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Música
Bien humana

Zoe Gotusso, la cordobesa que no quiere perder la capacidad de jugar para hacer música

La cantante argentina se estará presentando en el Cosquín Rock en Montevideo, el próximo domingo, con un disco nuevo por delante.

15.04.2024 13:10

Lectura: 17'

2024-04-15T13:10:00-03:00
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Por Federica Bordaberry

El amor no es lo mismo que el fanatismo. Y no es lo mismo que los elogios, ni que los aplausos. Eso es lo que cree Zoe Gotusso, retomando aquello que dijo una vez: "recibir mucho amor también es difícil". Cantante y compositora, nacida en 1997 en Córdoba, Zoe apareció en la escena musical como parte del dúo Salvapantallas junto a Santiago Celli. En aquel entonces, eran covers. 

"Mi canción más conocida fue con Salvapantallas, con Santiago Celli cuando teníamos el dúo, y fue una canción que no era mía. 'Fue amor' de Fito Páez. Al principio odié que le fuera bien a esa canción. No sé si odié, porque odiar es muy fuerte, pero como que me avergoncé de no haberla escrito yo, pero era una cuestión absolutamente del ego", dice Gotusso en entrevista con LatidoBEAT.

Lo dice ahora, a comienzos del 2024. Un ahora que implica, para ella, haberse amigado con su capacidad de intérprete, pero que también trae consigo un primer disco solista, Mi primer día triste (2020), que produjo en Uruguay junto a Juan Campodónico y al que acompañaron músicos locales de la talla de los hermanos Ibarburu o Hugo Fattoruso. 

Pero un 2024 que, también, traerá un segundo disco dentro de su proyecto solista, al que ella llama "una empresa de sueños", que produjo junto al Cachorro López (ex Los Abuelos de la Nada) y que explora otros sonidos. Aquel primero tuvo, de forma inevitable, sonidos uruguayos cercanos al candombe, pero también una reversión de "Amándote" de Jaime Roos, "un uruguayo que ustedes quieren mucho", dice Gotusso. 

Y un año que, después de parar durante seis meses en 2023, la hace reconocer por qué hace música: para jugar. "El año pasado frené seis meses, porque no quería saber de nada con tocar porque había perdido el juego y me subía triste al escenario", dice. 

Este próximo domingo, el "día 2" del Cosquín Rock en Montevideo, la cordobesa estará presentándose en el Escenario 2 a las 18:20. Las entradas pueden conseguirse acá

Foto: Mía Ferrari

Foto: Mía Ferrari

Hasta el momento, tu música ha estado súper vinculada a Uruguay. Desde Drexler en el disco de Salvapantallas, tu primer disco solista producido acá con Juan Campodónico y una colaboración con No Te Va Gustar, ¿qué hay en los sonidos uruguayos que siempre terminás buscando?

Te agrego uno más: tengo una colaboración con Juan Wauters, pasa que es un uruguayo que ha emigrado. ¿Qué encuentro en esos sonidos? Siento que emano por los poros Latinoamérica, me gusta mucho la raíz. Así como soy familiera, soy hogareña y soy de las raíces. Abrazo lo que soy y así como me gusta el bossa nova de Brasil, el rock o la balada argentina, el tango, me gusta el candombe uruguayo y pensaba que había conectado a través de Jorge Drexler, cuando di vuelta su disco y vi que lo había producido Juan Campodónico, y eso me llevó a volar hasta allá para conocer a Juan y a sus súper amigos. Que, sus súper amigos, eran desde Fattoruso hasta los hermanos Ibarburu. Eso nutrió mi disco.

Una cosa es las canciones que yo hago y después es la producción o los vestidos que le pongo, cómo un productor me suma y en eso fue una decisión que es una consecuencia, me parece, de lo que he mamado y lo que me ha marcado de chica, que es mucha música latinoamericana. Sin embargo, también he escuchado música internacional, un montón, pero me gusta como el hogar y las raíces.

Creo que nadie va a hacer mejor la música latinoamericana que un latinoamericano o una latinoamericana. Esa es una decisión que tomé, y la decisión trajo como efecto nutrirme, en este caso, de candombe. Me encantaría el día de mañana hacer un disco en Brasil. Ahora hice un disco acá con Cachorro López, que va a salir en may.o. Cachorro López ha sido integrante de Los Abuelos de la Nada, ha estado con Melingo, con Calamaro, con Miguel Abuelo. Yo creo que me va a nutrir y me da otra cosa. Ha hecho un disco con Julieta, con Miranda! con Lafourcade en México. Es como que me gusta moverme entre colegas vecinos, países limítrofes o cercanos. Eso me pasa. 

¿Es definible lo latino? ¿Qué es lo que hace latino y no europeo, por ejemplo?

