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Contenido creado por Manuel Serra
Beat
Los pasos de un gigante

Tras la huella de Andy Adler: la historia de alguien demasiado bueno para su tiempo

Siendo una influencia ineludible para la arqueología del rock uruguayo, su figura, por momentos, se evapora como la de un fantasma.

02.06.2021 10:55

Lectura: 36'

2021-06-02T10:55:00-03:00
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Por Federica Bordaberry

Fotos: Javier Noceti y archivo.

Era un lugar chico, con unos arcos en la estructura, era en Montevideo y era de noche. Se presentaba el segundo disco de Chicos Eléctricos, Glitch (1993) y en el escenario ya estaban tocando. Entre todos los instrumentos sonando, el guitarrista se apoyó contra una pared de puntas de piedra, sin frenar. Se rascaba contra ella y tocaba con intensidad. Estaba en un estado tal de concentración que, de a poco, se le iban bajando los pantalones y no lo notaba. Cuando terminó, los tenía bajos. "Eso no había sido parte de su show, había estado en un viaje", recordó Juan Sacco. Ese guitarrista y él tocarían juntos unos años después. Serían amigos. Y ese guitarrista se llamaba Andy Adler.

Tenía una teoría: cuando se tocaba con volumen, el aire se movía. Por eso, para un show pedía amplificadores y más amplificadores. Necesitaba que la música vibrara.

Andy Adler estuvo en Los Estómagos, pero no llegó a grabar el primer disco. Estuvo en el germen de La Tabaré, pero tampoco, no tocó en ninguno de los discos. Estuvo en los dos primeros discos de Chicos Eléctricos, pero la figura predominante no fue él. Produjo el primer disco de Eté & Los Problems y acercó a Hablan por la Espalda al sonido de Makumba. Estuvo en casi todo, aunque suyo dejó muy poco.

Pero fue un catalizador. Su cultura, su crítica, su humor, su información y su forma de ver el mundo marcaron la cancha para varios. Su legado está en su obra breve, pero está, sobre todo, en la obra de otros.

Todos saben, más o menos, cuántos años mayor o menor eran que él. Pero la fecha exacta de su nacimiento, ninguno. Nadie. Él escribió en una cartilla para un espectáculo en Juntacadáveres que nació en 1965. Quizá, sea cierto. 

Nació en Washington D.C., hijo de un académico americano y de una pianista concertista uruguaya. Sus padres se conocieron en Austria, se casaron, y volvieron a Estados Unidos. A los pocos años de vida, Andreas Adler vino con su madre a Uruguay. Su padre quedó allá. En la cartilla escribió que llegó a Uruguay un año después de haber nacido. Quizá, eso también sea cierto, pero es seguro que llegó antes de los tres o de los cuatro. De eso, tampoco se acuerda nadie con exactitud.

Creció en Pocitos, frente al Ombú, en una casa de casi tres pisos con su madre y su abuela. A esta última la torturaría tocando la guitarra eléctrica en su cuarto. Hijo de una clase social media alta, fue al Christian Brothers y, probablemente expulsado, después fue al Americano.

En aquella cartilla, Andy escribe sobre un primer viaje a Estados Unidos, a lo de su padre, con once años. Lo que es seguro es que a los dieciséis o diecisiete volvió a irse. "Ahí es cuando trae todo lo del post punk", dice Gabriel Barbieri. Ese fue el viaje que lo instruyó en el rock americano, el que lo formó musicalmente y el que lograría abrir las cabezas de quienes lo esperaban, a su vuelta, en Uruguay.

Cómo se instruyó y cómo llegó a la escena musical, tampoco se sabe. Nada. Nadie.

"Desde que lo conocí a Andy en el ´86 era mi amigo que vivía solo, en una época donde todos vivíamos con nuestras familias", agrega Barbieri. Fue a su vuelta de Estados Unidos cuando empezó a quedar cada vez más solo a nivel familiar. La relación con su padre siempre fue conflictiva y su madre sufrió de una enfermedad que le generó una parálisis en medio cuerpo. Tuvo un hermano, hijo de su padre con su segunda mujer, pero murió.

Entonces, con veinte años ya vivía solo. Tenía un reparto de pan en Punta Carretas y se levantaba todas las mañanas e iba con un carrito a repartir. Era el amigo que vivía solo, el amigo independiente y el que con veintitrés años ya se estaba por casar por primera vez.

***

Andy Adler. Nace en Washington D.C. en 1965. Pasa 6 semanas en Reno, Nevada. De paso por Austria, llega a Uruguay justo a tiempo para aprender a decir "PEÑAROL" en 1966. Sobreprolongada estancia en escuela super-paqueta, carrasqueña, católica y obtusa, que dejó secuelas reconocibles hasta el día de hoy, bajo forma de culpas y frustrada vocación de hombre-santo. En 1975 escucha "It´s only RN´R" de los Stones y entiende que el mundo tiene dos verdades: una más fuerte y verdadera que la otra. En 1976 sus verdaderos problemas comienzan. Primer viaje a USA. En 1989 en Brooklyn, se le aparece un enviado del Señor, que le dice que su música es parte de un plan más grande y profundo.

(Texto que escribió Andy Adler, a modo de presentación, en una cartilla. La ocasión fue un espectáculo en Juntacadáveres en el que él tocaba la guitarra, otro pintaba y otro recitaba.)

