante Apocalypse now, y es imposible escucharlo y no sumirse en un estado de absoluto sobrecogimiento. “The blue bus, is calling us, driver, where are you taking us?”.

Foto: The Doors en London Fog

Foto: The Doors en London Fog

Cuando llegó el día de grabarlo, se hizo a la luz de la vela y solo se necesitó una toma para que quedara estampado para el resto de la eternidad. Al terminar, se respiraba en los estudios de Elektra una sensación de que algo extraordinario acababa de suceder. Algo que iba más allá de haber grabado una canción de rock.

Si nos vamos para el lado A del álbum, vamos a toparnos con una apertura electrificante y otro de los sencillos, “Break on through”. Robby Krieger sacó este riff inspirado en el tema de Paul Butterfield, “Shake Your Money-Maker”. El sencillo lleva el sello de John Densmore, ya que toma de la bossa nova el comienzo de la batería y prepara el terreno para que entre el bajo de Manzarek, quien tomaría de Ray Charles algunos acordes, y, él mismo diría luego: “We still from anybody”. Sin dudas, The Doors se apoya en una historia prolífica de jazz y blues, pero para elaborar un concepto totalmente novedoso.

You know the day destroys the night

Night divides the day

Tried to run

Tried to hide

Break on through to the other side.

La eterna batalla de los opuestos. ¿Cómo romper esa dialéctica? Corriendo y escondiéndome no puede ser. Entonces, pasemos “hacia el otro lado”. Atravesemos la cuarta pared de nuestras conciencias. Recordemos que el nombre de la banda surge de un aforismo del poeta inglés, William Blake, tan leído como apreciado por Jim: “Si las puertas de la percepción fuesen abiertas, veríamos las cosas tal cual son; infinitas”.   

A esta apertura furiosa le sigue “Soul Kitchen”, “The Crystal Ship”, tal vez una de las mejores baladas de la banda, “Twentieth Century Fox”, y el lado A se cierra con la versión de “Alabama Song”, escrita por Bertolt Brecht y con música de Kurt Weill, interpretada en la ópera Ascenso y caída de la ciudad de Mahagonny.

Todo lo que vendría a partir de este momento ya es historia, y, si bien cada álbum a partir de este fue agregando y consolidando matices y aristas que le dieron a la banda mayor espesor y madurez creativa, ya es posible distinguir en este majestuoso debut la esencia de su sonido, impronta y potencia lírica del chamán del rock. The Doors rompe en la escena discográfica de comienzos de los sesenta con un disco que, a la postre, podría ser una recopilación de grandes éxitos, y, aunque todavía quedaban cinco LP por venir, ya se podía intuir que un monstruo de cuatro cabezas había nacido en las playas de Venice Beach.

__________________________________________________________________

* Diego Paseyro es Prof. de Filosofía, egresado del IPA. Autor de su primera novela, “Her-man y los amos del universo”, se define como un “realista eufórico” y un amante de lo oblicuo.

Por Diego Paseyro
dpaseyro