¿Qué es lo que hace que tu abuela cocine como lo hace? Es una cuestión muy interesante. Yo soy una nerd, también. Me gusta la historia, me gusta la geografía. A mí me encantó cuando entendí de dónde venía el candombe. Hay algo que no se puede evitar cuando estamos haciendo arte que es qué está pasando en el contexto. Es como que yo le pida a un sueco que baile salsa. Nunca lo va a hacer como lo hace alguien de Cuba, eso es una consecuencia de la historia. De gente que emigra, gente que hace, gente que se reproduce en un lugar, la cultura es eso.

Cómo va a hacer un japonés un asado, y cómo lo hace un argentino o un uruguayo. Cómo hace el mate un uruguayo, por qué lo hace así. Deberíamos hablar del contexto histórico y cultural de la sociedad. Eso es lo que hace al sonido latino. Si volvemos a la historia tiene una influencia de música africana. No soy la más sabida, pero me pasaba que mi corazón escuchaba música y le gustaba este productor. Confié en eso que me gustaba y cuando voy a lo que me gustaba me encuentro en Montevideo. Es más, Juan Campodónico me enseñó bien cómo tocar candombe en la guitarra, yo no lo tocaba bien. Osea, yo no voy a ir a Japón a que me enseñen cómo tocar candombe, me lo corrigió él y eso es lo lindo de la cultura, cómo no hay nadie que va a hacer mejor nuestra música que nosotros. Eso es lo lindo de la cultura y de viajar, también. Yo me siento como una exportadora de música latinoamericana, me encanta. Será porque soy familiera, no lo sé.

En Retrato en movimiento hay un segundo en el que decís que está bueno contar o cantar verdades. ¿Contar y cantar es lo mismo para ti?

Cuando yo canto, cuento. Con una melodía y con una voz, pero cuando yo cuento no necesariamente canto. Como que el cantar ya agrega otra disciplina que tiene que ver con la música. No es lo mismo, pero cuando yo canto estoy contando cosas. Puedo cantar cosas que no escribí yo. Ya lo hice, canté "Amándote" que es una canción de un uruguayo que ustedes aman. Y que respeto mucho. No es una canción mía, pero la siento hermosa porque es una canción que suena genuina en mí, eso es contar una verdad. No es mía la verdad, pero se convierte en mía cuando la siento propia.

También hay algo que estoy descubriendo en el camino. Mi canción más conocida fue con Salvapantallas, con Santiago Celli cuando teníamos el dúo, y fue una canción que no era mía. "Fue amor" de Fito Páez. Al principio odié que le fuera bien a esa canción. No sé si odié, porque odiar es muy fuerte, pero como que me avergoncé de no haberla escrito yo, pero era una cuestión absolutamente del ego. Ahora entiendo que soy una gran intérprete y que eso es un don, y que puedo componer también y que no tengo que ser tan ego trippera.

Ya sé que puedo componer, ya sé que puedo cantar, como que me amigué con mi interpretación. Así que contar no es lo mismo que cantar, pero cuando canto, cuento. Y contar verdades que no tienen que ser solo mías, las puedo hacer mías. Ahora estoy escuchando a Roberto Carlos, que estoy como embelesada hace dos años. Tiene una discografía espectacular y es su verdad, pero ahora se está convirtiendo en un poco mía porque estoy sacando todos los temas y me encanta. Seguramente eso traiga algo de consecuencia. Es como activar la memoria, algo que ya se hizo, y traerlo de nuevo y hacerlo propio. Eso es una verdad también. 

Esto, también decís en el documental, no sucede si no hay nada para decir. En un mundo donde nos enteramos de todo lo que sucede, ¿se puede no decir nada?

Podés decir cosas sin hablar. Podés decir cosas sin cantar. Yo te puedo mirar, nos podemos sentar en una silla frente a frente, a un metro de distancia, y podemos estar solamente mirándonos y con eso nos estamos diciendo cosas. Es una buena pregunta porque debería no estar en movimiento para no decir nada, y siempre se está en movimiento. Aunque esté en la soledad de mi casa voy a decir cosas, me las voy a decir a mí, aunque no hable. Si estoy tirada en la cama me estoy diciendo cosas. Me parece que siempre se dicen cosas. Y, sobre Retrato en movimiento, hace mucho que no hablo de eso, estaba muy chiquita. Sigo, pero tenía 22, ahora tengo 26. 

A esta altura de tu vida, has tenido distintos vínculos con la música. Cuando eras chica la escuchabas. De adolescente, empezaste a tocarla. Ahora, hace tiempo que la creás. ¿Cómo te han formado esas tres maneras de vincularte con la música? ¿Qué te han aportado a lo largo del tiempo?

