La artista argentina lanzó el mes pasado "Bar Scorpios", su segundo álbum de estudio..
La artista argentina lanzó el mes pasado "Bar Scorpios", su segundo álbum de estudio.
Laura Palmer se ve reflejada en un espejo y genera la ilusión de ser un espectro. En el escenario, bajo luces azules y rosas, Julee Cruise canta "Questions in a World of Blue". Ahora Laura, sentada en una mesa, llora desconsoladamente, enciende un cigarrillo, intenta calmarse. Una belleza que solía ser inocente, y ahora está rota.
Cuando Blair le dedicó su nuevo álbum a David Lynch, las críticas no tardaron en llegar: algunos la acusaron de querer figurar o ser oportunista. Ya había ocurrido algo similar cuando la artista publicó un post de Instagram tras la muerte del director norteamericano. Pero este homenaje tiene como origen esa escena de Twin Peaks: Firewalk With Me (1992), que le sirvió como combustible para crear Bar Scorpios.
Con la dualidad del cielo y el infierno trasladada a la de iglesia-bar, Blair canta sobre la pérdida de la inocencia entre sintetizadores que buscan apelar a la misma sensación generada por Julee Cruise. Crea su propia Laura Palmer, encarnada por ella.
La artista reconoce que su segundo álbum de estudio demuestra una madurez en comparación con el primero, Llorando en la fiesta (2022): "Cuando crecés pasa eso, antes iba a fiestas y ahora no piso una ni loca, voy a bares, y con suerte". Cita como referencias a Stevie Nicks, Kate Bush y Lana del Rey. Pero también afirma que su intención fue llevar "todo lo que le gusta" al plano musical.
Es por eso que también incluye en el interludio a Mariana Enriquez. "Querido diario, estoy casi segura de que estoy podrida por dentro", recita la escritora.
El concepto del álbum anterior era el de una fiesta, en este decidiste que sea un bar. ¿Cómo llegaste a esta idea?
Se me disparó la idea de que sea en un bar por una escena de Twin Peaks: Fire Walk with Me (1992), una película de David Lynch, en la que Laura Palmer, la protagonista, está en un bar y en el punto más bajo de su vida. En esta escena ella está llorando y Julee Cruise canta, hay una luz azul y otra rosa. La música te transmite algo etéreo y no sabés si está soñando, si está en trance, o qué pasa. Me gustó esa sensación y me agarré de eso.
Me parecía lindo que el disco anterior sea en una fiesta y este en un bar, porque también siento que las canciones del disco anterior tienen un tono más adolescente, y estas son quizá de una mujer más madura o del paso de la adolescencia a la adultez. Cuando crecés pasa eso, antes iba a fiestas y ahora no piso una ni loca, voy a bares, y con suerte. Después agarré todas las referencias de mi cabeza, lo que me gusta a mí y lo llevé al plano musical.
Bar Scorpios al principio es luminoso, pero la melancolía va imprimiéndole tonos cada vez más oscuros. El punto de quiebre es el interludio con Mariana Enriquez.
Para mí el interludio es lo más importante. Si vos venís y me pedís que resuma el disco con un track, yo te digo que es el interludio con Mariana. A veces hay álbumes conceptuales en los que no se entiende muy bien el concepto. No está mal, pero en este caso no quería que hubiera margen de error. Obviamente, cada uno tiene sus propias interpretaciones, pero quería que se entendiera. Me parecía que había que explicarlo de una forma bastante literal y no con una canción, que tiene un lenguaje más poético. Por eso se me ocurrió llamarla a Mariana.
Me peleé bastante por el interludio, me decían que era muy largo porque es de un minuto, y por lo general los interludios duran 30 segundos. Yo decía que era muy importante para el disco. Dure 30 segundos o siete minutos, la gente que quiere escuchar el disco lo va a saltear si no le gusta. Es un regalo para los freaks a los que le gustan los discos conceptuales y quieren terminar de armar el rompecabezas.

Fotos: Cortesía de producción
La simbología católica está puesta en el centro. ¿Qué sentís que le aporta a esta idea del bar?
Después de la idea del bar, pensé en armar un personaje y preguntarme cómo era. Me imaginaba a alguien muy puro, inocente y en cómo se iba corrompiendo de a poco. Se me venían a la mente santos e iglesias. Entonces dije, “claro, tiene que haber esta dualidad que en vez de ser cielo-infierno, sea iglesia-bar”. El bar es un poco un infierno o incluso un purgatorio, porque no entendés qué sucede. Es otra cosa en la que no quise dejar pie a dudas. Dejé todo muy claro, en la iglesia tiene el pelo rubio, después va al bar y tiene el pelo negro. No es muy difícil de comprender y quería que fuera así, que se pueda sentar cualquier persona y entienda lo que sucede.
No solamente tomaste una escena de Laura Palmer como puntapié creativo, sino que también jugaste con la idea de la dualidad del cabello rubio y el morocho al igual que David Lynch, a quien le dedicaste el álbum. Recibiste respuestas negativas por esto, que venían arrastrándose desde que hablaste sobre su muerte en febrero. ¿Cómo te tomás este tipo de reacción y por qué creés que tu fanatismo fue mal visto?
Mariana Enríquez tiene el libro Porque demasiado no es suficiente (2023) que habla de cómo a las mujeres toda la vida se nos trató de locas simplemente por ser fanáticas de algo. Cuando murió David Lynch yo vomité mi descargo en Instagram, y hasta ahí todo bien. Pero la gente de X es horrible, me dieron con todo y archivé la publicación. Después entendí que no hay que sentirse avergonzado de lo que a uno le gusta. De hecho, hay que profundizarlo más. ¿Cuál es el fin? No van a hacer que me deje de gustar Lynch. Por eso ahora también lo puse, primero porque me da gracia ver ahora cómo se retuercen por esa boludez en homenaje a David Lynch, pero también porque quizá lo otro era un posteo de Instagram, pero esto es un disco, algo super serio.
Siempre dije que estaba inspirado en Laura Palmer y Firewalk With Me. Pero también es saber que es la gente de X que puntualmente está bastante loca. Cuando le conté a Mariana Enriquez se quería ir a las piñas, decía que estaban todos locos y que yo era fan hace un montón. Ya me pegan por todo, que lo hagan por una cosa más o una menos no cambia.

