La edición especial tendrá lugar el viernes 2 de mayo y contará con la presencia de bandas nacionales y argentinas..

La edición especial tendrá lugar el viernes 2 de mayo y contará con la presencia de bandas nacionales y argentinas.

Sentirse parte de un grupo que no tiene refugio. Abogar por una filosofía que se esparce a través del aire como un susurro, pero sin un paradero claro. Sin un rincón para descansar. 

Esto les pasó a Jacinto "Jaso" Sanguinetti, Tomás Espino y Eleonora "Lelo" Neves. Tres jóvenes amparados en la música under que no encontraban en Montevideo un terreno fértil para músicos como ellos. Y como su naturaleza nos advierte, buscaron alternativas. 

Así, crearon el Festival del Sur. Un evento anual que surge en 2022 con el objetivo de cruzar puentes. Unir países, generaciones y pasiones por la música, y ofrecer un espacio cálido para quienes no lo encontraron de manera natural. Diversificar la música y volverla un suelo cómodo para la exploración. 

Jaso y Tomás integran Los Walrus, una banda de rock expansivo que nació en La Paloma y que hoy piensa en aquellos que arrancaron de la misma forma. Golpeando puertas y pidiendo permiso. Lelo se encarga del diseño y la identidad visual del festival. Toma la teoría y la traduce al color. Lleva el mensaje a sus oyentes a través de la imagen, una que está en constante cambio y reinvención.

El festival contará con la presencia de Pizza, Neamwave, CELP, Jardín Para No Humanos y Los Walrus. Tendrá lugar el 2 de mayo en la Sala Rincón, y las entradas pueden adquirirse aquí.

¿Cómo surge el festival? ¿Qué proceso de cambio atravesó desde la primera edición hasta la última? 

Jaso Sanguinetti (J.S.): Nace en 2022, y con Los Walrus queríamos generar un espacio para poder integrar más bandas. En ese momento conocíamos muy poquitas, y lo hicimos en un lugar bastante poco conocido. Fue en un galpón que queda detrás de la Intendencia, cerca del semanario Brecha. Se llamaba Comisura. El lugar era una especie de fábrica vieja gigante, y para mí el inicio tenía que simbolizar algo grande. Apuntar a un castillo. Darles dimensión a las bandas que en ese momento, como nosotros, no podían acceder a un festival. Fue muy loco porque en seguida se abrieron más puertas, nos siguió gente. Fue hecho bastante a pulmón y con muchos errores, pero fue muy hermoso.

El Festival del Sur suele tener lugar en diciembre. ¿Por qué organizar una edición especial en mayo? ¿Qué permite? 

Tomás Espino (T.E.): El objetivo de esta edición es seguir haciendo hincapié en ese vínculo. Armar fechas y traer bandas de Argentina, y crear un puente a través de la frontera. En esta ocasión, vamos a traer una banda de allá que se llama Pizza. Estamos trabajando con Galope Producciones para este encuentro, y también queremos seguir investigando a las bandas jóvenes de acá. A su vez intercambiamos con artistas más veteranos como CELP, que viene de Boomerang. Pero más que nada es eso, una búsqueda de seguir insistiendo en ese encuentro. Igual, más allá de todo esto, en diciembre tenemos la fecha de siempre.

Lelo Neves (L.N.): Yo creo que la iniciativa surge tras el gran éxito que sentimos que tuvo la última fecha de diciembre del año pasado. Queríamos continuar con el impulso de la gestión, la organización y todos los frutos del trabajo que hicimos para esa edición. Quisimos aprovechar este año para poder hacer estas preediciones que sigan en la inercia del movimiento que ya se empezó a generar, para seguir uniendo puentes intergeneracionales e internacionales, que es nuestro foco en todos los festivales.

Cortesía de producción

Cortesía de producción

¿Cómo se trabaja para el diseño de un festival? ¿Qué hay que tener en cuenta?

L.N.:  A la hora de la organización, es un trabajo bastante colaborativo. Hay que tener muy bien planificados los contenidos para ser estratégicos con la comunicación del festival y poder proveer la información necesaria. Es el nexo entre todo lo que gestionamos, el trabajo administrativo y todo el laburo que hicimos por atrás. Es cómo lo manifestamos y lo ve el público, que al final es lo más importante. Cómo nos perciben a nivel visual. Es un laburo muy lindo, a mí me copa mucho. Siento que logramos consolidar una identidad del festival bastante sólida, que transmite bien la esencia de lo alternativo y lo proveniente de lo under. Con cada edición vamos trabajando para lograr que cada una tenga su distintivo estético, que se vayan diferenciando. Hay que seguirlo trabajando para perfeccionarlo, llegar a más y seguirnos expandiendo.

J.S.: Al principio nació como algo enfocado en el Río de la Plata. Después se dio que coincidimos con más bandas de Montevideo, y se volvió algo más under. Ahora, que logramos catapultar un poco o conectar intergeneracionalmente y cruzar ese puente, la idea es que cada vez se englobe más, y en la identidad visual eso se ve reflejado. Por eso tenemos el símbolo del carpincho, porque es como muy patriótico o uruguayo, por decirlo así.

