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Contenido creado por Agustina Lombardi
Entrevistas
Todo lo que baja tiene que subir

El retorno de Hereford: “Cuando los cuatro arrancamos a tocar se levanta la momia”

La banda de rock uruguaya se reúne tras 10 años de su disolución y prepara su bienvenida para el 25 de noviembre en el Teatro de Verano.

04.07.2023 13:58

Lectura: 24'

2023-07-04T13:58:00-03:00
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Por Carlos Dopico
Carlos Dopico

Fundaron la banda allá por el 95, año en el que debutaba discográficamente El Peyote Asesino; en que Buitres después de la una editaba su cuarto trabajo, Deliciosas criaturas perfumadas; en que Los Traidores irrumpían con su cuarto disco de estudio, Radio Babilonia; Claudio Taddei publicaba La Iguana el jardín; y El Cuarteto de Nos avizoraba la debacle de su meteórico ascenso con Barranca abajo. Desde entonces mantuvieron 18 años de actividad ininterrumpida, trayecto en el que alcanzaron a completar cinco álbumes de estudio, tres en vivo y un DVD. “Durante muchos años fue nuestra causa principal en la vida; yo me acostaba y me levantaba pensando en Hereford, no pensaba en otra cosa. Cuando eso se empieza a desgastar, la banda te pide que la dejes”, explica Diego Chirola Martino.

Allá por el 2013, luego de atravesar el auge del rock nacional, asistir a festivales masivos y viajar con cierta frecuencia a la vecina orilla, llegó el bajón. Comunicaron la disolución de manera unilateral y mantuvieron el absurdo compromiso de asistir a tres últimos conciertos en esa condición. “Veníamos desde hacía un par de años con algunas rispideces que se iban sumando. Y bue… En vez de manejarlo de una manera más madura, mandé un comunicado que detonó todo”, confiesa Frankie, arrepentido del acto. Una vez desactivado Hereford, sus distintos integrantes comenzaron a desplegar distintos proyectos, desde una carrera solista (Martino) a un dúo artístico (Spuntone/Mendaro), o dos tríos rockeros (Trobo con Los Tres Mosqueteros y Lampariello con los HDP’s). Al mismo tiempo, agrandaron la familia y asumieron nuevas responsabilidades. En 2021, dos de sus integrantes (Frankie y el Chirola) compartieron un espectáculo en el que asomaban aires de reconciliación: Separados pero cerca. Sin embargo, corrieron los meses y no hubo anuncio alguno de posible reunión. Este año, una década después de su última aparición pública como banda, se les ocurrió anunciar su regreso y alimentar la expectativa de una fecha, aún distante, pero que la banda prepara con pasión: 25 de noviembre en el Teatro de Verano.

Sobre el retorno, la amistad, los errores del pasado, las ganas de sostener la escena rockera; sobre los primeros grandes shows que asistieron como banda y las canciones compuestas durante el período de distanciamiento; sobre la compatibilidad del grupo con los proyectos artísticos de cada uno y la entidad que se despierta cuando tocan juntos alguna de las piezas del repertorio es que va esta charla grupal para LatidoBEAT. “Cuando los cuatro arrancamos a tocar se levanta la momia. Y esa momia no es la sumatoria de todos nosotros, es una entidad. Es como frotar la lámpara del genio”, subraya Mendaro mientras lustra su antebrazo y el resto asiente con la cabeza.

Si bien habían mantenido algunos encuentros administrativos en estos años, e incluso compartido experiencias artísticas, el motor emocional de esta reunión llegó por un fanático de la banda que cursa una enfermedad. ¿Cómo fue el proceso?

Guzmán: Nos habíamos juntado una que otra vez para subir material a internet. MMG, el sello con el que trabajamos, quería que subiéramos material a las distintas plataformas. Pero un día Frankie nos manda un mensaje diciéndonos que por Twitter lo había contactado un flaco que vivía en Melo y que nos había visto tocar en la discoteca Speedy González de allá. Solíamos recorrer esos lugares con la Gira Solidaria, porque también tocábamos en boliches.

Frankie: Esa vez me acuerdo de que hicimos un acústico a las nueve de la noche, con un alimento de entrada, y a las cuatro de la mañana tocamos en el boliche. Me acuerdo de que ahí le robaron los platos a Rodri [Trobo]. [Risas.]

