Por Juampa Barbero | @juampabarbero
Si hay que pensar en crueles virtudes a la hora de hablar de Cuando acecha la maldad (2023), hay que considerar el hachazo. Una escena brutal que quedará grabada en el imaginario popular de la cinefilia y que, a su vez, puede condensar toda la perversidad que permanece latente hasta el final.
Meses atrás, crucé unas palabras con Demián Rugna, director de este largometraje. Es una persona sumamente agradable y con un sentido del humor perspicaz. Es difícil imaginar que, detrás de esa mirada empatica, se esconde una de las mentes más retorcidas de la ficción argentina.
Como un verdadero fanático del género, no me había quedado solamente en Aterrados (2017). Así que no dudé en llevar puesta una remera del Monstruo de la Laguna Negra, el clásico de 1954 protagonizado por Julie Adams y Richard Carlson. Spoiler alert: esto no es una reseña.
El plan tuvo éxito. La remera llamó su atención a primera vista. Yo había visto su película No sabés con quién estás hablando (2016). Con un presupuesto diminuto, Rugna hizo una comedia negra que rebalsa de adrenalina, donde Romano y Juan planean el crimen perfecto: provocarle un infarto a un viejo gitano al que le deben mucho dinero. ¿Cómo quieren hacer esto? Asustarlo con un disfraz del Monstruo de la Laguna Negra, similar al que se calza Boom Boom Kid en el videoclip de “Lo único feo es no tener por qué vivir”. ¡Yo sí sabía con quién estaba hablando!
Demián miró mi brazo y me pidió que le mostrara uno de mis tatuajes. Es el gualicho de The Blair Witch Project (1999) que me escraché como estandarte. Una película que revolucionó el cine de terror con su uso del found footage, su innovadora campaña de marketing y su bajo presupuesto que multiplicó al máximo sus ganancias. Inspiró a una ola de películas similares y redefinió el terror al enfocarse en el miedo psicológico y la paranoia. Se convirtió en un fenómeno cultural con un gran impacto y legado interminable.
“Yo hice una película con su director, ¿sabías?”, dice. Por supuesto. Satanic Hispanics (2023) fue una película que pasó desapercibida tras el boom de Cuando Acecha la maldad, pero que tiene su alta carga de intensidad. Es una antología de cinco cortos donde participan Demián Rugna y el mítico Eduardo Sánchez, entre otros.
Luego de aterrorizar hasta al mismísimo Stephen King, quien develó que tuvo que abandonar el visionado de The Blair Witch Project, Eduardo Sánchez no alcanzó la gloria como lo hizo a finales de la década de los 90. Sin embargo, otro de sus proyectos más recordados fue el cortometraje experimental en subjetiva zombie que conforma la compilación de V/H/S/2 (2013).
Entre los fans, es habitual delirar con la posibilidad de Demián Rugna en esa saga de terror vanguardista —teléfono para Brad Miska—. Una chapa espectacular para el currículum que te posiciona rápidamente en el panorama del terror moderno. Una de sus figuras es Radio Silence, Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett, quienes además dirigieron las últimas películas de Scream. Está Ti West, Simon Barret y Flying Lotus. Sí, está Ti West.
Mucho se habló de Cuando acecha la maldad y mucho más se seguirá hablando. Con el paso de los meses, el crecimiento fue exponencial, nunca antes visto en el cine de terror argentino. Fue divertido darme cuenta que a Demián también le gusta hacer un guiño con una remera. En su última visita a Argentina, Slash, el enigmático guitarrista de Guns N’ Roses, invitó a Demián a su prueba de sonido porque le había encantado su última película.
En la foto que se viralizó, se puede ver a Rugna con una remera de Satanic Hispanics y a Slash con una de Pasco 637, la banda de metal del director. Estoy seguro que fue sincero con Demián, además nadie podría careteartela menos que Slash. A él, como a tantos de nosotros, lo volvió loco Cuando acecha la maldad. Para ratificar tal devoción, el rockstar de la galera concluyó su gira por Latinoamérica y después se mostró sobre el escenario en Australia con una remera roja de la espeluznante escena del hachazo.
La película presenta a Pedro y Jaime, dos hermanos que viven en un pequeño pueblo rural de Argentina. Un día, mientras trabajan en el campo, descubren a un viejo conocido que está “embichado”. A partir de ese momento, una serie de eventos paranormales comienzan a ocurrir en la pequeña localidad, incluyendo posesiones demoníacas, muertes violentas y un ambiente cada vez más opresivo. El realizador nacido en Haedo se sirve del vigor atmosférico inherente al folk horror para encarnar y metaforizar la venganza del olvido colectivo.
Detrás de la sangre y los gritos que turban nuestros sentidos, están la sangre y los gritos difuminados en una problemática sociopolítica. En reiteradas ocasiones, Rugna comentó que se vio inspirado por dos ideas cruciales durante el proceso de escritura del guion. Por un lado, esas familias escondidas que se camuflan en el medio del campo y son cubiertas por una nube tóxica, rociadas constantemente con glifosato. Y, por el otro, una denuncia urgente y despiadada a la propagación de la derecha en la sociedad argentina.
Lejos de esconderse es sus laureles, Demián hizo eco del reconocimiento que alcanzó últimamente para manifestarse en contra de las medidas de Javier Milei a través de diversos posteos en su cuenta de Instagram. Entre toda su desgracia, el mega decreto del nuevo presidente es un golpe atroz a la cultura nacional.