Fotos: Cortesía de producción
¿Cómo fue el proceso de producción junto a Nico Cotton?
En el disco pasado trabajé con Dante Saulino, que es mi mejor amigo y mi guitarrista; y en este también hizo coproducción. Lo hicimos entre los tres. Fueron pocas sesiones, creo que no hubo más de 20 sesiones de estudio. Fue hermoso porque Nico venía de producir a un montón de artistas super mainstream, estaba con el de Cazzu, produciendo a Juanes, y yo le caí con este disco rarísimo. Después de la primera juntada, él podría haber dicho: “No es por acá”, porque yo caí sin nada, sin letras. Tenía la historia muy clara en la cabeza, pero no las canciones. Pero él aceptó el desafío y estuvo buenísimo, la rompió y le dio el toque que merecía.
En un disco tan personal, ¿qué tan fácil es para vos cederle espacio y confianza al equipo de trabajo?
Yo siempre estoy, más allá de que me juega en contra ser virginiana y estar pendiente de todo lo que sucede. Con las canciones me pasaba lo mismo, íbamos haciendo todo en simultáneo, entonces no había lugar para que algo se me pasara. Mientras Nico estaba haciendo el instrumental, yo estaba escribiendo y si algo no me gustaba lo corregíamos en el momento. O por ahí él me mandaba un tema desde su casa y yo le pedía que cambiara una cosa u otra. No sé mucho de producción, pero sí sé expresar lo que quiero y lo que no, es más desde la dirección. Con las canciones pasó eso. La parte de los videos fue muy fuerte, darle a alguien el mundo que creé, y que trate de entenderlo. Por suerte salió espectacular.
¿Las colaboraciones con Dillom y Santiago Motorizado las tenías planeadas de antemano?
Nunca había hecho un featuring siendo yo la que invitaba a alguien, siempre me habían invitado a mí. Este disco lo pensé como si fuera una película, entonces pensé en las colaboraciones como si casteara actores, ¿quién es la persona a la que le quedaría mejor la canción? Con Dillom me pasó que tiene la canción “Muñecas”, entonces asumí que se iba a bancar hacer una canción así. Y con Santi Motorizado pasó lo mismo, porque la canción se llama “Hombre roto” y pensé en el hombre con la voz que más te transmite y es más devastadora. Ahí vino Santi que es mi voz favorita del mundo.

Fotos: Cortesía de producción
¿Cómo afectó tu carrera haber tenido la oportunidad de telonear a Taylor Swift?
Por ahí no lo dimensiono tanto, pero hay muchas personas que me dicen que me conocieron por haberme visto en lo de Taylor. Yo soy consciente de la foto que subí a Instagram del show de Taylor y los likes que tiene, son números más de redes. Pero acordarme de que esa gente existe en la vida real es loco. También me parece muy lindo que me asocien a Taylor Swift, que es una de mis cantantes favoritas. Es muy loco que me digan que me conocieron a mí por ella, no entiendo esa oración, mi mente no lo asocia.
En Bar Scorpios hay mucha influencia de Midnights (2023), de Taylor Swift, los sintetizadores tienen un peso significativo. ¿En qué otras influencias sonoras te apoyaste?
Los sintetizadores en este disco son clave, quería que representaran ese trance del personaje. El britpop y la música británica en general tienen eso de la melodía superalegre y la letra triste, como The Cure y The 1975. Siempre están las mujeres de mi vida, como Patti Smith, Kate Bush, Stevie Nicks, hay referencias a Fleetwood Mac en los sonidos, como los arreglos de coro. Lana del Rey, obviamente. Hay de todo un poco. No solo me inspiré en otros artistas, sino que más que nada en libros y en películas.
Ahora que publicaste el disco, ¿qué es lo que sigue?
Nadie te dice que el pos es un poco peor que lo previo. En lo previo uno siempre tiene nervios y está pendiente de un montón de cosas. Pero sacás el disco y la gente suele decirte que ahora hay que descansar, cuando es todo lo contrario. Ahora estoy muy enfocada en cómo preparar el show en vivo, estoy yendo a piano, a canto, a baile, viendo escenografías y bailarines. Estoy pensando en cómo llevarlo a la vida.
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