Guzmán: Bueno, este flaco era un gurí por entonces y ahora está haciéndose un tratamiento en el Hospital Clínicas por ELA [esclerosis lateral amiotrófica], una enfermedad degenerativa, y viviendo en la casa de la madre en Lagomar Norte. Nos dijo que sabía que estábamos separados, pero tenía el gran anhelo de tomar unos mates con nosotros cuatro. Entonces fuimos y nos vimos por primera vez en mucho rato, en un plan Hereford. Anteriormente nos habíamos reunido para trámites, cuestiones administrativas de subir material y organizar. Frankie me llevó a casa y ya quedamos en contacto para hacer un asado y resolver algunos detalles de autoría de nuestras canciones. Ahí le dimos un poco de temperatura a la relación. Con el vínculo más actualizado, nos dieron ganas de reflotar la banda y hacer un toque con material nuestro.

Guzmán Mendaro. Foto: Javier Noceti

Guzmán Mendaro. Foto: Javier Noceti

En setiembre de 2021, Frankie y el Chirola se presentaron con el espectáculo Separados pero cerca en Montevideo Music Box. ¿En aquel momento sabían ya que se venía una fecha conjunta con los Hereford o aún era una remota posibilidad?

Frankie: Chiro y yo habíamos hablado el tema en alguna oportunidad, pero sin nada definido y siempre quedaba en esa de “vamo a vernos”, pero nada. Pero después de que tocamos, quedamos recopados. Ahí se armó un poquito también el tema. Con Chirola dijimos antes del show: “¿Qué hacemos con los chiquilines, los invitamos?”. Y nos respondíamos casi en simultáneo: “Si los invitamos es lo mismo que juntarnos de vuelta”. No tendría sentido juntarnos él y yo.

¿Y a ustedes, Guzmán, Rodrigo, les daba ganas de ser parte?

Guzmán: Tal vez de ir a verlos sí, pero creo que el tiempo de tocar es este.

Chirola: Tuvimos un par de asados y nos actualizamos de nuestras vidas. Volvimos a entibiar la relación, por más de que estábamos en contacto unilateralmente, o yo con Frankie, o Frankie con Guzmán, o con Rodri. Nunca cayó el vínculo, pero como banda aún no habíamos puesto la mira de tocar. Esos asados derivaron en esto.

Estaban procesando material, viéndose, escuchándose. Eso seguro también les provocó ganas de tocar aquellas canciones. Finalmente, ¿subieron todo el material?

Frankie: Sí, ya están todos los discos disponibles. Eso lo hicimos con MMG y con Claudio Piccerno [antiguo mánager].

¿Tocan en noviembre porque se esta remodelando el Teatro de Verano o porque querían esa fecha tardía en el almanaque?

Chirola: ¡Ambas! Cayeron como anillo al dedo ambas cosas; además antes hace frío y luego se nos alejaba mucho del impulso.

Un Teatro de Verano, además de un aforo mediano, es un ámbito rockero que tiene mucho que ver incluso con su propia historia. Ahí debutaron en el Rock de Acá.

Guzmán: Sí, es un escenario rockero, también murguero, popular, pero para los que hacemos rock es mítico.

Ese fue uno de los primeros escenarios en el que ustedes pasaron de tocar en boliches a grandes plateas.

Guzmán: Sí, tal cual. El otro día me encontré con Mariano Martínez [Attaque 77] y él recordaba cuando tocamos ahí juntos con Attaque, en los 12 años de la Factoría.

Frankie: Esa vez tocaron Los Traidores, La Tabaré, Los Buitres, Expulsados…

Guzmán: En el primer Teatro de Verano conocimos también a Snake, en el primer Rock de Acá.

Chirola: Es verdad, ahí comenzó nuestro vínculo con Snake.

E inmediatamente debutaron también en el Centenario, como parte el Rock en ROU.

Guzmán: Sí, claro, que se canceló por lluvia un rato después de que tocamos. Tocó BDS después de nosotros. [Risas.]

Frankie: Fue con Abuela Coca tocando que se suspendió, ya no daba para más, era un diluvio.

¿Y qué recuerdan de aquellas primeras presentaciones masivas?

Frankie: Yo tenía un cagazo increíble. [Risas.]

Chirola: Yo que no podía caminar y respirar al mismo tiempo. ¡En serio! Miraba a la derecha y veía a Guzmán a seis cuadras, miraba a la izquierda, y lo mismo con Frankie. Era tremendo.