***

A Andy lo llevó Gonzalo López, el Gonchi, que era el representante de Los Estómagos. En 1984, todavía con la dictadura vigente, no había estructura artística en la cual enmarcar shows de rock en Uruguay. Y ellos, Los Estómagos, eran jóvenes, tendrían diecisiete y dieciocho años.  

Gonchi dijo que era la persona que necesitaban, que era un tipo que venía de Estados Unidos, que estaba al tanto de toda la música, que había visto a todas las bandas y lo llevó a un ensayo en Pando. "Fue como conocer a alguien cuando sos niño, entra uno nuevo y hay miradas de reojo, algunos comentarios", recuerda Gabriel Peluffo, ex cantante de Los Estómagos. Se volvieron en el 7A a Montevideo y, después, un 183 para volver cada uno a su casa.

Al siguiente ensayo, Andy ya estaba integrado y ya le habían prestado una guitarra, porque no tenía su propio instrumento. Lo que hizo un Andy contaminado de The Velvet Underground, The Stooges y de Television fue abrir un mundo musical: el rock americano.

"Lo que trajo Andy fue mucho oxígeno", dice Peluffo. Pero eso fue al principio porque, con el tiempo, también empezó a hablarles de pintura y de literatura. Y les decía, también, que el punk ya había pasado. "Donde tocábamos el medio era muy hostil, nos querían matar siempre, estaba bueno porque él era medio un perro rabioso, también", agrega. Era cierto, en los shows de esos años siempre estaban a punto de que los mataran o que llegara la policía.

Después de unos meses como quinto miembro de Los Estómagos, Andy no fue más. Es probable que tuvieran que ver los ensayos en Pando tres o cuatro veces por semana y, obviamente, la escena artística poco alentadora.

Peluffo agregó: "Ahí salió nuestro primer disco que estaba bastante a tiro con lo que se estaba haciendo en Europa y Estados Unidos en ese momento y creo que, en eso, Andy tuvo mucho que ver".

Sin embargo, en una entrevista de Gabriel Peveroni, que aparece en su libro Tango que me hiciste mal (2017), Andy dice:

"A cada ensayo que fui de Los Estómagos había cinco canciones nuevas que Gustavo había compuesto en tres días. Todo. Música, letra, todo. ¿Los modelos? Los modelos eran harto variados, pero el tipo tenía una misión, no se detenía ante nada. Ese disco punk que nunca salió supongo que incluiría varias de las canciones que ensayaba en mi época... A mí me entristece que no se haya materializado, y eso ocurre como una consecuencia colateral, mal, mía, que tuvo que ver con un universo musical de bandas que yo le presenté al Hueso. El trastorno que sufrió a partir de imbuirse en esa música, que era Joy Division, Bauhaus, etcétera, quebró la hegemonía total y absoluta e ideológica de Parodi y por ende tornó el material también en un misterio, que no era esto, que no era lo otro, es decir... yo creo que fui dañino. O sea, en retrospectiva, miro y digo: hice un daño, yo no hice un bien. Esa banda hubiera seguido mucho mejor, a mi gusto, si Fabián nunca hubiera conocido esa música y hubiera seguido trabajando en la línea de Parodi".

En 1985 armó una banda con Renzo Teflón y con Quique Hackenbruck. En 1986, armó otra con Gabriel Barbieri. Enseguida, entró en La Tabaré y, antes de su primer disco en 1987, ya no formaba parte de la banda.

"En esa etapa germinal del ´85 al ´90 Andy fue fundamental en la línea de la música", dice Barbieri. Al haberse suspendido el rock y los conciertos durante la dictadura, los discos que habían eran de bandas de los ´70. Y fue Andy el que llevó el post punk, lo experimental, y la new wave que habitaban Nueva York.

A Barbieri se lo presentó un amigo y enseguida se llevaron bien. Lo invitó a su casa en Torre Patria y ahí fue donde vio esa colección gigantesca de discos que no había en Uruguay: "Te mostraba otra forma que no estaba en la paleta de colores del país".

A Tussi Demateis, cantante de La Hermana Menor, le pasó lo mismo, le llamó mucho la atención la cantidad de discos que tenía Andy y de los cuales él no tenía ni la menor idea. El Tussi recuerda descubrir una banda y que para Andy ya fuera más que conocida. Pero no lo hacía sentir menos, en absoluto. "Oscilaba mucho entre una frontalidad muy insultante y una profundísima educación, era mucho más cortés que el normal de las personas", dice.

Ahí empezó a conocerse la personalidad de Andy: culto, autodidacta, brillante, gran conversador, frecuentador del humor negro y de la ironía, de a ratos insultante, dandy.

Fue esa generación la que lo tuvo como referente y, sin embargo, siempre tuvo un amor-odio con todo lo uruguayo.