Todo. Fue mi mejor escuela. La vida es mi mejor escuela y creo que no hay manera más linda de transitar la escuela de la vida que con una pasión. En mi caso, es la música. Después, cómo la hago, es eso del movimiento. Yo no soy hater, tengo mi crítica y puedo tener una crítica y decir "esto no me gusta", o "sí me gusta", en lo personal, pero valoro a todo el que hace. Y haciendo, como yo hice. En la temporada uno, interpreté. En la temporada dos, escuché. En la temporada tres, creé mis propias canciones. Me han hecho madurar mucho y crecer mucho.

Yo con la música siento que la vida es una escuela, y no hay manera más linda de ir al colegio y vivirlo desde una pasión. Por eso dicen que uno es afortunado cuando vive de lo que le gusta y yo siento que soy una afortunada y para mí ser artista es una fortuna. Me han hecho crecer mucho porque no solo ahora soy jefa de un proyecto, sino que tomo decisiones.

Tomar decisiones me dio un montón. Tengo que hablar con todos y con nadie porque también me siento sola en las decisiones. Hay que tomarlas es solitario y cuanto más grandes son las decisiones más soledad hay. Hablar con la gente, sea el público, sean los que están en el backstage, me han hecho crecer. Me siento más adulta y me siento más sabia. Siempre quise, desde chica, ser sabia, no sé por qué. Me gusta la sabiduría de los viejos, de las viejas. A la gente por ahí no le gusta cumplir años, a mí me encanta. Yo creo que a los 30 voy a estar en mi prime, como dicen los futbolistas. A los 40, ni hablar. Como que hay algo de la sabiduría, la música es mi escuela de sabiduría. No solo por los acordes, para nada. Los acordes son un medio y la música es un medio para hablar con la gente y para hablar conmigo misma. 

Foto: Mía Ferrari

Foto: Mía Ferrari

A pesar del productor, o de los músicos, en cada disco, hay algo de Zoe que siempre se mantiene tanto en términos musicales como en términos de espíritu, ¿qué es?

No sé cómo explicar eso. No sabría decirlo, pero hay algo muy lindo que dicen los orientales, que es que un círculo nunca va a ser hecho de la misma manera. Aunque trate de hacerlo igual, un círculo nunca vuelve a ser igual, nunca. Incluso, la misma persona haciendo ese circulo. No sé, cuando yo hago algo, sea una nota como esta, o una canción, es como mi pintura. Cada uno tiene un pigmento. Yo cuando hablo con vos estoy poniendo mi pigmento, no tengo explicación. Eso es como una gran conexión con el ser, con el ahora, y estoy siendo un poco espiritual, pero con lo natural de la vida. Trato de estar como cerca de mi intuición, que cuando alguien me pregunta algo, trato de distinguir y responder por intuición e ir para ahí. A mí me pasa que me invita o No Te Va Gustar o El Kuelgue, o Louta, o toco con Juan Campodónico, y yo también siento que soy yo. También siento que podría estar hasta con alguien de la música urbana, o alguien de la música más ancestral, o hasta podría tocar música más rockera y espero seguir siendo yo. No sé qué es eso, supongo que me quiero. Me quiero mucho y obvio que tengo inseguridades, como todos. No es que tengo el pecho inflado y vivo en esa. Vivo con mi exigencia y dudando de mí, pero me quiero igual y siempre voy a responder sin mirar al costado, eso lo hace único. Es como los círculos, somos medios únicos. 

El otro día hablaba Luciano Delprato, dramaturgo que también es cordobés, y él decía que cuando algo no es definible a través de las palabras, y necesitás recurrir a la poética para hacerlo, ahí es cuando es realmente profundo. ¿Te parece que tiene que ver con eso?

Sí, obvio. Como cuando la gente trata de poner la ley mística en palabras, pero no se puede poner en palabras. Estamos hablando y te di una respuesta, y supongo que en un imaginario como que nos entendemos. O no. Pero sí, es difícil ponerlo en palabras y supongo que uno es el mensaje. Uno es la esencia. 

Uno de tus desafíos, pero también de tus logros, es llegar a generar una intimidad con un público aunque el espacio sea enorme. ¿Qué de lo que hacés permite esa intimidad?

Estoy jugando. Trato de jugar y, a veces, hay un límite que tengo que encontrar. He convertido lo que más me gusta en mis días, y en mi trabajo, y todo ahora es mi voz. Vivo de mi voz. Me conocen por mi voz. A veces me doy cuenta que pierdo el juego. El año pasado frené seis meses, porque no quería saber de nada con tocar porque había perdido el juego y me subía triste al escenario, es rarísimo. Igual, después me he subido triste y he terminado feliz, y me he escondido antes de salir a tocar a llorar y después he salido como sana, o contenta.