Solamente en cuanto al cine: la desfinanciación del INCAA, la condena a la ENERC y la eliminación de la cuota de pantalla acecha contra miles y miles de puestos de trabajo en la industria audiovisual. Argentina tiene películas que representan al país en todas partes del mundo, por eso hay que defenderla contra viento y marea. Y, hoy más que nunca, Demián Rugna nos enseñó que incluso el terror puede llegar hacia lo más alto.
De lo más oscuro a lo más brillante. El Festival Internacional de Cine de Sitges 2023 fue testigo de un momento histórico para el cine argentino. Cuando acecha la maldad se alzó con el premio a Mejor película, el máximo galardón. Este triunfo sin precedentes se consolidó como la primera vez que una película latinoamericana conquistó el festival de cine fantástico más importante del mundo.
Esa misma estatuilla que alguna vez levantaron directores de la talla de David Lynch, Lars Von Trier, Michael Haneke y Chan-wook Park, entre otros, hoy tiene una huella argentina. Sumado a esto —además de haber sobrevivido al hype que tuvo en redes sociales—, la película de Rugna se estrenó en un montón de salas en tantísimos países con una excelente aprobación, demostrando que no se trata de una moda pasajera, sino de una tensión que remueve las entrañas.
Cuando acecha la maldad inició su recorrido colosal en el festival Toronto, el cual se bifurcó a lo largo de 800 salas en Estados Unidos. Antes de aterrizar en su tierra natal, por este lado del mapa se sabía de los múltiples y significativos elogios que estaba recibiendo la película sin tener la posibilidad de acceder a verla.
La manija fue total. Más aún con las noticias que ornamentaban la épica de este relato ultraferoz tan celeste y blanco como Messi, el tango, o el asado; siniestramente argentino como la literatura de Mariana Enríquez, el caso del Petiso Orejudo, o la leyenda del Nahuelito.
El cineasta australiano de origen malayo, James Wan, conocido por su trabajo en franquicias icónicas de terror, como Saw y The Conjuring, hizo público su vínculo con el argentino al felicitarlo a través de un posteo de su cuenta de Instagram: “¡Well done and congrats Demian!”. Otra noticia que agitó las aguas fue la de James Cameron, director de Terminator, Titanic y Avatar, aparentando ser uno más en el público y pagando una entrada en Santa Mónica para ver una película made in Argentina.
El apoyo obvio de su coterráneo Andy Muschietti (IT, Flash) también se hizo viral. Pero hay más, Demián Rugna siempre estuvo en el radar del indiscutible Guillermo del Toro. Tiempo atrás, ambos trabajaron juntos en una posible remake de Aterrados que se terminó cancelando luego de que cayó la pandemia.
Sobre la experiencia de reversionar la película con la que se hizo conocido, Demián reflexiona: “Es raro, es muy raro, la verdad. Guillermo del Toro también decía que no creía que haya que modificar mucho, el desafío era otro tal vez. El desafío era hacer una película en Estados Unidos, en otro idioma, en otra industria que se mueve de otra forma. Cuando yo hice Aterrados el desafío era hacer Aterrados, hacer esta película en mi país con nuestra forma de concebir las películas. En el remake, en cambio, algo me garantizaba que la película iba a ser un éxito. Porque estaba un productor brillante detrás y un estudio de los más grandes del mundo. Eso me daba una ventaja bárbara. Pero sí es raro, son diferentes desafíos y de no querer matar a tu bebé también. Porque obviamente nos ponían un guionista y el guionista iba por otro lado y yo decía ‘no, no, no… tienen que ir por este’”.
El boom de Cuando acecha la maldad no solo es una enredadera de grandes nombres. Con una base de más de 300.000 espectadores en Argentina, se convirtió en la película de terror más vista en la historia superando a No dormirás (95.714), Sudor frío (80.549) y Resurrección (60.979). Como el germen mortal que narra en la ficción, la película se expandió por todas partes: 520 salas en México, 150 en España y 350 en Brasil. Tuvo estrenos exitosos en otros países de la región como Paraguay, Bolivia, Uruguay, Colombia, Venezuela, Perú y Panamá. Hasta terminó estrenándose en Filipinas, donde los fanáticos iban disfrazados a la sala y cubiertos de sangre. Hoy en día, hay planes de seguir tomando terreno por los países escandinavos.
En los últimos años, películas como Necronomicón (2017), Los olvidados (2017), Muere, monstruo, muere (2018), Luciferina (2018) y Los que vuelven (2019) abrieron camino, mostrando la diversidad y el talento que existe en el cine de terror argentino, con una audiencia ávida de nuevos relatos que les ericen la piel.
Relatos escalofriantes que escarban los rincones más oscuros del alma humana y del mundo que nos rodea. Mención aparte merece la hipnotizante Historia de lo oculto (2020), que arrasa en Netflix a diestra y siniestra. En este nuevo amanecer del cine argentino, Cuando acecha la maldad se alza como un faro que guía a las nuevas generaciones de cineastas hacia un futuro de horror y fascinación. Es un canto a la oscuridad, una oda a lo macabro, una celebración del terror que nos habita. Es un legado que se expande, un grito que se multiplica, una pesadilla que se convierte en estandarte.
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