***

Andy Adler en el "galgo" de La Ronda, año 2014:

 No había Rock en Montevideo en 1983. Lo que existía eran esquirlas de la obsesión con el sello discográfico ECM, una obsesión con tocar fusión que se remonta a los viajes a Brasil de tanto uruguayo que se contagió... Y bueno, aquello se propagó como un virus. Estaba Crisol, estaba Siddharta, bandas con un aire pseudo progresivo, pero la infección era la fusión, y el jazz rock, que era decirle a alguien que tiene dos horas diarias para practicar que toque como un tipo que tiene doce. Entonces lo que había era una sobre abundancia de personas que creían que tocaban más de lo que tocaban. Era una pesadilla. Yo estaba terminando el liceo. Estudiaba con una chica que era muy amiga del Gonchi. Él recién había vuelto de Madrid, y básicamente conectamos en un salón de maquinitas, que era uno de los lugares de transgresión de ese momento... onda le robé cien pesos a la abuela mientras dormía la siesta y me fui a las maquinitas, a hacerme unos Space Invaders, a jugar flippers. Conectamos, ipso facto. ¿Viste que joden, que hablan en la Argentina, y hasta con cierto resentimiento social, de que Los Violadores fueron los primeros que tuvieron los discos? No es así. Gonchi tuvo los discos antes. Y en un planeta paralelo, Parodi fue el primero en tener los discos. Gonchi tenía además un gusto ecléctico, que lo debe seguir teniendo. Y bueno, tenía una discoteca variada y tenía piezas absolutamente claves. Sin temor a equivocarme, te diría que cada disco de Gonchi, se deben haber hecho quince copias en casete. Pero bueno, el personaje principal en esta historia es Parodi, y fue Gonchi que me llevó hasta él. Una noche me invita a lo que en ese momento se hacía llamar el Templo del Gato, que funcionaba los domingos en la calle Rondeau. Y lo que vi, con la información con la que yo había vuelto de Estados Unidos, que había vuelto recientemente, dije "uauu, qué divertido", porque él me decía, loco, hay un grupo punk, los vi en Millington Drake, se llamaban The Vultures. Me llevó a ver esa banda que había cambiado nombre por Los Estómagos, y esa noche, yo al menos, no recuerdo ningún incidente en particular, pero los tipos desplegaron veinte, treinta minutos, un repertorio de yo qué sé, quince, veinte canciones, donde la influencia no era la porquería que uno esperaba, sino que eso había sido parido por alguien que escuchaba rock and roll en serio. Estaba la actitud estética, lo cual también los diferenciaba completamente de todo. Y bueno, terminado ese mismo show, Gonchi hizo el enlace... Y pobre Parodi, me invitó a ser miembro de la banda. O sea, hace tanto tiempo, ¿no? Éramos tan niños, que las cosas funcionaban así de rápido... Las cosas comienzan de una manera más inocente de lo que son... no hay un plan maestro que se tiene que llevar a cabo, o una revolución de la clase media. Porque si Parodi no hubiera encontrado a los socios que encontró, hubiera igual agarrado animales embalsamados para armar la banda. Esa era la necesidad que tenía el tipo.

(Parte de una entrevista que le hizo Gabriel Peveroni a Andy durante el descanso de un rodaje de un programa llamado Blister que salía en TV Ciudad. La entrevista aparece en el libro Tango que me hiciste mal (2017).)

***

En 1988 Guillermo Casanova trabajaba en CEMA (Centro de Medios Audiovisuales), una productora que había surgido en 1982. Estando ahí fue que le pidieron que hiciera un documental que representara a la juventud de aquel entonces.

Así fue como creó Mamá era punk (1988).

Ese documental representó a una generación, a esa misma de la cual surgieron revistas subterráneas, la misma que llegó a la democracia en plena juventud y la misma que, según Casanova, conoció a los Pixies a través de casetes de casetes, que venían de otros casetes.

"Con Mamá era punk hubo bastante revuelo con que esa no era la visión de la juventud uruguaya. Pero era sí, era la visión de un sector muy importante que era el que se estaba cansando, que estaba en contra del romanticismo y el hipismo. Era una cosa mucho más pesimista y realista. Marcó una época cultural que no fue absorbida por ningún gobierno, no hubo ningún recambio general que generara un impacto", dijo Casanova en una entrevista para la Revista Film.

Para los 37 minutos que dura el documental, Andy armó una banda llamada Andy Adler y los Inadaptados de Siempre, que fue la que lo musicalizó. Mientras trabajaban juntos, Casanova se dio cuenta de que a Andy había que hacerle una entrevista.

Entonces, Andy remata. Sentado en las gradas del Estadio Centenario, completamente vacío, con campera de cuero, dio su monólogo. Y fue en ese lugar por lo que representaba: la selección uruguaya, el éxito, que se contrapuso, justamente, a esa ausencia de uruguayos. Se llamó "Adiós, garra charrúa".

Decía lo siguiente:

"¿Qué está pasando acá, por qué se quejan del país? ¿Por qué se va la gente? ¿Por qué se sigue yendo? ¿Alguien cree que es gracioso soñar en un lado y realizarse en otro? En definitiva, un país que echa a sus hijos es un país enfermo, así que Uruguay es una especie de escuela, pero uno, al diploma, lo recibe en el extranjero. Es una buena escuela de capacitación, pero no es un lugar para realizaciones. Yo soy músico, me gustaría hacer música acá, donde aprendí e hice mi primera música, pero no puedo pagar la cuenta del almacén con eso. No tengo forma, y si tengo suerte de repente no me llevan en cana por hacerlo, así que yo me abro, yo zafo. Adiós, garra charrúa".

Una vez dicho, lo cumplió. Andy se fue a Estados Unidos después del documental y después de estar terminando su relación con su primera mujer. Primero, probó en Miami con un amigo suyo, pero lo detestó, así que al mes ya estaba en Nueva York.