Guzmán: ¡Lo del Centenario estuvo salado! Fuimos tipo a las cinco de la tarde y cuando llegamos me acuerdo de que ya estaba tocando Navajada. Después tocaron los Chicos Eléctricos, NN Opera. A la banda del Funfu [Rafael Dos Santos], me acuerdo de que le gritaban de todo y nosotros veníamos después con un cagazo enorme. [Risas.] Teníamos 20, 21 años, repopis. Éramos una banda emergente.

Y cargaban además con el estigma de “la bandita de Punta Gorda y Carrasco”.

Frankie: Sí, tal cual.

Guzmán: Pero en realidad todavía ni siquiera éramos conocidos; no recuerdo si ya estaba instalado eso que decís. Quizás fue incluso antes. Sin embargo, cuando subimos a tocar, la devolución fue alucinante. Fuimos re aplaudidos y hasta metimos un bis. Estaba transmitiendo la MTV.

Chirola: ¡Qué memoria que tiene este hdp! Me pone un poco nervioso. [Risas.]

Frankie: Yo me acuerdo de estar en el campo, pisando la cancha —donde nunca había estado— y decía: “¡Pensar que Bengoechea desde acá te mete un golazo!”. Y la sensación era que había seis cuadras hasta el arco. [Risas.] ¿Cómo hacía el tipo para ponerla en el ángulo?

Volver a tocar después 10 años implica que toda una generación de 20 años, por ejemplo, no tiene idea de quiénes son o qué hacía aquella banda con nombre de raza vacuna. ¿Con qué tema le explicarían qué es Hereford?

Frankie y Guzmán: “Bienvenida al show”, sin dudas.

Frankie: A pesar de que hay varias: “Lo más simple de las cosas”, “Cierto”, “La Corona del rey”, un montón…

Chirola: Pero la que resume la impronta de la banda no sé si es esa. Tenemos canciones más pesadas, otras más poperas. “Bienvenida el show” es un antes y un después.

Rodrigo: Yo respondería dependiendo de lo que escuche el adolescente. Si lo quiero agarrar le meto “Bienvenida al show”, y después lo paso pal rock. [Risas.]

Volvieron Los Traidores, volvió El Peyote Asesino, volvió Níquel, vuelve Hereford. ¿Vuelve el rock de los 90 a la escena local?

Frankie: Y, bueno, somos todas bandas de más de 50 años. [Risas.] Sí, capaz que sí.

Chirola: No sé si es que vuelve el rock o es una nostalgia. Qué sé yo, los festivales grandes siguen viniendo. Cosquín es un festival de rock y venden muchas entradas; toca NTVG [No Te Va Gustar] y venden muchas entradas… Todo el rock popular se mueve. De todas formas, no me encasillaría en el rock, diría la música, esas canciones que te llevan a algún lugar.

Hereford se separó y desde entonces transcurrieron 10 años. ¿Creen que hubo alguna otra banda o proyecto que ocupase ese lugar?

Guzmán: No lo sé.

Chirola: Spuntone & Mendaro. [Risas.]

Guzmán: No sé. [Risas.] Esa es otra parte de mí. En verdad, esto despierta otro ser. Los proyectos despiertan distintas sensaciones, y Hereford me genera esa cosa de guitarrista de rock. Creo que a todos nos pasa un poco lo mismo. Es lindo para mí también, más allá de reencontrarme con ellos, por supuesto, reencontrarme con ese Guzmán. Disfruto mucho de tocar los riffs de esa forma; de esos momentos de excesos, me conecta con una persona más joven, con mi juventud. Creo que en la escena local hay lugar para eso, claro que ese público hoy está entre los 30 y los 50 años. Creo que hay espacio, y si se juntan las bandas se vuelve a concentrar esa gente. Nosotros sentimos que este tiempo es nuestro tiempo para volver, al menos para tocar esta vez.

Es clara la necesidad de reencontrarse en eso que decís.

Guzmán: Sí, y de tocar esas canciones que tienen un poder tremendo.

Muchas bandas se plantean el retorno si hay canciones nuevas, un repertorio que justifique la rentrer. ¿Qué de eso hay en esta vuelta al ruedo?

