El integrante de Buenos Muchachos lanza su nuevo álbum solista y se presenta este 9 de mayo en Espacio Vacío..

El integrante de Buenos Muchachos lanza su nuevo álbum solista y se presenta este 9 de mayo en Espacio Vacío.

Pancho Coelho dice que se reconcilió consigo mismo. Con una etapa de su vida que le quedaba lejos. Luego de amigarse con esta parte de él, lanzó Otario (2025). Un álbum que llevaba 20 años en la repisa, esperando a ser desempolvadas. 

Según explica, su participación en Buenos Muchachos despertó en él una autoexigencia que hasta el momento no conocía. Trabajaba con sus amigos, pero también ídolos y referentes. Unos referentes que marcarían el nivel al que terminaría aspirando por el resto de su carrera. Destaca los momentos de trabajo vertiginoso, pero agradece y valora las pausas. La "siesta" de la creatividad que atravesó Otario y que hoy atraviesa también Buenos Muchachos. 

Reconoce en la observación la mejor de las cualidades del artista, y la toma como un dogma a la hora de crear. Amante de las bibliotecas, prendió de los libros de su tía, esos que conservan garabatos a lo largo de los años. Aprendió del acierto, del error y de la experiencia. Y sobre todo de sí mismo, de un carácter creativo que nunca dejó de buscar. 

El artista se presenta este 9 de mayo en Espacio Vacío, él y su guitarra. Repasará los temas de su primer álbum solista, El Alta (2014), así como su nuevo lanzamiento, Otario

¿Cómo fue para vos desarrollar un proyecto solista en paralelo, habiendo formado parte de una banda tan exitosa como Buenos Muchachos? ¿Qué te aportó esa doble perspectiva? 

Los Buenos fueron una banda de la que yo era fan, eso es muy importante. Los conocía y eran mis amigos. Yo tocaba en Pompas y en Dante Inferno, y con esas dos bandas compartimos escenario, fuimos invitados a telonear, pero además había una amistad de trillar juntos escenarios y música, e incluso más allá. Compartíamos momentos, lugares, personas y amigos en común, pero así y todo yo la veía como una banda súper referente. La primera vez que los vi, que era gente desconocida para mí, me volaron la cabeza. Fue algo fuerte. Después, al tocar con ellos, se transformó en algo medio soñado. Era tratar de trabajar para que la banda funcionara lo mejor posible. Que mi aporte fuera importante, yo siempre lo pensé así. Nunca fue una cosa personal, era una situación colectiva.

Aprendí pila de esa impronta de trabajo. Es una banda que labura mucho, que ensaya mucho, que pone cabeza en sus producciones, ya sea de shows o de discos. Y yo en realidad no laburaba de esa manera, entonces fue súper exigente. Lo que sucedió fue que aprendí un montón y gané pila de seguridad. Creo que eso se cuela en Otario, compartir esas cosas con los Buenos me hizo crecer pila. Salir de gira, ir a otros países a tocar, y siento que hoy soy distinto. 

Foto: Laura Outeda

Foto: Laura Outeda

¿Cuál es la realidad actual de Buenos Muchachos y cómo afecta a tu carrera solista? ¿El regreso de la banda es una posibilidad? 

Las canciones de Otario son canciones muy viejas, previas a mi entrada a los Buenos. Yo estas canciones tuve intención de grabarlas desde hace un montón de tiempo. Tienen muchas maquetas, porque por algún motivo nunca terminaba del todo convencido, y suceden cosas que a veces son multifactoriales. Este receso de la banda yo lo siento como una siesta, porque en realidad ellos han tenido otras siestas antes. Después del Uno con uno y así sucesivamente (2006) hubo una pausa larga, es algo que tiene que ver con las vidas de las personas también. Y entonces sí, tuve más tiempo para trabajar. Igual es un disco que se produjo y se grabó en la cercanía con ellos, de hecho lo produjo Nacho Echeverría, que es bajista de los Buenos.

Además, cuando tomé la decisión de hacer algo con ese material se lo mostré a Martín Batallés, que junto a Gabriela Costoya eran quienes hacían los afiches, quienes trabajaban en la parte de las tapas de disco y eso. También les pedí que lo escucharan al Negro, a Pedro, y hace unos días el Topo también me hizo una devolución hermosa y muy emocionante. Siempre estuvieron súper cerca. Aparte de la música hay un vínculo de amistad muy grande y así es que funciona el universo de Otario, de los Buenos Muchachos, de mi proyecto solista.