Mientras tanto, en Uruguay aparecía un sello que sería el que soportaría todos sus proyectos: Perro Andaluz. A principios de los ´90, Ángel Atienza empezó con un sello discográfico con la idea de grabar música instrumental, lejano al mundo del rock. De a poco, se fue transformando en el primer paso de varios músicos para llegar al oído de un público.

A Andy lo conoció porque existió una idea, y después un demo, de hacer un disco solista.

***

Es tan tonto que un niño que se entregó con cuerpo y alma a la picadora de carne introduzca a los Stooges a el puto RnR Hof. Y el presentador no tiene la altura. Pero obviemos eso.... la idiótica lista interminable y alfabética de seres que le deben su carrera a los Stooges... Ignoremos eso también... La ironía y desdén de Iggy que cuando uno cree que ya está lindando lo gagá, le imprime la brillantez que solo el indómito que incomoda al que no lo puede doblegar... hablando de los US$1200.00 de la entrada a la soireé.... Queda BIEN claro que muchas cosas podrían haber sido distintas EXCEPTO para Ig y Scott. Y James "Straight" (o "The Skull") y Mike Watt cayeron en un lecho donde la infraestructura que faltó entonces, HOY no era un problema.

Adoro cómo se armaban apretados. Los 16 x 10" de Watt... Monitores de piso, sidefills.

Hubo que remar. Ig tuvo que remar como un hijo de puta.

Y muchos muertos por el camino como es lógico.

Es conmovedor. Es épico.

(Correo electrónico escrito a Juan Sacco en noviembre de 2014)

***

En los primeros años de los ´90, Andy ya estaba de vuelta en Uruguay, tocando con Desfuzzados. Los había ido a ver y ahí mismo se subió con ellos a tocar la última canción. Ese fue una especie de prototipo de la banda que después se llamó Chicos Eléctricos.

La diferencia estaba en que eran una banda que rompió con la generación de punk rock anterior. En vez de bajar a sus instrumentos influencias del rock británico y español, se inspiraban en el rock americano. Eran, más bien, garageros.

Andy venía con el conocimiento sobre cómo hacer funcionar una banda y que fuera redituable. La fórmula era, básicamente, tocar constantemente y todo lo que se pudiera. También tenía idea sobre sonido y grabaciones.

El primer disco, Chicos Eléctricos (1992) fue grabado en un porta studio y lo que hizo la diferencia fue la posproducción. El disco lo editó Perro Andaluz, que también se encargaría del segundo disco, Glitch. Ambos se vendían en casete porque era la manera que tenía Perro Andaluz de hacer algo de bajo presupuesto.

Durante los años que tocó con Chicos Eléctricos fue cuando más se vio su carácter de dandy arriba de un escenario. "Los Chicos Eléctricos éramos unos salvajes y Andy venía de botitas azules", recuerda Barbieri.

Iván Krisman se cruzó con Andy por primera vez en un show de Chicos Eléctricos al que fue siendo menor de edad. Por no ser mayor, justamente, Iván y sus amigos que iban a llegaron en el horario que se suponía que empezaba, para que no los echaran una vez adentro.

Pero, como era de esperarse, recién estaban armando. Fue ahí cuando lo conocieron a Andy, que tenía puesta una campera con un dragón en la espalda, y que los saludó a cada uno con la mano.

Al llegar al tercer disco, Chicos Eléctricos consiguió un contrato con Orfeo, pero para ese entonces Andy ya se había ido. Durante los años que participó de la banda, ensayaban en Juntacadáveres, donde Andy era sonidista y donde, además, dormía.

***

Más de una vez, Andy no tuvo para comer. Barbieri recuerda las llamadas telefónicas en las que escuchaba del otro lado, "¿sale un menú, hoy?". Andy iba a su casa y comía con su abuela.

Había vuelto de Nueva York con un montón de equipos de audio y guitarras, decidido a trabajar como sonidista y a formar una banda. Por eso, esos años no fueron solo Chicos Eléctricos, también fue Juntacadáveres, un boliche underground que abrió a principios del ´92 y cerró no mucho tiempo después.

Pasó a ser el lugar donde Andy vivía y trabajaba como sonidista, donde la banda ensayaba, donde se empezaron a hacer shows en vivo. Entonces, fue Andy quien armó la infraestructura sonora de Juntacadáveres y fue gracias a él que pudieron empezar a tocar en vivo bandas como Buenos Muchachos, Neanderthal y La Hermana Menor. Ese fue el lugar donde conoció a Pía López, que fue su novia.

La noche que lo conoció, Pía se encontró con dos mujeres transexuales cuando fue al baño. Le dejaron una bolsita, que ella nunca miró, porque estaba distraída juntando coraje para pedirle un cigarrillo a alguien. En la barra, estaba sentado Andy, que fumaba un cigarro atrás del otro. También eso, Andy fumaba mucho.

Cuando se acercó, Pía le regaló aquello que le habían dado y pidió un cigarrillo a cambio. Andy le dio un Marlboro rojo y enseguida se fue al baño. Salió inmediatamente haciendo un escándalo, gritando que qué le había dado. Nadie sabía, ni supieron, pero Andy se recompuso enseguida.

Otra noche, Pedro Dalton llegó a Juntacadáveres y se encontró con un hombre bajito que recitaba poesía, estaba vestido de quechua y llevaba una valija. Al lado, Andy vestido de traje, golpeando su guitarra contra las rodillas.