Guzmán: En ese sentido, creo que la música que hacemos no tiene un tiempo. Yo al menos no tengo esa necesidad. Para mí no hay nuevo, viejo, nada. Me provoca mucho placer la idea de juntarme con ellos y tocar, por ejemplo, “La corona del rey”. Eso no tiene un tiempo para mí, eso es power.

Frankie: Totalmente de acuerdo.

Guzmán: Cuando arrancamos los cuatro a tocar, se levanta la momia. Y esa momia no es la sumatoria de todos nosotros, es una entidad y es muy lindo, porque es como frotar la lámpara del genio. Las miradas cómplices, la música sonando, el groove

Rodrigo: Es eso mismo y más todavía porque estamos muy maduros todos. Es una bendición estar los cuatro pudiendo ejecutar su instrumento. [Risas.]

Quiero remontarme un poco en el tiempo y llegar a aquel 2013.

El mensaje de despedida y disolución de la banda recayó en un texto unilateral firmado por Frankie: “Les quiero contar con mucho dolor y pesar que después de casi 18 años me separo de Hereford (creo que, por ende, se separa la banda)”. ¿Sabías que la banda se separaba o cabía la posibilidad de que siguieran en formato trío sin vos? ¿Por qué no lo comunicaron oficialmente desde una cuenta del grupo o similar?

Frankie: Yo lo mandé en caliente; esto ya lo hablamos entre nosotros. En ese momento creía que tenía toda la razón. Después, cuando pasan los años, te vas dando cuenta de que podrías haberlo solucionado el tema de otra manera. Pero en el momento… Ya lo habíamos hablado…

Frankie Lampariello. Foto: Javier Noceti

Frankie Lampariello. Foto: Javier Noceti

Chirola: Yo le voy a sacar peso a Frankie de decir esto que le incomoda.

Frankie: No me incomoda para nada. ¡En este momento nunca hubiese mandado ese comunicado! Pero, entre nosotros, lo habíamos hablado y yo les había dicho.

Vos tenías ganas de bajarte. ¿Ya estabas además con el otro proyecto, HDP?

Frankie: ¡El otro proyecto no tiene nada que ver! Veníamos desde hacía un par de años con algunas rispideces que se iban sumando. Y bue… En vez de manejar de una manera más madura y no tan ansiosa… Mandé un comunicado que detonó todo.

Chirola: De todas maneras, dejame que te diga algo…

Frankie: Sí, ya sé, te vamos a borrar ahora y no vamos a dejarte tocar en el Teatro de Verano. [Risas.]

Chirola: Creo que para que un proyecto de estas características funcione hay que intentar mantener la frescura. No es que hay que meter el 25% de cada uno; no, es el 100% de cada uno para que Hereford sea lo que para nuestro inconsciente debió ser. Durante muchos años fue nuestra causa principal en la vida; yo me acostaba y me levantaba pensando en Hereford, no pensaba en otra cosa. Cuando eso se empieza a desgastar, la banda te pide que la dejas; Hereford lo pidió. Fue una manera de dejar el proyecto stand by, si no estábamos en condiciones anímicas de llevarlo dignamente.

¿Les pesó también esa condición de empresa que toda banda comienza a desplegar a medida que crece: gente que depende de tu música, una infraestructura que hay que sostener?

Chirola: Sí, claro, y las expectativas. Muchas veces movés muchas piezas, o toda la infraestructura, y los resultados no llegan. El tiempo empieza a hacer su trabajo, empezás a tener otros intereses. Yo creo que lo que pasó fue eso, y en la voz de Frankie se expresó. Seguramente no fue la mejor manera, pero así fue.

Guzmán: De acuerdo o no con la comunicación, estuvo bien el momento; era ahí o un poquito después.

Entonces, ¿fue un alivio en ese momento que Hereford se detuviera, o quedara como decías, en stand by?

Frankie: A mí lo que me mató fue seguir tocando.

[N. de R.: Tenían aún tres conciertos por delante luego del anuncio de disolución.]

Guzmán: Eso sí fue muy doloroso. Quizá había que haber sacado el comunicado al final.

Frankie: ¡Fue un desastre! El show era en marzo y el comunicado lo saqué un 3 de enero. Eso te mata, porque te arrepentías de la decisión en cada toque.

Chirola: Fue tremendo. Además, a las pruebas me remito, en el show de cierre el apoyo de la gente no estuvo tan bueno. Hoy es increíble, es todo amor, todo amor: “¡Qué bueno que vuelven, los estábamos esperando!”.