Cortesía de producción

Cortesía de producción

Hablan mucho de lo under, de lo alternativo y de su intención de mantenerse en ese espectro. ¿Cómo ven ustedes el mundo de lo mainstream? ¿Qué le falta?

J.S.: Buena pregunta. Para mí hoy en día se está llegando a lo mainstream de muchas formas, inclusive con más o menos contenido. Me parece que el rock está volviendo a tener un poder social y simbólico muy importante, viendo a artistas como Dillom, que hoy hacen algo así. A nosotros nos interesa que más o menos se englobe el mismo género. Por más que tenga sus distintas aristas, los festivales que nos inspiran son del estilo del Pilsen Rock, por ejemplo. Nos interesa que haya un festival del rock hecho por gente joven con nuestra visión, y nos juntamos a eso. Lo del under fue una categoría que se dio en algún instante, ahora la idea es no cerrarnos. Incluso en los proyectos artísticos de los que formamos parte, intentar hacerlos lo mejor posible, y que esta propuesta también sea consistente en eso. Algo global, pero también un producto de calidad.

L.N.: Ese es el espíritu. Nosotros surgimos de la música under, y el festival tiene como objetivo abrir puertas y oportunidades para poder vivir de esto acá en Uruguay, que es algo bastante complicado. Impulsar a las bandas que forman parte del under, que es de donde venimos. Convivir un poco, intercambiar, y llegar también al público más mainstream. Lo hacemos con la mezcla de bandas intergeneracionales e internacionales. En la edición pasada, con la inclusión de Cuatro Pesos de Propina, que es una banda muy mainstream, traerla al ambiente under fue una movida re interesante. Eso de ver cómo esos dos públicos se conectaban. En esta edición de mayo traemos a CELP, y la idea sigue siendo esa: mezclar para poder, entre todos, seguir construyendo la escena.

J.S.: Para mí la gente asocia las cosas. En la edición de 2023, juntamos muchas bandas de nuestra generación principalmente, y creemos que eso aportó a la escena local de la que en el momento formábamos parte. La del año pasado fue más un cruce generacional, porque había bandas emergentes pero se atravesaban los 30 años; como con Flor Sakeo, por ejemplo. Aunque en el mismo circuito las franjas etarias se cruzaron, Cuatro Pesos fue también el puente más de rock uruguayo instalado. Y pudimos tener una banda argentina, que era Playa Nudista. Cada vez apuntamos más a eso; a seguir creciendo en esa adecuación, que es lograr que se transformen los conceptos. Que cada vez se interconecte todo más.

T. E.: Acercarlo a la gente también, con entradas a un precio bastante económico. Porque unos pibitos de 18 años capaz que estudian o laburan, y te pueden pagar esa entrada. En el mercado de lo mainstream, hoy en día, las entradas están muy arriba. Nosotros apuntamos a ese tipo de público, que a veces no puede llegar a esos lugares.

Cortesía de producción

Cortesía de producción

¿Cómo es su criterio de selección del line up? ¿Qué hace que una banda sea tenida en cuenta para el festival? 

T. E.: Al festival lo catalogamos previamente de alguna manera concreta, por ejemplo, que sea más gótico. Ahí, pensamos qué banda perteneciente a lo gótico nos gustaría que participara. Hacemos como una selección y vamos viendo. El de ahora, por ejemplo, es un poco más popero. Con CELP y Jardín Para No Humanos aparece un contenido más pop. Después está Neamwave, que rompe un poco con eso. Pero viene siendo parte del festival, porque toca con nosotros desde la segunda edición. A la hora de adaptar, siempre pensamos qué queremos de este festival y empezamos por ahí. El año pasado, con Cuatro Pesos de Propina, también fue raro armarlo porque es muy rock uruguayo. Pero al final salió y fue un mejunje re lindo de música.

J.S.: La idea al principio capaz que para la gente no tiene sentido, pero lo que nos va enseñando cada festival es que, después de esa edición, la gente termina uniendo cabos. Hoy somos más amigos de los Cuatro Pesos, hemos colaborado en distintas cosas. Lo que también nos pasó fue unir bandas de nuestra misma edad, y la idea es mirar un poco al costado. Sabemos que hay distintos nichos en los que tenemos buena onda con algunas bandas, por ejemplo la camada de Julen y la Gente Sola y Alucinaciones en Familia. A nosotros nos gusta mucho su música y nos inspiró en su momento, al igual que el rock uruguayo y bandas de Argentina. Es parte de observar, analizar y pensar qué se puede hacer para que crezca. Y como dice Tomi, es un concepto que en cada edición va mutando.