Aunque Juntacadáveres tuviera ese aire artístico intelectual, también era un bar, un boliche. Esas cosas pasaban y Andy fue gran parte de esa breve y recordadísima movida.

Ahí dentro siempre estaba pasando algo.

Es que a eso se iba, a que pasara algo.

***

Querido Ángel:

¿Cómo va amigo?

Che, hace poco me hice de el disco "Nashville" de Bill Frisell y lo he estado escuchando non stop en el último mes y pico. Y me acordé que habíamos intercambiado comentarios sobre Bill contigo, y bueno, me pregunté cómo andarías y si tenés este disco o si te gustaría que te lo lleve dado que estoy yendo para MVD para este sábado 24. Estoy "produciendo" un disco en y para Sondor de una banda nueva que anda muy bien... buenas canciones... escritas por un pibe de 23 años... pero, en fin, me voy a estar quedando más menos una semana, y me gustaría cruzarme contigo de serte posible.

Espero que todo te vaya rodando bien y te paso el tel en dónde me voy a estar quedando: es el 915 xxxx

Abrazo grande para ti y los tuyos.

Andy.

(Correo electrónico escrito para Ángel Atienza. La banda a la que se refiere es Eté & Los Problems. El pibe de 23 años es Ernesto Tabárez)

***

En 1994, o 1995, Andy se fue a España un tiempo y, después, volvió a Nueva York. Esa sería su estadía más larga, hasta el 2000. Iba de visita a Uruguay y tocaba con los Chicos Eléctricos. Se juntaba con ellos para un par de shows y se iba.

Mientras tanto, Magdalena Raineri ya había escuchado hablar de él. Hacía tiempo, había visto entre los casetes de Pedro Dalton uno con un lomo que tenía escrito el nombre Andy Adler. Magdalena ya sabía que esa persona era una leyenda del rock uruguayo para un círculo muy pequeño.

Lo conoció en una de sus visitas en 1996, cuando tocó con Chicos Eléctricos. Magdalena fue a ese show y, esperando un Andy Adler furioso con una guitarra, se encontró con la ternura de la canción "I´ll Be Your Mirror" de The Velvet Underground. Era la canción que le había dedicado Lou Reed a Nico.

Esa noche, Magdalena le contó que estaba con ganas de irse a Nueva York y Andy le dijo que, cuando fuera, podía reparar en su casa. Cuando fue, reparó tres años. Fue su novia y, más adelante, su tercera mujer. La segunda, había tenido algo que ver con facilitarle a una chica los documentos para la residencia.

Andy era el anfitrión perfecto para tener en Nueva York. Conocía la ciudad, sabía a dónde había que ir a comer, a dónde había que ir a tomar qué y a dónde ir a escuchar a quién.

En 1997, Barbieri fue a visitarlo y se quedó con él, en Brooklyn, dos meses. Él recuerda que, en ese momento, Andy trabajaba en una empresa que hacía testeadores para microondas. En realidad, eran unas cajitas a las que les soldaban cuatro cables.

Por lo general, andaban por la zona de CBGB, Continental, Bowery, los bares del rock en Nueva York. El primer día que llegó Barbieri, vieron seis shows diferentes. Era el día del orgullo gay y, por eso, pudieron ver algunos en el Summer Parade en Central Park, en CBGB. Después en otro bar y después en otro.

Al año siguiente, fue el Tussi. En aquel momento, Andy había recién terminado de trabajar con el disco ACME de la Jon Spencer Blues Explosion, donde se había hecho muy amigo del guitarrista de la banda, Judah Bauer, que también era su compañero de drogas.

Aunque tocar él, muy poco. En todo su tiempo allá solamente se presentó con una banda de chicas durante un tiempo breve. Puede que, habiendo tanto para ver, fuera difícil producir material así de bueno.

Cuando llegó Magdalena, Andy acababa de renunciar a Strand, la librería de usados más grandes del mundo. Trabajó en la sección de Ciencia Ficción y, después, en la de literatura infantil. Tenía el gesto de mandarle a Pía cajas de libros para niños para su hijo.

Andy era generoso, aunque a veces complejo y dañino.

También era un gran conversador. "Te sentabas en una mesa y todo el mundo estaba escuchándolo porque, además, era muy histriónico, muy estrella. Tenía una manera de vestirse única. Nadie se vestía como Andy en Montevideo. En Nueva York,  de repente, pasaba desapercibido, pero acá con sus camisas de country and western bordadas y zapatos de leopardo, no era común", dice Magdalena.

Con visa, pero sin residencia, iba y venía de Estados Unidos para que no se le vencieran las estadías. Una de esas veces, en el 2000, no la dejaron entrar. Era evidente que pasaba más tiempo allá que en Uruguay. Así que volvió y, a los dos meses, también lo hizo Andy con la mudanza.

"La cantidad de mudanzas que tenía Andy arriba y, mismo, adentro de Nueva York. La habilidad que tenía para armar cajas de mudanzas, cómo poner los libros para usar cada centímetro. Te hacía una mudanza en un día, era increíble", recuerda Magdalena.

En realidad, más de la mitad de las cosas que mudaba Andy eran libros y discos. Y había de todo, porque Andy leía muchísimo. Había literatura, pero también habían libros de cine, de música y de ingenieros de sonido. Lo mismo con los discos, Andy no escuchaba solamente rock, tenía gran versatilidad para otros géneros.