Este es el momento de la concreción, pero hubo intentos anteriores y fallidos de reunir a la banda por parte de productores externos.

Frankie: Sí, claro. Hubo un intento de reunirnos. ¿Te acordás, Chirola, que la gente de AXE se contactó contigo para tocar en el Teatro de Verano de La Paloma? Yo me acuerdo perfecto. Y Guzmán mandó una frase que me quedó por siempre en la memoria: “Juntémonos por el marco y no por la marca”.

Imagino que más allá de testear el proceso de reunión y ver cómo se sienten de cara a esta presentación, la apuesta es a seguir, ¿o es un plan indefinido aún?

Guzmán: Es elaborar el show en sí mismo, tenemos que trabajar para darle forma y sonido a la banda; nosotros nos caracterizamos por eso. Una de las grandes virtudes que tenía nuestra banda era el sonido y la contundencia. La idea es poder recrear eso. Al mismo tiempo, queremos ver cómo nos sentimos en el camino hasta ahí, y además en el vivo.

Chirola: La verdad va a ser el día después. Estamos en una edad en la que no nos quedan 50 años más para tocar, por tanto, el disfrute de lo que estamos haciendo es el trillado discurso de: el camino es la meta. Hay que estar muy presentes y ser muy felices en el camino.

Una vez disueltos, armaron un: tres/tres/dos/uno.

Frankie conformó un trío con los HDP; Rodrigo otro con Los Tres Mosqueteros; Guzmán un dúo con Spuntone/Mendaro (donde han invitado a Rodrigo en formato banda); y Chirola se mandó solista tras su proyecto Martino. ¿Todos esos nuevos emprendimientos van a continuar activos? ¿Conviven con Hereford?

Todos: ¡Sí, conviven, claro!

Chirola: Yo, personalmente, no, lo apago. No puedo hacerlos convivir por dos motivos: un tema de tiempo y porque en vivo toco también canciones de Hereford; no voy a duplicar set. En este momento es esto. Necesito dedicarle el 100%. Hoy, cuando pienso en música, tengo que pensar en Hereford. Si después vuelve a no estar pensaré en otra cosa. Pero me siento más cómodo así.

A lo largo de la vida de Hereford llegaron a grabar cinco discos de estudio. (Cuatro estómagos, El verdugo de tus sueños, La corona del rey, Ruido y Manual de otro); La corona del rey cumple 20 años desde su grabación. ¿Qué valoración hacen a la distancia de aquel trabajo emblemático y bisagra en su carrera, en el que terminan por desplegar una lírica confrontativa, desafiante, amenazante?

Chirola: Ese disco nació en un momento y lugar determinado que hizo que la lírica fuera esa; la coyuntura lo impregnó. Creo además que se dio un clic compositivo. Cuando uno va haciendo el ejercicio de escribir y acumula canciones se va afilando la pluma. Por ese motivo es el más confrontativo. Fue además el momento del auge del rock. El rock es un movimiento, no de protesta, pero sí de rebeldía. Cuando luego de años explota todo, la gente vira hacia el rock para hacer de este su bandera. Aparte es el género que dice eso. Aunque las murgas también lo dicen…

Diego Chirola Martino. Foto: Javier Noceti

Diego Chirola Martino. Foto: Javier Noceti

Guzmán: Era un momento de crisis y el disco está teñido de eso. Pero ese disco, además, está enmarcado en la Gira Solidaria. Acordate de que, en agosto de 2003, durante un mes y medio, todos los fines de semana nos íbamos de gira al interior. Tocábamos en los teatros tres veces por semana, con un alimento no perecedero de entrada o algún abrigo. Oficiaban de portero los referentes de los CAIF o de los comedores infantiles. Nosotros íbamos en un ómnibus con el equipamiento básico y hacíamos todo nosotros. Volvíamos el domingo, descargábamos, y el lunes comenzábamos a grabar hasta el jueves. Una vuelta tocamos en Salto al lado de un salón de maquinitas que se llamaba Willows, con una decoración onda El señor de los anillos. [Risas.]

Frankie: ¡Es verdad! [Risas.] Había mucho 70 y ácido ahí. [Risas.]