La vuelta de la banda es un deseo, sí. El deseo está. Lo que pasa es que la intensidad del laburo es una que no se puede hacer a medias. Tiene que haber disponibilidad y a veces eso no está, entonces creo que estos recesos tienen que ver justamente con eso. La responsabilidad de estar allí se reparte de manera muy colectiva pero sí, el deseo está. Lo tengo claro de mi parte y de la de los demás. Y en caso de que volviera, mi proyecto solista no pararía, no se detendría. Eso también lo tengo claro. Nacho, por ejemplo, que es El Hombre Avispa, tiene su propio proyecto solista también. Es una cosa que va más allá de los Buenos. Él también toca con Mandrake y tiene otros proyectos, somos bastante multifacéticos. El Negro toca con Trotsky Vengarán, pero esas cosas siempre sucedieron. Somos gente inquieta, y a mí me dan ganas de seguir haciendo cosas.

Foto: Pablo Malletti

Foto: Pablo Malletti

¿Qué sentís que aportó esta pausa a tu carrera solista? ¿Pudiste cultivar quizás un gusto musical más independiente?

Eso te termina definiendo, sin dudas. El tiempo es fundamental; tener tiempo para dedicar a pensar, a ensayar, a producir. Eso sí es real, porque yo de hecho tengo que trabajar como docente. Además soy padre, tengo un montón de otras cosas que ocupan tiempo de mi vida y sí, a veces necesitaría más de 24 horas en el día. Pero creo que hay tomas de decisiones. Yo no sé cómo hubiese sido esto en el momento de actividad más fuerte de la banda. El hecho de decidir que estoy solo con la guitarra capaz que es parte del recreo, porque me encanta el laburo de capas y capas de sonidos y timbres que se maneja en Buenos Muchachos. También es lindo que aparezcan menos elementos, y que con esos pueda también construir una pieza. 

Las canciones las escribiste hace mucho tiempo. ¿Qué determina que una obra esté pronta para publicar? ¿Cómo evitás caer en un ciclo interminable de perfeccionamiento?

Durante todo este tiempo que pasó, creo que no definí el disco más que nada por una suerte de inseguridad, o de no tener la valentía suficiente. Pero no estoy haciendo un ejercicio de masoquismo, porque sí me doy cuenta de que estuvo bueno que hayan esperado. A mí me encanta lo que pasó con el disco, lo escucho y pienso que valió la pena esperar 20 años para grabarlo. Valió la pena que durmieran las maquetas, había algunas incluso con dos bateristas distintos. Creo que la madurez que tengo ahora hizo que aprovechara mejor el estudio. Me siento un poco más solvente, menos ansioso, entendiendo más los procesos, y por eso tampoco me puedo castigar por no haberlo hecho antes.

Eso también jugaba en contra para mí, pensaba que quizás no valía la pena insistir habiendo esperando tanto tiempo. Pero una vez terminado el proceso siento que sí, que valió mucho la pena hacerlo. Por algo sucedió. Soy otra persona, las letras son de un Pancho que era muy distinto, fue un proceso de reconciliación y de amigarme con una persona distinta. Y eso se nota en pasajes de las letras, podía llegar a resultarme incluso incómodo. Me reí bastante de eso, pero no en forma de burla, sino de cómo juega el tiempo también. Fue importante compartir esto con Martín Batallés, con las personas que estaban cerca. Pedirles opinión para salir un poco del círculo en el que estaba yo de no convencerme, de no darle crédito a lo que tenía. En ese compartir fui tomando fuerza, pero también convicción. Tampoco quería grabarlo para sacármelo de encima, tenía que valer la pena y resultó.

Luego de Buenos Muchachos y de haber sacado un primer álbum solista, ¿te preocupó repetirte desde lo creativo mientras componías el segundo?