T.E.: Somos muy observadores, eso también es así. Estamos siempre compartiéndonos data de otras bandas, charlas, entrevistas, todo. Mamamos de todo eso. Entonces, a la hora de ligar todo, más o menos ya tenemos una idea, justamente por eso. Porque estamos muy al pendiente de lo que sucede, y se vuelve algo muy simple a la hora de visualizarlo después.

Foto: Lucía Beceiro

Foto: Lucía Beceiro

¿Qué creen que les aporta como organizadores el formar parte de una banda y tener perspectiva desde adentro del mundo de la música? 

J.S.: Creo que aportó al principio, al ser tan observadores, cuando pensábamos con qué bandas había afinidad. 

T.E.: A mí me aporta como gestor. Y ser productor te da una mirada un poco más empresarial, entonces Los Walrus se termina construyendo también desde ese lugar. Ha tomado una forma más seria, ya no es solo música. Nosotros estamos metidos en el mundo musical desde hace muchos años, cada vez grabamos más. Ahora le estamos metiendo a eso también. Mejorando cada día más, aprendiendo, generando afinidad con las bandas.

J.S.: Y sacarle el jugo a eso. Hay que desmitificar un poquito y pensar que es Uruguay, que es un país chico, que precisamos que se transformen las situaciones, y este festival es el puente para eso. Tampoco es que estemos uniendo reggaetón con rock, es distinto. 

L.N.: A medida que seguimos trabajando en las ediciones del festival, también se ha conversado el hecho de que Los Walrus no tienen por qué tocar necesariamente en todas las ediciones. A medida que sigamos trabajando y haciendo más ediciones, ellos pueden ponerse más del lado de la gestión, para que el Festival del Sur sea un evento consolidado y que vaya cumpliendo los objetivos que tenemos planteados. Está bueno enfocarse más en el evento en sí, cumpliendo ese rol de su parte.

T.E.: Estos días, que estamos tocando y organizando, son una locura.

J.S.: El día del festival siempre es una locura energética. El año pasado salió increíble, pero fue felicidad y dos días de recuperación física. Y como dice Lelo, por ejemplo, a fin de año la idea es que Los Walrus no estemos. Queremos darles chance a otras bandas, incluso nuestras. Proyectos que queremos que crezcan. Como Los Walrus es el principal, a veces es momento de rotar. Pasa el tiempo y tenés que ver cómo mejorás y qué es lo que se traba. Los Walrus es una parte de la ecuación, pero como dice Lelo, somos productores y no nos volvemos locos por tocar. Sabemos que el año que viene podemos tocar de vuelta, estamos en paz con eso.

L.N.: Es un poco la dinámica de la autogestión. Usamos los recursos que podemos con las herramientas que tenemos, y tratamos de hacer lo mejor.

Foto: Matías De León

Foto: Matías De León

Sobre su identidad visual, ¿cómo se logra traducir la esencia de cada edición en el diseño, y que se capte como concepto diferente al anterior? ¿Cómo evitan caer en la repetición? 

L.N.: Me parece que en las primeras tres ediciones estuvo toda esta estética que seguía la paleta de color de violetas, el contraste con el negro y algo de lo gótico. Yo fui la creadora de la consolidación estética del festival, y en la última edición lo llevé por ese lado. Ahora, dado que vamos a estar teniendo estas nuevas ediciones, es muy importante eso que decís. Tratar de identificar la esencia de cada edición, y poder manifestarla a nivel visual. El laburo es básicamente sentarse a experimentar y probar cosas nuevas, que me parece que esa es un poco la riqueza.

También es lo lindo de la libertad que tenemos con esto de la autogestión, de poder trabajar de lo que nos gusta hacer. Tener el espacio para experimentar y probar es una oportunidad re linda. Y si esta edición va a ser más popera, probar colores. Ahora estamos usando el rosado y cosas así. Pero manejamos otros conceptos, al ser en otoño también evaluamos el naranja. Se trata de tener la libertad de jugar y de poder ir consolidando la estética a medida que vamos trabajando.

Foto: Matías De León

Foto: Matías De León

¿Sienten que faltan propuestas de este estilo en Uruguay? ¿Por qué pasa eso?

J.S.: Yo creo que sí. Debería ser mucho más fácil para nosotros y para cualquier artista joven, y creo que todo esto que estamos haciendo ha sido un puente a que nos den bola. No solo a nosotros, el festival es parte del trabajo de muchas bandas que se han intercomunicado para que creciera. Este es nuestro proyecto, y damos dentro de lo que se puede. Pero sin duda faltan más festivales, faltaría que nos llamaran para más cosas del Estado. Nosotros de esto no ganamos dinero, todo lo que entra es para costearlo. Buscamos que nos den crecimiento, porque este festival ha sido lo que nos ha abierto más puertas. Pero creemos que aún falta mucho.

T. E.: Creo que todo este tiempo que invertimos termina dando el lugar, la impronta y la experiencia de seguir creciendo y enterándonos de cómo es cada movimiento. De cómo llegamos al lugar y cómo afrontamos eso. Nos prepara para el mundo. El momento es ahora, es este, mañana será otra cosa.

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