Guzmán: Tocamos en una discoteca llamada La Estación y recuerdo que presentamos “Cierto”, como para testearlo. Esa vez estábamos con Carlitos, de la banda Charlie Loop, en las teclas. Fue un mes y medio muy intenso, ensayábamos en las mañanas, grabamos en las tardes y luego girábamos. Grabamos la batería en ocho canales, porque a Frankie se le rompió una motu y tuvimos que agrupar todos los tones de la batería. Fuimos con los CD a Circobeat, en Buenos Aires —lo que hoy es Romaphonic—, y lo pasaron por una consola de Fito [Páez]. El resultado fue increíble.

Chirola: Tuvimos la fortuna de encontrar un técnico como Claudio Romandini y en siete días mezclar un disco que venía complejo.

Todo ese vértigo hace también al disco y su trascendencia. De alguna forma me viene el concepto que pregona Gustavo Parodi, de que el rock es: llegar, armar y tocar, sin tanto apronte ni pruebas interminables de sonido.

Chirola: Sí, está bien.

Frankie: ¡En estas latitudes! Si sos AC/DC vas a grabar a las Bahamas tres meses. Acá en Uruguay evidentemente no es así.

Chirola: Está muy bien lo que dice Parodi, pero es música, no podés pensar el rock solo como punk.

Guzmán: En aquel momento estuvo el gordo González como productor, pero nosotros éramos muy productores de nuestros discos. Cada uno tenía que estar presente en el material y hacer su parte. En otro ámbito no es así, se trabaja con un productor que decide. Y se puede estar todo el tiempo, pero en “Hey Jude” no están las guitarras de Harrison sonando porque un tipo dijo: “No, acá no van”. [Risas.]

Frankie: La figura del productor en ese momento no estaba instalada. Una vez contactamos a Campodónico, y de hecho fue él quien nos derivó con Gonzalo Gutiérrez, con el que grabamos el Documentado electroacústico (2002). ¡Hizo tremendo laburo!

Al momento de armar una lista rápida del set, imagino que hay cuatro o cinco canciones que seguro que salen de ese álbum.

Guzmán: Sí, cuatro o cinco, probablemente.

Frankie: Y capaz que más: “La corona…”, “Cierto”, “Ya no habrá quién”, “Emilia”, “Nadie va a hacerlo por vos”, y alguna más. En esas coincidimos los cuatro.

Escuché el otro día en No toquen nada que la primera vez que viajaron a Buenos Aires Guzmán lo hizo con un permiso de menor a cargo de Frankie.

Guzmán: [Risas.] Sí, fuimos a grabar el primer disco a Buenos Aires y yo tenía 20 años, pero en aquel momento se cruzaba con 21. Entonces hicimos el permiso de menor y Frankie [tenía 26] lo firmó como mi tutor. [Risas.]

Frankie: Y lo sigo siendo. [Risas.]

¿Tus viejos de todas formas confiaban en Frankie?

Guzmán: Sí, salado. Esto es como una gran familia. Calculá que incluso cualquiera de nuestros primos se conoce entre sí.

Hablando de familia, ¿qué dicen sus hijos e hijas de esta reunión?

Frankie: Mi hija y mi hijo están recopados. Ellos estuvieron en todo. Ya tienen 25 y 21 años —10 años atrás tenían 15 y 11—, entonces estuvieron en los últimos toques que hicimos y en varias grabaciones. ¡Mis hijos mamaron Hereford!

Chirola: Emilia [la mayor de Frankie] estuvo hasta en algunas composiciones.

Frankie: Durante años ensayábamos en el fondo de casa [Estudio Arizona], pero antes incluso, El verdugo de tus sueños (1999) lo ensayábamos en el living de casa. Imaginate que mandaba a todo el mundo al cuarto. [Risas.] Me acuerdo que después de que hicimos Cuatro estómagos (1996) nos habíamos juntado a definir las prioridades de la banda y dijimos que lo segundo siempre iba a ser Hereford. Primero el laburo, o la familia, obvio, y luego la banda. ¿Qué quería decir? Que si tengo un partido, o un cumpleaños de una prima o lo que fuera en día de ensayo o toque, Hereford tenía prioridad. Yo llegué a correr el cumpleaños de mi hija; dos veces nos coincidió con la fecha del Cosquín Rock en Córdoba. Yo le decía a mi mujer: “Tiene cinco años, no se va a enterar si es hoy o mañana. El festejo lo corremos”. [Risas.]

Rodrigo: Y cuando tocamos con Maná, Emilia nació ese mismo día. Frankie estaba probando, fue al parto y volvió. [Risas.]