Creo que es el juego, así que quizá lo más importante es no perder el juego. Trato de eso, de seguir disfrutando, porque después las cosas se ponen pretenciosas. Yo tocaba en mi cuarto y, de repente, estoy en la industria musical y mi proyecto es una empresa también, nunca quisiera decir eso. Es una empresa de sueños, pero es un proyecto y también se pone un poco anti juego, pero porque tengo 26 y estoy aprendiendo a todo mientras lo hago. No nos olvidemos que es lo que más me gusta hacer y no sé si uno quiere hacer lo que más le gusta hacer todos los días, todo el tiempo. 

Quiero retomar unas oraciones que has dicho en prensa ya, y preguntarte por qué crees eso y si tu perspectiva al respecto ha cambiado con el tiempo. “La vida funciona mucho en los contrastes”.

Esa me encanta. O sea qué voy a decir yo de cómo funciona la vida, para empezar. Soy una pendeja insolente, pero siempre me gustó mucho el contraste y por ahí la gente por compararse es como que tiende hacer lo que hace el de al lado. Lo hacemos todos ante la inseguridad. El humano tiene un error que es que nos gusta el placer, y el placer es un proceso. Tiene temporadas, como las estaciones. Si te da placer el verano, el invierno quizás no, pero no podés tener verano todo el tiempo. Por eso creo que es clave el contraste. Vos disfrutás del verano porque existe el invierno, y el otoño y la primavera. Hay algo del popstar del hay que estar arriba, hay que estar bien, y yo creo que al contrario. Quizás soy un poco contrera, pero me copa un toque, así como en las fiestas tampoco voy tan vestida de fiesta. Creo que el contraste es divertido, sino somos todos iguales. 

“Soy humana, soy una gran humana”. 

Soy tremenda, mirá todo lo que digo. Me considero ante todo, humana. Cuando dije eso no sé a qué me refería, pero debo haber dicho que era una persona humana y que yo puedo ser virtuosa por haber estudiado muchas horas la guitarra, o mi voz, pero ante todo soy humana. En mi banda también soy medio psicóloga, soy mediadora, porque al final somos todos personas y somos todos humanos. Medio animalitos.

Entonces, me parece que olvidarse de esa condición es fatal, está mal. Soy humana, a veces no he sido humana cuando el juego se me convierte. Momentos en los que he estado más triste y estresada, mi parte humana se amenaza y me pongo más robot. Es como que siento que tengo que ser fuerte y salir a tocar, y rendir bien, y hacer más shows porque entrás en la de perseguir una zanahoria y no tiene sentido. Ahí dejo de ser un poco humana que, a la vez, eso es humano. Cagarla. La he cagado y eso es humano también.

Pero soy humana y también dije que soy buena humana porque soy una persona que, soy brava, pero sé pedir perdón, sé hacer una autocrítica. No sé tener paciencia, pero trato de aprenderla, como que tengo mis cosas buenas y mis cosas malas. Dentro de todo, a mis 26, si yo me muero ahora, me muero feliz. Siento que he sido una buena humana. Cuando digo esto nos veo como hormiguitas. Me parece que yo soy una cosa de un todo. Soy individualista, a veces, pero también puedo ver el otro lado de que somos parte de un todo y también me refiero a eso. Si me muero ahora fui una buena humana, fui buena con el de al lado, buena conmigo, mala también. 

“Recibir mucho amor también es difícil”.

Todo en exceso es difícil. Quizás ahí me confundí un poco. No me refería al amor, ahora que vuelvo a esa frase. Me refería a elogios y aplausos, que no son necesariamente amor. Yo creo que la gente, cuando escucha mis canciones, digamos que siente ciertas cosas. Hay algunos que sienten amor. Cuando ellos te ven, o te tienen en las redes, o lo que sea, te quieren devolver ese amor, lo cual es hermoso. Pero cuando yo subo algo a Instagram, una boludez y me contestan "te amo" es hermoso, pero se pone peligroso que todos te amen. Hasta me gusta la gente que va por el costado, me gusta lo que no es obvio. Entiendo por qué lo dije, no sé si estoy de acuerdo porque al amor nunca le diría que no, pero el amor no sé si es pedir una foto. No soy famosa y estoy muy tranquila en las calles, pero me ha pasado de estar en multitudes y darme cuenta de que quizás no quería conocer 30 personas en un día. Pero es el resultado de lo que hago. Es un poco mi trabajo también, y es un afecto, una forma de amor. Lo que pasa es que la gente traduce el amor en fotos. Yo amo cuando me abrazan, por ejemplo. A veces me piden una foto y yo digo "te doy un abrazo". 

Por Federica Bordaberry