De vuelta en Montevideo, se casó con Magdalena y, al tiempo, murió su madre.

***

Querida Magdalena:

Lamento no haber podido hablar contigo por tel el sábado. Precisamente en el par de veces que me llamaste, estuve afuera, igual que en la ocasión que Sol llamó. Me es muy difícil aportarte una visión, mediana o mínimamente clara sobre la muerte de Juan. Tu generación fue bendecida con una buena cuota de arrogancia y arrojo, nuevas para ancianos como yo, que (aún provenientes de clase media - alta, de los que no emigramos definitivamente, creo que) jamás fuimos capaces de materializar demasiado de valía.

El mismo jueves, a minutos de cortar contigo, y enterarme de las amargas noticias, me llamaron desde Madrid para recibir mi "feedback" sobre lo "ocurrido" e intentaron vincularlo con la atmósfera que impera en MVD. Sin embargo, detuve toda la línea de razonamiento de la persona, dado que no creo que el ser "Juan", en "MVD", haya sido lo determinante para que Juan decidiese jalar del gatillo. Como le dije a la persona, cuando tenés el caño frío contra tu paladar, y cerrás tus ojos, no hay más fronteras, ni estratos sociales, ni premios Sundance ni Osos de Berlín, ni el beso post coito de tu novia, ni un grito de gol, ni el abrazo de tu compañero de ideación, ni minga: estás VOS con TUS miserias en TU matrix. Y ello es más poderoso que lo que cualquier mortal te pueda decir, o querer mostrar.

De esa capacidad de realización, concreción, que mencioné anteriormente, Juan, Stoll y Epstein pasarán a ser icónicos. De un momento histórico, en el cual dos tipos con verdadero e incuestionable talento lograron convencer a otros, de creer en ese talento para plasmarlo en lo que considero las únicas dos películas que produjo el Uruguay. Nada excepto sus dos películas pasan mi tamiz. Y de la misma manera que sé muchísimo de música y mucho de literatura y cine, me siento plenamente calificado para no argumentar mi afirmación. El "elusivo" Cine Uruguayo comienza (y al momento termina) con Stoll y Rebella. Y PUNTO.

Ni hablar "Whisky", que considero una verdadera obra maestra. "Whisky" es un tango instrumental a la Piazzolla. Es un adjetivo calificativo, dicho en silencio y abstracto. Le doy gracias a la vida porque alguien logró retratar lo que es la médula de Uruguay de una manera sutil como yo jamás hubiera sido capaz de hacerlo. Yo, con 42 años no fui representado por plásticos, ni músicos, ni científicos, ni académicos, ni periodistas, ni por nadie. Para peor de males, factiblemente no me equivoco si afirmo, que 9 de los 10 uruguayos más inteligente y capaces que he conocido viven fuera de la ROU.

"Whisky" fue EL ÜNICO ARTEFACTO CULTURAL con el que me identifiqué en mi entera puta y miserable existencia como uruguayo. Solo eso, me merece la más solemne de mis reverencias. Sería un mentiroso de decir que estuve próximo a Juan en los últimos años. A través tuyo, lo conocí, y tuve contacto con sus primeras intentonas. Luego, como lamentablemente tantos otros, se me convirtió en un personaje más que me podía encontrar en las áridas y redundantes noches montevideanas. Recuerdo vagamente, su estancia con nosotros en NY, o ¿me confundo? Fueron tiempos medianamente felices para todos aquellos involucrados. Cada recalada de amigos tuyos era siempre bienvenida y rodeada de expectativas de un Andy hambriento de estimulación fresca. O al menos así me gusta "adornar" dichos recuerdos de tiempos, hoy, remotos. Quizá, ahora, todos los idiotas diletantes que pululan dentro de la casta "instruída" de MVD, vean que las "ganas de vivir" no pasan por tener el número del celu de Redford o Kusturica en tu Rollodesk.

Eso sería un avance en aras de una posible aún cuando evasiva comprensión de los oscuros motivos que generan el VERDADERO sufrimiento humano. Tormento que muy poco tiene en cuenta el dinero, o el éxito, o el reconocimiento, o los volátiles nexos con los demás, etc. Ayer, sobre el tema, hablaba con una amiga, y le comentaba, el caso de Jeffrey Lee Pierce, cantante, compositor, lider de Gun Club. Para cuando sacaron el primer disco, el menda tendría 18 años, no más, y la madurez de las letras eran propias de un tipo negro de 40 años o más. Para los 29 años, su salud estaba tan deteriorada, que ninguna aseguradora médica americana fue capaz de tomar el riesgo de otorgarle servicios, dada su forma de vida "al límite". Es decir, como le explica, la obra de Juan y Pablo es extraordinariamente madura para las pelotudeces sin fin a las cuales se nos sometió sin respiro desde que hemos tenido uso de razón. No ¿qué digo? De 50 años a esta parte. No. Más aún... desde SIEMPRE. ¿Por qué creés que sos sensible a parte de la música popular norteamericana? Por lo genuino. ¿Por qué sos sensible al merengue dominicano que escupe un gipsy cab en Bklyn? Lo genuino nos corta como un cuchillo caliente corta una barra de manteca. Lo genuino no requiere ni siquiera de presentaciones de ningún tipo. Se reconoce ni bien hace su aparición. El trabajo de Juan era genuino en el negocio del cine...en ese negocio tan infernalmente mezquino y fecal... ¿cuántos seres genuinos funcionales se generan? Porque una cosa es salir a esquilmar a un pelotudo, por U$S 3000.00, para hacer y sacar un disco, y otra es conseguir 100 veces esa suma proveniente de inversores, que van a querer no solo recuperar, si no GANAR... Kudos para Juan.