Está buena la pregunta. Yo soy hipercrítico, no sé si eso está bueno. Alguna cosa buena debe tener, y esto que me preguntás me lo he cuestionado un montón de veces. ¿No me estaré repitiendo? El Alta a mí me gusta un montón, entonces surgía la posibilidad de comparar Otario con algo que había estado muy bueno. El Alta salió muy lindo pero no lo escuchó casi nadie, eso también es cierto. Entonces sí, me lo he preguntado. Igual me gusta una gran variedad de música, y sabía que podía contar con eso. Fui a clases de guitarra particulares pero después me formé más en lo académico, en conservatorio, con partitura y guitarra clásica. Yo aprendí un montón de cosas distintas sobre efectos, creación, producción, música de distintos estilos, y eso sé que me juega a favor para confiar en que no me voy a repetir, pero sí me lo pregunto. Hay una parte muy crítica que está en alerta permanente.

Tuviste una formación académica amplia en la música, pero no todos los artistas la tienen. ¿Te parece crucial a la hora de elegir desarrollar una carrera musical? ¿Qué rol tiene el talento en todo esto? 

Está buena esa pregunta. Yo no creo que sea fundamental, pero para mí lo fue. Yo lo veo como algo estructural, nací con un entorno familiar de ese palo y había mucha literatura de música en casa. Había muchos discos de cosas muy variadas, tengo músicos en mi familia y a mi tía abuela, a la que no conocí. Murió antes de que yo naciera, pero me dejó una gran herencia de libros. Ella tenía unas carpetas con cosas mecanografiadas que son un tesoro. Cosas que ella teorizaba de conferencias a las que iba, y es una biblioteca muy grande.

Mi vieja laburó en una biblioteca cuando era chico. Yo iba mucho y siempre encontré un lugar alucinante en la lectura. En los libros que estaban incluso garabateados, y que tenían algún tipo de anotación porque alguien los había leído. Esos libros yo los tengo acá cerquita y vuelvo a ellos, y siempre hay algo nuevo para conocer. No sé si es fundamental porque hay gente que puede aprender de otra manera, como por la vía de los hechos. Yo aprendí mucho copiando piques a colegas. Me parece fundamental ser muy observador, es una capacidad que tiene que tener todo el que quiera dedicarse al arte, porque esa es la fuente. Lo que vos observes puede ser distinto, variado, hay que ser observador.

Como los actores, que miran los gestos y los ademanes de otros, están tratando de armarse su personaje. Hay que ser observador, hay que entender, porque después te va a tocar a vos contar algo y vas a necesitar de esos recursos, para que el que te escuche o te lea sienta empatía. Que sienta que hay algo vinculándose con él. Eso está buenísimo; sentir que la canción está hecha para vos, o que la película te está haciendo una guiñada. Es maravilloso y creo que nos permite juntarnos, quiere decir que estamos conectados por el mismo hilo. Yo escuchaba a The Beatles de guacho y sentía que esa música era para mí. No como propiedad, sino que me afectaba y me emocionaba. Y esos tipos nunca me conocieron, pero yo los sentía como unos papás que me cuidaban.

"Otario" (2025)

Pensando en alguien que no lo haya escuchado, ¿qué emociones encierra Otario?

Voy a apelar a lo que me han contado las personas que lo han escuchado, porque ha sido bastante coincidente. Hay como una suerte de vibración entre elementos que parecen antagónicos. Hay un humor que da risa pero no del todo, parece que se está diciendo una cosa pero en realidad hay que sospechar de otra. Yo creo que eso sí tuvo mucha intención. Capaz que la melodía es bastante universal, pero la letra está diciendo algo muy personal. No estoy hablando del doble sentido, que es algo más fácil de detectar. Estoy hablando de los contrastes. Por ejemplo que se llame "Otario", que es una palabra que viene del tango. Es un insulto, una forma de decir "gil" o "tonto". Pero tiene esa tapa amarilla y esas melodías tan amables, y esa suerte de cosa que parece contradictoria te genera un producto muy vibrante. Creo que eso es lo que termina pasando cuando lo escuchás.

Te presentás el 9 de mayo en Espacio Vacío. ¿Qué se puede esperar el público?

Toco el 9 de mayo en el Espacio Vacío, que queda en Héctor Gutiérrez Ruíz 1111. Voy a estar tocando ambos discos, Otario y El Alta. Los dos discos han salido por Feel de agua, que es un sello que produce cosas bellísimas y me encanta. Estoy muy copado con todo lo que está pasando con el álbum y me gusta que pertenezca a ese catálogo.

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