Frankie: Es verdad, íbamos a tocar el día anterior y se suspendió por lluvia, hubo tremendo temporal. Internaron a Lucía el 3 de febrero y el parto venía mal así que no iba a poder tocar, pero el show se corrió. Nació el 4 de febrero del 98 a las nueve de la mañana, y yo a las nueve de la noche estaba tocando.

Guzmán: Los míos tienen nueve y 12. El que tiene nueve no vio nada, ya no existía la banda. Y Manuel, el de 12, llegó a ir de bebé a algún toque. Ahora están remanija los dos, escuchando todo en loop. [Risas.]

¿El arsenal de la banda lo tienen todos: cabezales, instrumentos, pedaleras?

Guzmán: Yo no, pero lo tiene Frankie, porque al separarnos le vendí el cabezal de mi viola para su estudio. Yo tengo otro combo, pero las mismas violas.

Frankie: Yo tengo los mismos equipos y bajos, y lo de Guzmán.

Chirola: Yo tengo algunas cosas nuevas.

Rodrigo: Yo compré algunas cosas. [Risas.] Evolucioné.

En Ruido graban un tema y más tarde, de hecho, Guzmán lo retoma con Spuntone en Estado natural: “Cuando quieras usar”. En esa canción dicen: “Todo lo que baja tiene que subir”. ¿Podría ser el lema de este reencuentro?

Guzmán: ¡No está mal!

Frankie: Esa canción tiene un sentido especial para la banda. Lo hiciste para nosotros ese tema, ¿no Chirola?

Chirola: Fah, no recuerdo, capaz que sí. [Risas.] Vos tenés que entender que a mí las canciones me salen de pedo. El tema habla de la amistad, obviamente.

Guzmán: Es una gran canción. Recuerdo que en un asado habíamos hablado del valor de la amistad, de que es un sentimiento desinteresado. La amistad se despoja de cualquier tipo de ambición. A los dos o tres días, Chirola cantó un verso de ese tema.

Frankie: Yo hace 15 años que le estoy diciendo a la gente que ese tema es para la banda y vos no sabés… ¡Me quiero matar! [Risas.]

Guzmán: Ahí tenés, vivíamos todo el tiempo juntos, todo era para la banda.

Esa dieta de ensayos y encuentros no se van a dar ya en esta etapa. Seguramente sea otra la dinámica que sigan esta vez.

Guzmán: Sí, seguramente fijemos algunos ensayos y aceleremos en la previa al show, pero hay que disfrutarlos.

Chirola: ¿Vos te referís a ensayos sin tiempo, cargados de libertad? Eso no se va a dar seguro, porque hoy tenemos otras responsabilidades. Yo tengo tres hijas: una de cuatro, una de dos y una de meses. No me puedo quedar hasta las cuatro de la mañana.

En estos 10 años de distancia, ¿han germinado alguna canción que claramente no tenía cabida en los proyectos en que estaban y hayan guardado para Hereford?

Frankie: En mi caso no.

Guzmán: Yo tampoco.

Chirola: En mi caso sí, pero son todas canciones que terminé sin desarrollar; son como unos embriones que están ahí. Igual, se me ocurrieron más cosas desde que asomó la idea de juntarnos. En estos momentos me imagino la musicalidad de los cuatro. Son muchos años tocando juntos.

Rodrigo, ¿y a vos qué te pasa a con la vuelta de Hereford?

Rodrigo Trobo. Foto: Javier Noceti

Rodrigo Trobo. Foto: Javier Noceti

Rodrigo: Lo mismo que a todos. Me encanta volver a compartir esos momentos. Me pone muy contento que estemos tocando sin haber dejado de tocar, porque no es que uno trabajaba en un banco o una verdulería y hacía años que no tocaba. Me seduce buscar desde hoy cómo sonaba la banda antes.

Chirola: Dicho esto, yo pienso sonar mejor que nunca; la sonoridad vieja pero empoderada. Creo que mejoramos musicalmente.

Guzmán: Totalmente, tenemos un poco menos de ansiedad, y eso para los músicos es muy importante porque trabajamos sobre el tiempo, sobre el beat. Yo estoy mucho más relajado.

Frankie: ¡Vamo’ arriba! Nos vemos en noviembre.

Por Carlos Dopico
Carlos Dopico


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