Yo hace muchísimo tiempo que no "compro" emocionalmente pendejadas, ni modas. Voy al corazón. He ahí tal vez parte de la explicación por la que vivo en un vasto e insondable desierto. Juan quemó su vela por ambos extremos simultáneamente. Y pagó el precio por ello. Si no, su arte + el de Pablo JAMÁS me hubiera tocado. Me colma la tristeza de saber que el único ser que había logrado descifrar y codificar en imágenes lo que un tipo como yo SABE y SIENTE, mas encuentra dificultades para EXPRESAR, se haya "ido". Hoy sí. Estoy más solo que ayer. Me muero de pena de pensar en las maravillosas películas que ese tándem brillante hubiera podido generar, y así hacerme un poquito de compañía en el trajín cotidiano de esta vida puta. Ahora me postro a rezar de que Pablo, pueda seguir adelante. Sin duda. Se que de aquí en más voy a estar un poco más solo. 

Coraje, Fuerza y Amor de Andy

(Correo electrónico que le escribió Andy a Magdalena tras la muerte de Juan Pablo Rebella)

***

Les dio por celebrar el amor con sus amigos. Quisieron tener una razón para hacer una gran fiesta, vestirse lindos, juntar a la gente que querían y escuchar la música que les gustaba. Así que Andy y Magdalena se casaron el 26 de agosto del 2000 en el Registro Civil de Montevideo y, por la noche, festejaron.

El matrimonio no duró lo que duró el noviazgo y, a los meses, se separaron.

Ese mismo año, Juan Sacco, que ya conocía Chicos Eléctricos, le mando a Andy un casete para ver si podía empezar a tocar en vivo. En su contestador, apareció un mensaje que decía que lo había escuchado y que le gustaría juntarse con él. Así fue como empezaron y fue como Juan entró en Ases del Beat.

Ensayaban dos días por semana, a las diez de la mañana y, de a poco, se fue gestando la idea de sacar un disco. En 2002, salió a la luz el único disco de Andy Adler, hecho por Andy Adler y Los Ases del Beat, editado por Perro Andaluz. El nombre del disco es El fin todo lo justifica.

De las trece canciones, todas están compuestos por Andy a excepción de "Bola 8", compuesta por Juan, "El beso más frío de todos", compuesto a medias entre Juan y Andy, y "Maxilar", compuesto por Nico Barcia.

Si Chicos Eléctricos era, más bien, un proyecto grupal, Ases del Beat era mucho más personal. "Ya estamos hablando de etapas más cercanas donde podríamos decir que maduró en ese sentido, de elegir entre los sueños y lo posible", dice Atienza.

El disco ya había venido grabado. A Ángel se lo dio terminado y, el caso con ese disco, es que no tenía salida por ningún otro lado. Es probable que fuera Perro Andaluz o más nadie. En sus estados de ánimo, Andy le pidió a Ángel, varias veces, que cambiara los nombres en la sección de agradecimientos. En los mails, incluía todos sus por qué.

Lo siguiente fue Coronets Gold, una especie de continuación de los Ases del Beat. Ahí, volvió a trabajar con Barbieri, que había sido bajista de Chicos Eléctricos.

 

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Querida Chiquitita:

Hoy me anduvo todo medio torcido. Llegué a las 6:40 pm aquí, cuando ya te habían llevado a quirófano. Aprovecho para ir hasta casa, asearme y volver para cuando estés consciente.

Nos vemos en un rato, y te voy a hacer reír para que te "tiren" los puntos.

El beso más grande que me sale,

Andy

 

(Texto que le dejó escrito a Pía, su ex novia, mientras vivían juntos en Chile)

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Después, vino Chile, Buenos Aires, Hotel Paradise, Sondor y la faceta de productor.

A Pipa, Silvana Silveira, la conoció en 2005 en La Ronda. Empezaron a hablar y no pararon hasta el día siguiente. Lo acompañaron de bebidas y cigarros. Ella fue a visitarlo mientras vivía en Buenos Aires, en un apartamento en Palermo, con un amigo que tocaba en una banda llamada The Tormentos.

Andy fue un gran guía en Nueva York, pero también en Buenos Aires. Conocía cada recoveco de la ciudad y, cuando Pipa lo visitaba, le encantaba caminar con él y escuchar los comentarios de cada lugar por el que pasaran.

"Caminábamos mucho, conversábamos mucho, bebíamos mucho y él tenía una historia sobre cada cosa que veíamos, ya fuera un cuadro en un museo, el fileteado porteño en algún muro, un reducto donde se bailaba tango, un edificio como el Kavendagh, el Palacio Barolo que es una pequeña réplica del Salvo, el Plaza Dorrego que fue el bar donde Borges y Sábato se reencontraron luego de muchos años, o el Tortoni otro de los más lindos y antiguos cafés de Bs.As. que, entre otras curiosidades conserva sus minguitorios antiguos que son de cobre. Andy conocía cada recoveco de la ciudad como la palma de su mano", dice Pipa.

