Por Federico López | @fedelo28

Wos se encontraba por segunda vez con un micrófono en mano en Uruguay. Este show de Wos fue su primer toque en vivo. La primera vez que pasó por el país fue en el año 2017, cuando con tan solo 19 años visitó el Montevideo Music Box en un evento de batallas de freestyle. En aquella ocasión ganó y se llevó la ovación de un público que aún no lo conocía tanto. Entre aquel día de 2017 y lo sucedido en el Palacio Peñarol pasaron un sinfín de eventos que han llevado a que aquel muchacho que se dedicaba a rimar en plazas sea uno de los artistas más relevantes de habla hispana.

Fue campeón argentino y del mundo en la disciplina de batallas de freestyle, se retiró de dicho circuito, lanzó un álbum debut que lo llevó al Luna Park, fue reconocido por el Indio Solari, colaboró con artistas de la talla de Ricardo Mollo o Ciro Martínez y fue avalado por figuras como Cristina Fernández de Kirchner y Lionel Messi.

Ese mismo pibe que empezó a rimar a los 14, pero ahora es una figura, a los 23 años fue escoltado de una tarima improvisada a nivel de campo hacia el escenario, rodeado por los gritos del público y el acompañamiento de su banda formada por Natasha Iurcovich en el bajo, Tomás Sainz en batería, Fran Azorai en teclados y su productor Facundo “Evlay” Yalve en guitarra y mezcla.

Si bien la excusa que reunió a la gente en el Palacio Peñarol era presentar su último disco, “Oscuro Éxtasis”, el show sirvió como un repaso por la carrera de Wos, desde sus inicios. Fueron representados en forma de freestyle y beatbox, pasando por sus primeros singles, a su primer disco titulado “Caravana”, su EP “Tres puntos suspensivos” lanzado en cuarentena, hasta la actualidad. Todo eso, con la ya mencionada banda en vivo que le aporta una impronta rockera a su sonido, incitando al pogo del público.

El lazo de la cultura hip-hop con el rock nacional argentino es un tanto biográfico para Wos, quien de chico tocaba la batería y formaba bandas con sus amigos. Hoy ha llegado a resignificar el género, por ejemplo, a través de colaboraciones con Ricardo Mollo, sampleos de riffs de Skay Beilinson o con referencias en las letras a otros géneros. El rapero argentino conecta todas sus influencias en su música sin alejarse de lo que es el rap.

Un ejemplo es su canción “40”, compuesta durante la cuarentena. Con tan solo un poco más de 1 minuto de duración, exclama en su estribillo “Estoy verde y no me dejan salir de acá”, tal como lo decía Charly García 38 años antes del lanzamiento de dicha canción. Es exactamente la misma letra, con otra razón de ser.

El pasado 28 de mayo marcó la primera vez que el público uruguayo pudo vivir en carne propia el show de Wos. Se ha convertido en un fenómeno de plataformas de streaming que, con su último disco, ya ha mostrado que más que una simple moda, se puede hablar de una figura que trasciende métricas de Spotify o reproducciones de YouTube.

Tras agotar cuatro veces el Estadio Obras de Argentina, y pasar por España y México, Wos ha demostrado ser uno de esos artistas que marcan el ritmo de una generación y que llevan adelante los cambios de paradigma que se dan en la música cada tantos años.

Hay artistas que llegan una vez cada tanto. Hay artistas que son la voz de una generación. Cuando uno piensa en los años ´90, es inevitable pensar en ciertas bandas y solistas. Lo mismo con los 80´ o con cualquier década. Esto va más allá de la sola calidad de la música o la cantidad de discos vendidos. Se trata de algo más que tener uno de esos artistas tocados por la varita. En el caso de Wos, se trata de su contenido, un mensaje que le llega directamente a su público. Sea en forma de protesta política y social, desahogo emocional o simplemente agite, cuando Wos habla su público escucha.

La edad del público esa noche en el Palacio evidenció lo generacional de la música de Wos. La masa de personas de unos veinte a treinta años vio de cerca a uno de sus máximos ídolos cuando las luces se bajaron de forma repentina y el argentino apareció a nivel de campo para cantar “Introducción al éxtasis”, la canción que abre el disco. El Palacio Peñarol se vio con las manos en el aire, montones de celulares filmando, gritos de fondo, mientras Wos recitaba de forma tranquila los versos bajo las luces de los focos y los flashes.

Wos es algo generacional. Es esa resignificación de los que vinieron antes de él, con un delivery único, tan agresivo y desafiante como profundo, que llevó a su público por sus canciones más melancólicas y a pogos dignos de shows de rock. Fue un viaje que el público uruguayo pudo vivir por primera vez y fue cerrado con “Púrpura”, la primera canción que lo dio a conocer en su faceta de músico.

Entre gritos de “¡Dale, Wos!” como se escuchan en la popular de cualquier hinchada, se despidió prometiendo volver.