Cuando Nicolás Cotton tenía 12 o 13 años se empecinó en aprender a hacer reversiones de canciones con su computadora. Intentaba copiar cada instrumento. No se daba cuenta de que, mientras jugaba, aprendía a producir música como autodidacta.

Hoy, con 35 años, piensa: “En la producción musical hay un camino solitario, muy importante, que es sentarse todos los días en un estudio o con una compu a tocar y hacer música, a prueba y error”.

En 2018, Cotton recibió sus dos primeras nominaciones a los Latin Grammy —este año son cuatro— y comenzó a hacer uso de su nombre en el ambiente musical, al punto que reconoce: “Me contratan para dar mi opinión”.

Pero para el productor, el punto de inflexión en su carrera fue, irónicamente, el disco Best Seller, que produjo para el cordobés Juan Ingaramo. “Ahí la gente me empezó a conocer a mí porque, como productor, la gente conocía más al artista”. El álbum al que pertenece la canción “Fuego y pasión” lo puso “en el mapa de las nuevas generaciones”, piensa.

Además, Cotton pasó por Ca7riel, Cazzu, Wos, Louta, Nicki Nicole, María Becerra, Usted Señalemelo y Conociendo Rusia, quizás uno de sus compromisos más serios, porque va por el tercer disco con Mateo Sujatovich. Trap, reguetón, pop, indie, rock. Mucho género urbano. Una “licuadora”, diría, en la que mezcla la impronta de cada artista y su propia intuición.

“Yo soy fan de la música en todos sus estilos. Creo que empieza por ahí. Me gusta producir muchos géneros variados porque, si no, me aburro”, cuenta, y se define como “ecléctico”. 

Además de apuntar a las nuevas generaciones, o en realidad la música contemporánea, el eclecticismo llevó a que Cotton trabajara con Soledad Pastorutti en la producción de Natural, un disco de folclore. “Eso también me gusta, porque aprendés un montón de los que traen ese bagaje”, dice sobre los artistas con más trayectoria.

Así como la cantante argentina lo contactó para su proyecto, ahora No Te Va Gustar y Emiliano Brancciari, como solista, trabajan con Cotton en nueva música. Con más de 15 años como productor, el argentino cuenta que “hoy en día se acercan los artistas” con sus propuestas.

Según Cotton, que pone el oído en la música emergente, vale la pena escuchar a Judeline y Ralphie Choo, dos artistas españoles que lo tienen engranado.

Nico Cotton. Foto: cedida a Montevideo Portal

Por más que te definas como ecléctico, ¿tenés alguna preferencia?

Hay algo que tiene que ver con la música que escuché de más chico. Los Beatles, Oasis, bandas con guitarras, que me divierten mucho. Por más que produzca música urbana, trato de incorporar instrumentos. Pero es algo que me sale natural. Está en mis genes, en mi esencia. Al mismo tiempo, escucho mucha música, distinta. Entonces, cuando me siento a hacer algo, ya sea urbano, pop o rock, siempre se mezcla en ese momento.

¿Cómo hacés para adaptarte?

Ese es un poco el desafío. Cada estilo tiene un lenguaje diferente. Si produzco un álbum de música urbana, dependo mucho de mi computadora, de hacer beats, quizás el único músico soy yo. Si produzco una banda, es otra cosa, porque tenés que lidiar con músicos y sus dinámicas. En el álbum de folclore, me implicó investigar cómo escuchar esa música, trabajar en equipo. En ese estilo la computadora es más una herramienta para grabar y no tanto para tocar. Con Cazzu nos fuimos un mes a Puerto Rico y era una compu, un micrófono en la habitación de una casa, y así hicimos un álbum. Con Conociendo Rusia nos fuimos a un estudio en Texas, con un montón de instrumentos. Cada proyecto es un desafío nuevo y eso está bueno.

Más allá de la diversidad musical, la mayoría de los artistas que produjiste representan la música de las nuevas generaciones, ¿tu rol es llevar la novedad?

Seguramente me buscan por eso. Pero lo que yo busco es que las canciones estén en su mejor versión. Cuando me llamó Sole Pastorutti, su intención era producir algo más contemporáneo, más pop. Y yo le dije de hacer un álbum de folclore, de volver a las raíces de su carrera. Al principio me confesó que le impactó, pero después se enganchó a full. La idea fue hacer un álbum de folclore atemporal, para que se pueda escuchar en 20 años. No siempre busco que el artista esté aggiornado a la moda. Si agarro a No Te Va Gustar no voy a hacer un trap, voy a hacer un rock, pop, de la mejor manera posible. Definitivamente va a tener algo nuevo, porque vengo de ese mundo y escucho esa música. Entonces, va a tener una cuotita de modernidad. Pero no es buscada.

¿Cómo gestionás el encuentro de intereses entre la visión de los artistas y la tuya?

Depende el proyecto. Es una conversación constante. Con la experiencia como productor, que trabajo hace más de 15 años, uno va teniendo un poquito más de nombre. El artista te llama para que des tu opinión. Me contratan para dar mi opinión. Es muy valioso tener esa responsabilidad. En mi caso nunca es algo que le impongo al artista. Yo planteo mi visión, y después de eso se tejen un montón de ideas hasta llegar a una final. No es de un día para el otro. Aparece cuando estás en el estudio y empezás a grabar. Ahí es donde sucede la magia. Pero siempre hay una conversación constante.

Al hacer música, ¿dónde se encuentra la creatividad —“la magia”— del productor?

Es constante. Cuando termino de hacer un álbum, o una canción, termino vacío de energías, porque estoy todo el tiempo pensando, o tirando ideas, analizando cómo puede avanzar el proyecto. Todo el tiempo estás creando en tu cabeza para después poder bajarlo a tierra. Es muy desgastante. Pero es parte de mi trabajo y la creatividad es un músculo que hay que entrenar escuchando mucha música. Nutriéndote de nuevas herramientas, técnicas de grabación. No es solo saber de acordes, hay mil maneras de hacer que la canción suene como querés.

En los Latin Grammy 2023 te nominaron en las categorías productor del año, mejor canción tropical, mejor canción urbana y mejor álbum rock/pop. El reconocimiento habla del éxito de la música que producís. ¿Tenés alguna fórmula?

Trato de no pensar en el hit. Trato de pensar en la música, en hacer buenas canciones. En que el artista se sienta representado en la obra final. Después, si es hit, espectacular. El objetivo es hacer buenas canciones. Por lo general nunca estoy conforme con el resultado final. [Risas.]