Y con Hotel Paradise, en 2007, volvió a trabajar con Nico Barcia, que había sido cantante de los Chicos Eléctricos.

A Uruguay era lindo volver porque la gente seguía viviendo en el mismo lugar. Eso, lo charlarían Andy y Barbieri más adelante, pero era cierto. Andy seguía volviendo a Montevideo. En Buenos Aires grabó un prototipo de un disco que nunca se llegaría a lanzar: Un adiós entre dos adioses. Era un conjunto de covers, menos una canción propia.

En 2007, produjo desde Sondor el disco Malditos Banquetes, el primero de Eté y Los Problems. En 2009, acercó a Hablan Por La Espalda a Sondor y dio lugar a su primer disco, Makumba. Fue Andy quien les recomendó explorar los sonidos del primer rock uruguayo, el Kinto y Totem. No fue productor, pero su opinión terminó de formar el sonido de ese primer disco que sería un antes y un después en la historia de la banda.

Llegó a grabar el prototipo. Ese álbum solista contenía, y contiene, versiones de artistas como Richard Thompson, Bob Dylan, Beck y Scott Walker. Lo hizo en 2013, pero el disco nunca vio la luz. Aunque, dice Ángel, pretende hacerlo.

El disco se fue trancando. Solamente la tapa que Andy quería hacerle costaba muchísimo más que hacer el propio disco. Mientras que Andy insistía en una foto de él en una mansión con mujeres con poca ropa y un leopardo, para ironizar el rock en decadencia, Ángel proponía ir a la Rambla a sacar unas fotos con la guitarra. También quería que fuera en vinilo, que es muchísimo más caro que el CD o el casete.

Según Barbieri, el disco "es otra faceta de él, no es el Andy bardero golpeando la guitarra, es un Andy muy tranquilo, con otra cabeza, no apostando por el ruido".

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Canción

Que lejos estoy del suelo donde he nacido

Intensa nostalgia invade mi pensamiento

Al verme tan solo y triste cual hoja al viento

Quisiera llorar, quisiera morir de sentimiento

Oh, tierra del sol, suspiro por verte

Ahora que lejos, yo vivo sin los símbolos

Al verme tan solo y triste...

Quisiera llorar, quisiera morir.

(Canción Mixteca, del puño y letra de Andy, guardado por Pía)

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De a poco, Andy fue enfermando. Tenía un enfisema pulmonar que, con el tiempo, le permitió moverse cada vez menos. Se instaló en un hotel en el Centro cuyos gastos pagaba con la venta de la casa donde había crecido, frente al Ombú.

A algunos los veía con frecuencia, los que lo iban a visitar al hotel. Con otros, hablaba por teléfono y, con algunos otros, se comunicaba por cartas. Pipa, que pasaba a visitarlo con mucha frecuencia porque su trabajo quedaba cerca, dijo que "el Andy del hotel tuvo una tremenda fortaleza de espíritu para sobrellevar una infinidad de adversidades que se presentaban en la cotidiana, mucha claridad mental, y estaba decidido a divertirse siempre que fuera posible".

Escaleras del hotel que fuera la última residencia de Andy en el Centro de Montevideo.

A Barbieri, a veces, lo llamaba con ocurrencias o diciéndole que pusiera un programa en la tele, para que viera lo estaban pasando en ese exacto momento. Hablaban poco de música, pero hablaban de muchísimas otras cosas. Y, según Juan Sacco, Andy estaba convencido de que su cabeza ya no tenía cabida en ningún lado, que no podía aportar nada.

Si se consideran los datos de aquella cartilla, Andy Adler murió con 55 años, en julio del 2020, hace casi un año. En los obituarios de aquel día se leyó que fue único en su especie y, varios de sus conocidos, estuvieron de acuerdo. Su cuerpo está en un cementerio privado. "Estaba rodeado de amigos, que lo enterramos de pie como a los gitanos, que las chicas llevamos rosas rojas y blancas y que no fueron necesarias las palabras", dice Pipa.

Aunque Andy no murió, Andy quedó en muchas otras partes.

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Querido

No busco sonar como Ginsberg en "Howl" sin quererlo

Pero de todos ustedes, Dios sabe, me acuerdo.

Y cuando me cruzo con uno del viejo elenco

Sonrío contento de haber vivido el momento.

 

Y levanto esta copa por todos aquellos amigos

Que quedaron tirados al borde del duro camino.

¿Qué hicieron para merecer semejante destino?

Haber querido vivirlo-

 

No todos salieron ilesos del experimento

La prueba es que muchos los veo solo en los entierros

Antes eran opciones y tantas posibilidades

Los sueños no eran presos de debilidades.

 

Y levanto esta copa por todos aquellos amigos

Que le dieron combate feroz a tan cruento enemigo.

Con una sonrisa en la cara y sin buscar abrigo

Por haber querido, vivido.

 

Algunos son vistos como fruta magullada

Muchos de los que cambiaron, hoy no son nada

Me alegro cuando de mí alguno se alegra

Lo haría todo otra vez; cosechar la siembra

 

Y levanto esta copa por todos aquellos amigos

Que hoy no pueden estar aquí, brindando conmigo.

¿Qué hicieron para merecer semejante destino?

Haber querido, vivido.

(Texto escrito por Andy, guardado por Tussi Dematteis)

Por Federica Bordaberry