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Cine
Lo onírico

Waking Life, la película de Linklater sobre sueños lúcidos hechos animación

La película de 1999 recaudó poco dinero en su taquilla, pero se convirtió en un clásico de los veinteañeros americanos.

09.05.2022 12:37

Lectura: 5'

2022-05-09T12:37:00-03:00
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Por Federica Bordaberry

Advertencia para un lector: si está buscando una trama fascinante, una película de acción o de ritmos rápidos, busque en otra parte.

En 1997, el director de cine americano Richard Linklater había estado en el centro de Texas filmando su película The Newton Boys. Esa, que fue financiada por 20th Century Fox, que tenía un equipo de cien personas, había costado 27 millones de dólares.

Dos años después, durante su séptima película, Linklater estaría filmando Waking Life en la ciudad de Lockhart, también en el centro de Texas, con una cámara digital simple y barata. Y con un equipo de solo dos personas más que él: el productor Tommy Pallotta y el operador de sonido Mike Brennan.

La mayoría de las escenas contaron solo con dos actores, con Wiley Wiggins interpretando al protagonista. El resto se convirtió en una lista rotativa de personajes, uno de ellos interpretado por el propio Linklater.

Linklater es ese director de cine que fue partícipe del renacimiento del cine independiente en Estados Unidos en 1991, con Slacker. Ese que se convirtió en uno de los directores americanos más célebres de la actualidad.

Waking Life fue la caída y la reivindicación de Linklater. Slacker, que fue un éxito, comenzó autofinanciada y se filmó en Austin, Texas, con 23.000 dólares solamente. A partir de entonces, el presupuesto de sus películas aumentaría, hasta que en 1999 tuvo dos fracasos grandes, SubUrbia y The Newton Boys. Eso, en la industria del cine, significan millones de dólares perdidos y, obviamente, estudios que ya no estuvieran dispuestos a financiar futuras películas.

Después del rodaje con cámaras de video digital, un equipo de animadores estilizó cada cuadro y cada secuencia utilizando un tipo de animación llamado rotoscopia. Este es un proceso que crea secuencias de animación rastreando cada cuadro (cada foto que compone el video) en vivo. Esta técnica da como resultado un estilo más bien surrealista, onírico, algo parecido a un sueño. A algo que se adaptaba perfectamente a lo que necesitaba Waking Life, el primer largometraje realizado con rotoscopia digital.

Entonces, lo que sucede es esto: todo gira en torno a Wiggins, el protagonista, mientras este deambula por paisajes de ensueño y discute temas existenciales con otros personajes. La naturaleza de la realidad, el libre albedrío, el yo, la ciencia, y todo lo que viene con esto.

“Siempre me he movido por el mundo sabiendo que tengo muchas películas en mí. Tengo muchas ideas, guiones y cosas que quiero hacer (…) si algo no funciona, puedo pasar a otra cosa. Porque lo principal es expresarme en este medio. Me importa una mierda el dinero”, le dijo Linklater al medio local Texas Monthly.

Aunque en realidad, los orígenes de la idea de Waking Life se remontan a 21 años antes de que empezara la producción de la película, al último año de secundaria del director. Fue, según dice, un adolescente con sueños lúcidos constantes. Desde una edad temprana, tenía la capacidad de saber cuándo estaba atrapado en un sueño y cuándo no.

“Simplemente no podía despertarme de eso. Pensaría que me había despertado. Seguiría con mi día. Luego, eventualmente te das cuenta, ‘Oh, mierda, todavía estoy soñando’. Simplemente siguió y siguió, por lo que parecieron días”, comentaba Linklater.

Esa idea, la de Waking Life, quedaría rondando en la mente de este director americano. Cuando estaba en la Universidad Estatal de Sam Houston, armando su carrera cinematográfica, ya sabía que el concepto de esa película sería un tanto salvaje, pero que no podría ser con acción en vivo, con personas reales. Necesitaría animación.

En 1998, Parlotta había conocido a Linklater un año antes y le presentó esta idea a su compañero de cuarto, Bob Sabiston, un animador y científico informático.

Finalmente, en 1998, Pallotta, que había conocido a Linklater una década antes, le presentó al cineasta el trabajo de su compañero de habitación Bob Sabiston. Este último, fascinado, diseñó el programa de software Rotoshop para acelerar el proceso. Y lo hizo. Linklater empezó a convertir sus ideas en un guion.

Poco tiempo después, Linklater, Pallotta y Wiggins filmaron con un presupuesto bajísimo que significó menos presión y, además, mucha libertad creativa. “Fue un proyecto divertido en el que experimentamos, tiramos todo a la pared y vimos qué se pegaba”, dijo Wiggins al medio local. Linklater terminó contratando a treinta animadores de todo Austin para hacer la rotoscopia.

De hecho, durante el rodaje Linklater empezó de nuevo con los sueños lúcidos. “Lo estaba viviendo las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana. Estaría flotando, me di cuenta de que estaba en un sueño y luego comencé a pensar: "¿Cuál es el ángulo correcto?", recuerda. “Estaría tomando detalles para usar en la filmación. Incluso algunas de las conversaciones en la película surgieron de mis sueños”.

Una de las curiosidades de Waking Life es que aparece el teórico conspirativo de extrema derecha, Alex Jones. Él maneja un auto y va gritando por la calle teorías paranoicas sobre el laberinto de ratas" y los "sistemas de control" a través de un altavoz. Todo eso que dice se parece a lo que escribe en su plataforma, Infowars.

En ese entonces, Jones no era el propagador de noticias falsas que conocemos hoy. Era, más bien, un presentador de televisión que audicionó para un papel.

Aunque la crítica recibió bien a la película, Waking Life recaudó solo 3.2 millones de dólares. Sin embargo, se convirtió en un clásico de los adolescentes y estudiantes universitarios de Estados Unidos. Tocó fibras, sobre todo, en ese público.

Por Federica Bordaberry